España: La Segunda República (1931-1936)

La Segunda República: La Constitución de 1931 y el bienio reformista

Los inicios del nuevo régimen. La Constitución de 1931

La Segunda República (1931-1936) constituyó un ambicioso intento de modernización política y trató de adaptar las instituciones y leyes a los cambios sociales y económicos que se habían producido entre 1910 y 1930: había surgido una sociedad de masas, laica, industrial y urbana, junto a la que pervivía una mayoritaria sociedad caciquil, tradicional, rural y agraria.

La proclamación de la Segunda República

Los resultados de las elecciones municipales, favorables a la Conjunción Republicano Socialista en las capitales de provincia y en las grandes ciudades, provocaron la salida de Alfonso XIII del país y la proclamación del nuevo régimen el 14 de abril de 1931. La proclamación de la Segunda República no encontró oposición y llegó en medio del entusiasmo popular. Se constituyó un Gobierno provisional integrado por los miembros del Comité Revolucionario formado a raíz del Pacto de San Sebastián; la mayoría de ellos habían estado encarcelados tras el intento de huelga general de diciembre de 1930.

Los grupos políticos del Gobierno provisional:

  • Antiguos monárquicos: Dispuestos a garantizar que el régimen no sería radical. Representados por Niceto Alcalá Zamora como presidente del Gobierno y Miguel Maura como ministro de Gobernación.
  • Republicanos moderados: Recelaban de la presencia socialista en el Gobierno y no estaban dispuestos a hacer concesiones a los nacionalistas. Representados por Diego Martínez Barrios y Alejandro Lerroux, ambos del partido Radical.
  • Republicanos intelectuales: Partidarios de colaborar con los socialistas y de descentralizar el estado a favor de las regiones. Representados por Manuel Azaña, ministro de la Guerra, del partido Acción Republicana.
  • Regionalistas o nacionalistas moderados: Partidarios de conceder estatutos de autonomía a las regiones. Representados por Santiago Casares Quiroga, regionalista gallego, y Lluis Nicolau D’Olwer, regionalista catalán.
  • Socialistas: Una parte eran intelectuales del PSOE partidarios de colaborar con los republicanos de izquierda y otra parte eran sindicalistas de la UGT. Representados por Indalecio Prieto (ministro de Hacienda) y Fernando de los Ríos, del grupo de intelectuales, y Francisco Largo Caballero (ministro de Trabajo), sindicalista.

Entre estos primeros ministros de la República faltaban representantes de la derecha monárquica, conservadora y católica, de los sectores obreros anarquistas, así como de Esquerra Republicana de Catalunya, liderada por Francesc Maciá y Lluis Companys, que había triunfado en esta región en las elecciones municipales.

La Constitución de 1931

Se convocaron elecciones a Cortes constituyentes en junio de 1931 para otorgar legitimidad al régimen. Fueron ganadas por amplia mayoría por los partidos de la coalición gobernante. El PSOE pasó a ser la formación parlamentaria más numerosa, seguidos de los radicales de Lerroux, los radical socialistas y los de Azaña. La derecha no republicana tenía una presencia simbólica. La nueva constitución fue promulgada en diciembre de 1931 y en ella se configuraba un régimen democrático, parlamentario, laico y descentralizado, en el que se recogía la función social de la propiedad.

Características:

  • Los poderes: El origen de la soberanía era el pueblo. La primacía la tenía el poder legislativo unicameral, representado por el Congreso de los Diputados, y a este estaban sometidos el poder ejecutivo (Presidentes de la República y del Consejo de Ministros) y el Tribunal Supremo. Se estableció un tribunal de Garantías Constitucionales que debía declarar la constitucionalidad de las leyes aprobadas.
  • Los derechos: Se establecían una serie de derechos individuales y se reconocían derechos sociales como el acceso a la Seguridad Social, la protección del trabajo infantil y femenino, salario mínimo, etc. La influencia socialista fue notable: se limitó el derecho a la propiedad por motivo de utilidad social y se establecía la posibilidad de nacionalizar servicios de interés común.
  • El voto: Los Diputados se elegían por sufragio general masculino y en 1933 se permitió votar a las mujeres. El Presidente de la República se elegía de forma indirecta a través de compromisarios. Las corporaciones municipales también eran elegidas por sufragio electoral. La Ley Electoral favorecía al ganador, por tanto a las mayorías, por lo que se formaron bloques o coaliciones.
  • La configuración territorial: Se aceptaba la aprobación de estatutos de autonomía para las regiones, que debían presentar un proyecto y ser aprobado por las Cortes.
  • La separación Iglesia-Estado: La separación tajante entre Iglesia y Estado acababa con el subsidio al clero y prohibía ejercer la enseñanza a las órdenes religiosas, además de perder su inmunidad fiscal. Se estableció la igualdad de trato para las distintas confesiones religiosas, desligándolas de la política y la economía. Esto provocó la oposición de la derecha católica y de la Iglesia, que no se identificaron ni con el régimen ni con la Constitución. Esta postura también tuvo consecuencias: hizo que se incrementara el anticlericalismo popular.

El Bienio Reformista (1931-1933)

Durante este periodo ocurrieron dos cambios que inclinaron la política hacia el centro-izquierda:

  • La aprobación de los artículos referentes a la cuestión religiosa en la Constitución provocó la dimisión de Alcalá Zamora y Maura en octubre de 1931.
  • La negativa a seguir colaborando con los socialistas motivó la salida del Gobierno de los ministros del partido Radical, Lerroux y Martínez Barrio, en diciembre de 1931.

Pese a esto, Alcalá Zamora fue elegido presidente de la República (diciembre de 1931-abril de 1936) y Manuel Azaña ocupó la presidencia del Gobierno hasta 1933.

La reforma agraria

Se aprobó en septiembre de 1932 y pretendía llevar a cabo una redistribución de la propiedad agraria para satisfacer la demanda de los jornaleros sin tierra. En vez de ceñirse a los latifundios del sur se aplicó a todo el país a la vez, molestando innecesariamente a los pequeños y medianos propietarios. Los asentamientos de colonos se realizaron muy despacio y las indemnizaciones fueron muy costosas. Finalmente la reforma fue paralizada durante el gobierno de centro-derecha a partir de 1934. En total se realizaron muchos menos asentamientos de los previstos, se creó una gran alarma entre los terratenientes y unas enormes esperanzas entre los jornaleros sin satisfacer ni a unos ni a otros.

Las reformas laborales

Promovidas por Largo Caballero desde el ministerio de Trabajo, crearon un nuevo marco de relaciones laborales entre empresarios y trabajadores.

Principales medidas adoptadas:

  • Ley de Contratos de Trabajo: Daba prioridad a los convenios o contratos colectivos en las empresas para establecer las relaciones de trabajo. Era esencial que los trabajadores se asociaran en sindicatos para negociar con la patronal y dialogar con las autoridades.
  • Ley de Jurados Mixtos: Los jurados mixtos eran instituciones semejantes a los comités paritarios de la Dictadura, en los que la Administración estatal, los obreros sindicados y los patronos arbitrarían soluciones a los conflictos laborales. Esta medida también benefició a la UGT porque la CNT no participaba en estos organismos políticos.
  • Otras reformas como la Ley de Intervención Obrera o la de creación de un seguro de desempleo no pudieron aprobarse.
  • Algunas fueron de aplicación exclusiva en el campo, como la Ley de Términos Municipales, que obligaba a los patronos a emplear en primer lugar a los obreros de su término municipal; la de Laboreo Forzoso, que establecía que los patronos realizaran cuantas labores fueran necesarias para cultivar adecuadamente las tierras; la de Accidentes de Trabajo en el Campo; o la imposición de la jornada laboral de ocho horas en la agricultura.

La afirmación del Estado civil y laico

Para reforzar la autoridad del Estado republicano frente al Ejército, se hicieron una serie de reformas por Manuel Azaña, que ocupó el cargo de ministro de la Guerra mientras era presidente del Gobierno. Se buscó reducir el número de oficiales profesionales, reorganizar la administración y enseñanza militar y someter la jurisdicción militar a la civil. Estas reformas no gustaron a muchos militares, acostumbrados a influir continuamente en la vida política del país, pero gran parte del Ejército, la Marina y la Aviación se mantuvieron fieles a la República.

Otro objetivo de este bienio fue la separación de Estado e Iglesia, privando a esta de funciones que se consideraban estatales. La creación de un Estado laico se realizó mediante la aprobación de la Constitución de 1931 y de otras medidas como la Ley de Congregaciones Religiosas (1933) y la Ley del Divorcio (1932). La enseñanza dejó de ser religiosa y en las escuelas se suprimieron símbolos como los crucifijos.

La reforma educativa y la política cultural

Estuvo influida por la Institución Libre de Enseñanza, que estaba presidida por Fernando de los Rios, ministro de Instrucción Pública desde diciembre de 1931. Su objetivo era imitar el modelo francés y crear un sistema educativo unificado, público, laico y gratuito (al menos en la enseñanza primaria). Se implantó la coeducación de niños y niñas, inexistente en los centros religiosos. Se consideró que la educación era un derecho que el Estado debía garantizar a todos los ciudadanos para lograr la igualdad de oportunidades. Se prohibió que las asociaciones religiosas ejercieran la enseñanza porque competía con el sistema estatal. Fue una medida difícil de aplicar porque escaseaban los maestros y centros de enseñanza públicos. Los gobiernos de centro-derecha posteriores (1933-1936) suspendieron esta medida.

Los recursos presupuestarios eran insuficientes y la Segunda República realizó un gran esfuerzo en la formación de profesores y maestros, en la construcción de escuelas y en la dotación de becas para que los alumnos más necesitados pudieran seguir estudiando. El balance de la República en el ámbito educativo fue espectacular: se crearon más de 13.000 plazas docentes y un número similar de escuelas primarias, 31 institutos nuevos y 5.000 bibliotecas.

Un papel muy importante lo desempeñaron las Misiones Pedagógicas, formadas por personas que llevaron la cultura a los medios rurales más abandonados, promoviendo representaciones, bibliotecas y divulgando técnicas sanitarias y agrarias. También se llevaron a cabo experimentos de socialización de la cultura en los medios rurales y obreros, como La Barraca, promovido por García Lorca, y El Búho, por Max Aub.

Las autonomías regionales

El problema de los nacionalismos se puso de manifiesto el mismo 14 de abril de 1931 cuando Maciá proclamó la república catalana dentro de una Federación Ibérica. Aceptó plegarse al Gobierno de Madrid y acatar la Constitución a cambio de obtener un gobierno autónomo o Generalitat de Catalunya y la promesa de que un Estatuto de Autonomía sería aprobado en las Cortes.

En agosto de 1931 se votó un proyecto de estatuto conocido como Estatuto de Nuria, que se aprobó en las Cortes en septiembre de 1932. En noviembre se celebraron elecciones ganadas por Esquerra Republicana. Maciá se convirtió en presidente y, tras su muerte en 1933, le sucedió Lluis Companys.

El Estatuto Vasco fue aprobado por las tres provincias vascas en noviembre de 1933, pero fue bloqueada su ratificación en las Cortes por los gobiernos de centro-derecha de 1933 a 1936. Tras el estallido de la Guerra Civil el PNV se mantuvo fiel a la República y el Estatuto fue aprobado en octubre de 1936. José Antonio Aguirre, líder del PNV, fue proclamado primer lehendakari o presidente del gobierno autónomo vasco.

Los problemas y la crisis del Gobierno de Azaña

La oposición de las fuerzas de la derecha al régimen republicano se manifestó en varias insurrecciones militares y en la formación de grupos políticos. La conspiración militar se puso en marcha muy pronto por los militares nostálgicos de la Dictadura de Primo de Rivera. Su líder, el General Sanjurjo, afectado directamente por las medidas de reforma de Azaña, encabezó un golpe de Estado (conocido como la Sanjurjada) en agosto de 1932. Solo triunfó en Sevilla y pronto Sanjurjo fue encarcelado y condenado a muerte. Conmutada la pena, permaneció en la cárcel hasta que fue indultado por los gobiernos de centro-derecha en 1934, exiliándose en Portugal. El fracaso del golpe tuvo el efecto en la derecha antiliberal de crear organizaciones políticas que le permitieran acceder al poder por otros medios. Entre estos grupos estaban los siguientes:

  • Fascistas: Componían estos grupos las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS, 1931), fundadas por Ramiro Ledesma y Onésimo Redondo, y Falange Española (FE, 1933), liderada por José Antonio Primo de Rivera (hijo del dictador). Ambos grupos se unieron en 1934 formando FE de las JONS, una reducida asociación de extremistas, partidarios de la violencia contra el movimiento obrero y las instituciones republicanas, financiada por los monárquicos para desestabilizar el régimen (Pacto de El Escorial). Su importancia creció durante la Guerra Civil porque fue la plataforma política del régimen franquista.
  • Carlistas: Eran la Comunión Tradicionalista y formaron milicias (el requeté) para una insurrección armada. Su centro geográfico fue Navarra.
  • Monárquicos alfonsinos: Aglutinados en torno a Renovación Española (1933), liderada por Antonio Goicoechea, oscilaron entre la alianza con los fascistas y con los carlistas. Calvo Sotelo, antiguo ministro de Primo de Rivera, fue su líder más célebre.
  • Derecha católica antiliberal: Luchó dentro de la República porque no creía necesario defender la monarquía ni recurrir a la violencia. Se aglutinó en torno a Acción Popular (1932), núcleo de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA, 1933), un partido de masas que pretendía aplicar su programa y reformar la Constitución sin abolir la República. Su líder, José María Gil Robles, era partidario de un régimen corporativo y autoritario y de restablecer todo el poder político y económico de la Iglesia.

La ofensiva sindical e insurreccional de la CNT

En la CNT existía una facción, liderada por Ángel Pestaña, partidaria de un sindicalismo apolítico respetuoso con la legalidad republicana. Pero la mayor parte de sus dirigentes eran partidarios de la línea anarquista insurreccional que propugnaba la Federación Anarquista Ibérica (FAI, 1927), liderada por Juan García Oliver y Buenaventura Durruti. La FAI era contraria a la táctica colaboracionista y negociadora de la UGT y se enfrentó al Gobierno. Promovió huelgas generales e insurrecciones rurales que proclamaron el comunismo libertario en Cataluña (enero de 1932) y en Aragón, Valencia y Andalucía (enero de 1933). El suceso más grave ocurrió en Casas Viejas (Cádiz), donde la Guardia de Asalto, la policía republicana, llevó a cabo una matanza entre los peones sublevados, lo que fue aprovechado por los anarquistas y la derecha para atacar a Azaña.

La crisis del Gobierno Azaña y las elecciones (1933)

El Gobierno presidido por Azaña tenía dificultades para mantener una mayoría parlamentaria que le permitiera seguir gobernando. A esto había que sumar que la conflictividad laboral aumentó debido a la crisis económica y que algunos dirigentes de la UGT querían hacer causa común con los cenetistas en las huelgas. En estas circunstancias la mayor parte de los parlamentarios republicanos lograron que Alcalá Zamora aprovechara una crisis de gobierno y retirara su apoyo a Azaña y encargara a Lerroux la formación de un nuevo Gobierno (septiembre de 1933).

Se intentaron varias fórmulas de gobierno, siempre presididas por los radicales y excluyendo a los socialistas, pero como eran la minoría más numerosa del Parlamento, resultaba muy difícil gobernar sin su colaboración. Finalmente Alcalá Zamora disolvió las Cortes y se celebraron elecciones en noviembre de 1933, con los siguientes rasgos:

  • La derecha antiliberal acudió organizada en coalición (Unión de Derechas y Agrarios). La agrupación dominante era la CEDA, aunque incluía también a los alfonsinos, los carlistas, los independientes agrarios y a José Antonio Primo de Rivera. Su programa electoral consistía en la supresión de la legislación del primer bienio, en las cuestiones agraria, laboral y religiosa.
  • Otros partidos republicanos como los radicales de Lerroux, que pactaron candidaturas con la CEDA, y los republicanos de izquierdas divididos en diversas listas.
  • Los socialistas se presentaron en solitario, desencantados de la experiencia gubernamental.
  • La CNT pidió la abstención, lo que sustrajo voto obrero a los partidos de izquierda.
  • Por primera vez en la historia de España, las mujeres pudieron votar.