Del Cesaropapismo a la Teoría de las Dos Espadas
La disputa producida en torno al tema de las relaciones Iglesia-Estado es una disputa que se produce en la práctica, es decir, en la vida cotidiana, más que una disputa teórica, ya que en este periodo, pese a algunas excepciones, no se produce una teorización política, sino más bien una teorización moral. Por ello, comenzaremos mostrando las circunstancias y los hechos históricos en los que se produce este fenómeno, para posteriormente pasar a intentar descubrir algunas teorías filosóficas que se van produciendo al hilo del desarrollo de esta polémica.
Las relaciones Iglesia-Estado van a ir variando a lo largo de este periodo, pasando por distintas posiciones de dominio de una parte sobre otra, hasta llegar a la separación e independencia de ambas entidades. Así, vamos a ir viendo el cesaropapismo, que propugna la subordinación de la Iglesia al Estado; la teocracia o hierocratismo, que supone el dominio de la Iglesia sobre el Estado; la teoría de las dos espadas, que supone la existencia de dos poderes, aunque con una superioridad y dominio de la Iglesia sobre el Estado; finalizando con la separación e independencia de ambos poderes.
Los Inicios del Cristianismo
En principio, cabe decir que el cristianismo inicial no se plantea ningún tipo de relación con las formas de organización política. Es más, el cristianismo inicial plantea su vida como una situación temporal previa a la venida del Reino de los Cielos. Podemos decir que, si existe una máxima que vertebre las relaciones entre la Iglesia y el Estado, ésta es la clara independencia de ambos: “A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César”. Aunque esta cita ha sido interpretada de muy diversas formas, parece que es coherente interpretarla como una independencia que permita no involucrar a Dios y su reino en asuntos de carácter político o secular, pero siempre sin olvidar que se concede más importancia a los asuntos divinos que a los humanos.
Por otro lado, los Estados tienen un objetivo diferente al de la religión: ofrecer un bienestar temporal a todos los ciudadanos. Pese a todo, podemos ir viendo cómo esta supuesta autonomía entre ambos poderes no es algo que aconteciera ni en la época del Imperio Romano ni en la época medieval.
Evolución de las Relaciones
La relación comienza a establecerse cuando la religión cristiana pasa a convertirse en religión oficial del Imperio Romano. Hay que tener presente el control que los emperadores ya tenían sobre la religión y cómo incluso algunos llegaron a ser considerados como dioses en vida. Este hecho tuvo como consecuencia una aparente subordinación de la Iglesia al imperio, que se ha denominado cesaropapismo y que eliminó la separación inicial entre Política y Religión.
El cesaropapismo es un sistema de gobierno en el que el emperador, César, es, a la vez, la cabeza visible de la Iglesia, y tiene en ella más autoridad que el Papa.
En el Imperio Occidental hubo una cierta rebelión de independencia de la Iglesia, que mediante el movimiento monástico consiguió mantener cierta independencia frente al emperador, e incluso terminó por imponer su poder, estableciendo una hierocracia o teocracia. Sin embargo, en el Imperio Romano de Oriente, esta subordinación de la Iglesia al Estado continuó durante largo tiempo. Un claro ejemplo de ello fue el emperador Justiniano I (483-565).
Contra esta tendencia cesaropapista dominante en el Imperio de Occidente se reveló el Papa Gelasio I (492-496) que, fruto de la primera ruptura entre Roma y Constantinopla, a consecuencia del Cisma de Acacio (Patriarca de Constantinopla), toma cartas en el asunto y, además de excomulgar a Acacio, dirigió una carta al emperador de Oriente Anastasio I (491-518). En dicha carta se formulaba, por primera vez, la doctrina de las dos espadas, a la vez que manifestaba la superioridad de la potestad espiritual (Papa) sobre el poder temporal (Emperador), con la que pretendía hacer frente al cesaropapismo bizantino.
La teoría de las dos espadas venía a afirmar que las dos espadas no podían estar en una sola mano, correspondiendo una a la potestad secular y la otra a la espiritual, y que se debían recíproca protección.
Esta teoría se considera inspirada en el pasaje de Lucas 22:38, en el que se hace referencia a dos espadas, que tradicionalmente es tomada por una metáfora según la cual la sociedad humana, por disposición divina, tenía dos autoridades, la civil y la eclesiástica. Igualmente, se suele considerar que la postura de Gelasio está influida por la distinción que Agustín de Hipona hace en La Ciudad de Dios, entre la ciudad terrenal (poder temporal) y la ciudad celeste (poder espiritual), así como en la separación de poderes (temporal y espiritual) existente en la legislación romana, que otorgaba a la autoritas, que se identifica con la Iglesia, una superioridad sobre la potestas, identificada con el emperador.
La doctrina de las dos espadas fue interpretada posteriormente de diversa forma por ambos poderes. El poder Imperial interpretaba que cada espada había sido entregada por Dios de un modo directo al Papa y al emperador y, por tanto, ambos poderes son del mismo orden y autónomos en sus esferas. Por otro lado, desde el papado se manifestaba que Dios había confiado ambas espadas a la Iglesia: la espiritual se la reservó el Papa para sí, la temporal se la dio al príncipe, que debe manejarla al servicio y según la indicación de la Iglesia.
El Cesaropapismo en el Resurgir Medieval
Con la coronación de Carlomagno en Roma como emperador, por el Papa León III (800), se inicia el Sacro Imperio Romano Germánico. Con esta coronación se produce el apoyo de la Iglesia cristiana al Estado y viceversa, que terminó derivando en un cesaropapismo que, apoyándose en la teoría del origen divino de los reyes, consideraban disponer de un poder absoluto sobre la religión y el gobierno a la vez. Así, aunque los dos poderes serían ejercidos, el espiritual por el Papa y el temporal por el emperador, mantener el equilibrio resulta muy complicado. Podemos ver algunos ejemplos de ello:
- La querella de las investiduras: fue un conflicto que había ido generándose durante el tiempo de los Otones, producido por la intromisión del imperio en el nombramiento de cargos eclesiales, del que la Iglesia pretende liberarse.
- Tras la muerte de Enrique III, surge en Roma un movimiento tendente a liberar al papado del sometimiento al imperio. Reivindican la libertad de la Iglesia, en todo el mundo cristiano, para nombrar sus funcionarios.
- Gregorio VII emprende una reforma de la Iglesia para recuperar su prestigio social y su poder de influencia y decisión en el Imperio. La cristiandad se debate entre la libertad de la Iglesia y la tendencia teocrática. No obstante, y pese a la disputa, la reforma gregoriana otorgó una gran libertad a la Iglesia que se concretó en:
La Libertas Ecclesiae
Postulaba la liberación de la Iglesia en todos los niveles del poder secular.
La Centralidad Romana
Se reservaba las llamadas causae maiores, y los legados papales recorrerían Europa y, mediante concilios regionales, impondrán la unidad disciplinar y litúrgica, desapareciendo así ritos particulares.
Los Dictatus Papae
Un silabario con 27 proposiciones que precisaba el primado del Papa, como por ejemplo: la posibilidad del Papa para deponer emperadores (12), o que el Papa puede exonerar del juramento de fidelidad a su rey cuando este es injusto (27).
Dominium Mundi
Frente a la reacción de independencia y dominio de la Iglesia, surge de nuevo la reacción imperial, iniciada por Federico I Barbarroja, sucesor de Enrique V, que intentó recuperar el concepto del imperio. La teoría que se maneja para sustentar la reacción imperial es la del dominium mundi. La idea del dominium mundi consideraba que el imperio tenía dominio sobre todo el antiguo Imperio Romano, por lo que todos los reinos cristianos, y la Iglesia, al serlo de provincias del imperio, estaban subordinados al emperador.