Inicios del siglo XVIII: El Cambio Dinástico y la Centralización Borbónica
Con la muerte de Carlos II en 1700, la Casa de Austria llega a su fin en el trono español, dejando un imperio en decadencia. La sucesión de Felipe de Anjou desencadena la Guerra de Sucesión Española, con la alianza de Inglaterra, Holanda, Austria y Portugal contra los Borbones. El triunfo borbónico marca el inicio de una nueva era en España.
Bajo el reinado de los Borbones, España se adentra en el Antiguo Régimen, adoptando un sistema político monárquico absolutista y formas de administración francesas. Los Decretos de Nueva Planta unifican y centralizan el poder, imponiendo los fueros de Castilla en todos los reinos, excepto Navarra y las Provincias Vascas.
Una Sociedad Estamental y una Economía Agraria
La sociedad española del siglo XVIII se caracteriza por su estructura estamental, con clases privilegiadas que gozan de privilegios económicos y jurídicos, mientras que las clases no privilegiadas soportan fuertes impuestos y la exclusión política. La burguesía, con poca influencia, tiende a ennoblecerse.
La economía, predominantemente agraria y atrasada, se basa en estructuras feudales, con escasa inversión y modernización. El desarrollo manufacturero es limitado y el mercado interior reducido. La mayor parte de la población, rural y generadora de riqueza, se ve afectada por los impuestos y las crisis recurrentes.
Manufacturas: Entre la Tradición Gremial y la Innovación
El aumento de la población impulsa la demanda de productos artesanales, pero la escasa renta campesina y el fracaso de la reforma agraria impiden el despegue industrial. La producción artesanal se caracteriza por su dispersión, la pervivencia de talleres gremiales y la tecnología arcaica.
En la segunda mitad del siglo XVIII, se intenta modernizar la industria, eliminando el control gremial y decretando la libertad de oficio en 1790. Se adaptan modelos de manufactura franceses, con la creación de manufacturas reales para artículos de lujo y el abastecimiento del ejército.
La iniciativa privada también impulsa la industria, con ejemplos como Juan de Goyeneche en Nuevo Baztán y la burguesía catalana que desarrolla la industria textil de indianas, libre del control gremial.
Comercio: Expansión y Reformas
El comercio experimenta un notable crecimiento en el siglo XVIII, impulsado por la recuperación económica y el pensamiento mercantilista e ilustrado. Se busca fortalecer el Estado, recuperar la posición de España en Europa y obtener una balanza comercial favorable.
Comercio Interior y Exterior
El comercio interior se ve limitado por trabas como aduanas interiores, peajes, el autoconsumo local y las dificultades de transporte. Se implementan medidas para mejorar las comunicaciones, pero grandes zonas del país permanecen aisladas.
El comercio exterior experimenta avances significativos con la abolición del monopolio de la Casa de Contratación en el comercio con las Indias. Los Decretos de Libertad de Comercio abren los puertos peninsulares al comercio americano.
Se crean compañías privilegiadas de comercio, Juntas de Comercio y consulados de comerciantes. El comercio con América proporciona capital privado y recursos a la Hacienda, aunque su inversión varía según la región.
Sistema Bancario
La debilidad de la burguesía limita el desarrollo del crédito y la banca. El reducido tamaño de las empresas y la falta de inversión agraria hacen innecesaria una red bancaria extensa. El endeudamiento del Estado impulsa la creación del Banco Nacional de San Carlos bajo el reinado de Carlos III.