Historia de Al-Ándalus: Etapas Clave del Dominio Musulmán en la Península Ibérica

Al-Ándalus y sus Principales Etapas

Introducción

El islam había nacido con Mahoma en la lejana Arabia, con tribus enfrentadas entre sí, sin poder político que las uniera. Sin embargo, con la Hégira en el 622 comienza el Estado del que Mahoma es el representante político y religioso. Tras su muerte en el 632, la Península Arábiga estará unificada y sus primeros descendientes, los llamados califas ortodoxos, a través de la guerra santa conquistarán Siria, Palestina y el norte de Egipto. Después, bajo la dinastía de los Omeya, se extenderán también por África y llegarán a Hispania.

Cuando pusieron el pie en Tarifa en el 711, destrozaron los ejércitos de Don Rodrigo en Guadalete y entraron en Toledo. En 3 años, todo el territorio peninsular, con la única excepción de las regiones montañosas del Cantábrico y Pirineos, había caído a los pies del ejército musulmán. Surgía entonces Al-Ándalus, nombre dado a la provincia hispana del islam. Serán más de 800 años de presencia política y religiosa.

1. Emirato Dependiente de Damasco (711-756)

Se colocó a un emir o gobernador que actuó como delegado del califa perteneciente a la dinastía Omeya con capital en Damasco.

Durante este periodo los musulmanes realizan incursiones por el norte, pero fueron derrotados por los astures en la batalla de Covadonga en el 722 y también en Poitiers en el 732 bajo el ejército franco de Carlos Martel.

Los musulmanes que llegaron a la Península eran bereberes, procedentes del norte de África, pero también había árabes, que ocuparon enseguida los puestos dirigentes.

Disminuyen la presión fiscal visigoda y respetaron los demás credos religiosos a cambio de un impuesto especial. Otros aceptaron la religión atraídos por las ventajas sociales de la conversión (se les llamó muladíes). Y otros, como judíos y mozárabes, conservaron su religión. Al principio fueron tolerados, pero marcados por la desigualdad jurídica.

En el 750 tuvo lugar un hecho clave, la revolución Abasí, donde todos los miembros de la familia Omeya fueron asesinados excepto Abd Al-Rahman I, que sobrevivió y se refugió en Al-Ándalus. Allí derrotó al emir de Córdoba, ocupó la capital y se proclamó emir en el 756.

2. Emirato Independiente de Bagdad (756-929)

Abd Al-Rahman I fija su capital en Córdoba e inicia la construcción de un estado independiente política y militarmente del imperio musulmán, ahora trasladado a Bagdad.

Una vez establecido, atrae a más Omeyas a la península (Sevilla, Toledo, Zaragoza).

El afianzamiento de este emirato dependía de la puesta en marcha de una eficaz estructura, pero que no resultaría fácil por la convivencia entre árabes, bereberes, muladíes, mozárabes y judíos. Esto provocará que, a la muerte de Abd Al-Rahman I, se dé un estallido de separatismo en regiones alejadas de Córdoba. La convivencia se oscurece y una oleada de persecuciones alentadas desde las mezquitas llevará a miles de cristianos a buscar refugio en las tierras del norte.

3. El Califato de Córdoba (929-1031)

Llega al poder Abd al-Rahman III (912-961), quien, tras vencer a sus enemigos internos, desbarató las ilusiones separatistas y puso paz en Al-Ándalus.

Decide proclamarse Califa, cargo en el que confluían el poder político y religioso, y por tanto la desvinculación a cualquier dependencia del califato de Bagdad.

Abd al-Rahman III recupera la idea unitaria de Al-Ándalus, extendiendo su autoridad a casi toda la Península. Levanta a las afueras de Córdoba el embrujo arquitectónico de Medina Azahara mientras los maestros dan los últimos toques de fantasía a la gran mezquita de Córdoba.

Los años de Abd al-Rahman III fueron los más fascinantes de la historia del islam hispano, erigiéndose Córdoba en la cabeza del reino más poderoso de occidente. Se abren escuelas, aumentan las compras de libros de Oriente, se incentiva la labor de los traductores, reverdece la medicina con la traducción del tratado de Dioscórides, llega de la India el sistema numeral actual.

El ruido en las ciudades anima también al crecimiento de la economía, muy favorecida por la actividad comercial. Aunque la llave de la economía la seguía teniendo la próspera agricultura, que, gracias a las técnicas árabes como la creación de un sistema de acequias, la construcción de norias, el reparto equitativo del agua o la introducción de nuevos cultivos como el algodón, el arroz o el azafrán, fueron el empujón definitivo a la productividad.

Al-Hakam II (961-976), hijo de Abd al-Rahman III, fue un protector de las letras y las artes que llegó a reunir en su palacio una biblioteca de unos 400.000 volúmenes.

Hixem II (976-1013), sucesor de Al-Hakam II, delegó el gobierno en manos de Al-Mansur, su primer ministro, que reforzó el ejército, censuró la obra de filósofos y astrónomos y destruyó la biblioteca reunida por Al-Hakam II. Las tropas musulmanas saquean las tierras cristianas, reducen a ceniza iglesias y ciudades en León, Barcelona o Santiago de Compostela.

Tras la muerte de Almanzor en 1002, el califato entra en un periodo de crisis (9 califas se sucederán en 29 años) donde las ambiciones localistas buscarán su independencia e iniciarán la descomposición política y fin del califato en el 1031.

4. Reinos de Taifas e Imperios Norteafricanos

Primeros Taifas (1031)

A comienzos del siglo XI, las taifas (Almería, Murcia, Badajoz, Toledo, etc.) fueron independizándose del poder central de Córdoba. Al principio había 27 reinos de taifas, los más débiles desaparecieron y se juntaron con los más poderosos. Algunos lucharán por su supervivencia, otros se mostrarán sumisos hacia los cristianos (entregaban unos tributos llamados parias).

El avance de la reconquista cristiana suma cada vez más victorias, y en la cabeza de Alfonso VI estará Toledo.

En 1086, consigue sentarse en su trono conquistando Toledo. No contento con la toma de Toledo, Alfonso VI acosa a Murcia, Sevilla, Granada, Badajoz, Valencia y Zaragoza.

Los reinos de taifas confían su salvación a los almorávides (tribu bereber del norte de África), quienes el 30 de junio de 1086 desembarcan en Algeciras para tomar las riendas de la Hispania musulmana.

El imperio norteafricano engulle a Granada, Córdoba, Badajoz y Zaragoza, y reconstruye Al-Ándalus. Sus éxitos militares más importantes fueron las batallas de Sagrajas (Badajoz) en 1086 y Uclés (Cuenca) en 1108.

Son años de intransigencias y cacerías, destruyendo las iglesias y defendiendo la lectura del islam frente a los filósofos. Miles de cristianos son deportados como esclavos a Marruecos y otros se ven obligados a emigrar para salvarse.

Poco a poco la estrella almorávide se marchita y la inestabilidad de su imperio al otro lado del estrecho trae nuevamente la fragmentación política conocida como Segundos Reinos de Taifas.

Alfonso VII conquistó Almería (joya del comercio musulmán). En este punto, las nuevas taifas no sabían si someterse a los señores del norte o solicitar ayuda a los almohades. Las nuevas taifas pusieron el pie en Tarifa para someter a las taifas y arrancar a Castilla la conquista almeriense en 1157.

El imperio almohade parecía bastante sólido. Sevilla se convirtió en la capital de Al-Ándalus y fue embellecida con la mezquita.

Averroes llevará el pensamiento aristotélico a toda Europa.

Los cristianos del norte ganaban batallas y nuevamente los dirigentes lanzaron una nueva ofensiva integrista. Averroes es desterrado y sus obras se prohíben y se queman.

Persecuciones religiosas cristianas y judías hacen que miles de mozárabes busquen refugio en el norte. Comienza una crisis demográfica.

Los cristianos se dan cuenta de que es imposible conquistar las urbes musulmanas.

El papa Inocencio III abandera la cristiandad y bajo el arzobispo de Toledo Rodrigo Jiménez de Rada, aventureros y mercenarios aceptan el reto que hallaría su recompensa el 16 de julio de 1212 en las Navas de Tolosa (guerreros de los Pirineos y soldados de Alfonso VII de Castilla, Sancho II de Navarra y Pedro II de Aragón entierran para siempre la amenaza almohade y marcan la Reconquista). Tras esta batalla cayeron Mallorca, Córdoba, Valencia y Sevilla. Solo quedaría el Reino Nazarí de Granada.

5. Reino Nazarí de Granada (1237-1492)

El Reino Nazarí de Granada fue el último reducto musulmán en la Península Ibérica (Granada, Málaga, Almería y parte de Cádiz).

El Reino Nazarí llegó a ser próspero en comercio y en el desarrollo de la agricultura de regadío debido a su disposición geográfica costera.

Era un reino homogéneo compuesto por musulmanes (sin mozárabes ni bereberes).

Esplendor cultural con el embellecimiento de la ciudad de Granada y la construcción de la Alhambra y el Generalife.

El final del reino llegará con Isabel y Fernando, que desviarán toda la agresividad sobre Granada.

Los dirigentes islámicos resistieron once años, pero el avance cristiano iba desmantelando poco a poco el reino (Ronda en 1485, seguido de Marbella, Málaga y Baza hasta que el 2 de enero de 1492, Boabdil entregaba las llaves de Granada).