Evolución Política y Económica de España: Siglos VIII al XVIII

Los Primeros Reinos Cristianos y la Reconquista (Siglos VIII-XV)

Los primeros reinos cristianos surgieron en las áreas cantábricas y pirenaicas entre los siglos VIII y X. El reino Astur nació tras la victoria de Don Pelayo en la batalla de Covadonga (722), extendiéndose posteriormente sobre el valle del Duero. La capital se trasladó a León, formando el reino de León y Castilla en el siglo X. Carlomagno creó la Marca Hispánica, pero los vascones lo derrotaron en Roncesvalles (778). En el 830, Íñigo Arista expulsó a los carolingios y creó el reino de Pamplona, mientras que Aznar pasó a dominar el condado aragonés. Los condados catalanes de Carlomagno pasaron a ser, a finales del siglo IX, de Wilfredo el Velloso, y finalmente se independizaron.

Desde el siglo IX, se inició el proceso de la Reconquista, seguido del proceso de repoblación, que consistió en la ocupación y colonización cristiana de las tierras conquistadas. Se pueden distinguir varias etapas:

  • Primera etapa (1031-1150): Los reinos cristianos avanzaron hasta el Duero con un modelo de repoblación por iniciativa de los campesinos (presura), dando lugar a pequeñas y medianas propiedades.
  • Segunda etapa (1150-1212): Avanzaron hasta Toledo aprovechando la debilidad de los reinos de taifas, hasta ser frenados por los almorávides. El modelo de repoblación fue el concejil, mediante fueros, dando lugar a una mediana propiedad.
  • Tercera etapa (1212-1282): Tras el derrumbe de los almorávides y la creación de los segundos reinos de taifas, llegaron hasta el Guadiana, pero el avance fue frenado por los almohades. La repoblación durante el siglo XII dio lugar a latifundios a través de las órdenes militares.

Finalmente, tras la batalla de las Navas de Tolosa (1212), los reinos cristianos avanzaron sobre los terceros reinos de taifas, a excepción del reino nazarí, conquistado en 1492. La repoblación se realizó mediante repartimientos de territorios a los nobles y soldados que participaron en la conquista (siglo XIII). La última etapa concluyó con la toma de Granada por los Reyes Católicos en 1492.

Organización Política, Régimen Señorial y Sociedad Estamental en la Edad Media

La estructura política de los reinos era similar, aunque con diferencias basadas en la monarquía, las cortes y los municipios. En la Curia Regia, los nobles y clérigos asesoraban al rey. El crecimiento de las ciudades aumentó el poder de los burgueses, dando lugar al nacimiento de las Cortes en el Reino de León y, desde el siglo XIII, en los demás reinos. En Castilla, eran convocadas por el rey para aprobar subsidios y declaraciones de guerra, mientras que las de la Corona de Aragón eran órganos de carácter legislativo y votaban impuestos.

La sociedad era de carácter feudal y rural, con tres categorías sociales medievales: nobleza, clero y estado llano. Dentro de la nobleza había diversos grados. La alta nobleza controlaba amplios dominios territoriales llamados señoríos, donde, además de controlar las rentas, tenían poder legislativo. Estos señoríos, gracias al mayorazgo, pasaban íntegros al heredero. En la baja nobleza destacaban los hidalgos.

El clero podía ser secular o regular. La Iglesia también contaba con importantes señoríos. Se distinguía el alto clero, proveniente de la nobleza, y el bajo clero, más próximo al pueblo.

El estado llano estaba compuesto por campesinos que dependían de los señores, aunque había algunos sectores de campesinos propietarios. Con el crecimiento de las ciudades, los artesanos y los burgueses adquirieron mayor importancia.

Organización Política de la Corona de Castilla, Aragón y Navarra a Finales de la Edad Media

La política de los reinos se basaba en la monarquía, las Cortes y los municipios, aunque cada reino poseía sus propias características.

Corona de Castilla

En Castilla se produjo un fortalecimiento de la Monarquía. Para gobernar, se servía de una administración central compuesta por las Cortes (formadas por tres brazos, eran convocadas por el rey para aprobar subsidios, declaraciones de guerra, etc.), un Consejo Real (de carácter consultivo) y la Audiencia (con el mayor poder judicial). En la administración local destacaban los regidores y corregidores (representantes reales de la monarquía).

Corona de Aragón

La Corona de Aragón era una unión de reinos (Cataluña, Valencia, Baleares y Aragón). Cada uno conservaba sus instituciones y leyes particulares. La debilidad del poder real se manifestó en el pactismo, por el que se respetaban los fueros y los privilegios de esos reinos. En la administración central destacaban las Cortes, las Diputaciones (que controlaban la autoridad real) y la Justicia. El rey tenía un lugarteniente. A nivel local, destacaban los Concejos o municipios, que se convirtieron en instituciones controladas por las ciudades.

Reino de Navarra

En Navarra destacaban el rey, las Cortes (se ocupaban de la conservación de los fueros), el Consejo Real, la Corte Mayor (máximo órgano judicial) y la Cámara de Comptos, encargada de las finanzas reales.

La Guerra de Sucesión Española (1702-1714)

La guerra comenzó a causa del nombramiento, por parte de Carlos II, de Felipe V como heredero. En ella participaron Felipe V (de la dinastía de los Borbones, la misma que gobernaba Francia) y el archiduque Carlos de la dinastía de los Austrias. Fue de carácter nacional e internacional. Como episodios importantes, cabe destacar las ofensivas austriacas y las victorias de Felipe V en Almansa, Brihuega y Villaviciosa. El Tratado de Utrecht (1713-1714) reconoció a Felipe V como rey de España y prohibió que el gobernante de Francia y España fuese el mismo. También estableció acuerdos territoriales, como la redefinición de las fronteras y el cambio político del mapa europeo, y comerciales, como el navío de permiso y el derecho de asiento. Este tratado tuvo malas consecuencias para España, como las ganancias territoriales de Inglaterra. Debido a las ambiciones dinásticas de Luis XIV, España sufrió dificultades económicas. En tierra todo estaba controlado, pero en el mar, Inglaterra tomó Menorca y Gibraltar. Los Pactos de Familia buscaban recuperar los territorios perdidos:

  • Primer Pacto de Familia (1733): Se recuperan Nápoles y Sicilia, y se pone en el trono al infante Don Carlos.
  • Segundo Pacto de Familia (1743): España ganó Milán y los ducados de Parma, Plasencia y Guastalla para el infante Felipe.
  • Tercer Pacto de Familia (1761): Se pierde Florida, que pasa a formar parte de Gran Bretaña, y se obtiene Luisiana.
  • Renovación del Tercer Pacto de Familia (1775-1783): España recupera Menorca y Florida tras la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos.

La España del Siglo XVIII: Expansión y Transformaciones Económicas

El siglo XVIII fue una época de recuperación económica. La agricultura fue uno de los principales problemas que dejó la crisis. Se le hizo frente con reformas como las obras públicas orientadas a los regadíos (embalses) y el aumento de la superficie cultivada. Estas medidas no mejoraron mucho la productividad, por lo que se propuso una reforma agraria, concretada en el Informe sobre la Ley Agraria de Jovellanos (1795). El impulso de las manufacturas se dio desde un punto de vista mercantilista y con el fin de mantener una balanza comercial positiva. Se crearon las Reales Fábricas y se impusieron medidas proteccionistas. También se establecieron reformas como la introducción del sistema doméstico y la creación de escuelas de artes. En el comercio, se impulsaron medidas liberalizadoras que llevaron al libre comercio de 1765 y a la libertad de los puertos para comerciar con América en 1778. Cataluña logró una notable recuperación económica, gracias al crecimiento demográfico, el aumento en la agricultura y la reactivación del comercio.

La Nueva Monarquía Borbónica y las Reformas del Siglo XVIII

Felipe V (1700-1746) estableció un modelo de monarquía absolutista y centralista. Durante los reinados de Felipe V y sus hijos, se llevaron a cabo una serie de reformas políticas. Los Decretos de Nueva Planta suprimieron los fueros e instituciones en la Corona de Aragón, mientras que se mantuvieron los vascos y navarros. En el ámbito administrativo, Felipe V tenía pleno control sobre la Iglesia, por lo que podía nombrar cargos y cobrar rentas eclesiásticas. Se implantaron los Secretarios de Despacho, perdiendo así poder los Consejos, salvo el de Castilla. Esto fue el origen de los ministerios. Se mantuvieron únicamente las Cortes de Castilla y de Navarra. La centralización se completó con la división del territorio en capitanías generales e intendencias. También se establecieron reformas militares (servicio militar obligatorio), la reestructuración del ejército (artillería, infantería, etc.) y la construcción de bases navales (El Ferrol y Cádiz). En América, se crearon dos nuevos virreinatos (Nueva Granada y Río de la Plata) y se trasladó el sistema de intendencias. Estas medidas, en América, buscaron reforzar el poder español sobre el criollo. En cuanto a las reformas económicas, se trató de recuperar la Hacienda Real a través de la imposición del catastro y se centralizó la recaudación de impuestos. La Hacienda fue estable hasta el enfrentamiento con Inglaterra, que obligó a emitir los vales reales. La cultura se extendió durante todo el siglo, con la creación de las Reales Academias, Sociedades Económicas y centros de enseñanza superior.