Guerra Civil Española: Gobierno de Negrín, Economía Republicana y Ascenso de Franco

El Gobierno de Negrín y la República en Guerra

El gobierno de Negrín: Formaron parte del nuevo gobierno los partidos del Frente Popular (republicanos, socialistas y comunistas) y en él tuvo un peso especial el ministro de la Guerra, Indalecio Prieto. El nuevo gabinete basó su política en la prioridad del esfuerzo militar. La sede del gobierno se trasladó de Valencia a Barcelona, donde se refugiaría también el gobierno vasco, tras la caída del Norte. Ante la dificultad de frenar el avance de las tropas franquistas, el gobierno intentó buscar una salida negociada a la guerra. Para ello Negrín propuso su célebre programa de los Trece Puntos (1 de mayo de 1938), en el que proponía el cese de la lucha armada, la permanencia de la República y la apertura de un proceso de elecciones democráticas. El bando franquista no aceptó entrar en ningún tipo de negociación y Franco hizo saber públicamente que “sólo aceptaría una rendición sin condiciones”. Negrín propuso una política de resistencia a ultranza (“¡Resistir es vencer!”) puesto que confiaba en que el inminente estallido de la guerra europea favorecería a la República. La pérdida de Cataluña entre enero y febrero de 1939 significó el exilio para los gobiernos de la República, de Cataluña y del País Vasco, así como para todos sus parlamentarios. A finales de febrero, Gran Bretaña y Francia reconocieron el gobierno de Franco y Manuel Azaña presentó en Paris su dimisión como presidente de la República. A pesar de los esfuerzos de Negrín, la República tenía los días contados.

La Economía de la España Republicana en Conflicto

La España Republicana: Situación económica. La situación económica de la República al comenzar la guerra no era del todo idónea. Los presupuestos generales del Estado eran los de 1933 por la imposibilidad de aprobar unos nuevos. Además, los nuevos estatutos de autonomía aprobados para Cataluña y el País Vasco, limitaban la autoridad republicana en materia económica. Existieron simultáneamente dos Bancos de España, de carácter privado, que emitieron moneda propia. En el caso republicano, esta entidad, con sede en Valencia desde 1936, se convirtió en el principal soporte para financiar la guerra (vendiéndose sus reservas de oro a la Unión Soviética a cambio de armas). La convulsa situación social republicana, agravada por la revolución (devaluación de la peseta, inflación galopante, el Estado deja de percibir impuestos como consecuencia de las colectivizaciones de empresas y de tierras) llevó al fracaso todas las medidas que el Gobierno legítimo puso en marcha para sanear sus cuentas. El resultado fue el colapso final del régimen en marzo de 1939.

El Ascenso de Franco y la España Franquista

Evolución Política del Régimen Franquista

La España Franquista: Evolución política.

El Ascenso de Franco al Poder

El ascenso de Franco: Tras la muerte del general Sanjurjo, los sublevados perdieron su principal referente, por lo que aparecieron otros líderes con un poder regional. Así, en el norte el general Emilio Mola, en Andalucía el general Gonzalo Queipo de Llano; y en Marruecos sobresalía la figura de general Francisco Franco, cuyo prestigio iba en aumento gracias a sus victorias y a sus buenas relaciones con Alemania. El 24 de julio de 1936 se creó la autodenominada Junta de Defensa Nacional, radicada en Burgos y presidida por el general Miguel Cabanellas. El 1 de octubre de 1936 se promulgó el decreto por el que Franco fue nombrado jefe del Gobierno del Estado español y Generalísimo de los Ejércitos. En Burgos quedó constituida la Junta Técnica de Gobierno, pero el mando real se encontraba en el cuartel general de Franco en Salamanca. Era presentado como caudillo, una denominación con tintes fascistas extraída de la retórica de la Reconquista.

Unificación Ideológica bajo el Franquismo

La unificación ideológica: En el plano ideológico, los sublevados constituían una mezcla de partidos políticos que mostraban grandes divergencias entre sí. La CEDA, y su líder Gil Robles, estaban desprestigiados por la corrupción y por haber participado en los gobiernos republicanos. Otro grupo eran los monárquicos, representados sobre todo por Renovación Española, que, aunque habían participado activamente en la conspiración carecían de apoyo social. Un grupo con bastante relevancia fue el de los tradicionalistas (carlistas), cuyas milicias, los requetés, fueron de gran importancia en el norte. Frente a ellos, y con un número cada vez mayor de afiliados, estaba la Falange, fundada por José Antonio Primo de Rivera, que fue fusilado por los republicanos en noviembre de 1936.

Para unificar estas opciones, Franco contó con la ayuda de Ramón Serrano Suñer y del líder falangista Raimundo Fernández Cuesta. En abril de 1937, Franco decretó la integración de todas las fuerzas políticas en un partido único, la FET y de las JONS. Para legitimar la causa de los sublevados fue fundamental el apoyo de la Iglesia católica. Ya en septiembre de 1936, el obispo Pla y Deniel se refirió a la sublevación como una cruzada, y en 1937 el cardenal Gomá encabezó una carta colectiva explicitando la identificación de la Iglesia con los sublevados y justificando la acción en el mal gobierno y la amenaza bolchevique.

La Economía de la España Franquista

La España Franquista: Situación económica. Su situación era muy diferente a la republicana. La guerra se financió a través de numerosos créditos. Empresarios, como Juan March, poseían contactos en bancos británicos, suizos e italianos; y, además, el bando nacional contó con la ayuda económica (además de militar) de Italia, Alemania y, en menor medida, Portugal. La zona sublevada organizó rápidamente el Banco de España, reuniendo en Burgos a todas las subsedes que cayeron en su poder. En el campo económico el éxito del bando nacional no se debe a la aplicación de medidas reformistas, sino a una gestión eficaz de los recursos ya existentes, así como a haber conseguido una financiación adecuada con créditos de larga duración.