Liberalismo Político
El liberalismo es una corriente filosófica, económica y política que promueve las libertades civiles y se opone a cualquier forma de despotismo. Constituye la corriente en la que se fundamentan tanto el Estado de derecho, como la democracia representativa y la división de poderes.
El liberalismo surgió de la lucha contra el absolutismo, inspirándose en parte en la organización de un Estado de derecho con poderes limitados y sometido a una constitución, lo que permitió el surgimiento de la democracia liberal durante el siglo XVIII. Al promover la libertad económica, el liberalismo despojó de las regulaciones económicas del absolutismo a las sociedades donde pudo aplicarse, permitiendo el desarrollo natural de la economía de mercado y el ascenso progresivo del capitalismo.
Características del Liberalismo
- El individualismo, que considera al individuo primordial.
- La libertad como un derecho inviolable.
- El principio de igualdad entre las personas.
- El derecho a la propiedad privada como fuente de desarrollo e iniciativa individual, y como derecho inalterable.
- El establecimiento de códigos civiles, constituciones e instituciones basadas en la división de poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial).
- La tolerancia religiosa en un Estado laico.
La Revolución Francesa
En Francia, a finales del siglo XVIII, amplios sectores sociales deseaban cambios profundos. Entre ellos destaca la burguesía, que obtenía grandes beneficios, pero se veía frenada por las leyes que obstaculizaban el libre comercio y la libre producción. Tampoco podía acceder al poder político; por lo tanto, animados por las ideas ilustradas, los burgueses reclamaban cambios políticos que acabasen con el intervencionismo estatal, los privilegios aristocráticos y el absolutismo.
Las ideas sembradas en el siglo XVIII germinaron el siglo siguiente; estas ideas liberales no desaparecieron y en 1820, 1830 y 1848 hubo oleadas revolucionarias.
Nacionalismo
El nacionalismo es una ideología y movimiento sociopolítico que surgió junto con el concepto de nación propio de la Edad Contemporánea en las circunstancias históricas de la llamada era de las Revoluciones (Revolución industrial, Revolución burguesa, Revolución liberal) desde finales del siglo XVIII. Como ideología, el nacionalismo pone a una determinada nación como el único referente de identidad, dentro de una comunidad política; y parte de dos principios básicos con respecto a la relación entre la nación y el Estado.
En los siglos XVII y XVIII se formaron algunos estados-nación. Después de la Revolución Industrial, se pensó en la necesidad de articular los mercados nacionales. La Revolución liberal estimuló el desarrollo del concepto de nación. Los pueblos querían defender su derecho frente al derecho de los monarcas. A partir de 1820-1830 se iniciaron las primeras revueltas nacionalistas para conseguir la independencia nacional y construir un estado propio. Antes de 1848, las más importantes fueron las de Grecia y Bélgica.
La Revolución Francesa (1789-1799)
La Revolución francesa fue un conflicto social y político, con diversos periodos de violencia, que convulsionó Francia y, por extensión de sus implicaciones, a otras naciones de Europa que enfrentaban a partidarios y opositores del sistema conocido como el Antiguo Régimen. Se inició con la autoproclamación del Tercer Estado como Asamblea Nacional en 1789 y finalizó con el golpe de estado de Bonaparte en 1799.
Causas de la Revolución Francesa
- Un régimen monárquico que sucumbiría ante su propia rigidez en el contexto de un mundo cambiante.
- Una aristocracia aferrada a sus privilegios feudales, que bloqueó todas las reformas estructurales que se intentaron implantar desde la Corte.
- El auge de una clase burguesa nacida siglos atrás, que había alcanzado un gran poder en el terreno económico y que ahora empezaba a propugnar el político.
- La exasperación de las clases populares urbanas y del campesinado, empobrecidos por la subida de los precios y por el incremento continuo de los impuestos y derechos señoriales y reales.
- La expansión de las nuevas ideas ilustradas.
- La regresión económica y las crisis agrícolas cíclicas por las malas cosechas en los años que precedieron a la Revolución.
- La quiebra financiera provocada por los vicios del sistema fiscal, la mala percepción y la desigualdad de los impuestos, los gastos de la Corte, los costes de las guerras, y por los graves problemas hacendísticos causados por el apoyo militar a la Guerra de Independencia de los Estados Unidos.
Hechos de la Revolución Francesa
Ya hemos hablado del descontento de la burguesía, y en el contexto de una grave crisis económica, las condiciones de vida del campesinado empeoraron. A esto hay que sumar malas cosechas y escasez de productos, más la bancarrota de la hacienda francesa. Ante esta situación, el ministro de Luis XVI propuso que la nobleza pagase impuestos. Hubo una grave crisis política debido a la rebelión nobiliaria.
Durante 1788-1789, la burguesía consiguió tener en los Estados Generales el mismo número de representantes que la nobleza y el clero juntos; esto fue esencial para que se crease el Tercer Estado. En los Estados Generales, el 5 de mayo de 1789, estaban la nobleza, el clero y el Tercer Estado. Los privilegiados querían que cada estamento tuviese un voto, pero el Tercer Estado quería que cada persona tuviera un voto. Los privilegiados y el rey se negaron y se suspendieron los Estados Generales.
El Tercer Estado constituyó la Asamblea Nacional para darle a Francia una constitución. La calle se agitó y se les unió; el rey cedió y transformó los Estados Generales en Asamblea Nacional Constituyente. En respuesta a la llegada de 20.000 soldados a París, los soldados llamaron a la movilización y tomaron la Bastilla, símbolo del absolutismo (14 de julio de 1789). Como consecuencia, hubo una revuelta antiseñorial muy violenta.
El Imperio Napoleónico
El Primer Imperio francés fue un estado soberano que abarcó en territorio una gran parte de Europa occidental y central. Tuvo además numerosos dominios coloniales conocidos como Francia de Ultramar y estados clientelares (satélites). Abarca la totalidad del periodo conocido como la Era Napoleónica, que cubre el periodo desde la coronación de su emperador, Napoleón Bonaparte, hasta su abdicación en 1815. El término se refiere al periodo comprendido entre el fin del Consulado hasta la Restauración de la monarquía borbónica, aunque posteriormente vivió un epílogo entre el periodo de los Cien Días.
Los conflictos que el imperio tuvo con Gran Bretaña, Rusia y varios países más son conocidos como Guerras Napoleónicas o guerras de coalición. Mantuvo un gobierno constitucional; sin embargo, el emperador ostentó la autoridad casi absoluta debido a su estrecha relación con el ejército. Aun así, fue fundado y gobernado en las bases de la Revolución francesa: Napoleón I fue elegido como soberano por una elección nacional casi unánime, estableciendo un estado continental muy comparable al Imperio romano. Además, se introdujeron una inmensa cantidad de leyes, reformas y nuevos trabajos que dieron a Francia una prosperidad nunca antes vista.
Napoleón Bonaparte arrastró a gran parte de Europa hacia una guerra. En el año de 1810, ya controlaba casi toda la parte occidental del continente europeo, faltando apenas Gran Bretaña y Portugal. Con sus conquistas, varios gobiernos absolutistas fueron extintos y las ideas de la Revolución Francesa se diseminaron por Europa. En el plano interno, Napoleón consiguió restablecer la estabilidad política de Francia y creó una infraestructura capaz de impulsar los negocios de la burguesía francesa. Es considerado por muchos uno de los mejores estrategas de la historia universal.
La Restauración (1815) y el Congreso de Viena
Napoleón fue derrotado por las potencias coaligadas en la batalla de Waterloo en 1815 y confinado a la isla de Santa Elena. Comienza así el periodo de la Restauración, que fue un sistema político diseñado por las potencias ganadoras (Austria, Prusia, Gran Bretaña) para restablecer el absolutismo e impedir nuevos movimientos antirrevolucionarios. Se reunieron en el Congreso de Viena (1814-1815). Aquí reconocen el derecho heredado de los monarcas que Napoleón derrotó. En este Congreso, se remodelaron las fronteras de Europa y se asentaron los principios de la política internacional: celebración de congresos, derecho de intervención en países amenazados por la revolución liberal (ejército de la Santa Alianza).
Revoluciones Liberales
Las ideas liberales se habían extendido por Europa y la Restauración no pudo pararlas. Tres grandes oleadas revolucionarias supusieron la quiebra de la Restauración y del absolutismo.
Revoluciones de 1820-1830
Durante la Restauración, nacen los masones, que son liberales en la clandestinidad. Tenían influencia en las ciudades y confiaban en el apoyo del pueblo. En esta primera oleada, hubo un periodo liberal en España, Portugal, Nápoles y Piamonte, pero la Santa Alianza ejerció una fuerte represión.
Revoluciones de 1830-1839
En Francia, la revolución acabó con los Borbones e implantó una monarquía constitucional. Su influencia hizo a Bélgica independiente. A finales de 1830, se impuso un liberalismo moderado, la burguesía adquirió gran poder y la aristocracia mantuvo su poder económico, pero perdió poder político.
Revolución de 1848
Se inicia en París, asaltaron el palacio real y proclamaron la república. Republicanos, socialistas y radicales impulsaron reformas políticas y sociales, como por ejemplo el sufragio universal masculino, la supresión de la esclavitud, la abolición de la pena de muerte, etc. En 1848, burgueses y proletarios se enfrentan. Napoleón III proclamó el Segundo Imperio en 1851.
Nacionalismo en Europa y sus Consecuencias
En el contexto de las revoluciones liberales y el deseo de los pueblos de defender su derecho frente al derecho de los monarcas, se inician las primeras revueltas nacionalistas.
Grecia
Sometida al Imperio Turco, reclama su independencia y rechaza el dominio turco. Delegados de toda Grecia formaron el Congreso de Epidauro en 1822. Francia, Gran Bretaña y Rusia ayudan a Grecia.
Bélgica
Se independizó de los Países Bajos. Bélgica forma un gobierno provisional reconocido por las potencias europeas y Francia les ayuda militarmente a derrotar al ejército holandés.
La Revolución de 1848
Llevó las ideas nacionalistas a los países del Imperio Austriaco, lo que se llamó ‘La primavera de los pueblos’. La insurrección se inició en Viena, pero llega también a Praga, Croacia, la Lombardía italiana, Venecia, Hungría. Todos los movimientos fueron derrotados, pero el Imperio austriaco se vio obligado a introducir reformas.
Unificación de Italia y Alemania
Italia
En 1815, Italia estaba dividida en estados. Las ideas de nación y soberanía habían arraigado. En 1830 aparece el Risorgimento, movimiento de afirmación nacional; destaca Giuseppe Mazzini. Italia seguía bajo el dominio de Austria. En Piamonte, tenemos un estado constitucional bajo la monarquía de los Saboya, con Cavour como jefe de gobierno. Cavour derrotó a los austriacos y Garibaldi emprendió la conquista del sur para acabar con el régimen borbónico. Garibaldi cedió a Víctor Manuel II sus conquistas y le reconoció como rey de Italia. Se completa la unidad con la anexión de Véneto y los estados pontificios.
Alemania
Desde el siglo XVIII, el nacionalismo alemán se alimenta de Herder, Fichte y el romanticismo. El Congreso de Viena establece la Confederación Germánica, formada por 39 estados. El primer paso hacia la unificación fue la creación de la unión aduanera en 1834. Durante la revolución de 1848, se forma el Parlamento en Frankfurt, que ofrece la corona de la posible Alemania al rey de Prusia, Federico Guillermo IV. Prusia lo rechaza e impone la estrategia del canciller Otto von Bismarck, es decir, dirigir la unificación. Hubo guerras con Dinamarca, Austria y Francia. La victoria militar llevó al Segundo Reich y a Guillermo I como emperador.