Historia del Constitucionalismo Español (1833-1874)

1. El Reinado de Isabel II: Construcción y Evolución del Estado Liberal (1833-1868)

1.1. Guerra Civil: La Primera Guerra Carlista (1833-1840)

Al fallecer Fernando VII, estalló la Primera Guerra Carlista, un enfrentamiento entre isabelinos o cristinos contra los carlistas o defensores de Carlos María Isidro. Esta guerra representó la división entre liberales y absolutistas. Los primeros, partidarios del cambio de las estructuras políticas y de la modernización del país, contaron con el apoyo de la burguesía, buena parte de la nobleza y las clases populares urbanas. Los carlistas, llamados tradicionalistas, estuvieron secundados por parte del clero y de la vieja aristocracia. La guerra duró seis años y los carlistas controlaron amplias zonas rurales del norte del país. En el País Vasco, Aragón, Cataluña y Valencia tuvo especial incidencia por la defensa de las leyes o fueros y porque la propiedad de la tierra estaba repartida en explotaciones familiares. La contienda fue larga y destructiva, implicando la destrucción del aprovisionamiento y la complicidad de la población civil. La muerte de Zumalacárregui en 1835 privó a los carlistas de su mejor estratega y marcó el inicio de una reacción liberal que tuvo en la defensa de Bilbao su máximo objetivo. Espartero venció a las tropas carlistas en Luchana, en 1836, y puso fin al sitio de la ciudad. El último periodo del conflicto estuvo marcado por la división ideológica del carlismo. El general Maroto firmó el Convenio de Vergara (1839) con el general liberal Espartero. El acuerdo establecía la negociación para mantener los fueros vasco-navarros.

1.2. El Establecimiento del Estado Liberal. Etapa de las Regencias (1833-1843)

Durante la minoría de edad de la reina hubo dos regentes: su madre, la reina María Cristina (1833-1840), y el general Espartero (1840-1843). Ambos pusieron las bases legislativas y políticas del nuevo Estado liberal.

1.2.1. Regencia de María Cristina (1833-1840)
  1. Transición del absolutismo al liberalismo: Los tres primeros años estuvieron protagonizados por monárquicos reformistas del reinado anterior y liberales moderados del Trienio Liberal (Martínez de la Rosa), partidarios de combinar el Antiguo Régimen y los principios liberales. El texto jurídico que resume esta vía es el Estatuto Real de 1834. Se realizó la división provincial. Se liberalizó el comercio, la industria y los transportes. Pero esta vía intermedia fracasó. Los liberales exigían cambios más radicales.
  2. Ruptura con el Antiguo Régimen: Entre 1835 y 1837, los progresistas, como Mendizábal, protagonizaron la ruptura con el Antiguo Régimen de manera definitiva. Se promulgó una nueva constitución (1837), más corta y más moderada que la de 1812, que establecía la soberanía nacional y la separación de poderes. Se desamortizaron los bienes del clero regular para financiar la guerra civil carlista y lograr apoyos sociales y políticos para el nuevo régimen liberal. Se suprimieron los señoríos jurisdiccionales y los mayorazgos. Se pretendía desvincular la tierra de familias u órdenes religiosas y convertirla en una propiedad libre. Mendizábal pretendía conseguir los recursos necesarios para luchar contra el carlismo. La disolución del régimen señorial supuso que los campesinos perdieran todo derecho y pasaran a ser simples arrendatarios o jornaleros. La desvinculación se había iniciado en Cádiz. En 1837 se liberaron definitivamente las tierras y sus propietarios pudieron venderlas sin trabas. Otras medidas fueron la supresión de la Mesta y la disolución de los gremios.
  3. Problemas de consolidación: Los progresistas tuvieron problemas para consolidar su dominio político frente a los moderados, quienes dominaron los gobiernos entre los años 1837 y 1840. Para recuperar el poder, los progresistas tuvieron que recurrir a la insurrección militar, encabezada por el general Espartero.
1.2.2. Regencia de Espartero (1841-1843)

Espartero asumió la regencia en 1841. Su actitud en el gobierno resultó de un marcado autoritarismo. Fue incapaz de cooperar con las Cortes y, en 1842, abrió el mercado español, que por fin parecía recuperarse. La medida provocó un levantamiento en el que estuvo involucrada la burguesía. Los moderados aprovecharon para protagonizar una serie de conspiraciones encabezadas por Narváez y O’Donnell. En 1843, Espartero perdió apoyos y se exilió.

1.3. Construcción del Nuevo Estado Liberal. Mayoría de Edad de Isabel II (1843-1868)

Una vez desmantelado el Antiguo Régimen, se llevó a cabo la verdadera construcción de todas las instituciones del nuevo Estado liberal y su puesta en marcha. “Había que crearlo todo desde cero”. En esta larga etapa, el protagonismo lo tuvieron los moderados, que gobernaron casi todo el tiempo, salvo un breve paréntesis progresista y una alternancia en los últimos años en el gobierno con la Unión Liberal. El nuevo Estado que se construye se puede definir como liberal-conservador, unificado y centralista.

1.3.1. Década Moderada (1844-1854)

En 1844, Narváez formó gobierno. Su actuación política se caracterizó por la estabilidad. El régimen se asentó sobre el predominio social, económico y político de la burguesía terrateniente. Era necesario consolidar un nuevo orden social que protegiera las conquistas de la revolución liberal contra la reacción del carlismo. No se trataba de volver al viejo absolutismo, sino de asentar un liberalismo conservador que reformara el Estado en interés de las nuevas clases dominantes y que restringiera la participación política al escogido grupo de los propietarios o los rentistas. Los progresistas quedaron marginados. Esta versión restringida, conservadora y antidemocrática del liberalismo se conoce como liberalismo doctrinario y estuvo presente en la vida española durante casi todo el siglo XIX. El liberalismo moderado emprendió la tarea de construir una estructura de Estado liberal en España. Una serie de leyes y de reformas administrativas pusieron en marcha dicho proceso:

  • Se promulgó la Constitución moderada de 1845, que reforzaba los elementos conservadores que ya tenía la de 1837.
  • Se consolidó la división provincial y se puso especial atención en el control del poder municipal por parte del gobierno con la Ley de Administración Local de 1845.
  • Se realizó una reforma tributaria y hacendística (Ley Mon, 1845). La hacienda se modernizó, simplificando y racionalizando los impuestos existentes, buscando equidad y proporcionalidad. Se realizó un presupuesto estatal general anual. Los impuestos directos se pagaban en relación a la propiedad de cada uno; los indirectos, sobre los consumos diarios.
  • Se produjo un acercamiento a la Iglesia Católica. Se firmó el Concordato con la Santa Sede (1851), por el cual el Estado se comprometía a reservar una parte de su presupuesto para hacer frente a los gastos eclesiásticos.
  • Se abordó la unificación y codificación legal, aprobándose el Código Penal de 1851 y elaborando un proyecto de Código Civil. Esto supuso eliminar fueros, leyes y costumbres excepcionales.
  • Se reguló el sistema de instrucción pública, creando diferentes niveles de enseñanza.
  • Se adoptó un único sistema de pesos y medidas.
  • Se disolvió la antigua Milicia Nacional y se creó la Guardia Civil (1844).
1.3.2. Bienio Progresista (1854-1856)

En 1854, la reforma de la Constitución para fortalecer los poderes del ejecutivo en detrimento del Parlamento provocó un levantamiento de los progresistas y de parte de los moderados que desembocó en el pronunciamiento de Vicálvaro, a cuyo frente se colocó el general O’Donnell. Los moderados y progresistas elaboraron el Manifiesto de Manzanares, que solicitaba la reforma de la ley electoral y de imprenta, la descentralización del poder estatal y el restablecimiento de la Milicia. Isabel II encargó al general Espartero la formación de un nuevo gobierno al frente de los progresistas. Durante dos años, el nuevo gobierno intentó restaurar los principios del régimen constitucional de 1837 e inició la elaboración de una nueva constitución (1856), que no llegó a aprobarse. El nuevo gobierno emprendió un ambicioso plan de reformas económicas en defensa de los intereses de la burguesía urbana y de las clases medias. Las dos líneas de acción más importantes fueron la reanudación de la obra desamortizadora y la Ley de Ferrocarriles:

  • La nueva ley desamortizadora (1855), a cargo de Madoz, afectó a las posesiones de la Iglesia, a las tierras y propiedades de los municipios y del Estado. Se pretendía conseguir recursos para la hacienda y las inversiones públicas.
  • La Ley de Ferrocarriles de 1855 reguló la construcción de ferrocarriles y ofreció incentivos a las empresas que intervinieran en ella.

La crisis económica produjo levantamientos obreros en Barcelona en 1855, donde los trabajadores pedían la reducción de los impuestos, la abolición de las quintas, la mejora de los salarios y la reducción de la jornada laboral. El gobierno acabó presentando una Ley de Trabajo con mejoras laborales y que permitía la formación de asociaciones de obreros.

1.3.3. Alternancia de Moderados y la Unión Liberal (1856-1868)

Las divisiones entre los moderados dieron lugar a la creación de la Unión Liberal, que reunía a los moderados más progresistas y a los progresistas más conservadores. Su líder fue O’Donnell. La Corona confió la formación de gobierno a los políticos de la Unión Liberal, primero a O’Donnell y más tarde a Narváez, restableciendo los principios del moderantismo. En el gobierno se turnaron unionistas y moderados, lo que supuso cierta estabilidad política. Se restableció la Constitución de 1845 y se anuló la legislación más progresista del Bienio: interrupción de la desamortización, anulación de la libertad de imprenta y restablecimiento de los impuestos de consumo.

  1. Los unionistas (1858-1863): Llevaron a cabo una política exterior activa y agresiva. Sus objetivos eran desviar la atención de los problemas internos y fomentar una conciencia nacionalista y patriótica. Se desarrollaron acciones como la expedición a Indochina, la intervención en México y en el norte de África. En 1863, los unionistas fueron incapaces de afrontar la oposición política de progresistas, demócratas y republicanos.
  2. Retorno de los moderados (1863-1868): O’Donnell presentó su dimisión y la reina entregó de nuevo el poder a los moderados. En los últimos años del reinado de Isabel II, la política conservadora y autoritaria de los moderados llevó al Pacto de Ostende (1866) entre progresistas y demócratas, que reclamaba la soberanía popular, el sufragio universal y amplias libertades públicas, al que se sumaron también los unionistas para derribar al régimen. La crisis económica de subsistencias de 1868, el fuerte descontento social debido a la carestía del pan y el desprestigio moral de la monarquía favorecieron el éxito de la revolución de septiembre y el exilio de Isabel II a Francia.

2. Organización Política: Monarquía, Constitucionalismo y Partidos Políticos

El triunfo del liberalismo tuvo lugar al tiempo que se desarrollaba la Primera Guerra Carlista. Profundas transformaciones de carácter político, económico y social pusieron fin al Antiguo Régimen.

2.1. La Monarquía y el Ejército: Depositarios del Poder

El reinado de Isabel II presentó unas características comunes que se mantuvieron invariables:

  • La permanencia de un régimen de monarquía liberal de tendencia conservadora, cuya plasmación es la Constitución moderada de 1845.
  • El apoyo de la reina a los sectores más conservadores y su alineamiento con el moderantismo.
  • La presencia permanente de militares entre los gobernadores del país. La participación de los militares en la vida política. Los generales se situaron al frente de los partidos y se convirtieron en árbitros de la vida política nacional. Ocuparon el cargo de presidentes del Gobierno a partir de 1840. Los partidos necesitaban de los militares para estar en el poder. No existía la posibilidad de alternarse pacíficamente en el gobierno.
  • La presencia exclusiva en la vida parlamentaria de partidos burgueses.

2.2. Las Tendencias del Liberalismo en el Poder: Los Partidos Políticos

El liberalismo había estado unido frente al absolutismo, pero se dividió cuando llegó a gobernar en dos tendencias, que dieron lugar a los primeros partidos: moderados y progresistas. Una mezcla de ambos sería la Unión Liberal. De los progresistas se desgajaron los demócratas, de los que, a su vez, una parte derivaría en los republicanos. En la extrema derecha estaba el carlismo.

Los partidos políticos del siglo XIX eran muy diferentes a los actuales. La práctica electoral corrupta y la escasa participación en las elecciones convertían al pueblo en mero espectador de la vida política, centrada en Madrid. El sistema electoral era directo, pero participaba una reducida parte de la población. El partido que gobernaba y convocaba elecciones generalmente las ganaba. La reina designaba al presidente del gobierno.

2.2.1. El Partido Moderado
  • Defendían la soberanía compartida entre las Cortes y el rey, dando más atribuciones y protagonismo a la Corona. El monarca debía tener un papel moderador, con capacidad de decisión para disolver las Cortes y nombrar al presidente del gobierno. Ante todo estaba el “orden”, y la monarquía era la garantía frente al desorden popular.
  • Pretendían crear un Estado y una administración muy centralizados, donde el gobierno central controlara a los ayuntamientos a través de los gobernadores provinciales.
  • Se reconciliaron con la Iglesia. Frenaron el proceso desamortizador, aunque sin dar marcha atrás en las desamortizaciones que ya se habían realizado.
  • Los moderados representaban a las clases más ricas. Sus apoyos estaban en la aristocracia terrateniente y la burguesía financiera.
  • El Congreso de los Diputados se elegía mediante sufragio muy restringido o censitario. El censo electoral que apoyaban representaba solo el 1% de la población. Solo tenían derecho de voto los mayores contribuyentes a Hacienda.
  • Las libertades públicas y privadas eran restringidas.
  • Su líder fue el general Narváez.
2.2.2. El Partido Progresista
  • Sus apoyos estaban entre la pequeña y media burguesía comercial e industrial. Los sectores populares abandonaron pronto el progresismo al no dar respuesta a sus aspiraciones de una democracia plena.
  • Defendían la soberanía nacional, representada en las Cortes. Se limitaba el protagonismo del monarca, que ejercía solo el poder ejecutivo. Las Cortes tenían dos cámaras: Congreso de los Diputados y Senado. Los diputados eran elegidos por sufragio censitario, aunque menos restringido que el de los moderados.
  • Pretendían dar fuerza a los poderes locales y articular el país a partir de la democratización de los ayuntamientos. Menor control sobre los ayuntamientos.
  • Continuaron y ampliaron el proceso desamortizador.
  • Ampliaron las libertades públicas y privadas: reconocimiento del derecho de reunión, expresión y asociación.
  • Defendían la existencia de la Milicia Nacional.
  • Solo consiguieron llegar al poder a través de sublevaciones y pronunciamientos militares. La Corona siempre los marginó.
  • Su líder fue el general Espartero.
2.2.3. Unión Liberal
  • Surgió en la década de 1850 como un término medio entre moderados y progresistas, un partido de centro que reunía a los más progresistas de los moderados y los más moderados de los progresistas.
  • Representaba a las clases acomodadas.
  • Defendía la soberanía compartida entre el rey y las Cortes, y el orden social.
  • Su líder fue el general O’Donnell.
2.2.4. Partido Demócrata
  • Fundado en 1849 a partir de la división de los progresistas.
  • Defendía: la soberanía nacional representada por las Cortes; el sufragio universal masculino; la limitación de los poderes del rey al mínimo; unos poderes locales elegidos democráticamente; amplios derechos individuales y libertades públicas (libertad de conciencia, derecho de reunión y asociación, instrucción primaria universal y gratuita).
  • Fuerte apoyo a la Milicia Nacional.
  • Sus apoyos estaban en las clases medias y bajas.
  • De una escisión del partido demócrata nacerían los republicanos.
2.2.5. El Carlismo
  • Vivió al margen del liberalismo y fuera del sistema político en todo este periodo.
  • Representaba la vuelta al Antiguo Régimen. Defendía el absolutismo monárquico y la soberanía real, el mantenimiento de fueros y privilegios para los territorios que los habían tenido (Navarra, País Vasco, Cataluña); los privilegios de la nobleza y el clero, y la restauración de la Inquisición.
  • Sus apoyos estaban entre el clero y la nobleza reaccionaria, y también entre los campesinos temerosos del liberalismo.

2.3. El Constitucionalismo Español entre 1833 y 1874

Todas las constituciones de este periodo respondían al programa e intereses de un determinado partido o partidos. Cuando estos perdían el gobierno, el partido contrario cambiaba la constitución por otra que respondiera a su programa e intereses, lo que provocó un cambio constitucional permanente.

2.3.1. Estatuto Real de 1834 (Carta Otorgada)
  • El Estatuto Real no era una constitución aprobada por las Cortes, sino una concesión de la monarquía, lo que se denomina una carta otorgada. Seguía el modelo que Luis XVIII había impuesto en Francia en 1814. Era una concesión de la Corona y, por tanto, excluía cualquier mención a la soberanía nacional.
  • La monarquía tenía amplios poderes.
  • Las Cortes solo tenían derecho de petición al monarca. Eran bicamerales: una cámara de próceres (aristócratas) y otra de procuradores, elegidos por sufragio censitario muy restringido.
2.3.2. La Constitución Progresista de 1837
  • La verdadera importancia de esta constitución es que implantaba definitivamente el régimen constitucional en España.
  • Las características del ideario progresista eran: soberanía nacional, reconocimiento de un amplio repertorio de derechos de los ciudadanos, división de poderes, el importante papel de las Cortes y la limitación del poder de la monarquía. Pero, para atraerse el apoyo de los moderados, recogía también aspectos fundamentales defendidos por el moderantismo que recordaban al Estatuto Real: Cortes bicamerales (Senado por designación real y Congreso de los Diputados por sufragio directo), concesión de importantes poderes al rey, como convocar y disolver las Cortes y vetar leyes.
2.3.3. La Constitución Moderada de 1845
  • Sustituyó a la de 1837, de la que pretendía ser una reforma. Buscaba ajustar el sistema político a las pretensiones del partido moderado. Inició un periodo de inestabilidad constitucional: cada cambio de partido gobernante suponía un cambio de constitución.
  • Es el modelo de constitución conservadora o moderada: la monarquía tenía amplios poderes (iniciativa legislativa, nombramiento y destitución de ministros, disolución de las Cortes). Las Cortes: ambas cámaras con iguales poderes. Los senadores eran vitalicios y nombrados por la reina. Los diputados se elegían por sufragio censitario muy restringido.
  • Restricción de libertades y derechos de los ciudadanos con respecto a la de 1837.
  • Carácter confesional de la nación española.
2.3.4. La Constitución Democrática de 1869
  • Definió a España como una monarquía constitucional democrática y parlamentaria.
  • Estableció la soberanía nacional. Las Cortes (Senado y Congreso) eran la base y el centro del poder. El rey tenía muy limitado su protagonismo.
  • Por primera vez, se estableció el sufragio universal directo masculino.
  • Contempló una completa relación de libertades y derechos individuales: libertad de expresión, de asociación, de reunión, de religión y de culto.
  • Recogió las aspiraciones políticas de la pequeña burguesía y las clases medias urbanas, pero no las aspiraciones de carácter económico y social de las clases populares.

3. El Sexenio Democrático (1868-1874): El Reinado de Amadeo I y la I República

3.1. El Triunfo de la Revolución de Septiembre de 1868 (La Gloriosa)

La Revolución de septiembre de 1868, conocida como «La Gloriosa», se inició con un pronunciamiento militar en Cádiz dirigido por Prim, Serrano y Topete, quienes organizaron juntas revolucionarias. Las tropas leales a la reina fueron derrotadas en Alcolea por las de Serrano. Isabel II huyó a Francia.

3.2. Gobierno Provisional

El gobierno provisional, presidido por Serrano, convocó elecciones a Cortes Constituyentes por sufragio universal masculino. Obtuvo mayoría la coalición unionista-progresista-demócrata, y quedaron en minoría la derecha (carlistas y moderados) y la izquierda (republicanos). La Constitución de 1869 es la más liberal de las aprobadas hasta entonces: monarquía constitucional democrática y parlamentaria. Soberanía nacional y clara separación de poderes. Las Cortes, elegidas por sufragio universal masculino, eran la base de los poderes del Estado. Incluía una declaración de libertades y derechos individuales. Aspiraciones de igualdad política, pero no de equidad económica y social. El general Serrano fue designado regente. El general Prim buscó un rey para España dentro de las cortes europeas. El elegido fue el príncipe Amadeo de Saboya, que fue proclamado rey por las Cortes en 1870.

3.3. El Reinado de Amadeo de Saboya (1870-1873)

El año 1871 estuvo marcado por el asesinato de Prim. Amadeo I perdía su principal valedor. La coalición de unionistas, progresistas y demócratas se dividió en dos grupos: el Partido Constitucionalista de Sagasta, más cercano a los unionistas, y el Partido Radical de Ruiz Zorrilla, próximo a los demócratas. El rey, que desempeñó un papel constitucional, encontró una fuerte oposición que se acrecentó con el tiempo. Republicanos y monárquicos borbónicos no lo admitieron. La aristocracia no lo acogió en su círculo exclusivo, y el pueblo lo consideró un rey extranjero. Los principales problemas fueron:

  • La reactivación del carlismo en el norte peninsular. El autoproclamado Carlos VII dirigió la Tercera Guerra Carlista en el País Vasco, Navarra, Cataluña y Levante.
  • La continuación de la insurrección separatista en Cuba, que se había iniciado en 1868 con el «Grito de Yara» y duraría diez años.
  • El movimiento obrero aumentó su actividad con huelgas y ocupación de tierras.

En 1873, Amadeo I decidió abdicar. Las Cortes proclamaron la Primera República como una solución de urgencia pactada entre demócratas radicales y republicanos.

3.4. La Primera República (1873-1874)

Su duración fue breve, y los cambios se sucedieron con celeridad. Se pueden distinguir dos etapas diferentes. El principal problema fue el enfrentamiento entre centralistas y federalistas. El presidente Estanislao Figueras convocó Cortes Constituyentes con el objeto de elaborar una constitución acorde con la nueva forma de Estado. Pi y Margall, segundo presidente de la República, se propuso establecer el régimen federal dentro del marco de una nueva constitución federal (1873) que no llegó a aprobarse. Diseñó un plan de medidas de carácter social que no se llegaron a aplicar, como la abolición de las quintas.

3.4.1. El Problema Cantonal

Los federalistas intentaron establecer el federalismo, dando lugar a un movimiento cantonal que derivó en una insurrección contra el gobierno central que se extendió por diferentes localidades de Andalucía, Valencia y Murcia. Una nueva guerra civil cantonal provocó el desgaste del gobierno federal. Pi y Margall dimitió. Nicolás Salmerón se hizo cargo de la presidencia de la República y, con el apoyo de los militares, aplastó el movimiento cantonal. Emilio Castelar se convirtió en el cuarto presidente. Representaba al sector conservador del republicanismo, que defendía el orden, la autoridad y el gobierno. Consiguió reducir el cantón de Cartagena. Las Cortes republicanas desautorizaron su manera de gobernar, y se vio obligado a dimitir.

3.5. El Fin del Sexenio. La Interinidad

Un golpe de Estado, dirigido por el general Pavía, disolvió las Cortes republicanas. Se inició un periodo de transición entre la Primera República y la Restauración de los Borbones en el trono. El poder pasó a manos del general Serrano, quien continuó con la línea autoritaria de Castelar. Continuaba existiendo un régimen republicano, pero sin constitución en vigor, y la de 1869 estaba en suspenso. El cantonalismo fue sometido finalmente. El ejército actuó contra los carlistas y levantó el cerco de Bilbao, aunque no pudo conseguir su derrota. Un movimiento de restauración de la monarquía se desarrolló en torno a la figura de Alfonso de Borbón. El 29 de diciembre de 1874 tuvo lugar el pronunciamiento del general Martínez Campos en Sagunto en favor de la restauración de la monarquía borbónica.

Regencia de María Cristina: Partido Moderado (Narváez) y Estatuto Real (1834); Mendizábal: Partido Progresista (Espartero) y Constitución de 1837.

Década Moderada: Liberalismo moderado y Constitución de 1845; Bienio Progresista: Constitución de 1856 (no nata).

Alternancia de moderados: Unión Liberal.

Revolución de La Gloriosa: Partido Demócrata y Constitución de 1869.

La Primera República: Constitución de 1873 (no nata).