España en la Era Napoleónica: De Carlos IV a la Guerra de Independencia

Carlos IV continuó con la política autoritaria y moderadamente reformista, pero fue el comienzo del fin de la sociedad estamental y de la monarquía absoluta. En 1789, el proceso revolucionario francés influyó en la política española. Un sector moderó sus ideas y otro se radicalizó. Para evitar que las ideas revolucionarias llegaran a España, ilustrados como Floridablanca pretendieron impedir que entrara cualquier periódico o libro procedente de Francia y se concedieron nuevos poderes a la Inquisición.

Carlos IV nombró a Manuel Godoy como su valido entre 1792 y 1808, debido a una buena relación personal con los monarcas. Llegó a ser extremadamente impopular y debilitó el poder y la imagen de los reyes ante sus súbditos y potencias extranjeras. De 1793 a 1795 tuvo lugar la guerra internacional contra la Francia revolucionaria, en la que Luis XVI fue decapitado. Posteriormente, se moderó el régimen republicano francés y la monarquía española retornó a la tradicional alianza con Francia frente al Reino Unido en los tratados de San Ildefonso (1796 y 1800), en los que el Gobierno español puso a disposición de Francia sus recursos económicos y su flota naval. Los británicos sometieron a España a un bloqueo marítimo y aniquilaron a la Armada hispanofrancesa en Trafalgar (1805), lo que aumentó la impopularidad de Godoy.

Las deudas heredadas y las guerras contra los británicos pusieron a la corona al borde de la bancarrota. Los recursos de las Indias no llegaban con regularidad. Se emitió una mayor cantidad de vales reales, lo que hizo caer su valor en picado. Además, surgió la desamortización. En 1807, con el Tratado de Fontainebleau, Napoleón Bonaparte decidió emplear España como puente para someter Portugal, por lo que introdujo tropas en lugares estratégicos de la Península.

La Oposición a Godoy y el Motín de Aranjuez

La política de Godoy había suscitado una oposición política. La izquierda era un grupo débil, enemigo del absolutismo y partidario de una constitución que limitara el poder del rey. La derecha, más numerosa, con aristócratas, clero e ilustrados, defendía la participación de la nobleza en el poder. Esta oposición fue liderada por el príncipe de Asturias, Fernando, que urdió varias conspiraciones. La de El Escorial fracasó, pero la de Aranjuez resultó un éxito. Desconfiando de las intenciones de Napoleón, Godoy planeó trasladar a los reyes a Andalucía y después a América. Al conocerse este proyecto, estalló el Motín de Aranjuez el 17 de marzo de 1808, que se reprodujo en Madrid y en otros puntos de España contra los partidarios de Godoy, quien fue encarcelado. Carlos IV se vio obligado a abdicar en Fernando VII el 19 de marzo.

El Levantamiento del 2 de Mayo y el Inicio de la Guerra

Debido a esta situación en la familia real, Napoleón decidió instaurar una monarquía satélite reuniendo a Carlos IV y Fernando VII en Bayona. El rumor de la traición francesa y el intento de llevar a Francisco de Paula a Bayona causaron en Madrid, el 2 de mayo, un motín popular en el que las clases populares madrileñas y el cuartel de Monteleón combatieron contra los franceses. Los soldados de Napoleón llevaron a cabo una represión muy dura y fusilaron a muchos rebeldes. El motín se reprodujo en distintas partes de España. Fernando VII abdicó en su padre Carlos IV, este en Napoleón, y Napoleón en su hermano José Bonaparte.

Esta noticia llegó a Madrid y estalló la Guerra de la Independencia (1808-1814). El conflicto fue internacional, dentro de las guerras napoleónicas, finalizadas en el Congreso de Viena (1815). Participaron Portugal, que fue invadida, y Reino Unido de forma decisiva apoyando a los españoles sublevados desde Gibraltar, especialmente para abastecer a Cádiz. Adquirió, además, un carácter de guerra civil porque la ocupación francesa traía las ideas surgidas de la Revolución Francesa: conceptos de nación, libertad, igualdad ante la ley, reformismo social y económico, y modernización ilustrada.

Etapas de la Guerra de la Independencia

  • De mayo a octubre de 1808: El ejército francés fue incapaz de dominar la Península. Numerosas ciudades se revelaron y fueron sitiadas, como Zaragoza y Gerona. Las tropas francesas fueron derrotadas en Bailén (julio de 1808) por un improvisado ejército español, y las tropas de ocupación en Portugal se rindieron frente a los británicos en Sintra, replegándose hacia el País Vasco.
  • De octubre de 1808 a julio de 1812: Napoleón dirigió la hegemonía militar francesa con la Grande Armée (ejército de veteranos). No pudieron controlar importantes focos de resistencia como Lisboa y Cádiz por el abastecimiento de los británicos. El relieve de la Península y la resistencia local en forma de guerrillas dificultaron el avance francés. Las guerrillas eran cuadrillas improvisadas, formadas por oficiales y soldados huidos del ejército, bandoleros, aventureros y clérigos, que hostigaban a las tropas francesas y boicoteaban sus líneas de comunicación.
  • De julio de 1812 a 1814: Una gran ofensiva de los aliados culminó la derrota y expulsión de las tropas francesas. Además, el ejército francés era más débil porque Napoleón se llevó a los veteranos a Rusia. Al mando del duque de Wellington, los británicos, portugueses y españoles les vencieron en la batalla de Los Arapiles (Salamanca, 1812) y en Vitoria y San Marcial (Guipúzcoa, 1813). Debido a que quedaban tropas de Napoleón en Cataluña, se firmó el Tratado de Valençay (diciembre de 1813), en el que Napoleón reconoció a Fernando VII como rey de España, quien llegó a principios del año siguiente restaurando el absolutismo.