Decretos de Nueva Planta
Al morir Carlos II sin descendencia (1700), se desencadena una Guerra de Sucesión (1700-1713) por la Corona Española entre Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV (quien tenía la hegemonía de Europa en ese momento) y a quien Carlos II había nombrado heredero, apoyado por Castilla, Navarra y Provincias Vascas, y el archiduque Carlos de Austria, apoyado por toda Europa, sobre todo Inglaterra (la gran potencia en ese momento) debido al gran poder que le daría poseer también territorios españoles. Además, la Corona de Aragón lo apoyó, ya que si reinaba Felipe impondría una política centralista en España (como en Francia) y suprimiría los fueros. Finalmente, con la muerte de Carlos II y la firma del Tratado de Utrecht en 1713, en el que se le concedieron algunos territorios a Inglaterra y Austria, Felipe V reina y unifica España suprimiendo fueros y las instituciones políticas propias de los diversos territorios forales (Cortes, Diputación, Justicia) e imponiendo las leyes de Castilla entre 1707 y 1716 en los Decretos de Nueva Planta, pero manteniendo las leyes especiales vascas y navarras como premio a su fidelidad. Así pues, los Decretos constituyen una unificación territorial, legislativa y política. Los reinos se denominaron provincias y se produjo la pérdida de los fueros (aunque Aragón y Cataluña recuperarán después el derecho civil).
Ilustración
Es un movimiento intelectual e ideológico que surge en la Europa del siglo XVIII, con origen en pensadores británicos del siglo XVII como Newton, Locke o Hume, basado en el racionalismo, la educación, el progreso técnico y la libertad de pensamiento. Criticaban el poder eclesiástico (pero sin dejar de defender la religión católica), la influencia de la Iglesia, las sociedades estamentales y prejuicios tradicionales. En España se incorporó de manera más lenta y tardía debido al gran poder de la Iglesia, la escasa burguesía y el apoyo de la nobleza. Se caracterizó por intentar compatibilizar la razón con la tradición cristiana. Los pocos ilustrados españoles (Feijoo, Jovellanos, Floridablanca, Campomanes, etc.) plantearon la eliminación de supersticiones mediante la educación, la inversión en tecnología de la época, la distribución de la tierra (latifundios), sanear las finanzas y quitarle poder a la Iglesia. Estas medidas se llevan a cabo durante el despotismo ilustrado con Carlos III (todo por el pueblo pero sin el pueblo) y defendían la capacidad del rey para intervenir en asuntos eclesiásticos (regalismo). En cuanto a las reformas eclesiásticas, destacan la expulsión de los jesuitas y la reducción del poder de la Inquisición. Económicamente se llevan a cabo desamortizaciones sin apenas resultado práctico, obras hidráulicas, se acaba con los privilegios de la Mesta y se decretó el libre comercio con América (1778). Además, se intentó mejorar la educación, que debía ser útil y práctica, ya que era esencial para sacar al país del atraso, creando escuelas y academias. Su consecuencia es la creación de la base de la modernización del país y el liberalismo durante el reinado de Isabel II.
La Repoblación Cristiana
La repoblación fue el proceso por el cual la población de los reinos cristianos del norte de la península ibérica ocupó los territorios arrebatados a los musulmanes de Al-Andalus en la Edad Media, en el proceso de expansión militar conocido como Reconquista. A lo largo de este periodo histórico se diferencian varios tipos de repoblación. Durante los siglos IX y X, los territorios (a veces tierra de nadie) fueron ocupados por campesinos libres, propietarios de sus nuevas parcelas (repoblación por presura), aunque muchos las perdieron con el paso del tiempo (feudalización). Durante los siglos XI y XII se extendió la repoblación concejil, en la que se crearon ciudades fronterizas a las que se les otorgaba una serie de derechos y fueros mediante las cartas pueblas. En el siglo XIII se refuerza la repoblación señorial: el monarca entrega a los nobles, órdenes militares y el clero las mejores tierras, y así los campesinos quedaron sometidos a un señor feudal en grandes latifundios. La repoblación no fue el único modo de poblamiento de los territorios conquistados, ya que se permitió a los musulmanes (ahora mudéjares) y a los judíos quedarse en los territorios y mantener su religión y forma de vida, con el fin de mantener de manera rápida una población suficiente en la zona. Como consecuencias destacables, encontramos la mezcla de culturas en los reinos cristianos medievales y la consolidación de una organización política, social y económica de tipo feudal.
El Fin de la Monarquía Hispánica: La Paz de Westfalia
Los reinados de Carlos I y de Felipe II en el siglo XVI habían puesto las bases firmes para la hegemonía de la monarquía hispánica en Europa y en los territorios de América. El oro y la plata americanas, junto a la organización militar de los tercios, habían sido dos elementos claves de esta hegemonía. En el reinado de Felipe III se da una situación de impasse. En el siglo XVII, con Felipe IV, la monarquía hispánica se ve envuelta en continuas guerras que van anunciando su declive político-militar en Europa. En primer lugar, a pesar de los triunfos iniciales, los ejércitos hispanos son derrotados por los protestantes en la Guerra de los Treinta Años. Con la Paz de Westfalia en 1648, la monarquía hispánica tiene que reconocer la independencia de Holanda y, además, hacer concesiones territoriales a Suecia. Sin embargo, la monarquía hispánica siguió en guerra con Francia, terminando con la derrota que llevó a la Paz de los Pirineos, por la que la hegemonía territorial en Europa pasaba a Francia y la hegemonía naval pasaba a Inglaterra y Holanda.
La Inquisición
La Inquisición nació en la Europa medieval a partir del siglo XII, siendo su principal objetivo la persecución de herejías. En España, concretamente en la Corona de Castilla y Aragón, es un tribunal impulsado por los Reyes Católicos y adquiere un carácter político. La religión católica pasa a convertirse en un elemento esencial de la monarquía hispánica. Su desaparición no ocurre hasta el siglo XIX, siendo los siglos en los que más desarrolló su actividad el XVI y XVII. El tribunal era un organismo del Estado gobernado por el inquisidor general y un consejo supremo. El territorio quedó dividido en distritos y en cada distrito había un tribunal de la Inquisición. La Inquisición resultó un organismo al que la población acabó teniendo mucho miedo, tanto por sus procedimientos judiciales como por las penas que imponía. Los procesos secretos, la tortura, la hoguera y, en definitiva, un tribunal en el que no se aseguraba ningún derecho a los detenidos, obligaba a la gente a la conversión al catolicismo. En la monarquía hispánica, al principio, la Inquisición persiguió a los judíos conversos, después persiguió a los moriscos y, por último, terminó persiguiendo a los cristianos viejos.
Al-Andalus
Los musulmanes denominaron Al-Andalus al territorio hispano que conquistaron. Esta sociedad islámica permaneció desde principios del siglo VIII hasta finales del siglo XV, conociendo tres periodos políticos fundamentales: Emirato independiente, Califato y reinos de Taifas. Las victorias cristianas consiguieron que, desde mediados del siglo XIII, Al-Andalus quedara reducido a Granada. Los soberanos andalusíes ejercieron un poder absoluto, concentrando la máxima autoridad política y religiosa. En cuanto a su organización económica y social, cabe destacar la importancia que tuvieron las ciudades. Córdoba fue un gran centro cultural, sobre todo durante la época del Califato. En la agricultura destaca el impulso a los regadíos y la gran difusión de nuevos cultivos (agrios, arroz, algodón, azafrán). Su cultura estuvo influida por la religión, que impregnaba toda la vida pública. Tras ocho siglos de convivencia más o menos pacífica, la cultura islámica dejó una profunda huella.
Características del Antiguo Régimen
La expresión Antiguo Régimen designa al período de la historia anterior a la Revolución Francesa, a las revoluciones liberales y a la industrialización. Se caracteriza por la monarquía absoluta como forma de gobierno, aunque mediatizada por la fuerte presencia de la Iglesia en la vida pública (regulación del matrimonio, importancia de la jurisdicción eclesiástica, diezmos, primicias…) y la existencia de instituciones representativas de los distintos estamentos (Cortes). La economía es fundamentalmente agraria, con una gran presencia de la nobleza y la Iglesia como propietarios. Además, los patrimonios de la nobleza están vinculados, no pueden venderse (mayorazgos), lo que dificulta el acceso a la tierra de los campesinos. Una buena parte de los campesinos vivían en señoríos, sometidos a la jurisdicción de los señores y debiendo abonar los correspondientes tributos por el uso de la tierra. La industria es artesanal y el comercio tiene serios obstáculos debido a la lentitud y carestía de los medios de transporte. La sociedad se basa en el privilegio, en la desigualdad jurídica de los grupos privilegiados (nobleza, clero), y en el nivel económico de las personas, cuestiones no siempre coincidentes. Su fin llegó con la irrupción del liberalismo y el triunfo del capitalismo.
Mudéjares y Moriscos
Los mudéjares eran los musulmanes sometidos a los poderes cristianos tras la conquista de los avances de los ejércitos cristianos sobre territorio musulmán, Al-Andalus. De entrada, durante la Edad Media, vivían en aljamas. El barrio musulmán gozó de protección real. A lo largo de los siglos, especialmente a lo largo de la Edad Media, hubo una convivencia respetuosa entre los cristianos y los musulmanes. Cuando vamos entrando en la Edad Moderna y cae el último reino musulmán existente en España, el reino de Granada, la tolerancia hacia los mudéjares empezó a desaparecer. Una de esas razones fue porque en la Edad Moderna la religión se va a convertir en un elemento político. Los musulmanes a partir del siglo XVI tienen que convertirse al cristianismo o salir de España. Los mudéjares son los llamados moriscos. La sociedad española se divide en cristianos viejos, con antepasados cristianos, y los cristianos nuevos, que son los mudéjares y moriscos, que para poder vivir en España se convirtieron al cristianismo. En la historiografía española ha habido dos posturas en cuanto a los moriscos: una tendencia veía a los moriscos como continuadores de los avances agrarios que los musulmanes habían introducido en España y que su expulsión afectó negativamente a la economía española. Otra parte defiende que los moriscos eran una especie de espías piratas turcos y, por tanto, el Estado no podía fiarse de ellos. En el siglo XVII, con Felipe III, vence la visión de que los moriscos eran aliados de los turcos, malos cristianos y peligrosos para la seguridad de los cristianos. Entonces Felipe III firmó la expulsión de todo musulmán o morisco, ya no importaba la conversión de estos al cristianismo.
El Proceso de Romanización
El proceso de romanización se extiende desde el siglo III a.C. hasta el siglo II d.C. El proceso comprende dos aspectos: el aspecto cultural y el aspecto militar. En el aspecto militar, la conquista de la península por parte de los ejércitos romanos se desarrolla en tres etapas principales:
- Primera: la conquista de la fachada mediterránea en el marco de las guerras Púnicas.
- Segunda etapa: conquista de la meseta y el interior de la península ibérica, es una lucha contra los pueblos indígenas, es el momento de la guerra de Numancia, la guerra contra Viriato.
- Tercera y última etapa: la guerra contra los cántabros, donde se conquista la cornisa cantábrica.
En el aspecto cultural de la romanización, se incluyen aspectos políticos, económicos, administrativos y artísticos. Los elementos más importantes de esta romanización son:
- La lengua: el latín se mostró como vehículo fundamental de la transmisión de la civilización romana, desplazando las lenguas vernáculas que, salvo excepciones, se puede considerar que habían desaparecido en el siglo I, transmitido sobre todo por las legiones. El latín será la lengua común de la península a excepción del euskera.
- El derecho: la península ibérica entró en la estructura política romana, la ley que va a regir los destinos de los habitantes va a ser la ley romana. Con dos derechos importantes: el derecho latino y el derecho romano.
- Los romanos, una vez conquistados los territorios de la península ibérica, los organizaron en dos provincias: Hispania Citerior e Hispania Ulterior. Con Augusto son cinco provincias (Tarraconensis, Carthaginensis, Baetica, Lusitania y Gallaecia), en el siglo III d.C. se incluye la Balearica. Una vez que Octavio Augusto se hace con el gobierno, se cualifican las provincias como senatorial o como imperial. La provincia era gobernada por un pretor y la provincia se dividía en conventos jurídicos.
Las clases altas de los pueblos indígenas de la península ibérica normalmente pasaron a ser aliados de Roma. En el terreno económico, con la romanización, las antiguas ciudades de origen celta, íbero, celtíbero… se revitalizaron y junto a ellas aparecieron las colonias, las ciudades fundadas por los romanos. Y, naturalmente, las ciudades pasaron a ser los centros administrativos y económicos, y en ellas se construyeron las edificaciones más importantes de una ciudad romana. La península quedó unida por una red de calzadas hechas por el ejército romano por una técnica dedicada a la creación de caminos. El legado romano quedó reflejado con el latín, el derecho romano, después aparecieron desde Séneca, Marcial y emperadores como Trajano, Adriano y Teodosio, nacidos en la península ibérica.