España 1902-1933: Crisis de la Monarquía, Dictadura y Segunda República

Epígrafe 22: El Reinado de Alfonso XIII y la Crisis de la Restauración (1902-1923)

En 1902, Alfonso XIII asumió el trono de España, marcando el fin de la regencia de su madre. El país enfrentaba una profunda crisis en el sistema de la Restauración, con problemas endémicos como el caciquismo, la falta de democracia real y la acuciante necesidad de integrar nuevas fuerzas políticas emergentes. En este contexto, surgió el Regeneracionismo, un movimiento intelectual y político liderado por figuras como Joaquín Costa, que abogaba por reformas estructurales en la economía y la educación para modernizar el país.

En respuesta a esta demanda de cambio, se inició el Revisionismo político, un intento desde dentro del sistema para reformarlo. Durante el reinado de Alfonso XIII, España vivió una marcada inestabilidad política, con una sucesión de gobiernos conservadores y liberales incapaces de consolidar un proyecto duradero. Un incidente clave fue el ataque militar al semanario satírico catalanista ¡Cu-Cut! en 1905, lo que evidenció la tensión entre el poder civil y militar y llevó a la aprobación de la controvertida Ley de Jurisdicciones (1906), que sometía a la justicia militar los delitos contra la patria o el ejército.

A esto le siguió la subida al poder de líderes como Antonio Maura (Partido Conservador), quien promovió un programa de reformas desde arriba, conocido como la “revolución desde el poder”, que incluía medidas sociales, laborales y una tímida descentralización administrativa. Entre sus iniciativas destacaron la ley electoral (que introdujo el sufragio obligatorio en un intento de combatir la abstención y el caciquismo) y la creación del Instituto Nacional de Previsión (embrión de la seguridad social).

Por su parte, el Partido Liberal, liderado por José Canalejas, también impulsó importantes reformas, como la “Ley del Candado” (que limitaba el establecimiento de nuevas órdenes religiosas), leyes de protección social como la de accidentes laborales, y la separación efectiva de la Iglesia y el Estado. Sin embargo, el asesinato de Canalejas en 1912 truncó este impulso reformista y agudizó la fragmentación de los partidos dinásticos. Paralelamente, surgieron y se consolidaron movimientos obreros importantes, como la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), de ideología anarcosindicalista, fundada en 1910.

En el ámbito exterior, España intervino militarmente en Marruecos, estableciendo un protectorado compartido con Francia en la zona norte, el Rif. Esta intervención se convirtió en un foco constante de inestabilidad, costes económicos y vidas humanas, desatando un largo y sangriento conflicto. La derrota militar en el Barranco del Lobo (1909) y el envío de reservistas a la guerra provocaron una fuerte protesta social que culminó en la Semana Trágica de Barcelona, una insurrección popular duramente reprimida por el ejército. Este convulso periodo, marcado también por la neutralidad española en la Primera Guerra Mundial (que trajo beneficios económicos iniciales pero también inflación y conflictividad social), desembocó en la grave crisis general de 1917 (militar, política y social), agravando los problemas estructurales del país y debilitando definitivamente el sistema de la Restauración.

Epígrafe 24: La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)

El último periodo del reinado de Alfonso XIII estuvo marcado por la dictadura de Miguel Primo de Rivera, que se extendió desde 1923 hasta 1930. Tras la profunda crisis política, económica y social iniciada en 1917, sumada a una política corrupta e ineficaz y al creciente protagonismo del ejército, Primo de Rivera dio un golpe de Estado el 13 de septiembre de 1923, que contó con el apoyo explícito del rey Alfonso XIII.

Primo de Rivera se presentó ante la opinión pública como un “cirujano de hierro” necesario para extirpar los males del país (caciquismo, desgobierno, conflictividad social, problema de Marruecos), instaurando una dictadura que, en teoría, se planteó como transitoria.

Fases de la Dictadura

Directorio Militar (1923-1925)

En esta primera etapa, el poder fue ejercido directamente por militares. Se tomaron medidas drásticas:

  • Disolución de las Cortes Generales.
  • Suspensión de la Constitución de 1876.
  • Disolución de ayuntamientos y diputaciones, sustituidos por juntas de vocales.
  • Implementación del Estatuto Municipal de 1924 (aunque nunca llegó a aplicarse plenamente).
  • Fuerte centralización del poder.
  • Creación de la Unión Patriótica, un partido único instrumental al servicio del régimen.

En el ámbito militar, el éxito más notable fue la victoria en la guerra de Marruecos, conseguida gracias al desembarco de Alhucemas (1925), una compleja operación militar conjunta con Francia que puso fin a la resistencia rifeña liderada por Abd el-Krim. Este triunfo consolidó significativamente el poder de Primo de Rivera.

Directorio Civil (1925-1930)

A partir de 1925, Primo de Rivera intentó institucionalizar el régimen y darle una apariencia de normalidad, incorporando civiles al gobierno. Durante esta fase:

  • Se creó la Asamblea Nacional Consultiva (1927), un órgano corporativo designado por el dictador, sin poder legislativo real, encargado de elaborar un anteproyecto de nueva constitución.
  • Se preparó un proyecto de constitución de corte autoritario y corporativo, que imitaba el modelo fascista italiano, pero que nunca llegó a aprobarse debido a la falta de apoyos.
  • Se llevó a cabo una política de intervención económica y fomento de obras públicas, promoviendo el desarrollo de sectores clave como la agricultura y la industria mediante la creación de monopolios estatales (CAMPSA, Telefónica) y confederaciones hidrográficas. Sin embargo, esta economía estatalizada y el fuerte gasto público no resolvieron los problemas estructurales del paro ni la creciente deuda pública.

Oposición y Caída

A nivel social, el régimen trató de reducir la conflictividad laboral mediante una política paternalista y la creación de los Comités Paritarios, logrando inicialmente la colaboración del sector moderado del socialismo (PSOE y UGT, liderados por Largo Caballero). No obstante, la oposición al régimen fue en aumento:

  • Movimientos nacionalistas: Especialmente en Cataluña, donde se reprimió la cultura y la lengua catalanas.
  • Movimientos obreros: Anarquistas (CNT) y comunistas (PCE) fueron perseguidos, y parte del socialismo se distanció del régimen.
  • Intelectuales y estudiantes: Críticos con la falta de libertades (Unamuno, Ortega y Gasset).
  • Políticos republicanos y monárquicos: Descontentos con la deriva autoritaria y la suspensión de la Constitución.
  • Oposición interna dentro del ejército: Se manifestó en conspiraciones como el fallido golpe de la “Sanjuanada” de 1926.

La crisis económica mundial de 1929 agravó aún más la situación en España, provocando la devaluación de la peseta, el cierre de empresas y un notable aumento del paro. Las protestas sociales y políticas se intensificaron. Falto de apoyos, incluso del rey y de parte del ejército, y enfermo, Primo de Rivera dimitió en enero de 1930 y se exilió en París, donde moriría poco después.

Tras la caída del dictador, Alfonso XIII intentó restaurar la normalidad constitucional y salvar la monarquía, confiando el gobierno primero al general Dámaso Berenguer (la “Dictablanda”) y luego al almirante Aznar. Sin embargo, la falta de apoyo popular y político a la monarquía, considerada cómplice de la dictadura, y la creciente tensión social eran ya imparables. En agosto de 1930, las principales fuerzas republicanas, nacionalistas catalanas y socialistas firmaron el Pacto de San Sebastián, comprometiéndose a derribar la monarquía e instaurar una república. Tras varios levantamientos republicanos fallidos (Jaca, Cuatro Vientos), el gobierno de Aznar convocó elecciones municipales para el 12 de abril de 1931. Aunque los monárquicos obtuvieron más concejales en total (gracias al voto rural), la victoria de las candidaturas republicano-socialistas en las grandes ciudades fue interpretada como un plebiscito contra la monarquía. Ante la falta de apoyos, Alfonso XIII decidió abdicar de facto y abandonar España, dando inicio a la II República Española el 14 de abril de 1931.

Epígrafe 25: La Proclamación de la Segunda República, la Constitución de 1931 y el Bienio Reformista (1931-1933)

Tras la caída de la dictadura de Primo de Rivera, el rey Alfonso XIII intentó una vuelta controlada al sistema constitucional de la Restauración nombrando jefe de gobierno al general Dámaso Berenguer. Sin embargo, el clima de descontento y la lentitud de las reformas generaron un periodo de interinidad conocido peyorativamente como la “Dictablanda”. Las fuerzas de la oposición (republicanos de distintas tendencias, socialistas y nacionalistas catalanes) firmaron el Pacto de San Sebastián en agosto de 1930 con el objetivo común de derrocar la monarquía y establecer un régimen democrático republicano. Hubo dos pronunciamientos militares republicanos fallidos en diciembre de 1930 (Jaca y Cuatro Vientos).

La dimisión de Berenguer en febrero de 1931 y la inestabilidad del breve gobierno del Almirante Aznar aceleraron los acontecimientos. Se convocaron elecciones municipales para el 12 de abril de 1931. La victoria de las candidaturas republicano-socialistas en las principales ciudades fue interpretada como un rechazo popular masivo al gobierno y a la propia monarquía, lo que obligó a Alfonso XIII a suspender el ejercicio del poder real y exiliarse el 14 de abril.

El Gobierno Provisional y las Primeras Reformas

El 14 de abril de 1931 se proclamó la II República Española en un ambiente de entusiasmo popular, pero también en un difícil contexto de crisis económica mundial (derivada del Crack de 1929). Se formó un Gobierno provisional presidido por Niceto Alcalá-Zamora (Derecha Liberal Republicana), que representaba la pluralidad ideológica de los firmantes del Pacto de San Sebastián (republicanos conservadores, radicales, radical-socialistas, de izquierda y socialistas). Este gobierno enfrentó desde el principio graves problemas económicos, agravados por la falta de competitividad tradicional de la economía española.

Uno de los primeros desafíos fue la proclamación del Estado Catalán Independiente dentro de una federación ibérica por parte de Francesc Macià (ERC) el mismo 14 de abril. El gobierno provisional resolvió rápidamente la situación negociando la restauración de la Generalitat de Cataluña y la promesa de un Estatuto de Autonomía.

Las primeras medidas del Gobierno Provisional tuvieron un claro sentido democrático y republicano:

  • Reformas sociales: Se aprobaron decretos para mejorar las condiciones laborales (jornada de 8 horas en el campo, ley de términos municipales, jurados mixtos).
  • Reforma militar: Impulsada por Manuel Azaña, buscaba modernizar el ejército, reducir su excesivo número de oficiales y asegurar su lealtad al régimen republicano (Ley Azaña).
  • Reforma educativa: Se planteó un ambicioso plan para la creación de escuelas públicas y la dignificación del magisterio, buscando extender la educación especialmente en zonas rurales.
  • Reforma religiosa: Se tomaron las primeras medidas para secularizar el Estado (libertad de cultos, eliminación de la obligatoriedad de la enseñanza religiosa), lo que generó tensiones con la Iglesia Católica.
  • Inicio de la Reforma Agraria: Aunque la ley definitiva se aprobaría más tarde, se tomaron medidas iniciales para abordar el problema del latifundismo, aunque con resultados muy limitados en esta primera fase.

La Constitución de 1931

El principal objetivo del Gobierno Provisional fue convocar elecciones a Cortes Constituyentes (junio de 1931) para elaborar una nueva Constitución. Las elecciones dieron una clara mayoría a la coalición republicano-socialista. La Constitución de 1931, aprobada en diciembre, estableció un régimen plenamente democrático:

  • Definía a España como una “República democrática de trabajadores de toda clase”.
  • Establecía la soberanía popular.
  • Garantizaba el sufragio universal masculino y, tras un intenso debate (protagonizado por Clara Campoamor y Victoria Kent), también femenino.
  • Configuraba un Estado laico, con separación Iglesia-Estado y libertad de conciencia.
  • Incluía una amplia declaración de derechos y libertades individuales y sociales.
  • Establecía unas Cortes unicamerales con primacía del poder legislativo.
  • Definía un “Estado integral compatible con la autonomía de los Municipios y las Regiones”, abriendo la puerta a los estatutos de autonomía.

Tras la aprobación de la Constitución, Niceto Alcalá-Zamora fue elegido Presidente de la República y Manuel Azaña (Acción Republicana) se convirtió en Presidente del Gobierno, dando comienzo al llamado Bienio Reformista (1931-1933).

El Bienio Reformista (1931-1933)

Durante este periodo, el gobierno de coalición republicano-socialista presidido por Azaña profundizó en las reformas iniciadas por el Gobierno Provisional:

  • Reforma Agraria: Se aprobó la Ley de Bases de la Reforma Agraria (1932), que pretendía expropiar latifundios para asentar a campesinos sin tierra. Su aplicación fue lenta y compleja, generando frustración en el campesinado y hostilidad en los propietarios.
  • Reformas socio-laborales: Continuaron las políticas favorables a los trabajadores impulsadas por el ministro socialista Largo Caballero.
  • Reforma educativa: Se impulsó la creación de miles de escuelas y plazas de maestros (Misiones Pedagógicas).
  • Reforma militar: Continuó la modernización y reducción del ejército, lo que generó malestar en amplios sectores militares.
  • Cuestión religiosa: Se desarrollaron las leyes secularizadoras (Ley del Divorcio, Ley de Confesiones y Congregaciones Religiosas), lo que agudizó el enfrentamiento con la Iglesia Católica y los sectores conservadores.
  • Reforma del Estado: Se aprobó el Estatuto de Autonomía de Cataluña en 1932, aunque generó oposición en sectores centralistas.

Crisis del Bienio Reformista

La ambición y rapidez de las reformas, junto con la difícil coyuntura económica, generaron una creciente polarización política y social. La oposición a la República y a las reformas de Azaña creció:

  • La derecha (monárquicos, católicos, agrarios) se reorganizó en torno a la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), liderada por Gil Robles, que defendía la revisión de la Constitución y la restauración de la influencia de la Iglesia.
  • Surgieron movimientos de inspiración fascista, como las JONS y Falange Española (liderada por José Antonio Primo de Rivera).
  • El ejército protagonizó un intento fallido de golpe de Estado (la “Sanjurjada”) en agosto de 1932, liderado por el general Sanjurjo.
  • La izquierda obrera más radical (anarquistas de la CNT-FAI) consideró insuficientes las reformas y protagonizó insurrecciones y huelgas violentas (sucesos de Castilblanco, Arnedo y, especialmente, Casas Viejas en enero de 1933).

La dura represión de los sucesos de Casas Viejas erosionó enormemente la popularidad del gobierno de Azaña y provocó la ruptura de la coalición republicano-socialista. Azaña dimitió en septiembre de 1933. Alcalá-Zamora, Presidente de la República, disolvió las Cortes y convocó nuevas elecciones generales para el 19 de noviembre de 1933. En estas elecciones, las primeras con voto femenino, la coalición de centro-derecha formada por el Partido Republicano Radical de Lerroux y la CEDA de Gil Robles obtuvo la victoria, marcando el fin del Bienio Reformista y el inicio del Bienio Radical-Cedista (o Conservador).

Comentarios de Texto

Comentario: Discurso de Clara Campoamor (Epígrafe 25)

Este texto es una fuente primaria, de naturaleza informativa y contenido fundamentalmente político y social. Se trata de un fragmento del discurso pronunciado por la diputada Clara Campoamor en las Cortes Constituyentes de la Segunda República Española, el 1 de septiembre de 1931, durante el debate sobre la inclusión del sufragio femenino en la nueva Constitución.

Ideas Principales y Secundarias

  • Idea Principal: La reivindicación de los derechos políticos de la mujer y la defensa apasionada del derecho al voto femenino en igualdad de condiciones con el hombre.
  • Ideas Secundarias (Argumentos):
    • Niega el argumento (esgrimido por otros, incluida la diputada Victoria Kent) de que las mujeres fueran mayoritariamente conservadoras y contrarias a la República, y que su voto pudiera ponerla en peligro (líneas 3-4 del texto original).
    • Afirma que la mujer es un sujeto político de pleno derecho, ya que la legislación (impuestos, deberes, etc.) se aplica sobre ella igual que sobre el hombre y, por lo tanto, debe tener derecho a participar en la toma de decisiones políticas que le afectan (líneas 5-9 del texto original).
    • Sostiene que las mujeres han participado activamente en la vida pública y en las luchas sociales y políticas contra las injusticias en años anteriores, demostrando su capacidad y compromiso cívico (líneas 10-14 del texto original).

Contexto Histórico

Tras la dimisión de Primo de Rivera en enero de 1930, su exilio y el fracaso del gobierno de Dámaso Berenguer (la “Dictablanda”), la monarquía de Alfonso XIII se encontraba terminalmente debilitada. El Pacto de San Sebastián (agosto de 1930) unió a las fuerzas antimonárquicas. Las elecciones municipales de abril de 1931, aunque formalmente ganadas por los monárquicos en número de concejales, supusieron una victoria aplastante de las candidaturas republicanas en las ciudades, lo que provocó la caída de la monarquía y la proclamación de la Segunda República Española el 14 de abril.

Se formó un Gobierno Provisional presidido por Alcalá Zamora, con miembros de diferentes ideologías del Pacto de San Sebastián. Este gobierno afrontó los primeros momentos de la República, coincidiendo con la fase más aguda de la crisis económica de 1929, agravada por los problemas tradicionales de la economía española. En Cataluña, Francesc Macià proclamó el Estado catalán independiente, aunque el gobierno provisional recondujo la situación hacia la autonomía. Hubo un creciente distanciamiento con la Iglesia Católica debido al anticlericalismo de algunos sectores republicanos y la hostilidad de la jerarquía eclesiástica hacia la República, desembocando en la quema de conventos (sucesos de mayo de 1931).

Las primeras reformas del Gobierno Provisional tuvieron un sentido democrático y republicano (sociales, militares, educativas). El objetivo principal fue elaborar una nueva Constitución, por lo que se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes el 28 de junio de 1931. Estas elecciones dieron lugar a un Congreso dominado por la izquierda (coalición de republicanos y socialistas), que sería el encargado de redactar y aprobar la Constitución de 1931.

Comentario: Continuación Contexto Clara Campoamor (Constitución y Bienio Reformista)

Contexto y Desarrollo

El 14 de julio de 1931 se abrieron las sesiones de las Cortes republicanas en el Congreso. Entre los diputados elegidos se encontraban Clara Campoamor (Partido Radical) y Victoria Kent (Partido Radical Socialista), las primeras diputadas de la historia de España (junto con Margarita Nelken, socialista, que se incorporó más tarde). Ambas protagonizaron un notable y polémico debate sobre la concesión del voto femenino. Mientras Campoamor lo defendía apasionadamente como una cuestión de justicia e igualdad, Kent se oponía tácticamente, temiendo que el voto femenino, supuestamente influenciado por la Iglesia, perjudicara a la República.

Una comisión parlamentaria presidida por el socialista Luis Jiménez de Asúa realizó el proyecto constitucional. La Constitución de 1931, finalmente aprobada, convirtió a España en una “república democrática de trabajadores de toda clase”. Establecía la soberanía popular, garantizada por un sufragio universal (masculino y femenino para mayores de 23 años, gracias en gran medida al tesón de Campoamor), un Estado laico con amplias libertades (incluida la de cultos y el divorcio), y Cortes unicamerales. Proclamó un modelo de Estado integral, unitario pero con derecho de las regiones a constituirse en autonomía, buscando así satisfacer las demandas nacionalistas (principalmente catalanas y vascas).

Durante el Bienio Reformista (1931-1933), bajo la presidencia de la República de Alcalá Zamora y el gobierno de Manuel Azaña, se impulsaron profundas reformas basadas en la nueva Constitución:

  • Reforma Agraria: Buscó repartir tierras entre campesinos, aunque sus resultados fueron limitados por su complejidad y la oposición de los propietarios.
  • Reforma Educativa: Se secularizó la enseñanza, se crearon miles de escuelas públicas y gratuitas, y se llevaron a cabo iniciativas culturales en zonas rurales (Misiones Pedagógicas).
  • Reforma Militar: Modernizó el ejército, creó la Guardia de Asalto (policía leal a la República), pero generó rechazo entre muchos militares conservadores.
  • Reforma Territorial: Se aprobó el Estatuto de Autonomía de Cataluña en 1932.

Comentario: Manifiesto de Primo de Rivera (Epígrafe 24)

Podemos identificar este texto, según su origen, como una fuente primaria. Por su forma, es informativo-expositivo (un manifiesto público) con un contenido eminentemente político. Trata del manifiesto publicado por Miguel Primo de Rivera el 13 de septiembre de 1923, dirigido “Al País y al Ejército”, anunciando las motivaciones de su golpe de Estado y esbozando las medidas que piensa tomar.

El autor es Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, un importante militar que ostentaba el cargo de Capitán General de Cataluña en el momento del golpe. Tras el éxito del mismo, gobernará España como dictador hasta 1930.

Análisis del Texto

  • Idea Principal: Justificar el golpe de Estado como una necesidad patriótica ante la grave crisis que atraviesa España, presentándolo como una solución drástica pero necesaria para salvar al país.
  • Otras Ideas (Causas y Programa):
    • Se denuncian las causas que motivan el golpe: la política “profesional” corrupta e ineficaz, el desgobierno, la conflictividad social, la amenaza separatista y, de forma velada, el desastre militar en Marruecos.
    • Se acusa a la clase política de tener “secuestrada” la voluntad real (líneas 6-7 del texto original), buscando legitimar el golpe con el supuesto apoyo del monarca.
    • Se enuncia, aunque de forma vaga, un programa de gobierno basado en la formación de un Directorio Militar transitorio, la promesa de encontrar una solución para el problema de Marruecos y el anuncio de un castigo ejemplar para los políticos corruptos.

Contexto Histórico

El último periodo del reinado de Alfonso XIII (1902-1931) estuvo marcado por la crisis terminal del sistema de la Restauración. Desde 1917, España atravesaba una grave crisis política (fragmentación de partidos, gobiernos inestables), económica (inflación, paro) y social (auge del movimiento obrero, pistolerismo en Barcelona). Además, la sangría humana y económica de la guerra de Marruecos (Desastre de Annual en 1921) y la creciente percepción de corrupción política (expediente Picasso) minaron la legitimidad del sistema parlamentario. El ejército ganó un creciente protagonismo como garante del orden.

En este contexto de profunda crisis, Primo de Rivera, Capitán General de Cataluña, dio un golpe de Estado el 13 de septiembre de 1923, contando con el apoyo (o al menos la aquiescencia inicial) de Alfonso XIII, quien le confió el gobierno. Primo se presentó como un “cirujano de hierro” destinado a resolver los problemas del país. Tras disolver las Cortes y suspender la Constitución de 1876, implantó una dictadura personalista inspirada en el modelo del fascismo de Mussolini, con el apoyo inicial de la burguesía, las clases medias, el ejército y el propio rey.

El régimen pasó por dos fases: el Directorio Militar (1923-1925), donde el poder lo ejercieron exclusivamente los militares, y el Directorio Civil (1925-1930), en el que se intentó institucionalizar la dictadura con la creación de la Asamblea Nacional Consultiva y un proyecto de constitución autoritaria que fracasó. En economía, impulsó el desarrollo de sectores como la agricultura, la industria y las obras públicas, pero a costa de un fuerte intervencionismo y endeudamiento que no resolvieron los problemas de fondo como el paro. A nivel social, intentó reducir los conflictos logrando la colaboración inicial del PSOE y la UGT en los comités paritarios.

Sin embargo, las tensiones con los movimientos nacionalistas y obreros (especialmente la CNT) aumentaron, y la oposición interna (intelectuales, estudiantes, republicanos, parte del ejército) creció, incluyendo un fallido golpe de Estado en 1926 (Sanjuanada). Además, la crisis económica mundial de 1929 golpeó a España. Sin apoyos suficientes, Primo de Rivera dimitió en enero de 1930 y se exilió.

Alfonso XIII intentó entonces restaurar el sistema constitucional anterior (gobiernos de Dámaso Berenguer y Aznar), pero el descrédito de la monarquía era ya irreversible. El Pacto de San Sebastián (1930) unió a las fuerzas republicanas para derribar el régimen. Tras las elecciones municipales de abril de 1931 y la victoria republicana en las ciudades, Alfonso XIII abdicaría de facto y abandonaría España. El 14 de abril de 1931 se proclamó la Segunda República Española.