Historia de España: Prehistoria, Edad Media y Evolución de los Reinos

1. Prehistoria y Edad Antigua

1.1. Paleolítico

El Paleolítico abarca desde la aparición de los primeros homínidos hasta el desarrollo de la agricultura. Durante este período, las poblaciones se organizaban en pequeñas comunidades nómadas y cazadoras-recolectoras. El Paleolítico se divide en tres etapas:

  • Paleolítico Inferior (1,2 millones de años – 10.000 a. e. c.): El yacimiento más importante y antiguo se encuentra en Atapuerca (Burgos). En 2022, se encontraron restos de un homínido en la Sima del Elefante con una datación aproximada de 1,4 millones de años. En otra parte de este yacimiento, la Gran Dolina, se han registrado restos del Homo antecessor, con una antigüedad de ca. 800.000 años.
  • Paleolítico Medio (100.000 a. e. c. – 40.000 a. e. c.): Esta es la época del Homo neanderthalensis, quien desarrolló la cultura Musteriense, caracterizada por sus lascas afiladas y la punta homónima.
  • Paleolítico Superior (40.000 a. e. c. – 5.000 a. e. c.): Toma como referencia inicial la aparición del Homo Sapiens en la península. En este período destaca el arte parietal, es decir, las pinturas que se plasman en cuevas y abrigos, en especial en la franja franco-cantábrica. Es el caso de la cueva de Altamira (Cantabria).

1.2. Neolítico

Su cronología se extiende del 5.000 al 2.500 a. e. c. En este momento tiene lugar la Revolución neolítica, la cual supuso el nacimiento de la agricultura y la ganadería. Es decir, se pasa de una economía depredadora a una economía productiva. Uno de los yacimientos más importantes es la Cova de l’Or (Alicante).

1.3. Los pueblos prerromanos y las colonizaciones del Mediterráneo

Los íberos se localizan fundamentalmente en el sur peninsular y en la costa mediterránea, mientras que los celtas lo hacían en la Meseta y el noroeste peninsular. Estos pueblos vivían en castros, es decir, en poblados localizados en zonas elevadas. En la zona intermedia entre ambos reciben el nombre de celtíberos.

Los fenicios y los griegos, llegados a la península ibérica entre los siglos XIX-VIII a. e. c., se especializaron en el comercio y fundaron colonias por el Mediterráneo. Los primeros fundaron ex novo Gadir (actual Cádiz), los segundos Ampurias (Girona) y Rhode (Rosas). Por otra parte, los cartagineses se lanzaron a la península desde Ebusus (Ibiza) y fundaron Carthago Nova (Cartagena). La cultura de Tartessos se localiza fundamentalmente en la desembocadura del Guadalquivir y presenta influencias fenicias.

1.4. La Hispania romana

Conquista romana de la península ibérica

La primera fase de la conquista romana (218 – 197 a. e. c.) tiene lugar durante la segunda guerra púnica entre Cartago y Roma. Tras la expulsión de los cartagineses, Roma mantiene suficientes fuerzas militares para controlar posibles revueltas indígenas. En la segunda fase (197 – 29 a. e. c.) se crean las provincias de Hispania Citerior y la Hispania Ulterior y tienen lugar las guerras celtíberas. En la tercera fase (29 – 19 a. e. c.) el emperador Octavio Augusto quebró finalmente la resistencia de cántabros, astures y galaicos hasta integrarlos.

Sociedad y economía de la Hispania romana (aportaciones romanas)

Con la llegada de los romanos se implantó una economía esclavista y se crearon grandes latifundios para la producción masiva de alimentos. La sociedad estaba estratificada según varios elementos. Existían personas libres y personas no libres, es decir, esclavos. También había diferencias de riqueza: los patricios (aristócratas) y los plebeyos. Por último, cabría destacar que las mujeres estaban subordinadas a los hombres (figura del pater familias).

1.5. La monarquía visigoda

Los visigodos eran un pueblo germánico que, tras la caída del Imperio romano de Occidente (476 d. C.), se establecieron en la península ibérica con capital en Toledo. Leovigildo fue el encargado de unificar jurídica y territorialmente la península. Recesvinto, en el siglo VII, estableció el Liber Iudiciorum, según el cual se unificaban las leyes visigodas e hispanorromanas. La unificación religiosa se dio bajo Recaredo, quien abandonó el arrianismo y se convirtió al catolicismo en el III Concilio de Toledo (589).

El rey era electivo y se sustentaba en dos instituciones a la hora de gobernar:

  1. El Aula Regia, un órgano de consejo.
  2. Los Concilios de Toledo, asambleas civiles y religiosas constituidas una vez que se procuró la unificación religiosa para tomar decisiones políticas, administrativas y religiosas.

El final del reino visigodo está marcado por una guerra civil entre los partidarios del noble Witiza y los del monarca Don Rodrigo. Los partidarios del primero pidieron ayuda a los musulmanes del otro lado del Estrecho para ganar la guerra. Sin embargo, cuando los musulmanes lo cruzaron en el 711, lo hicieron para conquistar la península ibérica.

2. Edad Media

2.1. Al-Ándalus: evolución política

Tras la batalla de Guadalete (711), los musulmanes liderados por Tariq conquistaron la península ibérica. Entre el 711 y el 756, Al-Ándalus estuvo gobernada por walíes dependientes de Damasco (emirato dependiente). Fue un período de inestabilidad que finalizó con la llegada de Abderramán a la península. Este superviviente de la dinastía omeya convirtió el territorio en un emirato independiente (756-929). De este modo, el emirato adquiría independencia política, aunque seguían dependiendo religiosamente del califa. Finalmente, Abderramán III se proclamaría califa en el 929, separándose por completo del califato de Bagdad.

Los primeros reinos taifas (1013-1085) abrieron un período de inestabilidad. Ante esta situación, y tras la caída de Toledo en 1085, los reinos de taifas pidieron auxilio al Imperio almorávide del norte de África. Después de un segundo período de reinos de taifas, la llegada de los almohades (1172-1231), procedentes del Atlas, volvió a unificar Al-Ándalus. Tras la batalla de Navas de Tolosa (1212), los almohades fueron derrotados y se inició el período denominado terceros reinos taifas, de los cuales solo sobrevivió el Reino nazarí de Granada (1237-1492).

2.2. Al-Ándalus: economía, sociedad y cultura. El legado judío en la Península ibérica

Los musulmanes introdujeron en Al-Ándalus múltiples avances técnicos (uso de norias, regadíos, etc.) y nuevos productos (arroz, azúcar, cítricos, etc.). El comercio se expandió y las ciudades crecieron a partir de la medina (núcleo urbano) y el zoco (centro comercial). La población musulmana (umma) situaba en su cúspide a la aristocracia árabe (jassa), quienes monopolizaron el poder político. Les seguían los bereberes y los muladíes (hispanorromanos y visigodos que abrazaron la fe musulmana). La población no musulmana, subordinada a los anteriores y obligada a pagar un tributo (yizia), estaba compuesta por los mozárabes (cristianos en territorios musulmanes) y los judíos (dimmíes). En la base se encontraban los esclavos.

En términos culturales, se crearon escuelas y universidades islámicas (madrasas). También fueron grandes geógrafos (Al-Idrisi), filósofos (Averroes), poetas (Ibn Hazam y Wallada), e historiadores (Ibn Jaldún). Es esencial, igualmente, el legado judío. Avicebron reinstauró la poesía hebraica y Maimónides destacó por sus interpretaciones del Talmud. Sin embargo, tanto cristianos como musulmanes desplegaron políticas antisemitas obligándoles a convertirse o exiliarse.

2.3. Los reinos cristianos: evolución de la conquista de la Península y organización política

El origen de los reinos cristianos debemos buscarlo en la batalla de Covadonga (718 ó 722) que tuvo lugar en la franja cantábrica. Tras resistir el embate musulmán liderados por Pelayo se fundó allí el Reino de Asturias. En los Pirineos, Wifredo el Velloso, conde de Barcelona, consiguió ampliar sus territorios y ganar autonomía en el s. IX. También se constituyó el Reino de Pamplona cuando Iñigo Arista proclamó su independencia (s. IX). Con la muerte de Sancho III el Mayor (s. XI), el Reino de Navarra es dividido entre sus hijos, quedando separados Castilla y León (bajo Fernando I), Aragón (Ramiro I) y Pamplona/Navarra (García).

En Castilla, Alfonso VI conquistó Toledo en el 1085, pero vio reducido su territorio con la independencia de Portugal en el s. XII. Bajo Fernando III, Castilla y León se unificaron definitivamente en la Corona de Castilla (1230), la cual avanzó hasta el Guadalquivir y Murcia. En Aragón, Alfonso I el Batallador se hizo con el valle del Ebro y Alfonso II se convertiría en el primer rey de la Corona de Aragón tras la unión con los condados catalanes.

2.4. Modelos de repoblación. Organización estamental en los reinos cristianos medievales

Para asentar su poder en los territorios conquistados, los reyes cristianos llevaron a cabo diversos modelos de repoblación. El sistema de presura, el primero en el tiempo, consistía en otorgar pequeños lotes de tierra a los desplazados. El sistema concejil dividía la tierra en grandes extensiones y se las asignaba a una ciudad con un fuero. Por último, los repartimientos tuvieron lugar en los valles del Guadiana y el Guadalquivir y consistían en repartir grandes lotes de tierras para la nobleza y las órdenes militares.

La sociedad estamental estaba conformada por dos estamentos: los privilegiados (nobleza y clero) y los no privilegiados (pueblo llano). Los primeros no pagaban impuestos, estaban sujetos a leyes menos severas y eran propietarios de latifundios. A su vez, estos estamentos estaban jerarquizados. Cada estamento tenía un voto en las Cortes con independencia del porcentaje de población que representaba. Las primeras Cortes tuvieron lugar en León (1188).

El pueblo llano también estaba jerarquizado. En la base seguimos encontrando esclavos, aunque son escasos y se dedican más bien al hogar. Posteriormente, los siervos, ligados a la tierra y dependientes del señor, y los campesinos libres con pequeñas propiedades. Con el tiempo, concretamente en las ciudades, empezó a surgir un nuevo grupo social enriquecido: la burguesía.

2.5. La Baja Edad Media en las Coronas de Castilla y de Aragón y en el Reino de Navarra

El siglo XIV está marcado por una crisis sistemática; malas cosechas fueron acompañadas de la peste negra (1347). Pero el siglo XV experimentó cierta recuperación.

En la Corona de Castilla observamos que el proceso de centralización del poder regio es combatido en el reinado de Pedro I. Cuando fue derrotado por su hermanastro Enrique de Trastámara, tuvo que ceder numerosos privilegios a la nobleza por su apoyo. Posteriormente, Enrique IV volverá a enfrentar a los nobles que desafían su poder (Farsa de Ávila).

En la Corona de Aragón, Martín el Humano muere sin descendencia en 1410. Con el Compromiso de Caspe (1412) se reúnen representantes de todos los territorios para escoger a un sucesor: Fernando de Antequera, de la dinastía Trastámara. Los siguientes monarcas continuarán con su expansión mediterránea. Juan II impondrá una política centralizadora que será recogida por su hijo Fernando.

En cuanto al Reino de Navarra, fue gobernado por casas francesas y quedó ligado a la historia de este reino. Este vínculo hizo posible su supervivencia como reino intermedio entre Castilla, Aragón y Francia, cuando los dos primeros cerraron toda posibilidad de expansión militar en la península. Sin embargo, su independencia finalizó cuando fue incorporado por Castilla en 1512.