La II República: Constitución de 1931 y reformas (1931-1936)
La II República, instaurada el 14 de abril de 1931, simbolizaba las aspiraciones a profundas reformas políticas y sociales que solucionasen los problemas pendientes. Llegó como consecuencia del descontento político y de la monarquía por ser incapaz de asumir sus errores durante la dictadura de Primo de Rivera. Estableció un sistema democrático que ofrecería en la República un amplio abanico electoral con la sucesión de un bienio progresista, luego un bienio centro-derechista y, finalmente, la llegada del Frente Popular, cuya lucha crearía una brecha irreparable entre la izquierda y la derecha, semejante a la del contexto europeo, que acabaría con el estallido de la Guerra Civil.
Tras la caída de la dictadura de Primo de Rivera, Berenguer pretendía volver inútilmente a la situación anterior. Sería el Pacto de San Sebastián el que, reuniendo a los nuevos sectores del republicanismo, posibilitaría una acción conjunta para la instauración de la República. Y así, dos días después de la victoria en las grandes ciudades en las elecciones municipales de la coalición republicana-socialista, Niceto Alcalá Zamora proclamó el 14 de abril de 1931 la II República española, en la que el comité revolucionario del Pacto de San Sebastián pasó a formar gobierno provisional.
Este gobierno tenía como objetivo convocar elecciones a Cortes Constituyentes, pero antes llevaría a cabo una serie de reformas que afectaban a los ámbitos territorial, educativo, agrario, del ejército y del orden público, que continuarían en el siguiente gobierno.
Oposición a la República
La República llegó en un ambiente festivo, y fue bien aceptada por amplios sectores de la sociedad, pero ya se empezaba a formar una oposición a ella. Además de la Iglesia, parte de las fuerzas militares y del orden público, los partidos monárquicos, como Comunión Tradicionalista de Víctor Pradera que engrosaba a los carlistas, Renovación Española de Calvo Sotelo que reunía a alfonsinos y a la Falange Española, y los católicos de la CEDA de Gil Robles. Todos ellos formaron la derecha de la II República. Los anarquistas también protagonizarían importantes enfrentamientos.
La Constitución de 1931
Se convocaban así elecciones a Cortes Constituyentes por sufragio universal masculino en las que la coalición de republicanos y socialistas obtuvo la mayoría. Estas Cortes elaboraron y aprobaron la primera Constitución republicana, aunque no fue consensuada por todas las fuerzas políticas. Definía al Estado como una república democrática de trabajadores de toda clase, en la que se reconocían amplios derechos civiles, como el voto femenino o a la propiedad privada, quedando la riqueza subordinada a los intereses de la economía nacional. Se establecía una separación de poderes en la que las Cortes unicamerales ejercían el poder legislativo, pudiendo nombrar al presidente de la República que ostentaba la jefatura del Estado y podía nombrar y destituir al presidente del gobierno, quien ejercía el poder ejecutivo. El poder judicial se basaba en la independencia de los jueces y tribunales, creándose además un Tribunal Constitucional. Se permitía además la organización de varias provincias en región autónoma a través de un estatuto de autonomía que debía ser aprobado por las Cortes. Finalmente, se contemplaba la separación entre Iglesia y Estado.
Reformas del Bienio Progresista (1931-1933)
Una vez aprobada la Constitución, fue nombrado presidente de la República Niceto Alcalá Zamora, quien llamó a Azaña a formar gobierno. Este primer bienio republicano se caracterizó por una serie de reformas:
- Ámbito religioso: se pretendió establecer una clara separación Iglesia-Estado, dejando de financiar a la Iglesia, aprobando la ley del divorcio, prohibiéndole su ejercicio en la enseñanza y declarando la libertad de culto.
- Ámbito educativo: se intentaba crear una educación laica, libre y de derecho universal.
- Reforma laboral: se aprobaron la Ley de Contratos de Trabajo, la Ley de jurados mixtos y la Ley de Asociaciones Obreras.
- Reforma para Estatutos de Autonomía: se pretendía diseñar una organización territorial que satisficiera las aspiraciones nacionalistas de las regiones, concediendo el Estatuto catalán, aunque el vasco, tras el rechazo del primer proyecto, aún tendría que esperar hasta 1936.
- Ley para la Reforma Agraria: para paliar el atraso técnico y la baja productividad de la agricultura española sumida en una crisis económica, se aprobó la Ley para la Reforma Agraria que pretendía redistribuir las propiedades mediante la expropiación y el asentamiento campesino para la explotación colectiva o individual de las tierras, pero la lentitud de su aplicación, el paro y la frustración de los jornaleros derivaron en insurrecciones anarquistas que terminaron en enfrentamientos con las fuerzas del orden público con sucesos como el de Casas Viejas que desprestigiaron al gobierno.
El Bienio Conservador (1933-1936) y el Frente Popular
La crisis económica internacional, el desencanto con Azaña que trajo la ruptura de la coalición republicano-socialista, las alteraciones del orden público y la coalición de la derecha para presentarse a las elecciones de 1933 fueron las causas de la victoria de la CEDA en coalición con el centro de Lerroux. Alcalá Zamora llamaría a Lerroux a formar gobierno, eliminando todas las reformas del gobierno anterior con la consecuencia de la radicalización de la izquierda. Fue el conflicto más destacado el de la huelga general revolucionaria de 1934, con centro en Asturias donde los trabajadores tomaron los cuarteles de la Guardia Civil, las fábricas de armas y ocuparon la cuenca minera, y en Cataluña se proclamaría la independencia del Estado catalán. La respuesta del gobierno tomó fuertes represalias que empujarían aún más a la radicalización.
En España, el miedo a que los grupos que formaban el gobierno estuvieran relacionados con el fascismo acabaría con la creación de, a imitación de Francia, un Frente Popular, cuyo programa pretendía reponer todas las reformas y la Constitución del bienio reformista y declarar una amnistía general.
El Final de la República y el Estallido de la Guerra Civil
Las elecciones de 1936 darían la victoria a este Frente Popular, en un contexto en el que el orden público estaba ya muy degradado y empezaban a oírse rumores de golpe de Estado. En un intento de apartar a los generales sospechosos de Madrid, el general Mola fue destinado a Pamplona, donde con el apoyo de los requetés se convirtió en director de la conspiración. Los generales Franco y Goded también se unirían al Golpe de Estado que desembocaría en el estallido de la Guerra Civil española, que dividiría a España en la zona republicana y la zona nacional, y en la que el triunfo de las fuerzas sublevadas franquistas conduciría a la instauración del régimen dictatorial de Franco el 1 de abril de 1939.