Historia de España: Desde el Reino Visigodo hasta Isabel II

Desaparición del Reino Visigodo y Al-Ándalus

Tras la desaparición del reino visigodo, la península ibérica quedó dividida en dos espacios políticos: la España cristiana y Al-Ándalus.

Etapas de la Conquista Musulmana

La conquista musulmana se desarrolló en varias etapas:

  • Victoria de Tarifa frente a los visigodos (Don Rodrigo) en la batalla de Guadalete.
  • Derrota de los musulmanes en la Batalla de Poitiers.

Causas de la Conquista

La conquista se debió a tres causas principales:

  • Sometimiento de la población a través de pactos o contratos.
  • Posibilidad de conservar sus propiedades a cambio de convertirse al Islam.
  • Expansión de la fe islámica.

Inicialmente, la península formó parte del Califato Omeya de Damasco, regida por un gobernador con capital en Córdoba.

Problemas Internos y Avance Cristiano

Surgieron problemas internos, como los enfrentamientos entre árabes y bereberes por el reparto de tierras, y el avance cristiano impulsado por la victoria de Covadonga.

Emirato Independiente de Córdoba

Abderramán I, único superviviente derrotado por la familia Abasí, se proclamó emir, rompiendo la dependencia política con los Abasíes. El emirato independiente se enfrentó a problemas internos, como los conflictos entre árabes y bereberes, y las revueltas mozárabes. También hubo problemas externos, como la expansión del Imperio Carolingio y los ataques cristianos.

Califato de Córdoba

Abderramán III se proclamó califa en el 929, independizándose política y religiosamente de Bagdad. Tras la muerte de Almanzor, se inició una crisis que llevó a la disolución del califato y su división en taifas, caracterizadas por la debilidad, las luchas internas y el pago de impuestos a los cristianos para evitar ser invadidas. Alfonso VI de Castilla conquistó la taifa de Toledo, y el resto de taifas pidieron ayuda a los almorávides, quienes posteriormente fueron reemplazados por los almohades.

Reino de Granada

El Reino de Granada, fundado por Mohamed Ben Nasser, inauguró la dinastía de los Nazaríes, que sobrevivió gracias a alianzas estratégicas hasta su conquista por los Reyes Católicos.

Sociedad y Economía en Al-Ándalus

La sociedad se dividía según origen, riqueza y religión:

  • Origen: Árabes, bereberes y población hispano-visigoda.
  • Religión: Musulmanes, muladíes, dimíes (cristianos) y judíos.

La economía se basaba en la actividad comercial. La agricultura era la principal actividad, con el cultivo de cítricos, arroz y el uso de norias, acequias y aguas subterráneas. También se practicaba la ganadería y destacaba la artesanía, con la producción de seda, lino, cuero, papel y vidrio.

La Regencia y el Problema Carlista

Tras la muerte de Fernando VII, se creó un modelo de Estado liberal. Carlos e Isabel II se disputaron la sucesión al trono, dando lugar a enfrentamientos entre carlistas (absolutistas) e isabelinos (liberales). Isabel II era menor de edad, por lo que se designaron dos regentes: María Cristina y Espartero.

Muerte de Fernando VII y Origen de las Guerras Carlistas

La Ley Sálica, impuesta por Felipe V, estaba vigente. En 1829, Fernando VII anuló la rehabilitación de la Pragmática Sanción. En 1830, nació Isabel II, y Carlos quedó excluido del trono. Los seguidores de Carlos no se resignaron y buscaron restaurar la Ley Sálica. Fernando VII derogó y luego restableció la Pragmática Sanción. Tras su muerte en 1833, se desató una guerra civil entre carlistas e isabelinos. El conflicto carlista fue una cuestión sucesoria y dinástica. La regente, para obtener aliados, permitió el desmantelamiento del Antiguo Régimen.

Conflicto Carlista: Ideología y Desarrollo

Las ideas del carlismo defendían una monarquía absoluta, una sociedad estamental, los privilegios de la Iglesia, el predominio del medio rural sobre el desarrollo industrial y el mantenimiento de los fueros tradicionales. Sus principales apoyos sociales provenían del clero, los campesinos y la pequeña nobleza rural. Las zonas de mayor influencia carlista fueron el País Vasco, Navarra, Cataluña y el Maestrazgo. La Primera Guerra Carlista, tras la muerte de Fernando VII, terminó con la firma del Convenio de Vergara, entre Maroto y Espartero, y la modificación de la ley con la ley paccionada. La victoria sobre el carlismo tuvo como consecuencias la desaparición del Antiguo Régimen, el Convenio de Vergara, la derrota de los fueros y el aumento del prestigio e influencia de los militares.

Las Regencias de María Cristina y Espartero

El estallido de la Primera Guerra Carlista obligó a la regente a desmantelar el Antiguo Régimen. El Estatuto Real fue una carta otorgada. El Motín del Palacio de La Granja, un pronunciamiento de signo progresista, obligó a la regente a volver a la Constitución de 1812. La Constitución de 1837 establecía la soberanía nacional, pero otorgaba mucho poder a la corona, que podía vetar leyes. Se establecía la división de poderes, la aconfesionalidad del Estado, un sistema bicameral, el sufragio censitario y amplios derechos individuales. Se llevó a cabo la desamortización de los bienes de la Iglesia por Mendizábal. En 1843, se adelantó la mayoría de edad de Isabel II para que pudiera gobernar con 13 años.

El Reinado de Fernando VII: Absolutismo y Liberalismo

Sexenio Absolutista (1814-1820)

Las Cortes se trasladaron a Madrid y exigieron a Fernando VII jurar la Constitución para ser aceptado como rey. Fernando VII, tras recuperar su trono, restableció el absolutismo. Entró a España por Cataluña, siguió hacia Zaragoza y Valencia, donde recibió el Manifiesto de los Persas. El 4 de mayo de 1814, se restauró el poder absoluto del monarca y se abolió la legislación de las Cortes de Cádiz. Tras la caída de Napoleón, las potencias europeas se reunieron en el Congreso de Viena y crearon la Santa Alianza. El gobierno fue desastroso e inestable, y la Hacienda quedó en bancarrota.

Trienio Liberal (1820-1823)

El pronunciamiento de Riego obligó a Fernando VII a jurar la Constitución de 1812. El rey nombró un nuevo gobierno y convocó elecciones a Cortes. Se implementó una legislación reformista para acabar con el Antiguo Régimen, pero surgieron divisiones entre liberales moderados y radicales.

Década Absolutista (1823-1833)

La intervención de los Cien Mil Hijos de San Luis restauró el absolutismo, aunque no se restableció totalmente el Antiguo Régimen debido a la crisis. El absolutismo desapareció con Fernando VII, dando lugar a una cuestión sucesoria. María Cristina de Borbón, su esposa, consiguió tener a Isabel II. El rey restableció la Pragmática Sanción, derogando la Ley Sálica, lo que excluyó a Carlos María Isidro, defensor del absolutismo, de la sucesión. La necesidad de apoyos para Isabel II facilitó la alianza con los liberales tras la muerte del rey en 1833, dando inicio a la construcción de un Estado liberal.

Manifiesto de Manzanares (1854)

Se trata de una fuente directa de naturaleza histórica y su temática política. Fue redactado por un joven Antonio Cánovas del Castillo y firmado por el general O’Donnel, perteneciente al Partido Conservador, y dirigente del pronunciamiento militar.
ANÁLISIS: La idea fundamental del texto es comunicar el éxito de el alzamiento de Vicálvaro, conocido como la Vicalvarada y la proclamación de los ideales que con la revolución de 1854 pretenden una regeneración política en España. Destacan asímismo otras ideas secundarias, entre ellas, la de volver a un régimen representativo, donde el poder legislativo esté representado por las Cortes, que se haga una reforma electoral y se garantice la libertad de imprenta. También se esgrimen unas aspiraciones económicas como la suspensión y reducción de algunos impuestos. También se hace mención a una reforma de la administración territorial que de más autonomía a los poderes locales, lo que está ligado a la disputa entre progresistas y moderados por la ley de ayuntamientos. Por último defiende el reconocimiento de algunos derechos laborales, entre otros de la antigüedad y el mérito tanto en el estamento militar como civil. Como podemos observar, O`Donnell y Cánovas del Castillo, a pesar de ser moderados, defienden en el Manifiesto del Manzanares los ideales políticos del Partido Progresista.
CONCLUSIONES: El Manifiesto de Manzanares, además de dar inicio a una nuevo periodo político en el reinado de Isabel II, como el Bienio Progresista, deja al descubierto una de las realidades políticas de la España del siglo XIX, que es la influencia del ejército en la vida política. Como diría Josep Fontana, “los ministros iban a tener una escasa influencia en la vida política dominada por los dos espadones”. Refiriéndose con espadones a Espartero, que representará al partido liberal, y Narváez, más tarde O’Donnell como representantes del partido moderado. La irrupción del ejército en la vida política, se dará durante todo el siglo XIX desde el pronunciamiento de Riego en 1820 a los pronunciamientos de Topete en 1868 o Martínez Campos en 1874, durante el siglo XX se sucederán los de Miguel Primo de Rivera en 1923 o al alzamiento del 18 de Julio con Franco como protagonista, estás irrupciones provocarán que los cambios de gobierno vengan dictados por la fuerza en lugar de la voluntad popular a través de la urnas.