Romanización de Hispania: Proceso, Impacto y Legado
Tras la conquista de las colonias cartaginesas en Sicilia, Córcega y Cerdeña a manos de los romanos durante la Primera Guerra Púnica (264 a.C.), Roma se propuso ocupar la Península Ibérica, lugar donde habitaban los cartagineses. Estos, finalmente, fueron derrotados en la Segunda Guerra Púnica (218-201 a.C.) y los romanos empezaron a conquistar el territorio que tomaría el nombre de Hispania.
La romanización es el proceso por el cual se implanta la cultura romana en otros pueblos, que se verán influidos por sus costumbres, su lengua, su organización política, etc. La romanización en Hispania se puede considerar una de las más potentes, pues los primeros emperadores no nacidos en Roma fueron hispánicos, como Trajano o Adriano.
Factores Clave de la Romanización
Se produjo un cambio político, social y estructural en la península debido a una serie de factores:
- Presencia del ejército romano: Fue un principal transmisor del latín y atraía a los indígenas que, una vez alistados, adquirían el derecho de ciudadanía y se convertían en ciudadanos romanos.
- Fundación de colonias: Pequeñas ciudades integradas por ciudadanos romanos que vivían como si estuvieran en la propia Roma. Contaban con infraestructuras como acueductos (Segovia), murallas (Lugo), circos (Mérida), termas (Girona), teatros (Cartagena), etc. Los indígenas se acercaban a estos centros para comerciar, relacionarse e incluso vivir con ellos, asimilando así el pensamiento, las costumbres y el idioma (latín).
- Derecho de ciudadanía: Los habitantes de estas ciudades, ya romanizados, adquirían el derecho de ciudadanía, al igual que cuando pasaban a ser soldados del ejército. Este deseo de romanización conllevaba grandes privilegios, extendidos a todos los habitantes libres del Imperio gracias al emperador Caracalla.
Administración Territorial
Roma dividió su territorio en provincias, que podían ser imperiales o senatoriales. Estas provincias estaban gobernadas por un cónsul, vigilado y asesorado por una asamblea, el consilium. A su vez, fueron divididas en conventos jurídicos con un centro para la administración de la justicia, y al frente de la hacienda provincial estaba el cuestor.
La primera división tuvo lugar en el 197 a.C., dividiendo Hispania en dos provincias: la Citerior (Tarraco) y la Ulterior (Corduba). Finalmente, en la época del Bajo Imperio (siglo III d.C.), la península quedó dividida en diferentes provincias: Gallaecia, Cartaginense, Bética y Lusitania.
Desarrollo Económico y Social
El crecimiento de las ciudades y la población (7 millones) se debió al aumento de la producción agrícola, a la notable explotación de las minas (Cástulo en Andalucía, Cartago Nova en Murcia, etc.) y al comercio. Este último fue una herramienta de romanización, ya que los indígenas aprendieron sus técnicas.
El desarrollo del comercio también se vio impulsado gracias a la extensa red de carreteras (10.000 km) que comunicaban casi todas las ciudades hispánicas con Roma, convirtiéndose en un gran canal de romanización. Las vías más importantes fueron la Vía Augusta y la Vía de la Plata.
A través de esta red de calzadas también viajaba el latín, que se convirtió en la lengua común, excepto en el caso del euskera.
Grandes personalidades romanas como César, Pompeyo, Sertorio y Escipión contribuyeron a la romanización integrando a los indígenas en la sociedad.
En conclusión, como dice Juan Eslava Galán, “Roma nos legó su forma de vida, sus instituciones, impuso a los pueblos sometidos igualdad dentro del marco jurídico y administrativo, y nos aportó el latín, lengua base de nuestro castellano. Implantó los pilares básicos sobre los que se asienta este accidente que poco a poco camina hacia la integración supranacional, es decir, hacia el ideal de ser de nuevo Roma.”
Al-Ándalus: Conquista, Evolución y Legado
La conquista árabe de la península, a partir de comienzos del siglo VIII, y la formación de Al-Ándalus se inscriben en el proceso general de expansión del Islam. Al-Ándalus, término con el que los musulmanes denominaron al territorio, experimentó una convivencia cambiante, con períodos de paz y guerra, intercambios culturales y hostilidades, hasta su desaparición con la caída del reino nazarí de Granada en 1492.
Etapas de Al-Ándalus
- Invasión (711): Un ejército bereber, dirigido por Táriq, venció a Rodrigo en la Batalla de Guadalete. Musa envió otro contingente, ocupando las principales ciudades visigodas entre 712 y 714. La mayoría se rindieron sin resistencia (Pacto de Tudmir).
- Emirato Dependiente (714-756): Abd al-Aziz es gobernador de Al-Ándalus. Surge un núcleo de resistencia en las montañas cántabras liderado por Pelayo (Batalla de Covadonga, 722).
- Emirato Independiente de Bagdad (756-929): El reinado de Abd al-Rahman I se caracterizó por la lucha frente a árabes y bereberes. Los reinados de Abd al-Rahman II y Muhammad I fueron tranquilos, pero a partir del 880, rebeliones internas sumieron al emirato en una crisis.
- Califato de Córdoba (929-1031): Abd al-Rahman III se proclamó califa, obteniendo el poder absoluto. Su hijo, al-Hakam II, mantuvo el dominio militar. Se impuso un modelo centralizado. Hixam II delegó el poder en al-Mansur, quien realizó expediciones contra los cristianos. En 1008 comienza la crisis del califato, que se descompone en 1031.
- Reinos Taifas (1031-1090): Al-Ándalus se dividió en pequeños reinos independientes (taifas). Gozaron de prosperidad económica, pero pagaban tributos (parias) a los reyes cristianos. En 1085, el rey de Castilla conquistó Toledo, lo que llevó a la petición de ayuda a los almorávides.
- Almorávides y Almohades (1086-1248): Los almorávides derrotaron a las tropas cristianas en la Batalla de Sagrajas (1086) y conquistaron Al-Ándalus. Su incapacidad para hacer frente a los cristianos provocó su hundimiento y la llegada de los almohades. Destacan los Segundos Reinos Taifas, como el de Murcia liderado por Ibn Mardanish (Rey Lobo). Los almohades fueron derrotados en las Navas de Tolosa (1212).
- Reino Nazarí de Granada (1248-1492): Sobrevivió como reino vasallo de Castilla gracias a la habilidad de sus sultanes. Los Reyes Católicos tomaron Granada en 1492 tras diez años de guerra.
Legado de Al-Ándalus
La influencia musulmana siguió presente tras la conquista, dejando un legado artístico de valor incalculable, como la Mezquita de Córdoba, la Alhambra de Granada y la Giralda de Sevilla.
Consolidación de los Reinos Cristianos y la Baja Edad Media (Siglos XIV-XV)
Durante la Baja Edad Media (siglos XIV-XV), se consolida la ocupación cristiana tras la victoria de las Navas de Tolosa en 1212, quedando así consolidados los cinco grandes reinos: Castilla, Aragón, Navarra, Portugal y Granada. Fue una etapa de crisis en toda Europa debido a la Peste Negra (1348), también presente en los reinos peninsulares. La evolución política y económica fue desigual en Castilla y Aragón, consolidándose dos modelos políticos diferentes:
- Castilla: Evolucionó hacia la consolidación del poder real.
- Aragón: Permaneció una monarquía feudal de carácter pactista.
Evolución Política en Castilla
El reinado de Alfonso X “el Sabio” (1221-1284) se divide en tres etapas:
- Primera etapa (reinados de Fernando IV y Alfonso XI): La nobleza, que había rechazado la postura reformista de Alfonso X, adoptó una actitud levantisca. Alfonso XI sometió e impulsó la centralización administrativa.
- Segunda etapa (1349-1406): Se produce la violenta reacción de la nobleza ante la postura autoritaria de Pedro I (1350-1369). El choque da lugar a la guerra civil en medio de una gran crisis económica y demográfica. El triunfo de Enrique II (1369-1379) supone el enfrentamiento de una nueva dinastía y el fortalecimiento de la nobleza.
- Tercera etapa (1406-1494): Resurge la pugna entre la nobleza y la monarquía. El enfrentamiento se acentúa en los reinados de Juan II y Enrique IV y acabará con la institución de la monarquía autoritaria de los Reyes Católicos (1479) y la unión de Castilla y Aragón.
Instituciones Políticas en Castilla
La difusión de ideas basadas en el Derecho Romano defendía el poder absoluto del rey. La mayor complejidad administrativa exigió la creación de instituciones centrales de gobierno:
- Consejo Real: Asesoraba al rey en el gobierno y la administración.
- Audiencia: Órgano supremo de justicia (Chancillería en Valladolid desde el siglo XV).
- Hacienda Real: Se reforzó.
- Regidores y Corregidores: Nombrados para reforzar el poder real y debilitar la autonomía municipal y las Cortes.
El proceso culmina con la unificación de las Cortes de Castilla y León a principios del siglo XIV. Las únicas misiones de las Cortes eran jurar al nuevo rey y votar los servicios solicitados por él.
Evolución Política en la Corona de Aragón
Estaba formada por una confederación de territorios con leyes e instituciones propias. En el siglo XIII, Pedro III tuvo que conceder a las Cortes y a los nobles el Privilegio General. Las Cortes de los diferentes reinos ejercieron un fuerte control sobre la monarquía y limitaron su poder.
Algunas de las instituciones de esta monarquía son:
- Virreyes: Representaban el poder real en los sitios donde no residía el rey.
- Cortes: Limitaban el poder real (Aragón, Cataluña y Valencia eran independientes).
- Diputaciones: Comisiones para organizar y recaudar subsidios (la primera fue la de Cataluña).
- Justicia de Aragón: Juzgaba las disputas entre los nobles.
El Tratado de Almizra (1244) marcó el fin de la expansión territorial por la península y su posterior orientación hacia el Mediterráneo.
Tras la toma de Mallorca (1232) por Jaime I y Sicilia (1282) por Pedro III el Grande, la nobleza aragonesa se rebeló. Con Jaime II (1291-1327), se obtuvieron derechos sobre Córcega y Cerdeña.
Pedro IV impuso el autoritarismo regio. Durante su reinado se produjo el bache demográfico iniciado con la Peste Negra en 1348 y la crisis financiera, situación que se agravó durante los reinados de Juan I y Martín I. Fernando de Trastámara pasó a ser rey de Aragón, reinando la misma dinastía que en Castilla.
La guerra civil estalló con Juan II en Cataluña, enfrentándose el pactismo y el intento de establecer una monarquía autoritaria. La Capitulación de Pedralbes (1472) selló el final de la guerra.
Castilla y Aragón se unieron por el matrimonio de Isabel y Fernando, pero la unión reunía a dos coronas con una situación muy desigual. La situación económica de ambas coronas se iría entremezclando con el devenir político.
Los Reyes Católicos: Unificación y Política Exterior (1479-1516)
En el tránsito de la Edad Media a la Edad Moderna, el reinado de los Reyes Católicos es una de las etapas más decisivas de la historia de España. En ella se consolida el sistema de monarquía autoritaria.
En 1468, Enrique IV nombró heredera a su hermana Isabel en detrimento de Juana la Beltraneja. La guerra de sucesión fue también una guerra civil, con Isabel apoyada por Aragón y Juana por Portugal. En 1479, Isabel fue coronada reina de Castilla, iniciándose la unión dinástica internacional de ambos reinos.
Unión Dinástica y Monarquía Autoritaria
La monarquía de los Reyes Católicos (1479-1516) debe entenderse como una unión dinástica. Cada reino conservaría sus instituciones y leyes propias, conformando un estado plural con unos mismos reyes (monarquía hispánica).
Los reyes coincidían en la necesidad de imponer su autoridad a la nobleza y el clero. Los nobles aceptaron la autoridad real a cambio de mantener sus cargos y privilegios. En las Leyes de Toro (1505), se vincularon las tierras a los grandes títulos nobiliarios. En Cataluña, el conflicto con los remensas fue solucionado por Fernando mediante la Sentencia Arbitral de Guadalupe (1486).
Fernando e Isabel consiguieron del Papa el título de “Católicos”.
Reformas Institucionales
Los reyes reforzaron el poder real mediante la monarquía autoritaria, llevando a cabo una serie de reformas:
- Consejo Real: Reformado, sustituyendo a la nobleza por secretarios preparados.
- Consejos consultivos territoriales: Creados.
- Virrey: Representante de los monarcas en territorios lejanos.
- Audiencias: Reorganizadas en Castilla y la Corona de Aragón (instituciones judiciales).
- Corregidor: Potenciado en Castilla.
- Santa Hermandad: Creada para mantener el orden.
Unificación Territorial y Religiosa
Los Reyes Católicos buscaron unir todos los territorios peninsulares:
- Conquista del Reino de Granada: La guerra de Granada (1482-1492) culminó con la rendición de Boabdil en 1492.
- Recuperación de Rosellón y Cerdeña: Aragón los recuperó de Francia en 1493.
- Ocupación de las Islas Canarias: Completada en 1496.
- Incorporación de Navarra: Fernando ocupó Navarra en 1512, incorporándola a Castilla.
El instrumento principal para el mantenimiento de la unidad religiosa fue el Tribunal de la Santa Inquisición. En 1492, se decretó la expulsión de los judíos que no se convirtieran al catolicismo. Los musulmanes, tras la conquista de Granada, fueron obligados a convertirse al cristianismo o ser expulsados en 1502.
Política Exterior
Se sentaron las bases del futuro Imperio español, creando una red de alianzas con varios países europeos:
- Alianzas matrimoniales: Con Inglaterra, Austria y Portugal.
- Control del Mediterráneo: Conquistas de Melilla, Orán, Bugía, Trípoli, Túnez y Argel para frenar el avance turco.
- Dominio de Nápoles: Gonzalo Fernández de Córdoba venció a los franceses en 1504.
- Descubrimiento de América: Tras las Capitulaciones de Santa Fe con Cristóbal Colón, el descubrimiento de América en 1492 permitió incorporar esas tierras a Castilla. El Tratado de Tordesillas (1494) con Portugal delimitó las zonas de influencia.
En conclusión, el reinado de los Reyes Católicos (1479-1516) es considerado el origen del Estado moderno en España. Se logró la unidad territorial, base de la España actual, y una exitosa política exterior. Las alianzas matrimoniales sentaron las bases de la hegemonía continental española durante el siglo XVI. Su reinado marca el final de la Edad Media y el inicio de la Edad Moderna.
Los Austrias Mayores: Carlos I y Felipe II (Siglo XVI)
Los monarcas que reinaron durante la mayor parte del siglo XVI, Carlos I (1517-1556) y su hijo Felipe II (1556-1598), fueron los más poderosos de la época, llegando a formar un gran imperio. Reciben el apelativo de “Austrias Mayores” y su política exterior fue condicionada por la defensa del catolicismo y el mantenimiento de la hegemonía dinástica en Europa. En Castilla recayó el peso económico y político, para sostenerla crearon los tercios.
Carlos I (1517-1556)
Carlos I no fijó una capital. Su ideal era una monarquía universal y cristiana dirigida por un doble poder: el espiritual (Papa) y el terrenal (Emperador). Esto explica sus enfrentamientos:
- Con Francia: La rivalidad arranca de la época de los Reyes Católicos. Carlos I quería neutralizar a Francia y desalojarla de Italia. La venció en la Batalla de Pavía (1525), donde cayó prisionero Francisco I. Francia se alió con el Papa Clemente VII, provocando el saqueo de Roma (1527) y la firma de la Paz de Cambrai (1529). La victoria definitiva llegó con la Paz de Cateau-Cambrésis (1559), firmada por Felipe II.
- Con el Imperio Otomano: Se expandió por los Balcanes y el Mediterráneo. Carlos I los frenó a las puertas de Viena (1529), conquistó Túnez (1535) y fracasó en Argel (1541). Felipe II los derrotó en Lepanto (1571).
- Contra el Protestantismo: El principal problema fue la expansión del protestantismo (Martín Lutero). Los intentos de conciliación fracasaron (Dieta de Worms, 1521). Los príncipes alemanes formaron la Liga de Esmalcalda (1531), derrotada en Mühlberg (1547). La Paz de Augsburgo (1555) concedió libertad religiosa a los príncipes.
Tras este fracaso, Carlos I abdicó en 1556, dividiendo sus posesiones entre su hijo Felipe (núcleo central) y su hermano Fernando (territorios de la casa de Austria y título de emperador). Se retiró al monasterio de Yuste.
Felipe II (1556-1598)
Con Felipe II, los dominios americanos llegaron a su máxima expansión, y se unieron los territorios de Portugal y su imperio. Buscó la defensa del catolicismo, lo que le llevó a conflictos con diversas potencias.
Durante su reinado fueron frecuentes los problemas financieros y reforzó la Inquisición. Los conflictos internos más destacados fueron el caso de Antonio Pérez y la Rebelión de las Alpujarras.
Su política exterior se centró en:
- Conservar la herencia dinástica
- Mantener la hegemonía en Europa
- Defender el catolicismo
Su reinado consta de varios problemas:
- Rebelión de Flandes: Comenzó cuando Felipe II quiso gobernar con los principios absolutistas de Castilla. La política represora provocó la rebelión calvinista y de algunos nobles (1566). Felipe II envió al Duque de Alba, que sometió a los sublevados. Holanda y Zelanda se independizaron en la década de 1580, formando las Provincias Unidas.
- Inglaterra: Isabel I, protestante, desató la hostilidad, lanzando ataques corsarios y apoyando a los rebeldes flamencos. Felipe II organizó la Armada Invencible (1588), que fracasó.
- Imperio Otomano: La expansión turca y los ataques de los piratas berberiscos llevaron a la formación de la Liga Santa (1570) entre el Papado, Venecia y Felipe II. La flota derrotó a los turcos en la Batalla de Lepanto (1571).
- Unión con Portugal (1580): Felipe II, nieto de Manuel I el Afortunado, reivindicó sus derechos. Se conformó el mayor imperio territorial y marítimo.
En conclusión, los reinados de los Austrias Mayores son considerados el momento de mayor esplendor de España. Desde finales del reinado de Felipe II, España entrará en declive, lo que marcará el reinado de los Austrias Menores. Durante los reinados de Felipe III y Felipe IV, se perdió la hegemonía hispánica en Europa.
Los Borbones y el Siglo XVIII: Reformismo y Centralización
Al morir Carlos II (1700), se inicia un conflicto sucesorio entre los Borbones y los Habsburgo austriacos, dando comienzo a la Guerra de Sucesión española. La Corona de Aragón apoyó al Archiduque Carlos, mientras que Castilla y Navarra apoyaron a Felipe. Con los Tratados de Utrecht-Rastatt (1713-1714), España perdió sus territorios europeos y Felipe V fue coronado rey. La llegada de los Borbones trajo consigo la implantación del absolutismo.
Felipe V (1700-1746) y el Absolutismo
Con Felipe V se implanta en España el absolutismo monárquico: la soberanía es de origen divino y el rey concentra todos los poderes. Implicó una reforma de las instituciones de gobierno y de la administración.
Los Decretos de Nueva Planta fueron impuestos por Felipe V a los reinos de Aragón y Valencia (1707), Mallorca (1715) y Cataluña (1716) como represalia por haber apoyado al Archiduque Carlos.
Reformas Administrativas y Territoriales de Felipe V
- Eliminación del sistema polisinodial de los Austrias: Se mantuvo el Consejo de Estado y los secretarios de Estado y de despacho.
- Nueva administración territorial: Desaparecieron los virreinatos peninsulares (excepto Navarra) y se potenciaron los americanos. El territorio se dividió en provincias gobernadas por capitanes generales.
- Reforma fiscal: Se introdujo un sistema fiscal en el que todos los habitantes pagaban en relación a su riqueza (Catastro en la Corona de Aragón).
Carlos III (1759-1788) y el Despotismo Ilustrado
Carlos III fue el representante del Despotismo Ilustrado en España. Apoyado por sus ministros, pretendía unir los principios de la Ilustración con el absolutismo monárquico. Llevó a cabo un programa reformista para superar el atraso económico y cultural español. En 1766 se produjo el Motín de Esquilache.
El objetivo de las reformas económicas era modernizar las estructuras, buscando la mejora de la agricultura, la industria y el desarrollo del comercio:
- Agricultura: Liberación del precio y circulación del grano, reparto de tierras y política de colonización.
- Industria: Se enfrentaron problemas como la rigidez del sistema gremial, la debilidad del mercado interior y la limitación del comercio con América.
- Comercio: Se liberalizó, decretando la libertad de puertos para comerciar con América, desarrollándose una burguesía comercial.
El siglo XVIII español fue un siglo de cambios, con la llegada de la dinastía de los Borbones, el absolutismo monárquico y centralista (con Carlos III), un crecimiento demográfico y económico, y la expansión del pensamiento ilustrado.