El Sistema Canovista y el Reinado de Alfonso XII
La Restauración es la vuelta de los Borbones a España en la persona de Alfonso XII, hijo de Isabel II. El ideólogo de esta vuelta fue Antonio Cánovas del Castillo, que logra establecer la monarquía parlamentaria durante 40 años. Tras el golpe de estado de Pavía, que acaba con la república, Serrano impone una dictadura mientras que el príncipe Alfonso redacta desde Gran Bretaña el Manifiesto de Sandhurst, donde defiende que la monarquía parlamentaria acabaría con los males de España.
Aunque Cánovas no era partidario de la intervención militar en la vuelta del príncipe, el general Martínez Campos tuvo que dar un golpe de estado. El 5 de enero de 1875, Alfonso XII llega a Madrid y, para consolidar su poder, Cánovas fija unos objetivos:
- Devolver el prestigio perdido con Isabel II.
- Acabar definitivamente con los carlistas.
- Apartar a los militares de la política creando la figura del rey soldado.
- La creación de dos partidos políticos que se turnan de manera pacífica en el gobierno: el Partido Conservador (Cánovas) y el Partido Liberal (Sagasta).
Ambos partidos se turnaban realizando el siguiente fraude electoral: cuando un partido sufría desgaste o consideraba que era necesario el relevo, se convocaban elecciones y el Ministerio de Gobernación fabricaba el llamado encasillado, que era la lista de diputados que debían salir elegidos. Esta lista se imponía mediante amenazas, manipulando el censo o falsificando el acta de resultados. De esta manera, el partido que debía ganar, lo hacía con mayoría absoluta y podía gobernar sin problemas.
Los primeros 5 años gobierna el Partido Conservador (Cánovas) y se redacta la Constitución de 1876, que establece soberanía compartida, no reconoce la división de poderes, no establece el tipo de sufragio y, aunque defiende la religión católica, permite otros cultos de manera privada. Esta constitución se mantiene hasta 1923. Además, se establece la censura y un tipo de sufragio muy restringido.
En 1881 gobierna el Partido Liberal, pero como Sagasta no se atreve a establecer el sufragio universal, se producen revueltas que hacen que en 1885 vuelva a gobernar Cánovas y ese mismo año, muere Alfonso XII de tuberculosis con 25 años, sin saber que su esposa, María Cristina, estaba embarazada.
La Crisis del 98
En 1895 estalla una revuelta independentista en Cuba que pedía a España el autogobierno. A los cubanos rebeldes les apoyaba EE.UU. El gobierno español manda un ejército liderado por el general Martínez Campos para acabar con las revueltas, pero este se niega a tomar represalias contra la población civil y es sustituido por el general Weyler, que inicia una guerra.
Dos años más tarde, el presidente Sagasta inicia negociaciones para concederle a Cuba el autogobierno. Es en ese momento cuando interviene EE.UU., que mandó un buque de guerra llamado Maine, que llega al puerto de La Habana. El 15 de febrero de 1898 estalla el Maine y EE.UU. culpa a los españoles y, para evitar un enfrentamiento, les ofrece comprar Cuba por 300 millones de dólares, a lo que España se niega. Entonces, EE.UU. lanzó un ultimátum por el que irían a la guerra si España, en 3 días, no renunciaba a Cuba.
La guerra fue breve, porque la armada norteamericana, superior a la española, acabó con la mayor parte de la flota española. De manera paralela, estalla una revuelta independentista en Filipinas, protagonizada por José Rizal, que logra negociar con el gobierno español mediante el Pacto de Biak-na-Bato. En ese momento interviene EE.UU., que se une a los rebeldes y toma la capital, Manila.
El 10 de diciembre de 1898 se produce la firma del Tratado de París, por el que España reconoce la independencia de Cuba y cede a EE.UU.: Filipinas, Puerto Rico y la Isla de Guam. En 1899, España vende a Alemania las Islas Carolinas y Marianas y las Islas Palaos por 15 millones de dólares, perdiendo así las últimas colonias.
Consecuencias del Desastre del 98
- 120.000 muertos, la mitad españoles.
- Desprestigio militar.
- 2.000 millones de pesetas de gasto militar.
- Pérdida del comercio con las colonias.
- Aparición del Regeneracionismo, un pensamiento político liderado por Joaquín Costa que criticaba la corrupción política y el atraso económico de España, y defendía la necesidad de una reforma educativa y económica para sacar a España de la crisis.
Transformaciones Económicas del Siglo XIX
La Desamortización
La gran transformación económica del siglo XIX fue la desamortización, que consiste en la expropiación por parte del estado de los bienes de la Iglesia para ponerlos en venta en subasta pública y, con el dinero obtenido, pagar parte de la deuda.
La primera desamortización se produce en 1836 por Mendizábal y en ella se pusieron a la venta los bienes del clero regular. Gracias a ella, los liberales, que eran grandes burgueses, aumentaron sus propiedades y, por lo tanto, su apoyo a la regente; además, se pudo pagar parte de la deuda.
En 1855 se produce la desamortización de Madoz, que puso a la venta el resto de bienes de la Iglesia y los bienes de los ayuntamientos, incluidas las tierras comunales. Esto último empobreció aún más a los campesinos más pobres y no se consiguió pagar toda la deuda.
El Ferrocarril
Llega con retraso a España y la primera línea se construye en 1837 en Cuba. Hasta 1855 solo se habían construido 4 líneas y, a partir de ese año, gracias a la Ley de Ferrocarriles, se construyen más de 5.000 km de vía. La red de ferrocarriles en España es radial y tiene como centro Madrid y, debido al relieve, se construye con un ancho de vía mayor que el del resto de Europa porque se necesitaban máquinas de vapor más grandes.
El ferrocarril pronto se convierte en el medio de transporte rápido y barato, capaz de transportar personas y mercancías de forma masiva.