Historia de España: De la Restauración a la Segunda República

1. El Reformismo Dinástico

En 1899, María Cristina llamó a hacer gobierno al conservador Francisco Silvela, quien convocó elecciones. El nuevo gabinete mostró una cierta voluntad de renovación. Se inició así una política reformista con proyectos de descentralización administrativa, y se impulsó una política presupuestaria. Las nuevas cargas fiscales impulsaron un boicot de los contribuyentes a la recaudación de tributos. Finalmente en 1901, la regente otorgó el poder a los liberales. El espíritu de regeneración había durado escasamente un año, y las viejas prácticas de turnos de partidos volvieron a aparecer. En 1902, con 16 años, subió al trono Alfonso XIII. En 1903 murió Sagasta, y en el partido conservador se impuso Maura, mientras que en el liberal, Canalejas. Esta nueva generación de políticos, influida por el regeneracionismo, impulsó importantes proyectos de reforma desde el interior, pero se mantuvo el turno dinástico. En 1904, Maura llegó al poder, con un espíritu reformista aunque dentro de lo conservador. Su proyecto político se recogió en la consigna de revolución desde arriba. Pretendía configurar un Estado fuerte, capaz de gobernar de forma eficaz.

  • Elaboró la ley electoral que hizo más difícil el fraude electoral.
  • Procuró atraer a los nacionalistas, con mayor autonomía.
  • Adoptó medidas económicas para reactivar la industria.
  • Creó el Instituto Nacional de Previsión para los seguros obreros.

En 1910, Canalejas formó un nuevo gobierno liberal. Su programa proponía la modernización de la política, e intentaba atraer a ciertos sectores populares.

  • Abordó la reforma del procedimiento de financiación de la Iglesia y profundizó en su separación del Estado.
  • Ante la negativa de la Santa Sede, promulgó la Ley del Candado que limitaba el establecimiento de nuevas órdenes religiosas.
  • Se promulgaron una serie de leyes encaminadas a mejorar las condiciones laborales.
  • Canalejas fue sensible al problema de las autonomías regionales y el gobierno liberal elaboró la Ley de Mancomunidades, que aceptaba la posibilidad de la unión de las diputaciones provinciales para hacerse cargo de la gestión de algunos servicios públicos.

2. De la Semana Trágica a la Huelga Revolucionaria

A partir de 1900, España consolidó su penetración al norte de África. La Conferencia de Algeciras y el Tratado Hispano-Francés establecieron un protectorado franco-español en Marruecos. A España le correspondió el territorio de El Rif. Con ello pretendía conseguir volver a convertirse de nuevo en una potencia colonial. Ante los ataques de los rifeños, se decidió aumentar el número de soldados con reservistas, lo cual provocó un importante movimiento de protesta popular. La movilización contra la guerra se inició en Barcelona el 18 de julio de 1909. El 24 se constituyó un comité de huelga que hizo un llamamiento a la huelga general para el día 26, que derivó en una revuelta popular. Los incidentes en la calle se multiplicaron y explotó un fuerte sentimiento anticlerical. Las autoridades declararon el estado de guerra. La represión posterior fue muy dura por parte del gobierno de Maura. La represión de la Semana Trágica levantó una oleada de protestas por su virulencia y arbitrariedad. La oposición de Maura consiguió que Alfonso XIII disolviera las Cortes y traspasara el gobierno a los liberales. En el verano de 1914, estando el conservador Dato, estalló la Primera Guerra Mundial. Dato declaró inmediatamente la neutralidad española. Esta situación supuso una extraordinaria oportunidad para la economía del país. La guerra permitió exportar productos industriales y agrarios, por los que pagaban altos precios. Pero, debido a esto, los precios interiores subieron mucho, pero no los salarios, por lo que fue un problema para las clases populares. El conflicto social fue creciendo y desembocó en una huelga en el verano de 1917. En 1917, en España, la coincidencia de la grave situación del sistema político de la Restauración, el descontento militar y la conflictividad social provocaron una protesta generalizada de carácter antigubernamental. El ejército español presentaba un número excesivo de oficiales en relación a soldados. Además los salarios de los soldados eran muy bajos. El fuerte descontento provocó la formación de Juntas de Defensa. Reclamaban un aumento salarial y se oponían a los ascensos por méritos de guerra, reivindicando la antigüedad como único criterio. La situación política no era menos grave.

En 1916, el gobierno pasó al liberal conde de Romanones, que continuó las viejas prácticas de corrupción política y cerró las Cortes en junio. En 1917, Dato volvió al poder, se negó a abrir las Cortes, declaró el estado de excepción y aumentó la censura de prensa. Como reacción, se organizó en Barcelona una asamblea de parlamentarios que exigió la formación de un gobierno provisional que convocase Cortes para reformar el sistema político y descentralizar el Estado. Este no tuvo continuidad y desapareció sin haber conseguido la reforma. En 1917, la CNT y UGT acordaron firmar un manifiesto conjunto en el que se instaba al gobierno a intervenir para contener los precios, bajo amenaza de huelga general. La tensión estalló en agosto y se decidió llamar a la huelga general. La huelga tuvo una incidencia muy desigual. Se produjeron incidentes importantes en muchos puntos del país. La reacción del gobierno fue represiva: se declaró la Ley Marcial y se envió al ejército a aplacar el movimiento. La huelga fracasó, pero tuvo unas enormes consecuencias: debilitó más al régimen. En los años siguientes, el sistema político de la Restauración entró en su crisis definitiva.

3. La Descomposición del Sistema

El régimen de la Restauración entró en una progresiva descomposición. Desde 1917 se recurrió con frecuencia a la solución de los gobiernos de concentración. El más relevante fue el Gobierno Nacional, impulsado por Maura en 1918, que configuró un gabinete con la participación de conservadores y liberales, y los regionalistas catalanes. Las diferencias entre ellos imposibilitaron nuevas reformas. Fracasados los gobiernos de concentración se volvió al turno dinástico: entre 1919 y 1923 hubo diez cambios de gobierno. Ningún partido consiguió la mayoría parlamentaria necesaria para gobernar y se llegó a clausurar el parlamento. El fin de la Gran Guerra propició en España un cambio brusco de las condiciones económicas: aumentó el paro, los precios subieron, lo que provocó la movilización obrera y un crecimiento del sindicalismo. En 1919 se inició una huelga en La Canadiense, con lo que la patronal respondió cerrando empresas y con una dura represión contra los sindicatos. En Andalucía, la mala situación económica dio paso al Trienio Bolchevique. Los anarquistas impulsaron revueltas campesinas motivadas por el hambre de tierras y las condiciones de vida. Muchos municipios llegaron a estar controlados por los comités de huelga. La conflictividad laboral degeneró en una radicalización de las posiciones de los sindicatos y de la patronal. Para detener la fuerza sindical, se instituyó la Federación Patronal, se contrataron pistoleros a sueldo para asesinar a dirigentes obreros. También se practicó el activismo violento por parte de la CNT. Todo ello originó la época conocida como pistolerismo, durante la cual tuvieron lugar más de 800 atentados. Al comenzar la década de 1920, en la zona oriental de Marruecos, las tribus rifeñas hostigaban al ejército español de forma permanente. En 1921, se inició una ofensiva que acabó con la derrota del ejército español en Annual. Se perdió el territorio. En 1923, el anuncio de la discusión en el parlamento del caso de Annual, que podía afectar al monarca, movilizó a sectores del ejército y la derecha, que desde hacía tiempo veían la solución a la crisis en una dictadura militar.

4. Dictadura de Primo de Rivera

Primo de Rivera y los sectores que le dieron apoyo defendieron el golpe como una solución para poner fin a la crisis política y a la conflictividad social que atravesaba el país. Entre las razones destacaban la inestabilidad, el bloqueo del sistema político parlamentario, el aumento de la influencia del republicanismo, el descontento del ejército tras el desastre de Annual. También influyó el deseo de evitar que las Cortes exigieran responsabilidades por los hechos de la guerra de Marruecos al rey. En su manifiesto inaugural, Primo de Rivera anunció su firme voluntad de limpiar el país de caciques y acabar con las amenazas a la unidad nacional. La dictadura fue una solución inconstitucional para frenar la reforma del sistema. La dictadura tuvo dos fases:

  • De 1923-1925 gobernó el Directorio Militar.
  • De 1925-1930 se pasó al Directorio Civil, aunque el peso de los militares siguió siendo fuerte y el régimen siguió siendo autoritario.

Las primeras medidas del Directorio Militar muestran su carácter dictatorial:

  • Suspensión del régimen constitucional.
  • Disolución de las cámaras legislativas.
  • Elaboración de un Estatuto Municipal y otro Provincial.

Durante la primera etapa de la dictadura, el conflicto de Marruecos centró el interés de Primo. En 1925, se organizó el desembarco de Alhucemas, que tuvo gran éxito. A partir de 1926, se fue abandonando la idea de una dictadura transitoria, tras la que se volvería a un régimen constitucional, por lo que Primo intentó institucionar su régimen. Se creó la Unión Patriótica, para dar apoyo social a la dictadura. La dictadura se benefició de la buena coyuntura económica internacional. Se intentó fomentar la economía y el aumento de la intervención estatal. Se fomentaron las obras públicas. El mundo agrario siguió en manos de los grandes propietarios. Se creó la Organización Corporativa Nacional para eliminar los conflictos laborales mediante la intervención del Estado, formada por obreros y patronos. La oposición a la dictadura estuvo integrada por algunos líderes de los partidos dinásticos, republicanos, nacionalistas, comunistas, intelectuales, etc. Hubo conspiraciones militares como la de la Sanjuanada.

Con respecto a los intelectuales, la dictadura los controló férreamente con la censura. Por ello se organizó el sindicato Federación Universitaria Española (FUE). Estuvo protagonizada por Unamuno, Ortega y Gasset, etc. El conflicto más persistente fue con el republicanismo, que organizó la Alianza Republicana. En Cataluña, las medidas tomadas por Primo de Rivera, como la prohibición del uso público de la lengua catalana, son recibidas como anticatalanistas, lo que hizo que se distanciasen. La CNT, y luego en 1929, el PSOE, se mostraron contrarios al régimen y favorables a la República. La creciente oposición a Primo se intensificó cuando el rey retiró su confianza porque consideraba peligrosa a la dictadura para la monarquía. Primo dimitió en 1930, y el general Berenguer lo sustituyó para celebrar elecciones. La oposición firmó el Pacto de San Sebastián para presentarse a las elecciones. Berenguer fue incapaz de hacer su cometido y en 1931 fue elegido Aznar. Se convocaron en primer lugar elecciones municipales. Se intentaba volver a la normalidad como si nada hubiese ocurrido, pero la gran involucración de Alfonso XIII hizo que las elecciones se presentasen como un plebiscito a favor o en contra de la monarquía.

5. La Proclamación de la República

El 12 de abril de 1931 se celebraron elecciones municipales mediante sufragio universal masculino. La participación fue muy alta y las candidaturas republicano-socialistas triunfaron en las grandes ciudades. Por ello, aunque el número de concejales monárquicos era ligeramente superior, se hizo evidente que se había apostado por un cambio de signo. El 14 de abril, en Guipúzcoa proclamaron la República, y a lo largo del día el resto de concejales de otras localidades. Ante esta situación, Alfonso XIII renuncia a la potestad real y se exilia. En Madrid, los representantes de los partidos que habían proclamado la República, constituyeron un gobierno provisional que ese mismo día proclamó oficialmente la Segunda República. Este gobierno convocó elecciones a Cortes Constituyentes para el 28 de junio. El gobierno decretó una serie de medidas de extrema urgencia:

  • Amnistía general para los presos políticos.
  • Libertades políticas y sindicales.

Tras las elecciones, el ejecutivo quedó en manos de la coalición vencedora, cuyo jefe de gobierno fue Zamora. Las Cortes nombraron una comisión encargada de elaborar una nueva Constitución. La Constitución de 1931 fue muy avanzada para su tiempo. Marcado carácter democrático y progresista; establecía que todos los poderes emanan del pueblo. Agrupaba los siguientes principios:

  • El Estado se configuraba de forma integral.
  • El poder legislativo residía en las Cortes, con una sola cámara.
  • El poder ejecutivo lo tenía el gobierno.
  • El poder judicial lo tenían unos jueces independientes.

Se reconocía una amplia declaración de derechos y libertades, se garantizaba la igualdad ante la ley, y por primera vez se concedía el voto a las mujeres. El Estado era laico, porque no se declaró ninguna religión como oficial, y se reconoció el matrimonio civil y el divorcio. Aunque esta fue aprobada por mayoría, había profundas discrepancias. La aprobación de los artículos religiosos provocó la dimisión de los sectores religiosos, por lo que Manuel Azaña ocupó la jefatura del gobierno, como jefe de la República. La etapa republicana inauguró un periodo de gran actividad de las formaciones políticas y sindicales. En la izquierda política destacaron dos partidos republicanos: los radical-socialistas y Acción Republicana, con Manuel Azaña. El partido más sólido de la izquierda era el PSOE. Su fuerza creció durante la República. Más a la izquierda destacó el Partido Comunista de España (PCE). La CNT, en 1936 tenía un millón de afiliados. Existían algunas formaciones republicanas de centro-derecha, como el Partido Radical o la Derecha Liberal Republicana. Los partidos conservadores y católicos tradicionales se desmoronaron tras la proclamación de la República. El gran partido de la derecha católica y conservadora fue la CEDA, una poderosa coalición electoral dirigida por Gil Robles. Defendía la propiedad agraria, el peso de la Iglesia y el ejército. Existían grupos monárquicos como Renovación Española, dirigido por José Calvo Sotelo. Por último, pequeños grupos de corte fascista crearon en 1931, las JONS, unidas más adelante a la Falange Española, fundada y dirigida por José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador.

6. Las Reformas del Bienio de Izquierdas

Uno de los primeros objetivos de la República fue limitar la influencia de la Iglesia y secularizar la sociedad española, y se plasmó en la Constitución. El gobierno prohibió a las órdenes religiosas dedicarse a la enseñanza. El proceso se completó con la Ley de Congregaciones. Una buena parte de los sectores católicos la tomaron como una agresión al catolicismo. La jerarquía eclesiástica, salvando excepciones, no dudó en manifestar su malestar hacia la República y en movilizar a los católicos en su contra. Manuel Azaña impulsó una reforma que pretendía crear un ejército profesional y democrático. Para ello se creyó necesario reducir los efectivos militares, acabar con el exceso de oficiales, asegurar su obediencia al poder civil y terminar con la intervención de este en política. Con este objetivo se promulgó la Ley de Retiro de la Oficialidad que establecía que todos los oficiales debían prometer su adhesión a la República, pero se podían retirar con el sueldo íntegro. Se cerró la Academia Militar de Zaragoza y después se creó la Guardia de Asalto. La reforma tuvo resultados limitados. Se consiguió reducir los gastos del ejército. Los africanistas la recibieron como una agresión al poder del ejército. La derecha lo aprovechó para animar una revuelta. La reforma de la agricultura fue el proyecto de mayor envergadura. Se pretendía poner fin al latifundio y mejorar las condiciones de vida de los jornaleros. También fijaron una jornada laboral de 8 horas, salarios mínimos y la obligación de poner las tierras aptas para cultivo. Pero la verdadera reforma era elaborar una Ley de Reforma Agraria, cuyo objetivo era la modernización de la agricultura. Los resultados iniciales de la reforma fueron escasos, y entre las razones están la complejidad de la ley, la lentitud para su ampliación, etc. Originó una gran tensión social. En Cataluña, Macià había proclamado la República Catalana. Esto creaba un grave problema, ya que era la Constitución la que establecía el nuevo tipo de Estado y la situación de las diferentes nacionalidades. La negociación entre el gobierno provisional de la República y los dirigentes catalanes, decidió formar la Generalitat, cuya primera tarea sería la elaboración de un Estatuto de Autonomía. El régimen autonómico catalán contaba con competencias en materia económica, social, educativa y se reconocía la cooficialidad del catalán. En el País Vasco, en 1931 se aprobó un proyecto de Estatuto, pero se retrasó indefinidamente debido a la oposición respecto a ello. Otra reforma importante fue la de la enseñanza. Lo primordial era promover una educación liberal y laica. Se intentó acabar con la hegemonía de la enseñanza religiosa y adoptó un modelo de escuela mixta, laica, obligatoria y gratuita. Se promovieron campañas culturales para los sectores más humildes. Francisco Largo Caballero inició una serie de reformas para mejorar las condiciones laborales. Se aprobó la Ley de Contratos de Trabajo.

7. El Bienio Conservador

Las elecciones de 1933 fueron las primeras en España en las que votaron las mujeres. La izquierda se presentó a los comicios desunida: los republicanos y los socialistas presentaron candidaturas separadas. Importantes masas obreras optaron por la abstención. Por el contrario, la derecha se presentó unida y organizada. El resultado fue la victoria de los partidos de centro-derecha. Dos fuerzas políticas obtuvieron los mejores resultados: el Partido Radical y la CEDA. El presidente de la República, Alcalá Zamora, confió la formación de gobierno al Partido Radical, que contaba con el apoyo parlamentario de la CEDA. El nuevo gobierno dirigido por Lerroux paralizó una buena parte del proyecto reformista anterior. En el campo se frenó la reforma agraria: se fijó la devolución de tierras a la nobleza, se concedió total libertad de contratación, los propietarios mostraron su voluntad de desquitarse de las reformas anteriores y los campesinos respondieron con huelgas. La cuestión agrícola enfrentó también al gobierno central con la Generalitat de Cataluña, en manos de los republicanos, a raíz de la promulgación, en 1934, de la Ley de Contratos de Cultivo. Esta ley permitía a los campesinos arrendatarios de las viñas acceder a la propiedad de la tierra pagando a los propietarios. Por otro lado, el gobierno central también se enemistó con los nacionalistas vascos al paralizar el proyecto de Estatuto Vasco. Se intentó contrarrestar la reforma religiosa aprobando un presupuesto de culto y clero. En cuanto al ejército, se aprobó una amnistía para los sublevados de Sanjurjo en 1932 y los colaboradores con Primo de Rivera. Hubo una radicalización del PSOE y la UGT como consecuencia de la obstrucción de las reformas impulsadas por el bienio de izquierdas. El sector radical del PSOE y los anarquistas declararon huelgas y conflictos. Ante esta situación, la CEDA endureció su posición, y exigió participar directamente en el gobierno bajo la amenaza de retirar su apoyo parlamentario. Lerroux accedió a estas peticiones y el 5 de octubre de 1934 otorgó tres carteras ministeriales a la CEDA. La izquierda interpretó la entrada de la CEDA en el gobierno como una deriva hacia el fascismo y se produjeron huelgas y manifestaciones para defender las antiguas reformas sociales. El movimiento fue un fracaso, pero fue especialmente grave en Asturias y Cataluña. En Asturias, los mineros protagonizaron una revolución social y la represión fue durísima. En Cataluña, la revuelta tuvo un carácter más político que tuvo el respaldo del presidente de la Generalitat, Companys. Este proclamó el Estado Catalán dentro de la República Federal Española a la vez que los de izquierdas preparaban una huelga general. Se declaró el estado de guerra y se mandó al ejército. Las consecuencias de la revolución fueron notables. La CEDA aumentó su influencia en el gobierno. Se suspendió el Estatuto de Autonomía de Cataluña. Una fuerte crisis de gobierno estalló en 1935. El Partido Radical se vio afectado por asuntos de corrupción, como el caso del estraperlo. Estos escándalos agravaron las diferencias en el interior de la coalición gubernamental. Se hacía imprescindible un relevo en el poder. Se decidió convocar elecciones en febrero de 1936. Para presentarse a las elecciones, los partidos de izquierda se agruparon en el Frente Popular, que defendía la concesión de una amnistía para los encarcelados de la revolución de 1934, la aplicación de la legislación reformista suspendida, etc. Los partidos de derechas formaron distintas coaliciones constituidas por la CEDA, los monárquicos… No lograron confeccionar una candidatura única. El Frente Popular fue la fuerza ganadora. Según lo firmado en el programa del Frente Popular, el nuevo gobierno quedó formado por republicanos, y los socialistas y el resto de partidos de la coalición les dieron apoyo parlamentario. Manuel Azaña fue nombrado presidente de la República, con oposición de la derecha y el ejército, y Casares Quiroga, jefe del gobierno. El nuevo gobierno puso rápido en marcha su programa. Se decretó una amnistía y se obligó a las empresas a readmitir a los obreros despedidos a raíz de las huelgas de 1934. El gobierno de la Generalitat volvió al poder. Se reanudó el proceso reformista interrumpido en 1933. Esperanzados con las nuevas perspectivas, se lanzaron a una movilización popular. En Andalucía los jornaleros ocupaban las tierras. Esta situación fue recibida por las derechas con rechazo. La creación de un clima de violencia era una estrategia para organizar un golpe de Estado militar. En los primeros momentos, la conspiración militar tuvo poca fuerza y organización hasta que llegó Emilio Mola. El plan era organizar un pronunciamiento militar simultáneo en muchas guarniciones. Para frenar los rumores golpistas, el gobierno trasladó de destino a los generales implicados. Esta conspiración contaba con el apoyo de la derecha. El 14 de julio se produjo el asesinato de José Calvo Sotelo en respuesta al asesinato de Castillo. Su muerte aceleró los planes golpistas y la sublevación se inició en Marruecos el 17 de julio dando origen a la Guerra Civil.