El siglo XVII supuso el final de los Habsburgo en el trono español, gobernando a través de un sistema político autoritario, en una sociedad estamental y piramidal.
En el siglo XVIII llegan los Borbones (Felipe V, Fernando VI y Carlos III), consolidando el absolutismo monárquico. Continuaron con la centralización del estado, organizando racionalmente la administración y la estructura del reino.
Se dará la transición del Antiguo al Nuevo Régimen, marcada por la Revolución Francesa. En el final de siglo llegan los ilustrados y el Reformismo Borbónico.
LA GUERRA DE SUCESIÓN Y EL SISTEMA DE UTRECH. POLÍTICA EXTERIOR EN EUROPA.
LA GUERRA DE SUCESIÓN.
Carlos II murió en 1700 sin descendencia y con dos candidatos al trono: Felipe de Anjou, Borbón, y el archiduque Carlos de Habsburgo.
Carlos II dejó en su testamento al Borbón, que fue proclamado rey Felipe V en 1700. La lucha por el poder había comenzado años atrás. Este testamento significó que los borbones lograban imponerse en Europa, por lo que Gran Bretaña, Holanda y Portugal apoyaron al candidato austriaco.
En el interior del país se produjo una división. Castilla fue fiel a Felipe V. La Corona de Aragón respaldó al Archiduque Carlos, ya que los borbones eran centralizadores, aunque Felipe V había jurado los fueros aragoneses.
La guerra duró más de una década. En un primer momento los Austrias vencieron en Italia, Paises Bajos y el Rhin. Los ingleses tomaron Gibraltar en 1704 y la Corona de Aragón quiso intitular a Carlos III. La situación cambió en 1707 cuando los Borbones consiguen la victoria de Almansa y ocupan Valencia y Aragón.
Al morir el emperador de Austria José I en 1711 y nombrar como sucesor al archiduque Carlos, el peligro del equilibrio europeo caía del lado de los Habsburgo. Así, ingleses y holandeses reconocieron a Felipe V como monarca español.
EL SISTEMA DE UTRECH.
Se da a partir entre 1713 y 1714, y se basa en los tratados de Utrech y Rastat.
Se reconoció a Felipe V como rey de España y de las Indias, aunque renunciaba a la sucesión del trono francés. Austria se quedó con Milán, Flandes, Nápoles y Cerdeña; Gran Bretaña se quedó con Gibraltar y Menorca, y privilegios comerciales con América; Provincias Unidas se quedó con Flandes.
Gran Bretaña fue la gran beneficiada al imponer un equilibrio de poderes en Europa, mientras lograba una preponderancia comercial y marítima.
Entre 1706 y 1710 las tropas de Felipe V controlaron gran parte de la corona de Aragón. Las Cortes Catalanas se opusieron al tratado de Utrech, y las tropas borbónicas tomaron Barcelona en 1714 y Mallorca en 1715.
POLÍTICA EXTERIOR.
España se había convertido en una potencia de segundo orden en Europa. Con los Borbones no había territorios que defender y Francia defendió el catolicismo. Francia pasó a ser el gran aliado de España fruto del parentesco familiar de la dinastía borbónica. El nuevo enemigo de los españoles fue Gran Bretaña.
Felipe V intentó recuperar los territorios perdidos por el Tratado de Utrech. Se firmaron los Pactos de Familia (1733-1743 y 1761) para los territorios italianos; el futuro Carlos III fue rey de Nápoles y Sicilia, y su hermano Felipe fue duque de Parma. Esto supuso que España participara en varias guerras contra Gran Bretaña, apoyando a las colonias americanas sublevadas para la independencia. Esto supuso la recuperación de Menorca y Florida en la Paz de Versalles (1783) tras la derrota británica.
REFORMAS EN LA ORGANIZACIÓN DEL ESTADO. LA MONARQUÍA CENTRALISTA.
Felipe V instauró el absolutismo monárquico. El rey era el único depositario de la soberanía por origen divino, concentrando los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, y controlando el territorio y las instituciones. El monarca se convirtió en el propio Estado.
Se construye el Palacio de la Granja de San Ildefonso, en 1713 se instauró la Ley Sálica donde se dejaba la línea de sucesión real en manos de varones.
En Castilla el poder ya estaba concentrado, pero Aragón no estaba tan controlado. Felipe V impuso la organización político-administrativa de Castilla en Aragón mediante los Decretos de Nueva Planta (Valencia 1707, Aragón 1707-1711, Mallorca 1715 y Cataluña 1716), logrando una única estructura a excepción de Navarra y País Vasco. Los Decretos de Nueva Planta integraron todas las cortes en las Cortes de España (antiguas Cortes de Castilla). Se suprimió el consejo de Aragón y el de Castilla asumió sus funciones.
El monarca intervenía directamente en los asuntos del Estado, apoyado por las Secretarías (parecidos a nuestros ministerios). En 1714 se crearon las de Estado, Asuntos Extranjeros, Justicia, Guerra y Marina y en 1754, la de Hacienda. En 1787 se creó la Junta Suprema del Estado, que reunía a todos los secretarios. Los secretarios eran nombrados y destituidos por el rey, y sólo rendían cuentas ante él. Así Felipe V logró un sistema de gobierno organizado en Secretarías de Estado.
Los Borbones eliminaron los antiguos virreinatos europeos y crearon las demarcaciones provinciales gobernadas por capitanes generales. Se introdujo la figura del intendente, con la misión de recaudar impuestos y dinamizar la economía del país. Se estableció un sistema de quintas para abastecer el ejército y se creó la Academia de Guardamarinas para impulsar la armada.
Se reorganizó la Hacienda con el fin de sanear la economía. El gobierno de Fernando VI fue una época de paz centrada en las reformas: el Catastro para contribuir en función de la riqueza a la hacienda pública, y la Real Academia Española de la Guerra y la Real Academia de las Artes de San Fernando.
LA PRÁCTICA DEL DESPOTISMO ILUSTRADO: CARLOS III. LAS OBRAS PÚBLICAS: EL EJEMPLO DEL CANAL DE CASTILLA.
LA PRÁCTICA DEL DESPOTISMO ILUSTRADO: CARLOS III.
El Siglo de las Luces (siglo XVIII) se basó en el pensamiento ilustrado y en la razón. Gracias a filósofos como Montesquieu y Rousseau se busca el conocimiento, la educación, el progreso, la igualdad y la libertad.
En España la introducción de las ideas ilustradas fue lenta y difícil. A partir de 1750 surgen pensadores como Feijoo, Cadalso o Jovellanos, que tenían la educación como objetivo prioritario y propusieron reformas para salir de la crisis.
Carlos III (1759-1788) había sido rey de Nápoles, donde contactó con la ilustración. En España se mostró partidario del progreso del país: despotismo ilustrado.
Desarrolló una política bélica que costó muy caro a las arcas españolas. Puso al frente de las secretarías a consejeros italianos como el Marqués de Esquilache.
Los ilustrados fueron regalistas; Carlos III reclamó poder nombrar los cargos eclesiásticos, el control de la Inquisición y la creación de monasterios. Se produjo la expulsión de los Jesuitas en 1766, una orden religiosa de enorme poder. Se reformaron los estudios, se abrió el abanico de profesiones honestas…
En las cuestiones económicas se desarrollaron medidas como: Limitar los privilegios de la Mesta, buscando la colonización de nuevas tierras e impulsando reformas agrarias. Fomentar la libre circulación de mercancías en el interior de España y permitir la liberación progresiva del comercio colonial. Apoyar la actividad industrial, liberando el proceso de fabricación, estableciendo aranceles y desarrollando tratados comerciales. Moderación de los impuestos para favorecer la producción.
Se crearon las Sociedades de Amigos del Pais desde 1765, impulsando el desarrollo e ideas liberales.
Las reformas de Carlos III se encontraron con la oposición de parte de la población. En 1766 estalló el Motín de Esquilache por la crisis, los impuestos, la escasez de alimentos, los altos cargos extranjeros, las reformas que se querían poner en marcha, las medidas de saneamiento y orden público.
Carlos III destituyó a Esquilache, paralizando las reformas y aplicando medidas populares. Los motines cesaron, lo que aprovechó el rey para continuar con la reforma política. Para lograrlo nombró a ministros y colaboradores españoles como el Conde de Floridablanca, el Conde de Aranda.
El despotismo ilustrado fue positivo al realizarse reformas de tipo económico, mejorar la educación, sanear las ciudades, mejorar la red de carreteras.
Carlos IV, hijo de Carlos III, subió al poder en 1788. Soportó el impacto de la Revolución Francesa y el inicio de la crisis del Antiguo Régimen.
LAS OBRAS PÚBLICAS: EL EJEMPLO DEL CANAL DE CASTILLA.
Se querían construir canales navegables en la cuenca del Duero para abaratar el coste de los productos agrarios y regar las tierras de secano. En 1751 se acudió al ingeniero Carlos Lemaur. Se pensó poner en marcha cuatro canales en León y Castilla: Canal del Norte, Canal de Campos, Canal del Sur y Canal de Segovia.
Las obras durarían desde 1753 hasta 1849. El Canal de Segovia nunca llegó a realizarse. En 1850 se constituyó la sociedad anónima del Canal de Castilla, pero en 1919 volvió a control estatal.
LA POLÍTICA BORBÓNICA EN AMÉRICA.
En el siglo XVIII las colonias españolas crecieron económicamente, ya que España se centró en ellas como fuente de ingresos al perder las posesiones europeas.
Se aumentó el sistema de virreinatos: Nueva Granada y Rio de la Plata, se creó la capitanía general de Venezuela y las audiencias de Buenos Aires, Caracas y Cuzco. Se exportó a América la figura del Intendente.
Hubo un aumento demográfico espectacular y un desarrollo urbano, llegando a alcanzar los más de 15 millones de habitantes.
Se dinamizó la actividad comercial en las ciudades portuarias. Se desarrolló el cultivo de grandes extensiones. Se explotaron cacao, tabaco, azúcar, algodón y café. Se recuperó la importancia minera con nuevos métodos y técnicas de explotación en México y Perú. La plata seguía siendo rentable.
Esta mejora económica supuso el surgimiento de las burguesías urbanas ricas y cultivadas. Los criollos eran descendientes de colonos o funcionarios españoles. Estos ocupaban los puestos de gobierno. En la parte inferior estaban los esclavos negros.
Tras el apoyo de los españoles a las colonias británicas, las colonias españolas comenzaron a seguir las ideas liberales de la revolución norteamericana de 1776.
En la segunda mitad del siglo la ilustración penetró en América con el desarrollo de Sociedades de Amigos del País y Consulados de Comercio que atrajeron las nuevas ideas. Se abrieron universidades, surgieron periódicos. La censura fue menor que en la Península. Hubo una modernización administrativa y económica. Se desarrolló el regalismo, lo que unido a la expulsión de los jesuitas reforzó el control político.