El Sistema de la Restauración (1875-1923)
El Turnismo Dinástico
El sistema político de la Restauración se basaba en la existencia de dos grandes partidos: el conservador y el liberal. Ambos partidos compartían ideologías similares, como la defensa de la monarquía, la Constitución de 1876, la propiedad privada y el Estado liberal, unitario y centralista. Sin embargo, estos partidos eran minoritarios y contaban con el apoyo de la burguesía y los notables. El sistema de turnismo o alternancia en el poder entre los dos partidos dinásticos se utilizaba para asegurar la estabilidad institucional. Sin embargo, este sistema se basaba en un sistema electoral corrupto y manipulador, en el que se compraban votos, se falsificaban actas y se ejercía presión sobre el electorado mediante el caciquismo. El fraude electoral era común y aseguraba que las elecciones siempre fueran favorables al partido en el poder.
Partidos de Oposición
Alejandro Lerroux
Uno de los partidos más destacados fue el Partido Radical, fundado en 1908 por Alejandro Lerroux. Este partido defendía una postura más moderada y reformista que otros partidos republicanos, y tuvo cierta relevancia durante la Restauración.
Joaquín Costa
Joaquín Costa y otros intelectuales defendieron la modernización de la vida política española y la necesidad de desmantelar el sistema caciquil.
La Crisis del Sistema (1902-1923)
La Semana Trágica (1909)
La Semana Trágica de 1909 fue un evento histórico que tuvo lugar en Barcelona y que tuvo un gran impacto en la sociedad española. Todo comenzó con la convocatoria de una huelga por parte de Solidaridad Obrera, una organización integrada por sociedades obreras anarquistas. La huelga degeneró en una violenta insurrección revolucionaria, con más de 200 barricadas, paralización de la vida urbana e incendio de más de 50 conventos e Iglesias. El gobierno declaró el estado de guerra y la huelga se extendió a las ciudades industriales vecinas. Durante los días 26 de julio y 1 de agosto, se sucedieron asaltos, quemas de conventos, luchas callejeras y enfrentamientos entre huelguistas y miembros de la policía y el Ejército. Barcelona quedó aislada del exterior y el balance final fue de más de un centenar de muertos, numerosos heridos y edificios destruidos. Las consecuencias de la Semana Trágica fueron importantes. Provocó la caída del gobierno de Maura y la constitución de un nuevo gobierno liberal.
Además, se produjeron detenciones en masa y juicios, siendo el más grave el procesamiento y ejecución del pedagogo y anarquista Francisco Ferrer y Guardia, fundador de la Escuela Moderna. Aunque hoy en día se ha demostrado que no participó en los hechos, su ejecución causó una oleada de protestas internacionales.
Desastre de Annual (1921)
Marruecos, particularmente en el Rif, donde la guerra continuaba. El general Fernández Silvestre, al adentrarse en la zona central del Rif, fue rodeado por las fuerzas de Abd-el-Krim en Annual en julio de 1921, resultando en la pérdida de 13.000 soldados españoles, incluido el general Silvestre. Este desastre político y militar se convirtió en una de las razones del fin del régimen parlamentario en España. La posición exigió responsabilidades al ejército, al gobierno y a la monarquía. Sin embargo, antes de que se pudiera investigar, el general Primo de Rivera dio un golpe de estado contra el gobierno y fue nombrado presidente de un Directorio Militar por el rey, aprovechando el desprestigio de los partidos políticos.
El Directorio Civil y la Caída de Primo de Rivera (1923-1930)
Tras el éxito en Marruecos, Primo de Rivera decidió transformar su régimen militar en un gobierno civil, conocido como el Directorio Civil. Con el objetivo de institucionalizar la Dictadura, se convocó una Asamblea Nacional Consultiva en 1927. En cuanto a la política económica, el régimen se benefició de la prosperidad mundial de los “felices años veinte”, impulsando la electrificación y la producción de hierro, acero y hulla. También se realizaron obras públicas y se crearon Confederaciones Hidrográficas para el aprovechamiento de los ríos. En el ámbito social, el Estado construyó viviendas, institutos y servicios sanitarios, y se constituyeron “comités paritarios” para resolver conflictos laborales.
La Segunda República y la Guerra Civil (1931-1939)
La Proclamación de la República y el Gobierno Provisional (1931)
La proclamación de la República el 14 de abril de 1931 fue un momento histórico para España. Niceto Alcalá Zamora, presidente del gobierno provisional, lideró este acontecimiento junto a otros líderes republicanos como Alejandro Lerroux, Manuel Azaña, Marcelino Domingo, Indalecio Prieto y Francisco Largo Caballero. Sin embargo, este gobierno provisional tuvo que enfrentar numerosos desafíos desde el principio, como la convocatoria de elecciones para Cortes Constituyentes en junio de ese mismo año.
Las primeras reformas y los primeros problemas fueron una constante en el gobierno provisional de la II República. A pesar de su corta duración, este gobierno llevó a cabo una intensa labor legislativa en temas como el trabajo en el campo, el Ejército y la educación. Sin embargo, también se enfrentó a conflictos con el nacionalismo catalán, la Iglesia y el movimiento obrero. Estos problemas pusieron a prueba la estabilidad del gobierno y su capacidad para gobernar en un momento de cambios y tensiones.
La Constitución de 1931
La Constitución de 1931 fue un hito en la historia de España, ya que estableció las bases de una República democrática y laica. Esta Constitución, aprobada por las Cortes Constituyentes en junio de ese año, recogía una amplia declaración de derechos y libertades, incluyendo el voto para las mujeres, el matrimonio civil y la legalización del divorcio. También establecía la división de poderes, con un Congreso de los Diputados como órgano legislativo, un gobierno como poder ejecutivo y jueces y tribunales como encargados de administrar justicia. Sin embargo, la aprobación de los artículos 26 y 27, que trataban la “cuestión religiosa”, provocó la primera crisis de gobierno de la República.
Problemas y Tensiones en la República (1931-1936)
Sucesos de Casas Viejas (1933)
Los sucesos ocurridos en Casas Viejas en enero de 1933, donde hubo una sangrienta represión por parte de la Guardia Civil y la Guardia de Asalto, desacreditaron al gobierno de Azaña y contribuyeron a su caída.
Revolución de Octubre de 1934
El comité revolucionario socialista liderado por Largo Caballero inició una insurrección revolucionaria en octubre de 1934, que incluyó una huelga general y rebeliones en Madrid, Cataluña y Asturias.
Frente Popular (1936)
Tras la victoria del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936, se formó un gobierno de coalición de partidos de izquierda liderado por Azaña. Este gobierno tenía como objetivo retomar y relanzar la obra legislativa del gobierno anterior, además de conceder una amnistía general para los encarcelados por los sucesos de octubre de 1934. También se restableció el Estatuto de Autonomía de Cataluña y se permitió que Companys volviera a presidir la Generalitat. Sin embargo, la radicalización social y política en España se intensificó, con huelgas y enfrentamientos entre la derecha y la izquierda. A pesar de estos desafíos, el gobierno del Frente Popular avanzó en su agenda reformista.
La Guerra Civil (1936-1939)
Inicio de la Guerra Civil
La Guerra Civil española de 1936 a 1939 fue un conflicto que dividió al país en dos zonas: la República y los sublevados. Todo comenzó con la sublevación militar del 17 de julio de 1936, liderada por el general Franco y otros militares que buscaban acabar con la República. Sin embargo, esta sublevación fracasó en algunas partes del país, como Madrid, Cataluña y Levante, donde las fuerzas del orden y parte del Ejército permanecieron fieles a la República. Este fracaso inicial de la sublevación militar fue un punto de inflexión en la guerra, ya que permitió que la República se mantuviera en pie y se extendiera a otras zonas del país.
Las Dos Interpretaciones de la Guerra Civil
La sublevación militar también provocó una división en la sociedad española, con dos interpretaciones diferentes sobre la guerra civil. Para los sublevados, el alzamiento era necesario para salvar a España de la anarquía y acabar con los enemigos del país, a los que calificaban como “rojos”. Mientras tanto, para la otra España, la que permaneció fiel a la República, la guerra era una lucha por defender los logros de una República democrática y acabar con el fascismo que se estaba extendiendo por Europa.
Apoyo que Recibieron los Dos Bandos
La guerra civil española no solo fue un conflicto interno, sino que también se vio afectada por la intervención de otros países. A pesar de la escasez de material militar y repuestos en ambos bandos, Francia y Gran Bretaña decidieron no involucrarse y adoptaron una política de “No Intervención”. Sin embargo, esta política fue solo teórica y en la práctica, Alemania, Italia y la Unión Soviética proporcionaron ayuda bélica a los contendientes. La República recibió ayuda inmediata de la URSS, y en menor medida de Francia y México. Esta ayuda soviética, aunque fue crucial para la supervivencia de la República, también la vinculó al comunismo en la opinión pública internacional. Por otro lado, el bando sublevado recibió una ayuda masiva de Italia y Alemania, que enviaron tropas, armamento y asesores militares. Portugal y otros países también apoyaron a los rebeldes, lo que prolongó y complicó aún más el conflicto.
Brigadas Mixtas
Las Brigadas Mixtas estaban formadas por milicianos y tropas del ejército regular.
Fase Final de la Guerra Civil
Finalmente, la última etapa de la guerra, que duró desde el 15 de noviembre de 1938 hasta el 28 de marzo de 1939, fue marcada por la ofensiva final de Franco en Cataluña y la descomposición política interna de la República, que culminó con el golpe de Estado del coronel Casado en Madrid.
El Franquismo (1939-1975)
Pilares y Familias del Régimen Franquista
Las Familias Políticas
Los monárquicos, divididos entre monarquía constitucional y tradicional, apoyaron a Franco en la Guerra Civil y en 1969 fue elegido como heredero del trono Juan Carlos de Borbón, ligado al Opus Dei.
El Ejército
El ejército fue uno de los pilares del régimen, basado en el nacional-patriotismo, el anticomunismo y las ideas de disciplina, jerarquía y orden.
La Iglesia Católica
La iglesia católica fue un pilar importante del régimen, aportando el nacional-catolicismo y apoyando la cruzada contra el ateísmo marxista durante la Guerra Civil.
La Falange
La Falange, liderada por José Antonio Primo de Rivera, fue incluida en el partido de Franco y se convirtió en uno de los pilares del régimen.
Otros Grupos y Características del Régimen
División Azul
Los divisionarios eran agentes diversos: falangistas, estudiantes, aventureros e idealistas en busca de una causa, hombres que pasaban hambre o que querían ayudar a algún familiar encarcelado en la dura posguerra española.
Tecnócratas
Profesional especializado en alguna materia económica o administrativa que desempeña un cargo público.
La Transición a la Democracia (1975-1982)
La Constitución de 1978: Principios y Valores
La Constitución de 1978 fue un paso fundamental en la consolidación de la democracia en España. En ella se establece que la soberanía nacional reside en el pueblo español y que la forma política del Estado es la monarquía parlamentaria. Además, se reconocen y garantizan todas las libertades democráticas, se abolió la pena de muerte y se fijó la mayoría de edad en los 18 años. La Constitución también establece que el Estado es aconfesional, pero reconoce y tiene en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y el significado de la Iglesia católica en el país. También se garantiza la libertad de enseñanza, la libertad de empresa y la economía de mercado, así como el derecho a la huelga y a la educación.
La Constitución de 1978: Instituciones
La Constitución de 1978 establece la configuración del Estado de las autonomías en España. En este sistema, el rey desempeña la Jefatura del Estado y el mando supremo de las Fuerzas Armadas. Su cargo es vitalicio y la corona es hereditaria. Además, el rey ejerce la representación simbólica y protocolaria del Estado, sanciona las leyes aprobadas por las Cortes y tiene un poder moderador del sistema político. Por otro lado, la Constitución reconoce la separación e independencia de los tres poderes: legislativo, ejecutivo y judicial. El poder legislativo reside en las Cortes Generales, formadas por el Congreso de los Diputados y el Senado, elegidos por sufragio universal directo. El poder ejecutivo es responsabilidad del gobierno, compuesto por el presidente, los vicepresidentes y los ministros. El presidente del gobierno es elegido por el Congreso de los Diputados a propuesta del rey. Y por último, el poder judicial corresponde a jueces y magistrados, sometidos al Tribunal Supremo y al Tribunal Constitucional. Además, España cuenta con 17 Comunidades y dos ciudades autónomas (Ceuta y Melilla), que tienen un grado de autonomía en la gestión de sus asuntos.
Los Pactos de la Moncloa (1977)
En 1977, se aprobaron los Pactos de la Moncloa, un acuerdo entre todas las fuerzas políticas y sindicales para combatir la crisis en España.
El Golpe de Estado de Febrero de 1981 (23-F)
A pesar de los avances en la transición democrática, en 1981 todavía había sectores del Ejército que se oponían al proceso y estaban dispuestos a protagonizar un golpe de Estado. El clima político estaba tenso debido a la escalada terrorista de ETA y la aprobación de los estatutos de autonomía. El 23 de febrero de 1981, mientras se estaba llevando a cabo la votación de investidura de Leopoldo Calvo Sotelo como presidente del gobierno, un grupo de guardias civiles armados liderados por el teniente coronel Antonio Tejero irrumpió en el Congreso de los Diputados y tomó como rehenes a los diputados y al gobierno. Paralelamente, el general Milans del Bosch declaró el Estado de guerra y sacó los tanques a la calle. Sin embargo, el golpe militar fracasó gracias a la rápida y decisiva acción del rey Juan Carlos I, quien como jefe de las Fuerzas Armadas, se puso al frente de la situación y logró aplastar el golpe.
Con la ayuda del Estado Mayor de los ejércitos, se contactó con todas las unidades militares para asegurar su lealtad a la Corona y a la democracia. Este acontecimiento, conocido como “23-F”, fue un momento crucial en la historia de España y demostró la fortaleza de la democracia y la figura del rey Juan Carlos I como garante de la misma. A partir de entonces, el proceso de transición continuó y en 1982 se celebraron las primeras elecciones generales democráticas en España.