El Siglo XVIII en España: Reformismo Borbónico e Ilustración

La Guerra de Sucesión (1701-1714)

En 1704, los británicos conquistaron Gibraltar. La guerra termina en 1713 con la firma del Tratado de Utrecht (y Rastatt en 1714). Se intenta implantar el centralismo borbónico por medio de los Decretos de Nueva Planta, como el de Cataluña que se aprobó en 1716. Felipe V (primer rey Borbón) consideraba traidores a estos reinos por su apoyo al Archiduque Carlos de Austria durante la guerra. Otros decretos similares se aprobaron para Aragón y Valencia, suprimiendo sus instituciones de gobierno. El absolutismo borbónico se mantuvo durante el siglo XVIII en España.

Reformas Borbónicas

Se llevó a cabo una nueva organización administrativa, creando 5 secretarios de despacho (equivalentes a los ministros). En organización territorial, se llevó a cabo una nueva división provincial, con provincias más extensas que las actuales. Al frente de cada provincia, había un Capitán General (jefe del ejército). Aparecen también los Intendentes (encargados del abastecimiento del ejército). Se conservan las Audiencias como tribunales de justicia. Se realiza una reforma del ejército. Se recupera la Marina de Guerra, con la creación de astilleros y arsenales en Cartagena, Cádiz y El Ferrol. Se mantiene una estrecha alianza con Francia, lo que se plasma en los Pactos de Familia (el primero fue en 1733).

Reformas Económicas

  • En economía, los Borbones llevaron una política mercantilista, basada en la creación de Manufacturas Reales para evitar las importaciones de manufacturas (destaca la de seda en Talavera). Se crean también compañías privilegiadas para el comercio con las colonias.
  • Otra reforma importante para la racionalización económica fue el Catastro de Ensenada en 1749, a lo que hay que sumar numerosas obras públicas, sobre todo en el transporte.

Reinado de Carlos III (1759-1788)

En 1759 se inicia el Reinado de Carlos III (etapa con grandes reformas). En 1765, acaba el monopolio de Cádiz en el comercio con América. En 1766, tiene lugar el Motín de Esquilache (revuelta de las capas y los sombreros).

Política Regalista

En relación con la Iglesia se practicó una política regalista: el rey supervisaba los nombramientos de dignidades eclesiásticas (derecho de patronato regio). Además, en 1767, se expulsa a los Jesuitas.

Reformas Económicas

En 1782 se fundó el Banco Nacional de San Carlos; y para tratar de hacer frente a la crisis, en 1798 se produce la primera desamortización eclesiástica.

La Ilustración

Movimiento intelectual que surge en Francia a principios del siglo XVIII y que utiliza la razón como fuente de conocimiento. A este siglo se le llama también el Siglo de las Luces. Se basa en el rechazo del absolutismo, las críticas a la religión y en el racionalismo, que conduce al progreso y desarrollo de la Humanidad. Las ideas ilustradas influyeron a un pequeño porcentaje de la población, especialmente a nobles y altos burgueses. Los ilustrados defendían sus ideas a través de revistas, periódicos y, sobre todo, en las Academias. En 1713, se crea la Real Academia de la Lengua; en 1735, la de Historia; y en 1744, la de Bellas Artes. Los ilustrados españoles realizaron propuestas económicas y de reforma de la educación. Actuaban a través de las Sociedades Económicas de Amigos del País. Entre los Ilustrados españoles destacan: el Conde de Aranda, el Conde de Floridablanca y Gaspar Melchor de Jovellanos (autor del Informe sobre la Ley Agraria). Destaca también la figura de Pablo de Olavide (autor de la repoblación de Sierra Morena). En las letras españolas destaca Fray Benito Feijoo.

La Crisis de 1808

Reinado de Carlos IV (1788-1808)

Carlos IV llega al poder en 1788, solo un año antes del estallido de la Revolución Francesa en 1789. Carlos dejó el poder en manos de su ministro Floridablanca. La Revolución Francesa provocó en España una reacción conservadora. En 1792, se proclama en Francia la I República (Convención), radicalizándose la revolución. Como consecuencia, se desata el pánico en España, y Aranda sustituye en el gobierno a Floridablanca. Pero la caída del rey francés Luis XVI y su posterior procesamiento, provoca también la caída de Aranda. Así, Godoy llega al poder.

Godoy y la Guerra

Godoy tenía mala fama por sus presuntas relaciones con la reina María Luisa. Se ganó la animadversión de todos los sectores de la población por su situación en la corte, así como por su política. Intentó hacer frente a la Convención, y en 1793, estalló la Guerra de los Pirineos, que fue un desastre militar, y que culmina en 1795 con la Paz de Basilea. En 1796, se firma el primer Tratado de San Ildefonso, que llevó a España a entrar en guerra contra Inglaterra. Son derrotados en la Batalla del Cabo de San Vicente en 1797, lo que provocó que España perdiese el dominio colonial. La situación económica en España era bastante precaria, lo que condujo a la desamortización de los bienes de la Iglesia en 1798, para intentar saldar las deudas pendientes, aun así, estas siguieron creciendo.

Napoleón y la Guerra de las Naranjas

Por otro lado, Napoleón llega al poder en 1799, acabando con el Directorio, que había gobernado desde 1795. En 1801, Francia y España inician una guerra contra Portugal (La Guerra de las Naranjas). Tres años más tarde (1804), se inicia una nueva guerra con Inglaterra, y en octubre de 1805, se produce la derrota contra los ingleses en Trafalgar. El desastre supuso el fin de la potencia naval española, agravando aún más la crisis. En 1806, Napoleón impuso el bloqueo continental a Inglaterra, pero Portugal se negó a cumplirlo. En 1807, Napoleón firmó el Tratado de Fontainebleau con España, por el que se autorizaba al ejército francés a atravesar España. La presencia de tropas extranjeras no gustó a los españoles, y en marzo de 1808, se produjo el Motín de Aranjuez, en el que los seguidores de Fernando (el hijo de Carlos IV) tomaron el palacio. Godoy fue depuesto y Carlos IV obligado a abdicar en favor de su hijo. Napoleón convoca a Fernando VII, así como a sus padres a Bayona, para hacer algunas negociaciones. Al final, consigue que Fernando VII abdique en favor de sus padres, y que estos lo hicieran en favor de Napoleón, que cedió el poder a su hermano José Bonaparte.

La Guerra de la Independencia (1808-1814)

El Levantamiento del 2 de Mayo

El levantamiento del 2 de mayo en Madrid se produjo por la alarma que había causado la salida de los reyes de la capital. Pero al anochecer, la resistencia había cesado, y Murat dictó un bando en el que proclamó su autoridad en todo el territorio y decretó la pena de muerte para los resistentes. Aun así, la rebelión se extendió por todas las ciudades del país. Al principio, la relación de fuerzas era muy desigual. Pero la cosa cambió en la batalla de Bailén (19-7-1808), en la que los franceses sufrieron una humillante derrota. Tras ella, José I se vio obligado a abandonar Madrid. Además, el cuerpo expedicionario inglés, dirigido por el Duque de Wellington, vencía a las tropas francesas en Lisboa. En septiembre se crea en Aranjuez la Junta Suprema Central, que se convirtió en el gobierno de la resistencia. En noviembre, Napoleón decide intervenir personalmente al frente de 250.000 hombres, y para el 4 de diciembre consigue la rendición de Madrid. Cuando se retira en enero de 1809, tras haber derrotado a los ingleses en Galicia, la victoria parece casi asegurada.

La Guerra de Desgaste

Pese al tropiezo de Talavera, donde Wellington consigue derrotarlos, para 1810 ya habían ultimado la conquista de Andalucía (a excepción de Cádiz). Sin embargo, comienza para entonces una guerra de desgaste, que tuvo como protagonistas a los guerrilleros, cuyo objetivo era mantener en constante amenaza a los franceses. Destaca El Empecinado. En Cádiz se crean las Cortes, que más tarde firmarán la primera Constitución. En primavera de 1812, Napoleón inicia la campaña de Rusia, dirigiendo allí muchas de sus tropas. Esto permitió a Wellington entrar en Salamanca, y tras la batalla de Los Arapiles, se abre el camino hacia Madrid, que ocupan temporalmente. En junio de 1813, la batalla de Vitoria consumó la derrota francesa, obligando a José Bonaparte a cruzar la frontera. En diciembre de ese año, Napoleón se ve obligado a firmar el Tratado de Valençay, por el que restituía la corona de España a Fernando VII. La guerra produjo entre 300 y 400 mil muertos, así como la destrucción de numerosos edificios de las principales ciudades. Tras la guerra, se produjo la expulsión de los afrancesados, y España prácticamente perdió el control en América.

Fernando VII (1814-1833)

El Retorno al Absolutismo

Fernando VII, al volver a España, pasó por Valencia, donde apoyado por parte del Ejército, de la nobleza y del clero reaccionarios, da un golpe de Estado el 4 de mayo de 1814. Crea un Real Decreto que suprimió las Cortes y abolió la Constitución. Paralelamente, se procedió a la detención de ministros y diputados que la apoyaron. Bajo este ambiente entró Fernando VII en Madrid. Todo esto quedó expresado en el Manifiesto de los Persas, un texto que defendía la vuelta al Antiguo Régimen. Además, pretendió identificar a los patriotas con el absolutismo y a los afrancesados con el liberalismo; sin embargo, en muchos casos no se daban estas relaciones, pues había también afrancesados absolutistas y patriotas liberales (aunque esto último se quisiese negar). De esta manera, Fernando justificó la represión que se llevó a cabo en España en los años siguientes, especialmente contra afrancesados y liberales. Al mismo tiempo, tenía lugar la caída de Napoleón (que había comenzado en 1814, y que se afianzó tras la batalla de Waterloo en 1815). Para evitar nuevos procesos revolucionarios, se llevó a cabo el Congreso de Viena, en el que se creó la Santa Alianza, que tenía la obligación de intervenir allí donde surgiese una revolución. Comienza así un proceso general de Restauración del Antiguo Régimen en toda Europa. Fernando VII gobernó en permanente inestabilidad política, lo que acabó desembocando en la “quiebra de la monarquía absoluta”. Fontana explica este hecho en su tesis: mantener la amenaza revolucionaria bajo control y mantener América supone unos gastos, que solo se pueden suplir por medio de la recaudación. Pero para que se pueda recaudar algo, tienen que contribuir los que más tienen, que son los estamentos privilegiados del Antiguo Régimen. Pero esto es una contradicción, porque los estamentos privilegiados no pagaban impuestos. Luego: si los estamentos privilegiados no contribuyen a la recaudación, no se puede hacer frente al gasto que supone el mantenimiento de América y el absolutismo.

Etapas del Reinado de Fernando VII

Podemos distinguir tres fases en el reinado de Fernando VII:

1. Sexenio Absolutista (1814-1820)

Fue un periodo lleno de levantamientos y conspiraciones contra el rey y el absolutismo (prácticamente una por año): la conspiración de Espoz y Mina en 1814, la de Porlier en 1815, la del Triángulo en 1816, la de Lacy en 1817, la de Vidal en 1819, y la de Riego en 1820, que fue la más importante de todas, pues logró tener éxito. Todos estos pronunciamientos se deben a que surgieron sociedades masónicas (Masonería: sociedad secreta de defensa de ideas liberales) en las principales ciudades, sobre todo entre oficiales jóvenes con ideas revolucionarias y románticas, que establecieron contacto con los exiliados. Por otro lado, comenzaron los problemas en América. Entre 1808 y 1810 se habían producido algunas declaraciones de independencia, que se fueron consolidando en los años siguientes: 1811 Paraguay, 1816 Argentina, 1818 Chile, 1819 Colombia/Venezuela/Bolivia (hasta 1830 ‘Gran Colombia’), 1822 Ecuador y 1821 México, Perú. En este proceso de independencia, destacan las figuras de José de San Martín, cuya campaña de independencia estuvo comprendida entre 1817 y 1822, y que liberó todos los países del sur, entre ellos Chile. Destaca la batalla de Maipú en 1818. En 1822 tuvo lugar la Conferencia de Guayaquil, en la que se reunió con Simón Bolívar, la otra figura importante de este proceso. Bolívar comenzó su campaña en 1819, y la terminó en 1824, llegando a conquistar la mayor parte de los países del norte de Sudamérica. Destacan las batallas de 1819 Boyacá, 1821 Carabobo, 1824 Ayacucho.

2. Trienio Liberal (1820-1823)

En este periodo se reinstaura la Pepa, se producen nuevas desamortizaciones de monasterios y se vuelve a expulsar a los jesuitas. Este periodo está marcado por la agitación política, debido, sobre todo, a la propia división entre los liberales:

  1. Doceañistas (derecha): eran los mayores, los que habían asistido a las Cortes de Cádiz. Eran moderados y bicamerales (Congreso y Senado, al estilo inglés), formaban la llamada Sociedad del Anillo de Oro.
  2. Exaltados (izquierda): eran los más jóvenes, de carácter progresista. Defendían el sufragio universal y se hacían llamar Comuneros.

Por otro lado, el rey mantuvo una actitud involucionista, se enfrentó a las Cortes y en pocos meses comenzó a pedir secretamente una intervención extranjera. A lo largo del Trienio se llevaron a cabo numerosas reformas, en casi todos los ámbitos: en agricultura, en religión, en el ejército, en educación… También trataron de resolver el problema de la Hacienda, aunque todas estas reformas serían abolidas más tarde por el propio rey. Los defensores del absolutismo, los contrarrevolucionarios, trataron de poner fin al gobierno liberal. Así, por ejemplo, en primavera de 1822 tropas realistas (conocidos como precarlistas) tomaron Urgel, donde se instaló una regencia que resistió varios meses al ejército constitucional. Pero para entonces, las potencias europeas, tras el Congreso de Verona (octubre de 1822), decidieron realizar una intervención militar para acabar con el gobierno liberal. Francia fue la encargada de esta intervención. El ejército, los llamados Cien Mil Hijos de San Luis, apoyado por unos 35.000 realistas españoles, entraron en España en abril de 1823 y recorrieron la Península sin apenas oposición, devolviendo al rey su poder absoluto.

3. Década Ominosa (1823-1833)

Retorna el absolutismo y la represión contra los liberales. Un grupo de ultrarreaccionarios se formó a la derecha del propio Fernando VII que acabaría cristalizando en el carlismo. En esta época quedó anulada toda la legislación del Trienio. Muchos oficiales y generales de ejército fueron juzgados y ejecutados, lo que obligó a Fernando VII a pedir al ejército francés que permaneciera en España. Además, se creó el Voluntariado Realista, formado por los absolutistas más rígidos, que sustituyó a la Milicia Nacional. La represión fue durísima hasta los últimos años de la década. Sin embargo, la vuelta al absolutismo no fue igual que la de 1814. Había quedado claro que no se podía mantener el Antiguo Régimen. Así que, se empezó por crear un Consejo de Ministros en 1823. Se mantuvo además la definitiva abolición de la Inquisición. Por lo general, Fernando intentó mantenerse lo más alejado posible de los absolutistas más radicales. Esta tímida moderación no gustó a los llamados realistas, que empezaron a apoyar la candidatura al trono de Don Carlos. Entretanto, continuó el caos económico: se mantuvieron las deudas, muchas infraestructuras subsistían pésimamente, continuó el bandolerismo… A partir de 1830, volvieron a producirse conspiraciones liberales, entre ellas la de Espoz y Mina y la del General Torrijos, así como la de Mariana Pineda en 1831. A todo esto, hay que sumarle la crisis sucesoria: Fernando no había tenido ningún hijo con ninguna de sus tres esposas, así que contrajo matrimonio con su sobrina María Cristina en 1829, que quedó embarazada pocos meses después. Ante la posibilidad de que fuese una niña, Fernando decidió publicar en 1830 una Pragmática Sanción que eliminaba la Ley Sálica, poniendo en vigor una decisión que habían aprobado las Cortes de 1789. Esto provocó una fuerte reacción en los carlistas. Cuando nació Isabel (que era la heredera legal del trono), frente a los carlistas, se formó un sector de absolutistas moderados y liberales que apoyaron a la princesa. En septiembre de 1832, el rey, que estaba enfermo, es engañado por Calomarde para suprimir la Pragmática Sanción, pero más tarde se restableció, y volvió a ponerla en vigor. Puso a Cea Bermúdez al frente del gobierno en 1833, que permitió volver a algunos exiliados. Tras la muerte del monarca, en septiembre de 1833, se inicia la regencia de María Cristina.

Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812

Las Cortes

Las sesiones de las Cortes de Cádiz se inauguraron en septiembre de 1810. Cádiz se trataba de una ciudad portuaria, liberal y la más cosmopolita de la península. La mayoría de los diputados procedía de las clases medias urbanas: funcionarios, militares, abogados, comerciantes y distintos profesionales. Había además un centenar de eclesiásticos (entre los que destaca Muñoz Torrero) y unos cincuenta miembros de la aristocracia. Había distintas tendencias políticas entre los diputados: liberales, conservadores… Había además una notable influencia inglesa, con personajes como Alcalá-Galiano.

Contexto de la Constitución

En julio de 1808, Napoleón había impuesto el Estatuto Real de Bayona (por el que se abolió los señoríos, la Inquisición y se eliminaron las aduanas interiores, entre otras reformas). Este estatuto, de carácter progresista, fue uno de los precursores de la Constitución de Cádiz. Tras la salida de los reyes de la capital, en mayo de 1808, el gobierno recae en Juntas Locales, que estaban más o menos dirigidas por la Junta Central Suprema, aunque no todos la aprueban. Por esta época además, se consiguen los primeros éxitos militares españoles, como el de Bailén, por el General Castaños, lo que aumentó el prestigio de la Junta. En 1810 se estableció una regencia colectiva ante la falta de una figura autoritaria, pero las numerosas derrotas militares, que habían comenzado tras la intervención personal de Napoleón (allá por enero de 1809), provocaron el desprestigio de la Junta y la necesidad de convocar las Cortes en septiembre de 1810.

La Constitución de 1812 (La Pepa)

La Constitución de Cádiz recibe el nombre de La Pepa, puesto que fue publicada el 19 de marzo (el día de San José) de 1812. Consta de 384 artículos, y sus principales ideas son las siguientes:

  • Soberanía Nacional: El poder reside en la nación.
  • División de poderes:
    1. Legislativo: Reside en las Cortes con el Rey. Las leyes las hacen las Cortes, y el rey las promulga y sanciona.
    2. Ejecutivo: Lo ejerce el rey, que nombra libremente a sus secretarios, aunque está controlado en cierta medida por las Cortes.
    3. Judicial: Corresponde a los tribunales.
  • La Constitución reconoce la confesionalidad del Estado y la exclusividad de la religión católica.
  • Se declara el Estado como una monarquía moderna hereditaria.
  • Las Cortes se eligen por sufragio universal indirecto de los varones mayores de 25 años.
  • Se establece un ejército permanente y una Milicia Nacional, con el objetivo de reforzar el ejército.
  • En cuanto a la administración del Estado, el país se divide en provincias y se establece la elección popular de los alcaldes.
  • Abolición del Antiguo Régimen: En 1811, se eliminan los señoríos, y más tarde, los mayorazgos, la Mesta, la Inquisición y los gremios. Se pusieron también en marcha numerosas expropiaciones, y tuvo lugar la desamortización de bienes propios y baldíos.
  • Aparece además la libertad de imprenta.
  • Existe además un debate sobre el modelo de Estado: Argüelles defendía un modelo unitario, mientras los catalanes pretendían crear un Estado federal. Esta Constitución estuvo vigente de marzo de 1812 a marzo de 1814; de enero de 1820 a noviembre de 1823; y de agosto de 1836 a junio de 1837.