La Guerra Civil: Sublevación Militar y Desarrollo del Conflicto
El 17 de julio de 1936, la insurrección militar se inició en Melilla. Desde allí se extendió a Marruecos. El 18 y 19 de julio, el golpe se extendió a la península y los archipiélagos. Mientras, el gobierno de Casares Quiroga reaccionaba con lentitud ante la insurrección. Los rebeldes, para conquistar Madrid, avanzaron desde 2 direcciones simultáneas: Mola desde el norte y Franco desde el sur con el Ejército de África, que había cruzado el estrecho con la ayuda de la aviación alemana e italiana. En el camino, el general Yagüe se desvió para tomar Badajoz. Antes de alcanzar Madrid, Franco liberó las tropas asediadas en el Alcázar de Toledo. En septiembre ambas columnas se encontraron en Guadalajara, pero no lograron tomar Madrid por la llegada de las Brigadas Internacionales, el material soviético y la mejora en la disciplina de los milicianos. Finalmente, las tropas republicanas consiguieron resistir.
La Campaña del Norte
El fracaso en Madrid hizo que Franco decidiera atacar las zonas más débiles de los republicanos. De la primavera al otoño de 1937, las tropas nacionales conquistaron la zona norte republicana que había quedado aislada del resto del país. En junio caía Bilbao, en agosto los italianos entraban en Santander, mientras que en octubre Asturias. Durante esta campaña tuvo lugar el bombardeo de Guernica por la Legión Cóndor. Tratando de distraer fuerzas nacionalistas de la campaña del norte, los republicanos organizaron las ofensivas de Brunete y Belchite en Aragón, pero fracasaron.
De Teruel a la Batalla del Ebro
En diciembre de 1937, los republicanos atacaron Teruel, pero fracasaron. Después, Franco lanzó un ataque general en Aragón con éxito y el 15 de abril de 1938 las tropas nacionales llegaron a Vinaroz en el Mediterráneo. La zona republicana quedó partida en dos. La última ofensiva republicana fue en la Batalla del Ebro en julio de 1938. Fue un fracaso. Murieron 100.000 y los republicanos perdieron la esperanza.
El Final de la Guerra
Tras tomar Barcelona, las tropas franquistas llegaron a la frontera francesa en febrero de 1939. A partir de ese momento se inició el éxodo de unas 500.000 personas. Ante la derrota, hubo divisiones internas en el bando republicano. El gobierno de Negrín proponía buscar el triunfo de las democracias occidentales en la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, el coronel Casado negoció con Franco, que exigió la rendición incondicional. El 28 de marzo, las tropas franquistas entraron en Madrid y el 1 de abril de 1939 terminaba la guerra.
Evolución Política en la Zona Republicana
El fracaso del golpe militar desencadenó en la zona republicana una revolución social, llegando a enfrentarse dos modelos. Por un lado, la CNT-FAI y POUM emprendieron la inmediata colectivización de tierras y fábricas. Su lema era ‘Revolución y guerra al mismo tiempo’. Su zona de hegemonía fue Cataluña, Aragón y Valencia. Por otro lado, el PSOE y el PCE intentaron restaurar el orden y centralizar la toma de decisiones en el gobierno, respetando la pequeña y mediana propiedad. Su lema era ‘Primero la guerra y después la revolución’. En septiembre de 1936 se estableció un gobierno de unidad, presidido por Largo Caballero y con ministros del PSOE, PCE, Izquierda Republicana y grupos nacionalistas. Este gobierno debería recuperar el control de la situación y dirigir el esfuerzo a la guerra. Las dudas internas fueron continuas y llegaron a su momento clave en Barcelona en mayo de 1937. El gobierno de la Generalitat, siguiendo instrucciones del gobierno central, trató de tomar el control de la Telefónica de Barcelona, en manos de un comité de la CNT. El intento desencadenó una insurrección en Barcelona. Esta crisis provocó la dimisión del gobierno de Largo Caballero. El nuevo gobierno de Negrín tenía una mayoría de ministros del PSOE, pero se inclinaba cada vez más hacia las posturas defendidas por el PCE, que consiguió que el POUM fuese ilegalizado. Se crea el Ejército Popular, acabando con la indisciplina de las milicias, aunque la guerra estaba perdida.
La Zona Nacional
La muerte del general Sanjurjo, el 20 de julio de 1936, dejó a la insurrección sin un líder. Los generales insurrectos acordaron en Burgos la creación de la Junta de Defensa Nacional, de forma provisional. Medidas que adoptó: se estableció el estado de guerra en todo el territorio, se suprimieron todas las libertades, se disolvieron todos los partidos políticos y se cancelaron las reformas republicanas. El 1 de octubre de 1936, Franco fue nombrado jefe del Gobierno del Estado Español. Se establece una dictadura personal basada en un régimen militar. Una Junta Técnica del Estado, formada por militares, fue el órgano consultivo.
En abril de 1937, se aprobó el Decreto de Unificación. Falangistas y carlistas quedaron unificados en la Falange Española Tradicionalista y de las JONS. La Ley de la Administración Central del Estado concentró en la figura de Franco los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. La Ley de Prensa estableció la censura en todo tipo de publicaciones y el Fuero del Trabajo puso fin a la libertad sindical y estableció el control del Estado Nacional sobre las organizaciones patronales y obreras. Se creó una legislación para reprimir a los vencidos. En febrero de 1939 se aprobó la Ley de Responsabilidades Políticas, por la que se designaba ‘rebeldes’ a todos los que se hubieran enfrentado al movimiento nacional.