El Islam en la Península Ibérica
1. La Llegada del Islam a la Península
El Islam aparece en Arabia en el siglo VII y se extiende rápidamente a un gran número de fieles, a través de la doctrina de Mahoma, recogida en el Corán. La profesión de fe que llevan los musulmanes es aceptar a Alá y a su profeta Mahoma como único Dios, orar 5 veces al día mirando hacia la Meca, dar limosna a los necesitados, peregrinar a la Meca y ayunar en el mes de Ramadán. También dictan algunas normas de comportamiento en las que se permite la poligamia y se prohíben ciertas cosas como comer carne de cerdo.
El Islam comienza expandiéndose por Oriente y se enfrentan al Imperio Bizantino donde son derrotados en la toma de Constantinopla (Yihad). En Occidente alcanzan su mayor expansión y en 711 llegan a la península Ibérica donde crean un estado llamado Al-Andalus, que prevalece hasta 1492. La conquista fue fácil y rápida por los conflictos internos de los visigodos que apenas oponen resistencia, incluso Don Julián les facilita el transporte para llegar a la península. Los musulmanes entraron por el sur, cuando Don Rodrigo estaba combatiendo a los vascones y poco más tarde se enfrenta a un ejército bereber dirigido por Tariq (711) en la batalla de Guadalete, donde es derrotado. Así, poco a poco, combinando la diplomacia y el uso de la fuerza, van tomando el interior de la península, extendiéndose primero por ciudades como Sevilla, Mérida, Toledo… y hacia 716 la mayor parte del territorio era suyo. En una segunda fase de la conquista, intentan extenderse por territorio franco, pero son derrotados en Poitiers en el 732 y se ven obligados a retroceder y a defender sus fronteras de los pueblos cristianos que oponían resistencia por el norte peninsular.
2. Etapas de Al-Andalus
2.1. Valiato de Ifriquiya (711)
Al-Ándalus estaba gobernada por un emir que dependía política y religiosamente del Califato Omeya en Damasco. Los árabes se establecieron en torno al Guadalquivir y zonas fértiles del Levante y del Ebro. En el 750 cae la dinastía Omeya de Damasco, y Abd-al-Rahman I se hace con el poder y declara Al-Andalus emirato independiente, aunque sigue dependiendo del califa de Bagdad.
2.2. Emirato de Córdoba (756)
Abd-al-Rahman I funda el emirato de Córdoba y afianza su poder subiendo impuestos y formando un grupo de fieles que ocupan los principales cargos públicos. Su sucesor Abd-al-Rahman II establece una organización estatal completa para Al-Andalus, lo cual crea inestabilidad porque algunas provincias fronterizas pretendían independizarse del Emirato de Córdoba. A causa de esto, en 818 se produce la Revuelta del Arrabal de Córdoba por motivos económicos y sociales. Esto evidencia la concentración de poder sobre Córdoba y los cristianos seguían su avance desde el norte.
2.3. Califato de Córdoba (929)
Abd-al-Rahman III acaba con las rebeliones internas y frena el avance cristiano obligando a Castilla, León y Navarra a pagar tributos. En 929 se autoproclama califa y rompe los vínculos con Bagdad. Llevó a cabo una reorganización del ejército a través de tropas mercenarias y reforzó la fidelidad de sus oficiales. Junto a su hijo Al-Hakam II pactan con algunos monarcas cristianos y construyen edificios como el palacio de Medina Azahara. La última etapa del califato fue con Al-Mansur, que monopoliza el poder y establece una dictadura a través de éxitos militares y las llamadas razzias a los cristianos como castigo a los “infieles”.
2.4. Final de la Dinastía Omeya
La política de carácter militar llevada a cabo por Al-Mansur tenía un coste muy elevado y su hijo y sucesor Abd al-Malik no supo mantenerla tras la muerte de su padre, de modo que su segundo hijo tomó el poder y combatió con la aristocracia árabe que se sublevó. De este modo, se creó una inestabilidad política interna en Al-Andalus y se dividió en reinos independientes llamados taifas, como la de Sevilla, Málaga, Granada, Tortosa, Valencia… Los reinos cristianos aprovecharon la debilidad del reino musulmán y siguieron avanzando hasta que en 1085 ocuparon Toledo con Alfonso VI. Las taifas pidieron ayuda a los almorávides del norte de África y recuperaron Al-Andalus, aunque no pudieron evitar que Alfonso I (el Batallador) tomase Zaragoza. Tras la caída de los almorávides surgen los almohades, con los que se producen los segundos reinos de taifas en los que Sevilla se convierte en la nueva capital andalusí y construyen allí la Giralda. Los cristianos reaccionan con la victoria de Navas de Tolosa en 1212, lo que supone el fin de la presencia almohade en la Península y los cristianos van retomando el territorio de norte a sur, a excepción de Granada, que perdura hasta 200 años después.
3. Organización Política y Social de Al-Andalus
Los califas, en lo más alto, son los jefes espirituales de los creyentes; el Hachib como primer ministro; los divanes que trataban los asuntos del estado; y el visir como ministro de menor importancia. En la sociedad musulmana nadie estaba exento de impuestos, pero los no musulmanes tenían que pagar impuestos personales y por sus bienes. También existían cargos públicos menos importantes como los cadíes y los emires y valíes. Se organizaron en 3 provincias: la inferior en torno a Badajoz, la media cerca de Toledo y la superior en Zaragoza. El objetivo principal del Islam era extender la religión y su ejército estaba compuesto mayoritariamente por mercenarios que trabajaban a cambio de la concesión de tierras.