De la Sociedad Estamental a la Sociedad de Clases
Durante el siglo XIX en España se desarrolló la sociedad de clases, que sustituyó a la sociedad estamental del Antiguo Régimen. Los fundamentos de esta nueva sociedad eran la libertad de todos los individuos y la igualdad ante la ley. La clase alta era el nuevo bloque social dominante y controlaba el poder político. Estaba formada por la antigua aristocracia terrateniente, la nueva burguesía de los negocios, altos cargos del Estado, mandos militares y la Iglesia.
La clase media urbana estaba integrada por pequeños comerciantes, funcionarios, profesionales liberales, propietarios rurales acomodados, artesanos y pequeños fabricantes.
La inmensa mayoría de los españoles constituían las clases populares:
- Campesinos: Era el grupo más numeroso. No se beneficiaron de la desamortización y sus condiciones de vida eran muy precarias.
- Población urbana: Menos numerosa pero muy importante. Vivían en condiciones infrahumanas, con largas jornadas laborales y salarios ínfimos.
- Obreros y jornaleros: Tenían una situación de pobreza similar, pero mientras que los obreros industriales mejoraron sus condiciones, los jornaleros apenas se beneficiaron de los cambios.
Transformaciones Económicas: Proceso de Desamortización y Cambios Agrarios
La desamortización es la expropiación y venta de tierras vinculadas a la Iglesia y los consejos. El proceso desamortizador lo llevaron a cabo los gobiernos progresistas durante el reinado de Isabel II. Los motivos de la desamortización de Mendizábal fueron:
- Reconocer el derecho a la propiedad libre y circulante.
- Aumentar el número de medianos propietarios.
- Disminuir la deuda pública del Estado.
La desamortización de Mendizábal en 1836 afectó a los bienes del clero regular. La desamortización de Espartero en 1841 afectó a los sacerdotes, y la desamortización de Madoz en 1854 afectó a las propiedades que aún quedaban en manos de la Iglesia y todos los bienes de propios y comunes. Además, su recaudación fue superior a la de Mendizábal.
Las consecuencias fueron:
- La disminución de la deuda del Estado.
- La mayoría de las tierras pasaron a manos de la oligarquía dirigente.
- El campesinado resultó perjudicado gravemente.
- La agricultura siguió siendo tradicional.
- Hubo un leve crecimiento de la población.
Transformaciones Culturales
Desde la mitad del siglo XIX hasta sus finales, llega a España un auge artístico con movimientos como el neoclasicismo, romanticismo, realismo y naturalismo. El régimen liberal permitió a los intelectuales y artistas acercarse a las corrientes europeas y desarrollar actividades propias del nuevo estilo burgués. La difusión de los acontecimientos artísticos favoreció la expansión de los nuevos movimientos culturales europeos por España. El despertar de la cultura española coincidió con la crisis de finales del siglo XIX, iniciándose una gran explosión científica y cultural.
A partir de 1898, los intelectuales lograron una fuerte proyección pública, interviniendo en la vida política y social con diversas actividades. A pesar de su individualismo, los intelectuales tuvieron un claro sentido colectivo y generacional. La Generación del 98 criticó los defectos del sistema político de la Restauración, pero no hizo propuestas políticas alternativas coherentes. Frente al pesimismo del 98, la Generación del 14 quiso encontrar soluciones a los problemas de España, con el objetivo de modernizar y europeizar el país.
Transformaciones Sociales: Crecimiento Demográfico
La población española creció de manera constante durante el siglo XIX. De 1800 a 1900, aumentó en 7 millones y medio de habitantes. Se mantuvo el régimen demográfico antiguo, caracterizado por tasas de natalidad y mortalidad elevadas. La alta mortalidad se debió a las enfermedades infecciosas, guerras y epidemias. La esperanza de vida, que era muy baja, mejoró hasta los 34 años en 1900.
La estructura demográfica por sectores económicos era arcaica y desequilibrada, con un importante predominio del sector primario (70%). Se incrementó el éxodo rural debido al estancamiento del mundo agrario y las expectativas laborales que ofrecían las ciudades. El crecimiento urbano supuso el desarrollo espacial de las ciudades: por un lado, surgieron suburbios de barrios obreros y, por otro, se crearon áreas burguesas de urbanismo planificado. Fueron importantes las migraciones a Iberoamérica y Argelia.
Cambio en las Mentalidades
Durante el siglo XIX chocaron dos corrientes:
- Tradicionalismo: basado en los valores propios del absolutismo del Antiguo Régimen y del liberalismo más conservador. Era defendido por intelectuales que identificaban España con el catolicismo.
- Innovación: los pensadores liberales defendían una cultura abierta a las novedades del pensamiento europeo para superar el atraso cultural y científico. Esta nueva corriente surgió en las ciudades y tenía una mentalidad moderna, laica, revolucionaria y anticlerical.
A pesar de los cambios, permanecieron muchos valores y costumbres heredados de épocas anteriores. Las clases altas, minoritarias y homogéneas, llevaban una vida de lujos. Las clases medias eran más progresistas que las altas, pero más heterogéneas; muchos formaban parte del entramado caciquil de los partidos. Las clases populares, que eran el 80% de la población, vieron cómo la influencia del movimiento obrero desarrolló la conciencia de clase y multiplicó sus reivindicaciones.
El Directorio Militar
El primer gobierno de la dictadura de Miguel Primo de Rivera se denominó Directorio Militar (1923-1925). Sus actuaciones fueron:
- Reorganización de los ayuntamientos y de las diputaciones provinciales. Los concejales serían elegidos por sorteo y los alcaldes serían nombrados por el gobierno.
- Política centralista: prohibición de la bandera catalana y limitación del uso del catalán al ámbito privado.
- Adopción de severas medidas de orden público: se prohibieron las manifestaciones y las huelgas.
- Creación de la Unión Patriótica, a modo de partido único, para apoyar la dictadura.
El éxito de los primeros años de la dictadura fue acabar con la Guerra de Marruecos. Miguel Primo de Rivera era partidario de abandonar el protectorado; por ello, se preparó la retirada de Marruecos, pese a las protestas de los militares africanistas. Sin embargo, en 1925, un ataque de Abd el-Krim decidió la acción conjunta franco-española. El desembarco de Alhucemas constituyó un éxito completo y Abd el-Krim se rindió a los franceses. Una vez controlado el protectorado, se reforzó el ejército de África y se sustituyeron las tropas de reclutas españoles por regulares indígenas.
El Hundimiento de la Monarquía
Ante la falta de apoyos, el rey pidió la dimisión a Miguel Primo de Rivera, que dimitió en enero de 1930 y se exilió en París. Alfonso XIII nombró jefe de gobierno al general Dámaso Berenguer. Se pretendía la vuelta al sistema constitucional, pero fue incapaz de hacer frente a la grave situación económica. En agosto de 1930, la oposición antimonárquica firmó el Pacto de San Sebastián. Se creó un Comité Revolucionario para preparar la proclamación de la República. La CNT respaldó la conspiración, pero no se unió al pacto. Semanas más tarde, se difundió un manifiesto que llamaba a la población a derribar la monarquía.
En diciembre de 1930 fracasó el pronunciamiento de Jaca. Un grupo de intelectuales tomó partido y creó la Asociación al Servicio de la República. En febrero de 1931, el almirante Juan Bautista Aznar-Cabañas sustituyó al general Dámaso Berenguer como jefe de gobierno y convocó elecciones municipales, que se celebraron el 12 de abril y dieron el triunfo a las candidaturas republicanas. El 14 de abril se proclamó la Segunda República y, ese mismo día, Alfonso XIII se exilió en Italia.
La Guerra de Marruecos
La política colonial marroquí influyó en la vida española de la época. En 1909, el reclutamiento de reservistas provocó la Semana Trágica de Barcelona y, en 1921, el Desastre de Annual aceleró el fin de la Restauración. España administraba el Rif desde la Conferencia de Algeciras de 1906. En los primeros años de ocupación, se habían producido incidentes. Al finalizar la Primera Guerra Mundial, España reemprendió la ocupación del Rif, chocando con la resistencia de las tribus indígenas.
En 1921, el general Silvestre llevó a cabo una acción precipitada, adentrándose en el Rif. El jefe rifeño, Abd el-Krim, atacó las posiciones españolas e infligió una gravísima derrota: el Desastre de Annual, donde murieron 13.000 soldados españoles. La derrota aumentó la impopularidad de España y se exigieron responsabilidades. La oposición en las Cortes dio gran popularidad al PSOE y a los republicanos. La reacción de los militares fue inmediata y se hizo visible en el golpe de Estado del general Miguel Primo de Rivera de 1923.