De la Dictadura a la República (1930-1931)
La Caída de Primo de Rivera y la “Dictablanda”
Tras la dimisión de Miguel Primo de Rivera en enero de 1930, el rey Alfonso XIII nombró presidente del gobierno al general Dámaso Berenguer con el objetivo de restaurar paulatinamente el régimen constitucional previo a 1923. Sin embargo, su gobierno resultó ineficaz, carente de reformas significativas y con una lentitud que le hizo perder rápidamente el prestigio. Este periodo fue conocido despectivamente como la “Dictablanda”.
El Pacto de San Sebastián y el Fracaso de Berenguer
La oposición al régimen monárquico creció considerablemente. En agosto de 1930, los principales partidos republicanos, junto con regionalistas catalanes y gallegos, firmaron el Pacto de San Sebastián, un acuerdo para derrocar a Alfonso XIII, proclamar la República y convocar Cortes Constituyentes. Se organizó un Comité revolucionario, presidido por Niceto Alcalá-Zamora, y se planeó un golpe militar para diciembre. No obstante, la sublevación de Jaca (Huesca), protagonizada por los capitanes Fermín Galán y Ángel García Hernández, se adelantó a la fecha prevista y fracasó. Sus líderes fueron fusilados, gran parte del comité revolucionario fue encarcelado y otros conjurados huyeron a Portugal.
Las Elecciones Municipales y la Proclamación de la República
El fracaso del gobierno Berenguer llevó a Alfonso XIII a nombrar, en febrero de 1931, al almirante Juan Bautista Aznar como nuevo presidente. El gobierno de Aznar convocó elecciones municipales para el 12 de abril de 1931. Aunque los monárquicos obtuvieron más concejales en total (principalmente en zonas rurales), las candidaturas republicano-socialistas triunfaron de forma abrumadora en las grandes ciudades y capitales de provincia (41 de 50). Este resultado fue interpretado como un plebiscito contra la monarquía. Ante la falta de apoyo y la presión popular, Alfonso XIII decidió abandonar el país, y el 14 de abril de 1931 se proclamó la Segunda República Española, instaurándose un gobierno provisional.
La Segunda República Española (1931-1936)
El Gobierno Provisional y las Primeras Reformas (Abril-Diciembre 1931)
Los firmantes del Pacto de San Sebastián formaron un Gobierno provisional de amplia coalición, liderado por Niceto Alcalá-Zamora. Este gobierno rápidamente aprobó una serie de decretos que buscaban democratizar el país y atender demandas sociales:
- Garantía de derechos y libertades fundamentales.
- Amnistía para los presos políticos (incluidos los sublevados de Jaca).
- Inicio de reformas en ámbitos clave:
- Reforma Agraria: Medidas iniciales para proteger a los campesinos arrendatarios.
- Reforma Educativa: Plan de creación de escuelas y contratación de maestros.
- Reforma Militar: Impulsada por Manuel Azaña (Ministro de Guerra), buscaba modernizar el ejército, reducir el excesivo número de oficiales (mediante la Ley de Retiro de la Oficialidad), disminuir el número de divisiones, crear un cuerpo de seguridad leal a la República (la Guardia de Asalto) y cerrar la Academia General Militar de Zaragoza (dirigida por Franco).
- Reforma Laboral: Promovida por Largo Caballero (Ministro de Trabajo), incluyó la Ley de Jurados Mixtos, establecimiento de salarios mínimos y medidas de protección para los campesinos.
Sin embargo, el Gobierno provisional también enfrentó serios desafíos: la crisis económica internacional generó conflictividad social (huelgas y ocupaciones de tierras), se produjeron enfrentamientos con la Iglesia Católica (como la quema de conventos en mayo de 1931) que dañaron la imagen republicana, y surgió el desafío nacionalista, especialmente con la proclamación del Estat Catalá por Francesc Macià, que se resolvió temporalmente con la restauración de la Generalitat y una autonomía provisional.
En las elecciones a Cortes Constituyentes del 28 de junio de 1931, la coalición republicano-socialista obtuvo una amplia mayoría, siendo el PSOE el partido más votado.
La Constitución de 1931
Las Cortes elaboraron una nueva Constitución, aprobada en diciembre de 1931, que definía a España como una “república democrática de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de Libertad y Justicia”, compatible con la autonomía de municipios y regiones. Sus características principales fueron:
- Separación de poderes: Un Presidente de la República elegido por seis años (por las Cortes y compromisarios) con funciones moderadoras; un Gobierno responsable ante las Cortes (poder legislativo unicameral); y jueces independientes.
- Sufragio universal: Se garantizó el voto para hombres y mujeres mayores de 23 años.
- Estado laico: Se estableció la separación Iglesia-Estado, se eliminó la financiación estatal del clero, se prohibió a las órdenes religiosas dedicarse a la enseñanza y se restringieron sus actividades económicas.
- Derechos y libertades: Amplia declaración de derechos individuales y sociales, incluyendo la posibilidad de expropiación por utilidad social, la educación primaria obligatoria y gratuita, el matrimonio civil y el divorcio.
El Bienio Reformista (1931-1933)
Tras aprobarse la Constitución, las Cortes eligieron a Niceto Alcalá Zamora como Presidente de la República y a Manuel Azaña como Presidente del Gobierno. El nuevo gobierno, apoyado por republicanos de izquierda y socialistas (con la oposición de los radicales de Alejandro Lerroux y la derecha), continuó e intensificó las reformas iniciadas en abril de 1931.
El Sufragio Femenino en la Segunda República
El reconocimiento del sufragio femenino en la Segunda República fue la culminación de esfuerzos que comenzaron en el siglo XIX, estrechamente ligados a la lucha por el acceso de las mujeres a la educación. Entre 1877 y 1930 hubo varios intentos legislativos fallidos para otorgarles el derecho al voto.
Durante la Dictadura de Primo de Rivera, se contempló el voto femenino en el Estatuto Municipal de 1924 y en el proyecto constitucional de 1929, aunque con restricciones (generalmente para mujeres cabeza de familia o con ciertos niveles educativos) y nunca llegaron a ejercerlo debido a la suspensión de las elecciones. Sin embargo, algunas mujeres, como Concepción Lóring, pudieron participar como designadas en las sesiones de la Asamblea Nacional Consultiva.
Fue durante la Segunda República cuando las mujeres lograron la plena ciudadanía política, incluyendo el derecho al voto activo y pasivo. Este derecho quedó consagrado en la Constitución de 1931, tras un intenso debate en las Cortes Constituyentes donde destacaron las posturas enfrentadas de las diputadas Clara Campoamor (a favor) y Victoria Kent (en contra, por considerar que el voto femenino sería mayoritariamente conservador). Finalmente, el artículo 36 que reconocía el sufragio femenino fue aprobado. Las mujeres españolas ejercieron su derecho al voto por primera vez en las elecciones generales de 1933 y posteriormente en las de 1936. A pesar de este avance, la presencia femenina en las Cortes fue muy limitada (solo nueve diputadas en total durante los cinco años de la República).
Tras la victoria de Francisco Franco en la Guerra Civil y la instauración de la dictadura, se eliminó el sufragio universal y el sistema democrático. Aunque la Ley de Referéndum Nacional de 1945 permitía teóricamente votar a hombres y mujeres mayores de 21 años, un artículo otorgaba al Gobierno la facultad discrecional de dictar disposiciones para formar el censo y ejecutar la ley, limitando en la práctica el ejercicio real y libre del voto.
La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)
Contexto y Establecimiento
El 13 de septiembre de 1923, el Capitán General de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, dio un golpe de Estado y firmó un manifiesto que, con el apoyo explícito del rey Alfonso XIII, instauró una dictadura militar en España. Este golpe se produjo en un contexto de profunda crisis:
- Contexto internacional: Tras la Primera Guerra Mundial, muchas democracias liberales europeas entraron en crisis, favoreciendo el surgimiento de regímenes autoritarios (Italia, Albania, Portugal, Polonia). Además, se extendió el temor al llamado “Peligro Rojo”, la posible expansión de la revolución bolchevique.
- Contexto nacional: España sufría una grave crisis política (inestabilidad gubernamental, desprestigio del sistema de la Restauración), colonial (el desastre de Annual en Marruecos en 1921 y la investigación de responsabilidades -Expediente Picasso-), y social (creciente conflictividad obrera con huelgas y protestas, pistolerismo y terrorismo anarquista en ciudades como Barcelona).
En este caldo de cultivo, Primo de Rivera justificó el golpe en su manifiesto, proponiendo:
- Acabar con el corrupto sistema político de la Restauración.
- Resolver definitivamente el problema de Marruecos.
- Garantizar el orden público y la paz social.
- Poner fin al anticlericalismo y al nacionalismo separatista.
El gobierno constitucional de García Prieto dimitió, y el rey nombró a Primo de Rivera “Presidente del Directorio Militar”, inaugurando una dictadura que se prolongaría hasta 1930. Contó con el apoyo inicial de Alfonso XIII, gran parte del ejército, sectores conservadores (como la burguesía catalana temerosa del anarcosindicalismo), la neutralidad inicial del PSOE-UGT, y la oposición frontal de la CNT anarquista y los comunistas. Se considera que, al principio, Primo de Rivera aceptaba un modelo de Estado regionalista.
Fases y Políticas de la Dictadura
Directorio Militar (1923-1925)
En esta primera etapa, todos los cargos políticos y administrativos clave fueron ocupados por militares. Las principales medidas fueron:
- Instauración de una dura represión contra el movimiento obrero (especialmente la CNT) y los partidos opositores.
- Suspensión de la Constitución de 1876, disolución del Congreso y el Senado.
- Supresión de libertades y derechos.
- Creación de un partido único, la Unión Patriótica (1924), para dar apoyo social al régimen.
- Redacción del Estatuto Municipal (1924), que pretendía reformar la administración local, avanzaba en la autonomía municipal y otorgaba competencias en áreas como ferrocarriles y sanidad. También permitía el voto a mujeres cabeza de familia en elecciones municipales (que no llegaron a celebrarse).
- Política centralista respecto al nacionalismo catalán: destitución del presidente de la Mancomunidad de Cataluña (que acabaría disolviendo), prohibición del uso del catalán en actos oficiales y cierre del campo del F.C. Barcelona en 1925 por una pitada al himno español.
- Resolución de la cuestión marroquí: La cooperación militar con Francia culminó en el Desembarco de Alhucemas en septiembre de 1925, una operación anfibia exitosa que permitió derrotar a los rebeldes rifeños liderados por Abd el-Krim y pacificar el protectorado en 1927.
Directorio Civil (1925-1930)
Los éxitos militares, especialmente en Marruecos, permitieron a Primo de Rivera afianzarse en el poder y sustituir el Directorio Militar por un Directorio Civil, aunque con presencia militar y predominio de miembros de la Unión Patriótica. Las principales actuaciones fueron:
- Reformas sociales y laborales: En 1926 creó la Organización Corporativa Nacional, un sistema de comités paritarios de patronos y obreros para regular las relaciones laborales (con la colaboración de la UGT). Se mejoró la protección de los obreros con un nuevo código de trabajo, subsidios para familias numerosas y seguros de enfermedad, retiro y maternidad. Se concedió el voto femenino con restricciones en plebiscitos.
- Política económica intervencionista: Se impulsó una ambiciosa política de obras públicas (construcción de carreteras, ferrocarriles, pantanos y extensión de regadíos, aunque sin abordar cambios en la estructura de la propiedad agraria). Se crearon monopolios estatales en sectores estratégicos como el petróleo (CAMPSA), tabaco (Tabacalera) y comunicaciones (Telefónica).
- Intentos de institucionalización del régimen: Se buscó crear una estructura política estable. Además de la Unión Patriótica, se constituyó una Asamblea Nacional Consultiva (1927), una especie de pseudoparlamento corporativo y designado por el dictador, sin poder legislativo real, en la que estaban representadas las mujeres (como Concepción Lóring, primera mujer en hablar en una asamblea nacional española). En 1929 se inició la elaboración de un proyecto de Constitución, que no llegó a aprobarse.
Oposición y Caída de la Dictadura
Estos intentos de institucionalización fracasaron. Paralelamente, aumentó la oposición al régimen desde diversos frentes:
- La vieja clase política liberal y conservadora, que deseaba volver a la Constitución de 1876.
- Sectores del ejército, descontentos por reformas como la escala única (que eliminaba los ascensos por méritos de guerra, perjudicando a los africanistas) y por conspiraciones republicanas.
- El movimiento obrero, especialmente la CNT (en la clandestinidad) y, progresivamente, la UGT y el PSOE, que abandonaron su colaboración inicial.
- El mundo intelectual y estudiantil, crítico con la falta de libertades y la censura (figuras como Unamuno fueron desterradas).
- Los nacionalismos periféricos, reprimidos por la política centralista.
A partir de 1929, la dictadura enfrentó nuevos problemas: el impacto de la crisis económica mundial (depreciación de la peseta, aumento del paro, fuga de capitales) y la pérdida del apoyo del rey Alfonso XIII, quien recelaba de la deriva del régimen y no aceptaba las propuestas de Primo de Rivera para perpetuarse. Sin apoyos suficientes, Primo de Rivera presentó su dimisión en enero de 1930 y se exilió en París, donde moriría poco después.
La Guerra Civil Española (1936-1939)
Historiografía de la Guerra Civil Española
La Guerra Civil española ha generado una vasta y compleja bibliografía, tanto nacional como internacional. Su estudio ha evolucionado:
- Durante el conflicto: Ambos bandos produjeron escritos con claros fines propagandísticos, acusándose mutuamente. Los republicanos defendieron la legitimidad de su gobierno frente a una sublevación militar ilegal, mientras que los sublevados justificaron su levantamiento como una acción necesaria y preventiva frente a una supuesta revolución comunista inminente.
- Durante el Franquismo (años 40-60): La historiografía oficial franquista defendió la tesis de la “Cruzada de Liberación” y la necesidad de la guerra para salvar a España del comunismo y la anarquía.
- Años 60 y 70: Hispanistas anglosajones como Hugh Thomas o Gabriel Jackson comenzaron a publicar obras con mayor rigor académico, resaltando la profunda polarización política y social como causa principal del conflicto.
- La Transición Democrática: Se abrió un nuevo campo para el estudio de la guerra, aunque inicialmente influenciado por el contexto político de reconciliación y el concepto de “culpa colectiva”. Algunos estudios fueron relegados temporalmente.
- Años 80 y 90: Se multiplicaron las investigaciones académicas en España, abordando con nuevas metodologías las causas del conflicto, la intervención extranjera, la violencia política, la economía de guerra y aspectos regionales.
- Siglo XXI: La historiografía ha dado un salto cualitativo, abordando temas antes ignorados o tabú (represión sistemática, campos de concentración, exilio, memoria histórica). Se han reeditado obras clásicas y el interés ha alcanzado al gran público. Autores actuales como Helen Graham, Antony Beevor, Paul Preston, Julián Casanova o Ángel Viñas continúan aportando nuevas investigaciones y perspectivas.
A pesar de la ingente producción, aún quedan interrogantes y debates abiertos sobre múltiples aspectos del conflicto.
El Camino hacia la Guerra Civil
Tras la victoria del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936, los partidos de derechas y diversas fuerzas conservadoras (militares, monárquicos, empresarios) intensificaron los contactos para planificar un golpe de Estado contra el gobierno republicano.
- Liderazgo y Planificación: El general José Sanjurjo, exiliado en Portugal tras su intentona golpista de 1932, fue elegido para liderar el futuro régimen. El general Emilio Mola, trasladado a Pamplona por el gobierno como gobernador militar, se convirtió en el principal organizador desde el interior, conocido con el nombre en clave de “el Director”.
- Apoyos Civiles y Financiación: Entre los civiles que apoyaron activamente la sublevación se encontraban líderes de la CEDA (como Ramón Serrano Suñer), monárquicos alfonsinos y carlistas (que organizaron milicias de requetés), y figuras del mundo empresarial como Juan March, quien financió el alquiler del avión Dragón Rapide que trasladó a Francisco Franco desde Canarias a Marruecos para ponerse al frente del Ejército de África.
- El Detonante: La tensión política y la violencia callejera se intensificaron en la primavera de 1936. El 12 de julio, pistoleros falangistas asesinaron al teniente de la Guardia de Asalto José del Castillo, conocido por sus ideas izquierdistas. En represalia, la madrugada del 13 de julio, compañeros de Castillo y miembros del PSOE secuestraron y asesinaron al líder monárquico y diputado José Calvo Sotelo. Este asesinato precipitó los planes golpistas.
La Sublevación Militar (Julio de 1936)
El 17 de julio de 1936, Mola dio la orden y la sublevación militar comenzó en las guarniciones de Melilla y el resto del Protectorado de Marruecos. A la mañana siguiente, 18 de julio, la sublevación se extendió a la Península. El gobierno de Casares Quiroga, inicialmente dubitativo, dimitió.
El golpe triunfó en áreas como Navarra, Castilla y León, parte de Aragón, Galicia, parte de Andalucía (Sevilla, Córdoba, Granada) y Extremadura (Cáceres), además de Baleares (excepto Menorca) y Canarias. La República logró mantener el control en Madrid, Cataluña, la franja cantábrica (Asturias, Santander, Vizcaya), Levante, La Mancha, Murcia, parte de Andalucía (Málaga, Jaén, Almería) y Extremadura (Badajoz).
El pronunciamiento fracasó en su objetivo de tomar el poder rápidamente en todo el país, dividiendo a España en dos zonas y dando inicio a la Guerra Civil. Sin embargo, desarticuló gravemente la estructura de mando del ejército republicano al sublevarse muchos oficiales.
Los Bandos Enfrentados
- División Militar:
- Generales: Aproximadamente 22 generales permanecieron leales a la República, frente a 17 que se unieron a los sublevados.
- Marina: La mayoría de la flota (11 almirantes) y las tripulaciones permanecieron fieles a la República, impidiendo inicialmente el paso del Ejército de África a la península. Solo 3 almirantes se unieron a los rebeldes.
- Aviación: La aviación también se mantuvo mayoritariamente leal al gobierno.
- Ejército de Tierra: La oficialidad intermedia y la tropa se dividieron según la zona donde se encontraban. Las unidades de élite como la Legión y los Regulares (tropas marroquíes) apoyaron masivamente a los sublevados.
- Fuerzas de Seguridad: La Guardia Civil se unió mayoritariamente a los rebeldes, salvo en núcleos importantes como Barcelona y Valencia. La Guardia de Asalto se mantuvo predominantemente leal al gobierno republicano.
- Apoyos Políticos y Sociales:
- Bando Republicano: Apoyado por partidos y sindicatos de izquierdas (PSOE, PCE, POUM, Izquierda Republicana, Unión Republicana), anarcosindicalistas (CNT-FAI), nacionalistas vascos (PNV) y catalanes (ERC), intelectuales y sectores de las clases medias y trabajadoras.
- Bando Sublevado (o Nacional): Respaldado por militares conservadores, monárquicos (alfonsinos y carlistas), Falange Española, la CEDA, la Iglesia Católica (que calificó la guerra de “Cruzada”), terratenientes, la oligarquía financiera e industrial, y sectores católicos y conservadores de la sociedad.
- Recursos Económicos:
- Zona Republicana: Controlaba inicialmente las principales zonas industriales (Cataluña, País Vasco, Asturias), gran parte de la minería de hierro y carbón, la siderurgia, la industria mecánica y textil, las reservas de cereales de La Mancha, el arroz y los cítricos del Levante, y las importantes reservas de oro del Banco de España y divisas.
- Zona Nacional: Dominaba las principales áreas de producción agraria (trigo de Castilla, ganadería) y algunas zonas mineras.
Desarrollo de la Guerra Civil (1936-1939)
La Guerra Civil Española se puede dividir en tres fases principales:
Fase 1: Guerra de Columnas (Julio – Finales de 1936)
- Caracterizada por movimientos rápidos de columnas militares (agrupaciones improvisadas de tropas) más que por frentes definidos.
- Operación clave: El traslado de las tropas sublevadas del Ejército de África a través del Estrecho de Gibraltar (con ayuda aérea inicial italiana y alemana), considerado el primer puente aéreo de la historia.
- Objetivo principal de los sublevados: La toma de Madrid. Avanzaron con dos columnas principales: una desde el norte (dirigida por Mola) y otra desde el sur (dirigida por Franco tras unificar el mando en Extremadura).
- Avance nacional: Ocupación de Mérida, Badajoz (con una fuerte represión), Talavera de la Reina. Franco desvió fuerzas para liberar a los sitiados en el Alcázar de Toledo (septiembre), un acto de gran valor propagandístico pero que retrasó el asalto a Madrid.
- Defensa de Madrid: A finales de octubre y principios de noviembre, las tropas nacionales llegaron a las puertas de Madrid. La ciudad resistió bajo el lema “¡No pasarán!”, gracias a la movilización popular, la llegada de las primeras Brigadas Internacionales y armamento soviético, y la reorganización de la defensa republicana. El gobierno republicano se trasladó a Valencia.
Fase 2: Guerra de Posiciones y Batallas de Desgaste (1937 – Julio de 1938)
- Estabilización de los frentes, guerra de trincheras y batallas de gran envergadura con mayor uso de armamento moderno (aviación, tanques).
- Batallas en torno a Madrid: Los nacionales intentaron cercar la capital con ofensivas que dieron lugar a las batallas del Jarama (febrero 1937) y Guadalajara (marzo 1937, primera gran derrota del ejército italiano fascista). La República lanzó contraofensivas como la de Brunete (julio 1937). Madrid resistió.
- Campaña del Norte: Ante la imposibilidad de tomar Madrid, Franco concentró sus esfuerzos en conquistar la franja cantábrica republicana, rica en industria y recursos mineros.
- Bombardeo de Guernica por la Legión Cóndor alemana (abril 1937).
- Caída de Bilbao (junio 1937), Santander (agosto 1937) y Asturias (octubre 1937).
- Ofensivas republicanas de distracción: Para aliviar la presión sobre el norte, la República lanzó ofensivas en otros frentes, como Belchite (agosto-septiembre 1937) y Teruel (diciembre 1937 – febrero 1938). La batalla de Teruel fue una de las más duras, con una breve ocupación republicana seguida de una contraofensiva nacional.
- Avance hacia el Mediterráneo: Tras la caída del frente de Aragón, las tropas nacionales avanzaron hacia el este, llegando al Mediterráneo por Vinaroz (Castellón) en abril de 1938. Esto dividió la zona republicana en dos (Cataluña aislada del resto).
Fase 3: La Batalla del Ebro y el Fin de la Guerra (Julio 1938 – Abril 1939)
- Batalla del Ebro (Julio – Noviembre 1938): Última gran ofensiva republicana para intentar reunir sus territorios y aliviar la presión sobre Valencia. Fue la batalla más larga y sangrienta de la guerra. Tras éxitos iniciales, el ejército republicano fue derrotado, sufriendo pérdidas humanas y materiales irreparables.
- Ofensiva sobre Cataluña: Tras la derrota republicana en el Ebro, los nacionales lanzaron una ofensiva definitiva sobre Cataluña, que cayó rápidamente entre diciembre de 1938 y febrero de 1939 (Barcelona fue ocupada en enero).
- Caída de la República: El gobierno republicano y miles de civiles y militares cruzaron la frontera hacia Francia (exilio masivo). En la zona centro-sur, última bajo control republicano, se produjo una división interna. El coronel Segismundo Casado dio un golpe de Estado en Madrid (marzo de 1939) contra el gobierno de Negrín, con la esperanza de negociar una rendición honrosa con Franco, quien exigió la rendición incondicional.
- Fin de la Guerra: Las tropas nacionales entraron en Madrid sin resistencia el 28 de marzo. En los días siguientes, ocuparon el resto del territorio republicano. El 1 de abril de 1939, Franco emitió el último parte de guerra, declarando el fin del conflicto.
Consecuencias de la Guerra Civil
Las consecuencias de la Guerra Civil Española fueron devastadoras y marcaron profundamente la historia de España en el siglo XX:
- Demográficas:
- Elevado número de muertes: Las estimaciones varían, pero se sitúan generalmente entre 500,000 y 900,000 personas, incluyendo muertos en combate, víctimas de la represión en ambas retaguardias, bombardeos, hambre y enfermedades.
- Exilio republicano: Aproximadamente 450,000 personas huyeron de España al finalizar la guerra, incluyendo intelectuales, políticos, militares y ciudadanos anónimos. Muchos no regresarían jamás. Destaca el caso de los “niños de la guerra”, evacuados a países como México, Francia, Reino Unido y la Unión Soviética.
- Descenso de la natalidad y envejecimiento de la población.
- Económicas:
- Destrucción material enorme: Infraestructuras (puentes, carreteras, ferrocarriles), viviendas (unas 250,000 destruidas y 180 núcleos urbanos gravemente afectados), tejido industrial y campos de cultivo.
- Caída drástica de la producción industrial y agraria. La economía española retrocedió décadas, volviendo a basarse predominantemente en la agricultura y sufriendo años de autarquía y racionamiento.
- Pérdida de las reservas de oro del Banco de España (utilizadas por la República para comprar armas).
- Endeudamiento del nuevo Estado franquista con Alemania e Italia.
- Políticas:
- Instauración de una larga dictadura militar dirigida por Francisco Franco (1939-1975), que suprimió las libertades democráticas, los partidos políticos y los sindicatos.
- Dura represión contra los vencidos durante la posguerra (fusilamientos, encarcelamientos masivos, depuraciones).
- Aislamiento internacional inicial del régimen franquista.
- Sociales y Culturales:
- Profunda fractura moral y social en el país, dividiendo a la sociedad entre vencedores y vencidos.
- Pérdida de capital humano e intelectual debido al exilio y la represión.
- Imposición de una cultura oficial basada en el nacionalcatolicismo y la censura.
- El trauma de la guerra y la dictadura marcó a varias generaciones de españoles.