1. Prehistoria en la Península Ibérica
1.1. Paleolítico
En el estudio tradicional de la evolución, se situaba la llegada de los homínidos a Europa hacia unos 500.000 años. Pero los descubrimientos realizados en la Sierra de Atapuerca (Burgos) han transformado por completo esta teoría del Paleolítico Inferior peninsular.
- Se encontró una nueva especie, Homo antecessor (Gran Dolina), que vivió hace unos 800.000 años y sería el homínido más antiguo de Europa. Eran cazadores-depredadores, agrupados en hordas y con un hábitat en campamentos itinerantes, que fabricarían hachas bifaces.
- Posteriormente, en la Sima de los Huesos, los restos de 32 individuos, de unos 400.000 años, se han clasificado como pertenecientes al Homo heidelbergensis, especie precedente de los neandertales.
- El siguiente en el proceso evolutivo es el Hombre de Neandertal del Paleolítico Medio (100.000 años). Existen restos en Atapuerca, en Gibraltar y en otros lugares de la Península. Sus instrumentos eran muy diversos y especializados, y sus enterramientos (Cueva Morín) nos muestran las primeras creencias de tipo espiritual.
- En el Paleolítico Superior (35.000 años), surge otro descendiente del Homo antecessor, el Homo sapiens (Cromañón), que desarrolló una cultura muy avanzada, con tallas líticas, de marfil y hueso, enterramientos, pinturas, etc. Hay yacimientos en la zona levantina y la cornisa cantábrica (Cueva de Altamira).
2. Colonizaciones y Pueblos Prerromanos
2.1. Tartesos, Íberos y Celtíberos
En el suroeste peninsular se desarrolló en la primera mitad del primer milenio a.C. la civilización de Tartesos. En la zona mediterránea y meridional se asentaban los Íberos. El contacto con los colonizadores impulsó su desarrollo cultural. Tenían una economía agrícola-ganadera y practicaban el comercio y la minería. Produjeron un arte muy refinado cuyo mejor ejemplo es la Dama de Elche.
En el centro y el oeste estaban los Celtíberos. Su economía era agrícola y ganadera. Tenían pueblos fortificados (Numancia). En el aspecto artístico destaca la cultura de los verracos (Toros de Guisando).
2.2. Pueblos del Norte y Colonizaciones
En el norte vivían los galaicos, astures, cántabros y vascones. Eran pueblos muy atrasados en los que el peso de la agricultura era escaso. Como restos arqueológicos, destacan los castros, poblados de viviendas circulares.
En el primer milenio a.C. llegaron a la zona mediterránea de la Península oleadas de colonizadores que contaban con una cultura mucho más evolucionada que la aborigen. Su propósito era económico: buscaban metales (cobre, plata, estaño y oro) y otros productos (salazones, pesquerías, etc.).
- Los fenicios, procedentes del actual Líbano, llegaron en el siglo IX a.C. Fundaron diversas colonias, entre las que sobresalió Gades (Cádiz), en el 800-750 a.C.
- Los griegos, procedentes de su colonia de Massalia (Marsella), fundaron colonias en el litoral mediterráneo a partir del siglo VI a.C. Destacan Emporion (Ampurias) y Rhode (Rosas).
- Los cartagineses, procedentes de Cartago, colonia fenicia en el actual Túnez, crearon colonias muy activas como Ibiza o Cartago Nova (siglos V-III a.C.)
Estas colonizaciones aportaron nuevos cultivos como el olivo y el esparto. También trajeron innovaciones como el torno de alfarero, la acuñación de monedas, el alfabeto (fenicio y, posteriormente, griego) e importantes restos artísticos.
3. La Romanización de la Península Ibérica
3.1. Conquista y Romanización
Roma conquistó la Península Ibérica en un largo proceso que se extiende desde el 218 al 19 a.C. Tres etapas enmarcan este periodo:
- La II Guerra Púnica (218-202 a.C.)
- Las Guerras Celtíberas (155-133 a.C.) y Lusitanas (150-139 a.C.)
- Las Guerras Cántabras (29-19 a.C.)
A lo largo de este tiempo, Roma fue incorporando a su dominio a los distintos pueblos prerromanos, alternando la presión militar con el pacto político. Las tradiciones culturales de los distintos pueblos peninsulares se fueron adaptando progresivamente a las pautas culturales romanas, en un proceso conocido como romanización. El proceso se extendió a lo largo de todo el periodo de dominación romana y el grado de asimilación de la cultura romana fue diferente entre los pueblos hispanos.
3.2. Influencia Romana
La más evidente señal de romanización fue la generalización del latín. Si bien durante la época republicana las lenguas iberas eran predominantes, en el Imperio el latín fue desplazando a las lenguas indígenas, sobre todo entre las élites. Sin embargo, no desapareció un fuerte sustrato lingüístico prerromano.
El derecho romano se impuso de forma determinante en la Península, modelando las instituciones políticas, y su influjo se deja sentir hasta la actualidad. La literatura latina halla también en la Península a algunos de sus autores más destacados como Séneca, Marcial o Quintiliano.
4. El Reino Visigodo
4.1. Invasiones y Formación del Reino
Aprovechando las luchas internas y la debilidad del Imperio Romano, en el 409 una primera invasión de vándalos, suevos y alanos ocupó diferentes zonas de la península Ibérica. El Imperio reaccionará enviando a los visigodos para expulsar a los pueblos invasores. Al desaparecer en el año 476 el Imperio Romano de Occidente, los visigodos crean su propio reino que dominó en la Península desde el 507 al 711.
4.2. Organización del Reino
La monarquía era electiva, la elección solía ser conflictiva, con golpes de Estado y luchas nobiliarias por la corona. Fueron buenos administradores y mantuvieron el control del reino asistidos en la administración central por el Officium Palatino o consejo real de condes, el Aula Regia, asamblea de los nobles (funcionarios, militares y obispos) y los Concilios, auténticas asambleas legislativas avaladas por los obispos. Al frente de la administración territorial estaba el Dux, gobernador de provincia. Durante un tiempo se dio la separación en la administración municipal: los hispanos romanos mantuvieron su propia Curia. Los godos quedaron bajo la autoridad del Comité para el gobierno de la ciudad. Lentamente se fue imponiendo la civilización romana y el latín.
4.3. Unificación y Legado
Con Leovigildo se impuso la unificación territorial, con Recaredo en el Concilio de Toledo del 589 la religiosa, y con Recesvinto con el Liber Iudiciorum (653) la unificación jurídica. En lo cultural, nos ha legado tesoros como el de Guarrazar, pequeñas iglesias rurales con arcos de herradura, como San Juan de Baños o San Pedro de la Nave, y figuras como San Isidoro de Sevilla, autor de las Etimologías, auténtica enciclopedia del saber de su época.