Glosario y Evolución Política en el Reinado de Isabel II: Carlismo, Liberalismo y Soberanía

Glosario de Términos Políticos del Siglo XIX en España

Carlismo: Persona partidaria del movimiento político tradicionalista y legitimista de carácter antiliberal y contrarrevolucionario que surgió en España en el siglo XIX, en los últimos años del reinado de Fernando VII. Pretendían establecer una rama alternativa de la dinastía de los Borbones en el trono español y la vuelta al Antiguo Régimen. Los carlistas llevaron a cabo tres guerras: 1833-1840, 1840-1849 y 1872-1876.

Liberalismo: Doctrina política, formulada desde el siglo XVII en Gran Bretaña, que defendía la existencia de unos derechos innatos de libertad, seguridad, propiedad e igualdad ante la ley. En el siglo XIX el liberalismo defiende el individualismo; limitación de las funciones del Estado; libertad de producción y comercio; un gobierno representativo; separación de poderes y la Soberanía nacional. Por un lado, se opondrán a postulados democráticos y de igualitarismo económico; y, por otro, al absolutismo monárquico y privilegios nobiliarios o eclesiásticos. Fue la ideología propia de la burguesía.

Sufragio censitario: Sistema electoral en el que se limita el número de electores por condiciones de fortuna previamente fijados por la ley electoral. Es propio de las constituciones conservadoras en las que la burguesía moderada impone su ideología. Un ejemplo llamativo se encuentra en la constitución moderada de 1845 durante la etapa isabelina que redujo la participación al 1% de la población española.

Sufragio Universal: Sistema electoral que no excluye del derecho de voto a ninguna categoría de ciudadanos de acuerdo con las condiciones de edad y nacionalidad fijados por la constitución y en la legislación electoral. En España se instauró en 1868 y definitivamente en 1890, si bien sólo concernía a los hombres. El voto femenino fue incorporado al proclamarse la constitución republicana de 1931.

Soberanía popular: Principio político, propio de las doctrinas liberales progresistas, en el que la legitimidad del poder político reside totalmente en los ciudadanos del país y se ejerce a través de los representantes elegidos por sufragio universal masculino y femenino.

Soberanía nacional: Principio político liberal según el cual el poder reside en la nación, considerada como el conjunto de los ciudadanos, y se expresa en su voluntad colectiva. Este principio se opone a la monarquía absoluta y fue planteado por Rousseau en El contrato social. En España se introduce en la Constitución de 1812.

Evolución Política del Reinado de Isabel II

El reinado de Isabel II constituye una etapa revolucionaria, en la que se configura un estado liberal sobre una base conservadora con un importante protagonismo de la Corona, la exclusión de la mayor parte de la población y la intervención de los militares en la vida política. Esta etapa, esencial de la historia de España, supondrá el paso de la monarquía absoluta a un Estado parlamentario y burgués que desmantela el sistema económico, social y político del Antiguo Régimen de forma definitiva.

El reinado de Isabel II se divide en dos etapas: minoría de edad y mayoría de edad o reinado efectivo.

Regencia de María Cristina (1833-1840)

La etapa de la minoría de edad se trata de un periodo complejo en el que hay dos Regencias, una guerra carlista (1833-1839), cuatro constituciones y continuos levantamientos revolucionarios. Entre 1833 y 1840 María Cristina de Borbón-Dos Sicilias gobernó como regente. Aunque no era liberal, la inestabilidad provocada por la guerra carlista, le obligó a apoyarse en los liberales. Esto llevó a la Regente a nombrar jefe de gobierno al liberal moderado Martínez de la Rosa. En esta etapa se materializará, en los debates parlamentarios, la división de los liberales entre moderados y progresistas.

Los moderados eran partidarios de lo que se llamó el liberalismo doctrinario: soberanía compartida, monarquía y gobierno con amplios poderes; Cortes bicamerales y unos poderes locales también controlados por el Rey. Defendían también un sufragio muy restringido. Entre sus líderes destacan Francisco Martínez de la Rosa y el general Ramón María Narváez.

Por su parte, los progresistas defendían una monarquía liberal con poderes limitados. Sus principios eran los del liberalismo progresista: soberanía nacional, con un poder legislativo que debía corresponder únicamente a las Cortes, y un poder ejecutivo entregado a la Corona.

La mala dirección de la guerra y la lentitud de las reformas llevó a la Regente a llamar a los progresistas al gobierno; y que, finalmente, se hagan con el gobierno: Juan Álvarez Mendizábal. Éste adoptó una serie de medidas muy radicales.

Regencia de Espartero

Espartero, líder de los progresistas, se convertirá en regente. Con él se inaugura la tendencia de los militares de dirigir la política liberal y de llegar a ella por un pronunciamiento. Espartero gobernó durante tres años con el apoyo de los progresistas. Pero su talante autoritario y que gobierne rodeado de una camarilla, que deja fuera a los notables de su partido, hace que su popularidad disminuya rápidamente.