La Transición al Capitalismo en la España del Siglo XIX: Industrialización y Movimiento Obrero
Durante el siglo XIX, España experimentó la transición de una economía de Antiguo Régimen al sistema económico capitalista, y de una sociedad estamental a una sociedad de clases. Sin embargo, la industrialización española fue tardía, desigual y limitada en comparación con otros países europeos.
Factores del Retraso Industrial Español
La incorporación tardía e incompleta de España a la Revolución Industrial se debió a varios factores:
- Escasez de materias primas (carbón de baja calidad y necesidad de importar algodón).
- Deficientes comunicaciones (pocas carreteras y un tendido ferroviario limitado).
- Retraso tecnológico y dependencia de maquinaria y fuentes de energía extranjeras.
- Dependencia del capital extranjero (belga e inglés, principalmente).
- Débil mercado interior y políticas económicas proteccionistas.
- Agricultura estancada y falta de excedentes para invertir en la industria.
Desarrollo Industrial Desigual
La industrialización se concentró en focos aislados:
- Barcelona (industria textil).
- Partes de la cornisa cantábrica y Málaga (sector siderometalúrgico).
Estas zonas costeras estaban próximas a países desarrollados como Francia y Gran Bretaña. El resto del país permaneció desindustrializado y predominantemente agrícola. A finales del siglo XIX, España era un país periférico, exportador de materias primas (hierro, plomo, cobre) a los países industrializados.
Se crearon altos hornos en Málaga, Asturias y Vizcaya, pero la industria siderometalúrgica andaluza no pudo competir con la del norte. En Cataluña destacó la industria textil algodonera y lanera, aunque dependiente de la importación de algodón.
Modernización del Sector Terciario y Sistema Financiero
La entrada de España en el capitalismo industrial y financiero impulsó la modernización del sector terciario. Durante el reinado de Isabel II, se creó una infraestructura viaria y financiera para articular un mercado nacional:
- Ampliación de carreteras.
- Expansión del ferrocarril (gracias a la inversión extranjera y la implantación del liberalismo económico). Sin embargo, la red ferroviaria fue radial, centralizada en Madrid y con un ancho de vía mayor que el europeo, lo que aisló a España del resto de Europa.
Se desarrolló un sistema financiero con:
- Bancos públicos y privados (Banco de España, Banco de Bilbao, Banco Santander).
- Sociedades anónimas.
- Bolsas (Bolsa de Madrid).
Se unificó el sistema de pesas y medidas (sistema métrico decimal) y se creó la peseta como moneda única. Coexistieron un comercio exportador moderno (principalmente en Cataluña) y un mercado tradicional y local.
El Nacimiento del Movimiento Obrero
El desigual desarrollo industrial y financiero impactó en la sociedad, con la aparición de la clase obrera o proletariado industrial. Las malas condiciones laborales y de vida de esta clase, durante el reinado isabelino, el Sexenio Democrático y la Restauración, dieron origen al movimiento obrero en España.
Las condiciones de los obreros eran extremadamente duras:
- Jornadas de 12 a 14 horas diarias.
- Trabajo infantil y femenino en condiciones insalubres.
- Bajos salarios.
- Alta mortalidad debido a enfermedades y malnutrición.
- Analfabetismo generalizado.
- Despidos masivos en épocas de crisis, sin protección laboral.
Primeras Fases del Movimiento Obrero: Ludismo y Asociacionismo
La primera fase del movimiento obrero fue el ludismo (destrucción de máquinas, como el incendio de la fábrica Bonaplata en Barcelona en la década de 1830). Posteriormente, los obreros formaron sociedades de ayuda mutua o mutuas para:
- Defender mejoras salariales.
- Reducir las jornadas laborales.
- Crear fondos comunes para proteger a los asociados.
Los gobiernos isabelinos limitaron los derechos de asociación. Los obreros buscaron el apoyo de partidos demócratas y republicanos, pero sin avances significativos. Participaron en la Revolución Gloriosa de 1868 junto a republicanos, demócratas y progresistas.
La Influencia de la I Internacional: Anarquismo y Socialismo
Durante el Sexenio Democrático, el movimiento obrero español entró en contacto con las corrientes obreras europeas, principalmente el anarquismo y el socialismo, a través de la I Internacional (Asociación Internacional de Trabajadores, AIT), fundada en Londres en 1864.
El socialismo utópico, que proponía una sociedad idealizada con grandes comunidades, tuvo una breve presencia, pero fue desplazado por el anarquismo y el marxismo.
Giuseppe Fanelli, enviado por Mijaíl Bakunin, introdujo el anarquismo en España, estableciendo secciones en Barcelona (la más importante) y Madrid. Los anarquistas defendían:
- La desaparición del Estado y de todas las instituciones que limitaran la libertad individual (ejército, partidos políticos, Iglesia).
- La organización de la sociedad en comunas colectivas.
Las tácticas anarquistas variaron:
- Anarcosindicalismo: representación en las empresas mediante sindicatos.
- Acción directa y terrorismo: atentados contra instituciones (como el asesinato de Cánovas del Castillo).
Los anarquistas fueron perseguidos y declarados ilegales durante los gobiernos del siglo XIX. El primer sindicato anarquista español no se fundaría hasta principios del siglo XX.