Historia de la Península Ibérica: Desde la Prehistoria hasta la Reconquista

La Prehistoria en la Península Ibérica

El Paleolítico y la Hominización

A lo largo del Paleolítico tiene lugar el proceso de hominización o evolución humana desde las especies de homo más antiguas hasta el Homo sapiens. Las muestras más antiguas de la existencia del género Homo en la Península han aparecido en los yacimientos de Atapuerca (Burgos). La mandíbula hallada en 2007 se remonta a 1,2 millones de años, siendo el resto más antiguo de Europa. Las características de los restos de seis individuos encontrados en la Gran Dolina (780.000 años) han permitido a los paleontólogos catalogar una especie nueva, el Homo antecesor, antepasado común a Neanderthales y Sapiens. También en Atapuerca encontramos restos del Homo Heidelbergensis, de hace unos 350.000 años, un ancestro del Homo Sapiens Neanderthalensis, cuyos restos se han hallado en Cova Negra, Bañolas o Gibraltar, con una antigüedad de entre 230.000 y 20.000 años. Estos homínidos conocieron el fuego y practicaron ritos funerarios. El Homo sapiens sapiens llegó a la Península hace unos 40.000 años, extendiéndose incluso a los archipiélagos balear y canario. Su desarrollo intelectual le permitía tener un pensamiento mágico-religioso, como demuestran las pinturas rupestres de las cuevas de Altamira.

Hispania Prerromana

En la Hispania prerromana distinguimos dos grupos de pueblos: los íberos y los celtas.

  • Los celtas se establecieron en el Sistema Ibérico y la Meseta Oriental, por influencia de pueblos indoeuropeos llegados a partir del año 1200 a. C., que introdujeron la metalurgia del hierro. Se trataba de pueblos con una economía agrícola y pastoril y con una organización social tribal.
  • Los íberos se asentaron en la zona mediterránea y meridional. Disponían de un sistema de escritura y de una organización social muy jerarquizada. Recibieron una fuerte influencia de los pueblos colonizadores.

Las Colonizaciones

En el primer milenio a. C. la zona mediterránea de la península va a recibir la llegada de oleadas colonizadoras de pueblos procedentes del mediterráneo: fenicios, griegos y cartagineses, que llegan con un fin puramente comercial.

  • Los fenicios se asentaron en el S.IX a.C. por la costa andaluza, estableciendo su capital en Gadir (Cádiz), e introduciendo el torno de alfarero. Otras colonias fenicias fueron Malaka o Sexi. Se cree que mantuvieron fuertes contactos comerciales con Tartessos, un pueblo establecido por el Valle del Guadalquivir, del cual tenemos muy pocos datos.
  • Los griegos llegaron en el S.VI a.C. y se expandieron por toda la costa mediterránea, creando las colonias de Emporion y Rhode e introduciendo el uso de la moneda, el alfabeto y cultivos como el olivo y el esparto.
  • Los cartagineses, procedentes de Cartago, crearon colonias muy activas como Ebusus o Cartago Nova. Su conflicto con Roma dará lugar a la firma del Tratado del Ebro (225 a. C.) y a la posterior invasión de la Península por Roma.

La Hispania Romana y las Invasiones Bárbaras

Las primeras invasiones bárbaras se produjeron en el año 409 con la entrada en la Península de los alanos, los suevos y los vándalos. Terminada la fase de saqueo, se establecieron en diversas regiones: los suevos en Galicia, los vándalos en la Bética y los alanos por Lusitania y Cartago Nova. Los visigodos fueron enviados por Roma para terminar con estos pueblos, pero en el año 507 fueron derrotados por los francos en Vouillé y obligados a replegarse sobre la Península, fijando la capital de su reino en Toledo. Sabiéndose en minoría con respecto a la población hispanorromana, los reyes visigodos iniciaron un triple proceso de unificación. Leovigildo consiguió en el 585 expulsar a los suevos y unificar el territorio. El pueblo visigodo adoptó la religión cristiana en el 589, con la conversión del rey Recaredo en el III Concilio de Toledo. La unificación legislativa se produjo con el Líber Iudiciorum (654) de Recesvinto.

Organización Política y Arte Visigodo

La organización política de los visigodos se sustentaba en el derecho germánico. Poseían una monarquía de carácter electivo en la que el rey gobernaba con la ayuda del Officium Palatinum, en el que intervenían dos órganos de gestión: el Aula Regia y los Concilios de Toledo.

En cuanto al arte, los visigodos nos dejaron huella de su maravillosa orfebrería, como la del Tesoro de Guarrazar, a la vez que introdujeron el arco de herradura, en iglesias como San Juan de Baños (Palencia). En literatura destacan las Etimologías de San Isidoro de Sevilla, recopilación del saber de la época.

Al-Ándalus

Aprovechando la crisis interna del reino visigodo, envuelto en una guerra civil entre los partidarios de Vitiza y los de Rodrigo, tropas musulmanas, compuestas por árabes y beréberes, cruzaron el estrecho de Gibraltar en el año 711 al mando de Tariq, y derrotaron al último rey visigodo, don Rodrigo, en la batalla de Guadalete e iniciando la conquista de la Península Ibérica, a la que llamaron al-Ándalus. Este territorio se convirtió en una nueva provincia del califato Omeya de Damasco, al frente del cual se colocó a un emir que actuaba como delegado del Califa.

Emirato Independiente y Califato de Córdoba

En el año 750 la familia Omeya fue exterminada por los Abbasíes. Uno de los supervivientes, Abderramán I, llegó a la Península y se proclamó emir independiente en el año 756. Durante su reinado se inicia el auge de Córdoba, pero también tendrá que enfrentarse a numerosos conflictos internos, lo que favorecerá el tímido avance de los reinos del Norte. En el año 929, el emir Abd-al-Rahman III decidió proclamarse Califa, cargo en el que confluían el poder político y el religioso, consumando así la plena independencia del califato abbasí. Esta etapa supone una política de fortalecimiento de la estructura del estado. Su hijo Al-Hakam II continuó la labor de su padre, logrando además que al-Ándalus fuera el centro del mundo cultural. En las últimas décadas del siglo X, Almanzor se hizo con el poder efectivo en al-Ándalus; iniciando una etapa de dictadura en la cual organizó terroríficas campañas contra los cristianos del Norte peninsular.

Reinos de Taifas

Aunque de la muerte de Al-Hakam II (976) se mantuvo la estructura del Califato andalusí, fue Almanzor quien en realidad ocupó el poder, realizando frecuentes razzias contra los cristianos. Sin embargo, a su muerte (1002) comenzará un proceso de disgregación del poder en Al-Ándalus que culminará con la disolución del califato en 1031. Surgen así los Reinos de Taifas, como Zaragoza, Toledo o Sevilla, divididos en función de las etnias: árabes, beréberes y eslavas. Estos pequeños reinos, mucho más débiles que el Califato, se mostraron sumisos hacia los dirigentes cristianos, a los que entregaban unos tributos llamados parias. Esta debilidad permitió a los reinos cristianos del norte tomar la iniciativa militar. Ante la superioridad cristiana las taifas llamaron en su ayuda a los imperios norteafricanos.

Almorávides y Almohades

Tras la toma de Toledo llegaron los almorávides en 1086, que consiguieron dominar al-Ándalus, pero no pudieron evitar que Alfonso I ocupase Zaragoza en 1118. El debilitamiento de su autoridad llevó a una desintegración, creándose los Segundos Reinos de Taifas. Los almohades llegaron a la Península Ibérica en 1147, reunificando el sur de al-Ándalus hasta su derrota ante los cristianos en las Navas de Tolosa (1212), donde una coalición de ejércitos cristianos, auspiciada por el Papa derrotará de forma contundente a los almohades desmoronándose su imperio. Las terceras taifas no pudieron resistir el avance cristiano, quedando solamente el Reino Nazarí de Granada, que sobrevivirá hasta 1492.

Los Reinos Cristianos y la Reconquista

Origen del Reino de Asturias

En la Cordillera Cantábrica astures y cántabros iniciaron la resistencia contra al-Ándalus. Acaudillados por el noble visigodo Pelayo, vencieron a los musulmanes en Covadonga en 722, lo que fue el origen del Reino de Asturias. Este reino se extendió hacia Galicia y Cantabria. Alfonso II tratará de conectar con la monarquía visigoda a través de la imposición del Líber Iudiciorum. En 914 el rey Ordoño II trasladó la capital a León, cambiando el nombre del reino por Reino de León. Castilla era un condado dependiente del reino asturleonés hasta que en 927 el conde Fernán González de Lara lo independizó.

Formación de los Reinos de Pamplona y Aragón

En los Pirineos se dejó sentir la influencia del Imperio Carolingio, el cual creó una marca defensiva a finales del siglo VIII, la Marca Hispánica, organizada en condados que rendían vasallaje a los carolingios. Desde principios del siglo IX los nobles francos fueron sustituidos por nobles autóctonos. Así, en Pamplona Íñigo Arista expulsó a los nobles carolingios hacia el 830 y se proclamó primer rey de Pamplona. Lo mismo había ocurrido en los valles pirenaicos, donde Aznar Galíndez había establecido su dominio sobre el condado de Aragón hacia el año 820. En el Pirineo Oriental, las primeras manifestaciones de autonomía aparecieron cuando Wifredo el Velloso reconquistó algunos territorios y convirtió sus posesiones en hereditarias. Finalmente, en 988 Borrell II rompió las relaciones feudovasalláticas que le unían a los francos, independizando los condados catalanes.

Etapas de la Reconquista

Se denomina Reconquista al proceso de ocupación militar de los territorios de al-Ándalus por parte de los reinos cristianos (722-1492), en el que existen componentes tanto ideológicos (restauración de la monarquía visigoda y lucha contra el infiel) como políticos (lucha por la hegemonía entre los reinos cristianos) y religioso

Primera etapa (siglos VIII-X)

Es la etapa de creación y consolidación de los reinos cristianos, iniciada en Covadonga (722). El reino asturiano alcanzó la línea del Duero en el año 910. En la zona oriental se crean los reinos de Aragón, Pamplona y los condados catalanes.

Segunda etapa: conquista de los valles del Tajo y Ebro (siglos XI y XII)

Se desarrolló a partir de la crisis del Califato. En 1085 el rey Alfonso VI toma la taifa de Toledo, trasladando la frontera al sur del Tajo y provocando la entrada de los almorávides. El avance hacia el sur se reactivó en los reinos orientales cuando Alfonso I el Batallador reconquistó Zaragoza en 1118. El conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV completó la conquista del territorio catalán con la ocupación de Tortosa y Lleida. Su sucesor, Alfonso II conquistó Caspe y fundó Teruel. La derrota de los cristianos en Alarcos (1195) frente a los almohades paró temporalmente la conquista cristiana.

Tercera etapa: valles del Guadiana y Guadalquivir (siglo XIII).

Se inicia en 1212 cuando los reinos cristianos derrotaron a los almohades en las Navas de Tolosa. La conquista de Extremadura fue realizada por Alfonso IX de León; la de Andalucía y Murcia por Fernando III el Santo, de Castilla, que previamente había unificado los reinos de Castilla y León.

En la Corona de Aragón, Jaime I el Conquistador conquistó las Baleares, Valencia (1238) y Denia. En 1248 al-Ándalus había quedado reducido al reino nazarí de Granada.