Los fundamentos del sistema canovista:
El ideario de Cánovas del Castillo se basó en una fusión de influencias, resultando en un pensamiento caracterizado por:
- Pragmatismo político: Alejado de posturas dogmáticas.
- Defensa de la tradición: Apoyo a la Constitución histórica de España, sus costumbres e historia.
- Soberanía compartida: Rey y Cortes compartían la soberanía, en contraste con la soberanía nacional.
- Pesimismo histórico: Basado en el estudio de la decadencia española.
- Ejército apolítico: A pesar de su influencia, el ejército debía mantenerse al margen de la política.
- Sistema electoral controlado: Basado en la abstención y el fraude para garantizar el turnismo entre partidos.
La Constitución de 1876:
La Constitución de 1876, la de mayor vigencia en España hasta 1923, trajo estabilidad al país. Fue un texto breve que sintetizó las constituciones de 1845 y 1869. Sus características principales fueron:
- Soberanía compartida: Rey y Cortes como parte de la constitución histórica.
- Sufragio indefinido: La ley electoral de 1878 retomó el sufragio censitario, y la de 1890 el universal.
- Confesionalidad del Estado: Se declaraba al Estado confesional, pero se introducía la libertad religiosa limitada.
El sistema de partidos y turnismo:
Cánovas del Castillo abogaba por partidos al servicio de la monarquía, lo que llevó a un sistema bipartidista:
El Partido Conservador:
Formado en 1875, buscaba conciliar a los isabelinos con los revolucionarios del sexenio.
El Partido Liberal:
Representaba el sector reformista de la Restauración.
Otros partidos, excluidos del poder, fueron:
- Republicanos: Divididos en radicales, unitarios y federales.
- Carlistas: Divididos tras la derrota de 1876.
- Movimientos obreros: Socialistas y anarquistas, con poco peso electoral al inicio.
El turnismo, elemento clave de la Restauración, implicó la manipulación electoral para el relevo pacífico en el poder entre conservadores y liberales.
Caciquismo y fraude electoral:
El régimen de la Restauración, a pesar de proporcionar estabilidad, fue considerado una “oligarquía y caciquismo” por Joaquín Costa. El poder político estaba en manos de la burguesía, la aristocracia, los altos cargos, los gobernadores civiles y los caciques locales, quienes concedían favores a cambio de votos.
El carlismo:
Tras la derrota militar de 1876, el carlismo se dividió en:
- Partido Integrista: De carácter católico intransigente.
- Juntas Tradicionalistas: Sector propiamente carlista.
Los nacionalismos:
El nacionalismo catalán:
Surgió como reacción a la concepción uniforme de nación española de Cánovas. Se desarrollaron dos modelos de catalanidad:
- Republicanismo federal catalán: Reclamaba la soberanía para Cataluña.
- Regionalismo conservador: Defendía una Cataluña singular dentro de una España plural.
A finales de siglo, el sector conservador se impuso, dando lugar a la Liga Regionalista en 1901.
Otros nacionalismos periféricos:
Surgieron movimientos nacionalistas en Galicia, Andalucía y Valencia.
El nacionalismo vasco:
Influenciado por las guerras carlistas y la industrialización, el nacionalismo vasco se centró en la cuestión foral. En 1895, Sabino Arana fundó el PNV, con un discurso inicialmente xenófobo y racista que luego moderó.
La oposición republicana:
Tras el fracaso de la Primera República, el republicanismo se diversificó:
- Partido Posibilista: Moderado, dirigido por Emilio Castelar.
- Sector de Ruiz Zorrilla y Salmerón: Mantuvo posiciones republicanas radicales.
- Partido Federal: Liderado por Pi i Margall, de base urbana y anticlerical.
El movimiento obrero:
- Socialismo: En 1879 se fundó el PSOE, y en 1888 la UGT.
- Anarquismo: Influyente durante la Restauración, se centró en la acción terrorista y la oposición a toda forma de poder.
El movimiento obrero, tanto socialista como anarquista, representó una amenaza al poder establecido durante la Restauración.