1. El reinado de Carlos IV
1.1 Las repercusiones de la Revolución Francesa
Las primeras decisiones de Carlos IV como Rey mostraron unos propósitos reformistas. Designó primer ministro al conde de Floridablanca, un ilustrado que inició su gestión con medidas como la condonación del retraso de las contribuciones, limitación del precio del pan, restricción de la acumulación de los bienes de manos muertas. El estallido de la Revolución Francesa en 1789 cambió radicalmente la política española. Floridablanca, ante la gravedad de los hechos, dejó en suspenso los pactos de familia, estableció controles en la frontera para impedir la expansión revolucionaria y efectuó una fuerte presión diplomática en apoyo de Luis XVI. En 1792, Floridablanca fue sustituido por el conde de Aranda, que simpatizaba con el ala más moderada de la revolución, en el momento en que Luis XVI había aceptado la primera constitución francesa. Sin embargo, la radicalización revolucionaria a partir de 1792 y el destronamiento de Luis XVI precipitó la caída de Aranda y la llegada al poder de Manuel Godoy.
1.2 Los gobiernos de Godoy
Godoy y la Revolución Francesa
A partir de 1794, las tropas españolas se vieron forzadas a la retirada. Los franceses ocuparon Figueres, Irún, San Sebastián, Bilbao, Vitoria y Miranda de Ebro. Godoy suscribió con Francia la Paz de Basilea en 1795. La República Francesa devolvió a España las plazas ocupadas, a cambio del territorio hispano de la isla de la Española. En agradecimiento a su gestión, el primer ministro recibió el título de Príncipe de la Paz. En 1796, concluida la fase más radical de la revolución, Godoy firmó con Francia el Tratado de San Ildefonso. La escuadra española fue derrotada frente al cabo de San Vicente en 1797. En América, los británicos ocuparon la Isla de Trinidad. Todo ello provocó la caída de Godoy en mayo de 1798.
Godoy y Napoleón
Francisco de Saavedra y Mariano Luis de Urquijo se sucedieron al frente del gobierno entre 1798 y 1800, años en los que ya se evidenciaba un ahogamiento económico. La llegada al poder de Napoleón Bonaparte en 1799 y su proclamación como emperador en 1804 alteró las relaciones internacionales, aunque España renovó su alianza con Francia. Napoleón necesitaba, en su lucha contra los británicos, contar con la colaboración de España, sobre todo de su escuadra. En 1800 se firmó el Tratado de San Ildefonso. Godoy declaró en 1802 la guerra a Portugal, antes de que lo hiciera Napoleón, en lo que se conoció como Guerra de las Naranjas, obteniendo el compromiso de Portugal para impedir el atraque de los buques británicos en sus puertos. En 1805, tuvo lugar la Batalla de Trafalgar, que llevó al bloqueo continental al que se sumó España. En 1807 fue suscrito el Tratado de Fontainebleau.
La crisis final
La presencia de los soldados franceses en territorio español aumentó la oposición hacia Godoy. A finales de 1807 se produjo la Conjura del Escorial, conspiración encabezada por Fernando, Príncipe de Asturias, que pretendía la sustitución de Godoy y el destronamiento de Carlos IV. Pero, frustrada la conjura, el propio Fernando delató a sus colaboradores. En marzo de 1808, Godoy aconsejó a los reyes que abandonaran el país, pero se produjo el Motín de Aranjuez. Godoy fue apresado por los amotinados. Carlos IV abdicó en su hijo Fernando VII. Fernando VII, bajo la presión del emperador, devolvió la corona a Carlos IV. Éste se la entregó a Napoleón, que designó nuevo rey de España a su hermano José Bonaparte, José I.
2. Guerra y revolución
2.1 La Guerra de la Independencia
De los alzamientos a la batalla de Ocaña
La guerra contra la ocupación francesa se inició con el alzamiento del pueblo de Madrid el 2 de mayo de 1808. Los madrileños se enfrentaron a los soldados franceses que respondieron con una fuerte represión. En julio de 1808, las fuerzas napoleónicas, mandadas por el General Dupont, fueron derrotadas en Bailén por el General Castaños, lo que precipitó la huida de José I de Madrid.
Las guerrillas
Surgieron como un recurso del pueblo ante la incapacidad del ejército. Sus integrantes fueron paisanos que conformaban partidas guerrilleras mandadas por líderes locales. Aprovechaban el conocimiento del terreno y el apoyo popular. El principal éxito de la guerrilla consistió en minar la moral de los franceses, que en ocasiones no llegaron a dominar más allá del terreno que pisaban.
La derrota francesa
Las tropas británicas, aliadas de las españolas, emprendieron una contraofensiva dirigida por el Duque de Wellington. Con el apoyo de la guerrilla y del ejército regular, derrotaron a los franceses en las batallas de Arapiles en 1812 y Vitoria en 1813. Por el Tratado de Valençay, el emperador restituyó la corona española a Fernando VII. La Guerra de la Independencia concluyó con casi medio millón de muertos y dejó una secuela de ruinas de la que el país tardó mucho tiempo en recuperarse.
2.2 El reinado de José I Bonaparte (La España ocupada)
Napoleón Bonaparte, tras las abdicaciones de Fernando VII y Carlos IV, efectuó una convocatoria de las cortes en Bayona. Con ello incluía a España dentro de los estados familiares de su imperio. El Estatuto de Bayona establecía la existencia de unas cortes elegidas por un procedimiento electoral muy restringido y con una iniciativa legislativa. Recogía un conjunto de derechos y libertades como la suspensión de los privilegios, la abolición de la tortura o la inviolabilidad del domicilio y proyectos de reforma. Tras la derrota de Bailén, Napoleón radicalizó las reformas con los Decretos de Chamartín, que suponían el desmantelamiento del orden feudal, del régimen señorial, de la sociedad estamental y de sus instituciones más representativas. José I se amparó en el texto de Bayona de 1808 y en los afrancesados, grupo de colaboradores españoles afines a los proyectos reformistas del monarca y que, en general, fueron rechazados por el pueblo. Puso fin a la Inquisición y al régimen señorial, redujo el número de conventos, suprimió aduanas interiores y estableció una división territorial de España en 83 prefecturas (similar a provincias). Se buscó el saneamiento de la hacienda mediante la venta de bienes nacionales para hacer frente al pago de la deuda pública. En el terreno legal se adoptó el código civil napoleónico.
2.3 Las Cortes de Cádiz (España libre)
Las juntas de Sevilla y Granada organizaron un ejército que, dirigido por el General Castaños, consiguió la victoria de Bailén. El 21 de septiembre se constituyó, en Aranjuez, la Junta Central, cuya presidencia ostentó el anciano conde de Floridablanca. La Junta Central suscribió una alianza con Gran Bretaña y organizó un ejército. Ante el avance de las tropas por el territorio español, se trasladó a Sevilla en diciembre de 1808, donde anunció el 22 de mayo de 1809 la convocatoria de cortes para asegurar la gobernabilidad de España en ausencia de su monarca legítimo, Fernando VII. En enero de 1810, dio paso a un consejo de regencia que dispuso la reunión de cortes en una sola cámara y no por estamentos. Entre los diputados se distinguieron tres grupos: absolutistas, partidarios del antiguo régimen; reformistas, defensores de reformas limitadas de carácter ilustrado y acordes con la tradición española; y liberales, que pretendían introducir el régimen liberal en España en ausencia del rey. Las condiciones bélicas del momento, la situación de aislamiento y el dominio ideológico de los liberales, motivaron que se produjera una desconexión entre las cortes y el resto del país. El 19 de marzo de 1812 se promulgó la Constitución de 1812, que establecía:
- Soberanía nacional.
- División de poderes elegidos por sufragio universal masculino.
- Declaración de derechos y libertades, libertad de imprenta o del derecho a la educación.
- Confesionalidad religiosa.
Se tomaron medidas legislativas con el fin de desmontar el antiguo régimen:
- Reformas políticas: desaparición de los consejos.
- Reformas religiosas: supresión del tribunal de la Inquisición.
- Reformas sociales: libertad de trabajo, fin de los privilegios y señoríos o fomento de la agricultura y ganadería.
- Medidas desamortizadoras: venta de los bienes de los jesuitas y órdenes militares, monasterios destruidos por la Guerra y propiedades de la Inquisición, con el fin de saldar el gran déficit de la deuda pública.
3. El reinado de Fernando VII
3.1 El Sexenio Absolutista
Fernando VII regresó a España. Recibido triunfalmente, el pueblo lo aclamó entusiasmado como rey absoluto. Poco después, un grupo de diputados absolutistas de las Cortes entregó al soberano el denominado Manifiesto de los Persas. Mediante el decreto de 4 de mayo, declaró abolida la Constitución y anuló la obra de las Cortes de Cádiz. Comenzó a gobernar como soberano absoluto, lo que supuso el triunfo de la restauración. Desmontó la obra legislativa de los liberales de Cádiz. Se restablecieron la Inquisición y los privilegios señoriales, se paralizaron las tímidas medidas desamortizadoras y las libertades fundamentales quedaron suspendidas. Además, el monarca comenzó una fuerte represión contra los liberales. Desde organizaciones secretas, los liberales llevaron a cabo numerosas conspiraciones con el apoyo de algunos militares, los llamados pronunciamientos.
3.2 El Trienio Constitucional
En enero de 1820 se produjo un pronunciamiento encabezado por el General Riego, quien lanzó una proclama en favor de la Constitución de 1812, en la que se hallaba acantonado para partir hacia América. Su acción contó con el apoyo de las logias masónicas de Cádiz y de políticos como Alcalá Galiano o Mendizábal. Se estableció un régimen liberal basado en la Constitución de 1812. Se reestablecieron las normas legales aprobadas por las Cortes de Cádiz y se creó la Milicia Nacional, origen de la mili, como cuerpo armado para la defensa del liberalismo. El régimen constitucional, carente de apoyo popular masivo, pronto se enfrentó a conspiraciones. Los partidos realistas, los partidarios del absolutismo, establecieron una regencia en Urgell en agosto de 1822 al entender que el monarca se hallaba secuestrado por los liberales. Los liberales se dividieron en doceañistas, los menos exaltados, y veinteañistas, más radicales. Durante el trienio se elaboró el reglamento de instrucción pública, se extinguieron los vínculos señoriales y la Inquisición y se estableció la beneficencia pública. En enero de 1823, los Cien Mil Hijos de San Luis, al mando del Duque de Angulema, avanzaron por España y pusieron fin a la experiencia del trienio constitucional.
3.3 La Década Ominosa
Durante esta etapa se produjo la Pragmática Sanción, que derogaba la ley sálica. Carlos María Isidro, lideraba el sector más radical del absolutismo, los llamados apostólicos o carlistas.