La Oposición Antifranquista (a partir de la década de 1960)
Aunque la oposición antifranquista dio sus primeros pasos en los años cincuenta, ésta no se organizó y renovó seriamente hasta los sesenta. El crecimiento de esta oposición en el interior se debió en gran medida al gran cambio social que se estaba operando en el país: había aparecido una nueva clase obrera en las nuevas industrias, una nueva burguesía que pedía más democracia, y la oposición intelectual, especialmente en la Universidad, se hacía más agresiva. Así pues, los principales sectores de la oposición son:
Sectores de la oposición
- La nueva clase obrera y los Sindicatos: UGT y CC.OO. (Comisiones Obreras), clandestinos, que adquirieron un papel importante a partir de la Ley de Convenios Colectivos de 1958, que permitía aprovechar desde dentro las posibilidades que el sindicalismo del régimen daba para actuar. Había otros grupos obreros y, entre ellos, USO (Unión Sindical Obrera). La CNT no tenía actividad en este periodo.
- Los viejos partidos políticos: PCE y PSOE, se renovaron estos años, y también aparecieron nuevos grupos a la izquierda y la derecha de éstos. Entre los de la derecha está la Democracia Cristiana. De izquierda, y entre otros, el PSP (Partido Socialista Popular), la ORT (Organización Revolucionaria de Trabajadores) y el MC (Movimiento Comunista). El régimen persiguió toda oposición pero no pudo impedir su desarrollo clandestino.
Una de las acciones que tuvo mayores repercusiones fue lo que los periódicos franquistas llamaron el “Contubernio de Munich” (realmente un Congreso del Movimiento Federal Europeo) del año 1962, y que fue la coincidencia por primera vez de la oposición española en el exilio y de los llegados desde el interior de España; en Munich se pidió la desaparición del régimen y el paso a una España democrática. Los asistentes a aquella reunión fueron encarcelados o desterrados a su regreso.
En el periodo final del franquismo empezaron a promover manifestaciones importantes los partidos nacionalistas regionales en aquellos lugares donde existía una tradición nacionalista: el PNV en el País Vasco, Izquierda Republicana de Cataluña, Convergencia Democrática de Cataluña y otros.
Dentro del régimen surgieron ciertos “grupos de opinión” reformistas, que nunca llegaron, sin embargo, a tener el carácter de partidos.
- Aparición de Organizaciones estudiantiles al margen del oficial SEU (Sindicato Español Universitario), de afiliación obligatoria. Tenían tendencias políticas diversas y estaban en relación con los partidos.
- En 1965 son expulsados de sus Cátedras en la Universidad: Tierno Galván, García Calvo y López Aranguren. En 1968 se produce el cierre de la Facultad de Ciencias Políticas de Madrid. En 1969 se cierra la Universidad de Barcelona.
- Surgen movimientos sociales como asociaciones de vecinos, agrupaciones culturales, que entraron en una política de oposición más o menos abierta al régimen. En los años sesenta hubo manifestaciones masivas en las calles y un gran aumento de la conflictividad laboral.
Una nueva generación que no había vivido la guerra nace a la política
Crisis final del régimen
Los cambios económicos y sociales que hemos analizado en la segunda etapa del franquismo no fueron paralelos a un cambio político. Franco no dio el menor síntoma de querer variar el férreo control político y la restricción total de las libertades. De hecho la Ley de Principios del Movimiento de 1958 significaba una afirmación de los valores del 18 de julio y un claro rechazo a toda actividad sindical o política. Esta contradicción va a generar una crisis en esta etapa final, que se acentúa con el atentado del Presidente Luis Carrero Blanco por la banda terrorista ETA el 20 de diciembre de 1973. ETA (Euskadi Ta Askatasuna, Patria y Libertad) era una organización fundada en 1959 por un grupo de jóvenes universitarios separados de las juventudes del PNV.
A partir de este momento, y dentro del régimen franquista, surgieron dos tendencias: los inmovilistas (el búnker) y los aperturistas o reformistas. A partir de enero de 1974 se formó un nuevo gobierno, presidido por Carlos Arias Navarro (en sustitución del fallecido Luis Carrero Blanco, quien había ocupado por primera vez el cargo en junio de 1973, al renunciar Franco a su función de Jefe de Gobierno). Arias Navarro realizó cierto aperturismo como establecer una nueva ley municipal que permitiese la elección de alcaldes y diputaciones provinciales, aumentar el poder de los procuradores en Cortes, anunciar reformas sindicales y una ley sobre asociaciones políticas, pero pronto se evidenció que eran más formales que reales, y que el régimen era incapaz de democratizarse.
Sin embargo, dentro del gobierno, hubo ministros que querían una mayor apertura y en 1974 dimitieron de sus cargos, como fue el caso de Pío Cabanillas, Licinio de la Fuente… Igualmente, el distanciamiento de la Iglesia iba acentuándose. El nuevo Arzobispo de Madrid y Presidente la Conferencia Episcopal, Enrique y Tarancón, presidió una asamblea de Obispos y Sacerdotes que emitió en septiembre de 1971 una declaración exigiendo libertades políticas y sindicales, y pidiendo disculpas por el papel de la Iglesia tras la Guerra Civil; esto produjo la irritación del búnker (lema: Tarancón al paredón). También, en marzo de 1974, quedó patente definitivamente la ruptura con la Iglesia, por el enfrentamiento entre el obispo de Bilbao, Añoveros, y el Gobierno, y la amenaza del Vaticano de excomulgar a Franco.
Por otro lado, la oposición está más organizada y las protestas se hacen cada vez más intensas (manifestaciones, huelgas, atentados…). Uno de los hechos más importantes de esta etapa fue la constitución, el 29 de julio de 1974, de la llamada Junta Democrática, que pretendía ser una plataforma unitaria de la oposición donde estaban integrados el PCE, PSP de Tierno Galván, algunos partidos a la izquierda del PCE, sindicatos como CCOO, asociaciones vecinales, profesionales y también personalidades independientes, incluso algunos monárquicos. El PSOE no se integró por discrepancias con el PCE y más tarde, en 1975, creó la Plataforma de Convergencia Democrática, en la que se integraba, aparte del PSOE, Izquierda Democrática de Ruíz Giménez, UGT y PNV.
Por otra parte el régimen aumentó su actitud represiva y en 1975 se promulgó una nueva Ley Antiterrorista que sirvió para condenar a muerte a cinco activistas de ETA y del FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriota), que fueron ejecutados a pesar de las protestas nacionales e internacionales. Trece países retiraron a sus embajadores de Madrid. El franquismo estaba en una situación de aislamiento político como no había vivido desde finales de los años 40.
La Junta Democrática propuso un programa de 12 puntos donde proponía un régimen democrático similar a los de Europa occidental y se fueron creando juntas similares por todo el país.
Además, el gobierno tuvo que hacer frente a un nuevo foco desestabilizador, el conflicto del Sahara, colonia española desde finales del siglo XIX. Era una zona rica en fosfatos y era ambicionada por Argelia, Mauritania y, sobre todo, por Marruecos que reivindicaba poseer derechos históricos sobre el territorio saharaui. En 1973 se había creado el Frente Polisario, una formación nacionalista y de tendencia socialista que propugnaba la independencia saharaui. España optó por aceptar la descolonización y permitir un referéndum de autodeterminación en el territorio que aún hoy, en 2007, no se ha celebrado, a pesar de que el Tribunal de la Haya falló en contra de Marruecos y le negó su derecho por ser un país colindante. El rey de Marruecos, Hasan, en plena agonía de Franco, organizó en el mes de octubre la “Marcha Verde”, invasión pacífica del territorio, para frenar una posible expansión de Argelia. España, aunque envió tropas, claudicó, y el 14 de noviembre se firmó el “Acuerdo de Madrid”, que suponía la entrega del Sahara a Marruecos y Mauritania. El Frente Polisario proclamó la República Árabe Saharaui. Todavía hoy no se ha resuelto el conflicto.
Franco falleció después de una larga enfermedad el 20 de noviembre de 1975. Juan Carlos le sucedería en la Jefatura del Estado como estaba previsto en la Ley de Sucesión. Franco había dejado todo “atado y bien atado”, pero el cambio político fue inevitable.
Empresarios y trabajadores podían negociar las condiciones de trabajo para toda una rama de la producción. Fue aprovechada sobre todo a partir de 1963 por CC.OO., sindicato clandestino de predominio comunista que, al acabar la década, estaba completamente infiltrado en los Sindicatos Verticales.
Unas semanas antes, España había pedido entablar negociaciones de adhesión a la C.E.E. (Comunidad Económica Europea, creada en 1957). En esta reunión celebrada en Munich, 118 españoles aprobaban una declaración recomendando la no admisión de España en tanto no se restauraran las libertades. Eran dirigentes liberales, monárquicos y demócratacristianos, pero el Gobierno respondió con enorme dureza: la suspensión del artículo 14 del Fuero de los Españoles fue seguida del confinamiento de varios de los participantes en el encuentro, como Satrústegui, Álvarez de Miranda e Iñigo Cavero. El “Contubernio de Munich” fue descalificado por la prensa de forma virulenta, al tiempo que se multiplicaban las detenciones de dirigentes de la oposición de todo signo.
El proceso llegó a su cenit con la detención, tortura, juicio y ejecución del dirigente comunista Julián Grimau (que no estaba en el Contubernio) en abril de 1963, en medio del escándalo internacional. Fue acusado, entre otros cargos, de rebelión militar.
Añoveros aludía en una homilía a la personalidad distinta del Pueblo Vasco.
Al morir Franco, de la unión de la Junta Democrática y de la Plataforma de Convergencia Democrática, surgió Coordinación Democrática (1976), que estableció dos puntos mínimos para salir del Régimen franquista: amnistía política y convocatoria de Cortes Constituyentes.