España Post-Franco: El Camino Hacia la Democracia (1975-1982)

La Evolución Política Tras la Muerte de Franco: Retos y Logros Hacia la Democracia

Incertidumbre Inicial y Gobierno de Arias Navarro

Tras la muerte de Franco, el clima político en España fue de incertidumbre. Juan Carlos I juró como Rey de España el 22 de noviembre de 1975. La mayoría lo veía como el continuador del franquismo. No obstante, sus asesores, sobre todo Torcuato Fernández Miranda, ya tenían trazadas las líneas del cambio político, que sería una reforma desde la propia legalidad franquista y no una ruptura, como reclamaba la oposición. El rey mantuvo como presidente de Gobierno a Arias Navarro, pero introdujo a algunos políticos jóvenes favorables a la apertura.

La situación social era inestable, como demuestran las huelgas de enero de 1976, la muerte de cinco obreros en una manifestación en Vitoria o el tiroteo entre carlistas en Montejurra. La oposición, reunida en Coordinación Democrática, aprovechó esta coyuntura para exigir nuevamente la ruptura. El gobierno logró que se aprobaran dos leyes sobre los derechos de reunión y asociación política, aunque no la reforma del Código Penal, que habría hecho posible legalizar los partidos políticos. El 1 de julio de 1976, el rey solicitó su dimisión a Arias Navarro, pues su inmovilismo impedía la transición. Para sucederle, nombró a Adolfo Suárez, secretario general del Movimiento, con quien Fraga y Areilza, dos de los franquistas aperturistas más importantes, se negaron a colaborar.

Adolfo Suárez y la Ley para la Reforma Política

Suárez logró que las Cortes aprobaran la necesaria reforma del Código Penal, que legalizaba los partidos políticos. Sin embargo, se excluían aquellos «sometidos a una disciplina internacional que se propongan implantar un sistema totalitario», lo que dejaba fuera al PCE (Partido Comunista de España). Pocas semanas después, una amnistía permitió la liberación de algunos presos políticos. El siguiente paso era lograr que las Cortes aprobaran la Ley para la Reforma Política, que abría el camino para un proceso constituyente y un régimen parlamentario. La Ley (obra de Fernández Miranda), que afirmaba la democracia y la soberanía popular, entregaba el poder legislativo a unas Cortes bicamerales elegidas por sufragio universal. La negociación fue difícil, pero finalmente, el gobierno de Suárez logró que las Cortes franquistas aprobaran una ley que, en la práctica, suponía su propia disolución (el llamado “harakiri” de las Cortes franquistas). Esto provocó la dimisión del vicepresidente, en cuyo lugar Suárez nombró al general Gutiérrez Mellado, un militar abiertamente partidario de las reformas.

Referéndum, Tensiones y Legalización del PCE

Quedaba aún que los españoles ratificaran la Ley para la Reforma Política en referéndum. La campaña se desarrolló en un clima de gran tensión, con atentados de ETA y del GRAPO (casi doscientos atentados entre 1978 y 1980) y el líder del PCE, Santiago Carrillo, desafiando a las autoridades al dar una rueda de prensa mientras vivía clandestinamente en Madrid. Finalmente, la participación el 15 de diciembre de 1976 fue alta y el «sí» ganó con el 94 % de los votos. El día 30 de diciembre se decretó la disolución del Tribunal de Orden Público.

El año 1977 comenzó con una escalada de violencia, que culminó el 24 de enero con el asesinato de cinco abogados laboralistas vinculados al PCE en su despacho de la calle Atocha por pistoleros de ultraderecha (la Matanza de Atocha). Los actos de duelo, caracterizados por la serenidad de los asistentes, demostraron al gobierno que el PCE estaba en condiciones de integrarse en el proceso de transición y que su presencia era imprescindible si se quería dar legitimidad al nuevo sistema y a las elecciones que se estaban preparando. Por ello, tras nuevas negociaciones, Suárez aprovechó la Semana Santa para legalizar al PCE el 9 de abril, una semana después de haber disuelto el Movimiento Nacional. La reacción más temida era la del ejército: aunque los generales acataron la decisión, el Consejo Superior del Ejército mostró su desacuerdo. Días después, se legalizaron las centrales sindicales.

Las Primeras Elecciones Democráticas (1977)

Se convocaron elecciones para el 15 de junio de 1977, las primeras democráticas desde 1936.

  • Adolfo Suárez fundó Unión de Centro Democrático (UCD), un partido de centroderecha que formaba una heterogénea coalición de liberales, socialdemócratas, democristianos y exfalangistas.
  • La derecha estaba representada por Alianza Popular (AP), liderada por Manuel Fraga.
  • La izquierda estuvo liderada por el PSOE (Partido Socialista Obrero Español), que venía muy reforzado por el liderazgo y la renovación de Felipe González.
  • El PCE apenas había tenido tiempo de diseñar su campaña tras su reciente legalización.

La campaña electoral fue muy seguida y la sociedad se movilizó para votar. El triunfo fue para la UCD, que pudo formar gobierno en solitario, mientras que el PSOE se convertía en la segunda fuerza más votada.

Gobierno de UCD: Pactos de la Moncloa y Constitución

El nuevo gobierno democrático de Suárez tuvo que afrontar como primer reto la difícil situación económica del país. La crisis del petróleo de 1973 seguía afectando a España, el paro aumentaba y la inflación y el déficit exterior eran galopantes. Para hacer frente a estos problemas, Suárez se reunió con las demás fuerzas políticas para llegar a los Pactos de la Moncloa, firmados el 15 de octubre de 1977. En ellos se incluían medidas económicas, sociales y políticas que comprometían a todas las fuerzas sociales, pues la mejora económica era vital para afianzar el proceso democrático.

Por otra parte, todas las fuerzas políticas que formaban las Cortes estuvieron de acuerdo en la necesidad de elaborar una Constitución. Tras su aprobación en referéndum en diciembre de 1978, se convocaron nuevas elecciones generales para el 1 de marzo de 1979. Volvió a ganar la UCD de Suárez, aunque en las elecciones municipales posteriores, la alianza PSOE-PCE permitió a la izquierda controlar muchas de las principales ciudades.

Crisis de UCD, 23-F y Cambio de Gobierno

Se inició entonces una estrategia de oposición dura contra Suárez que, combinada con los problemas internos de su propio partido (UCD), condujo a su dimisión el 29 de enero de 1981. El 23 de febrero de 1981 (23-F), mientras los diputados votaban la investidura de Leopoldo Calvo Sotelo como presidente, se materializó un intento de golpe de Estado con la ocupación del Congreso por el teniente coronel Tejero, de la Guardia Civil. El golpe fracasó, en gran parte por la intervención del Rey Juan Carlos I.

Durante año y medio, el gobierno de Calvo Sotelo se enfrentó a numerosos problemas:

  • La división interna y descomposición de la UCD.
  • La oposición de la Iglesia Católica a la Ley del Divorcio.
  • El escándalo por el envenenamiento masivo por aceite de colza adulterado.
  • El juicio a los implicados en el golpe del 23-F.
  • La polémica integración de España en la OTAN, contra la que se manifestó activamente la izquierda.

La adopción de una estrategia más moderada por el PSOE y el enorme desgaste del gobierno ucedista permitieron el triunfo histórico del PSOE, con mayoría absoluta, en las elecciones generales del 28 de octubre de 1982, marcando el fin de la Transición y el inicio de una nueva etapa política.