El Reinado de Isabel II (1833-1868): La Construcción del Estado Liberal
En 1830, Fernando VII promulgó la Pragmática Sanción, que reconocía el derecho de las mujeres a heredar el trono. Don Carlos, excluido de la sucesión, y sus seguidores (carlistas) se opusieron. En 1832, aprovechando la enfermedad del rey, obtuvieron un documento que derogaba la Pragmática Sanción. Sin embargo, Fernando VII, recuperado, confirmó los derechos sucesorios de su hija Isabel y nombró a Cea Bermúdez jefe de gobierno, quien buscó el apoyo de los liberales.
En 1833, tras la muerte de Fernando VII, su viuda María Cristina de Borbón heredó el trono en nombre de su hija, Isabel II. Don Carlos, al frente de los carlistas, inició la Primera Guerra Carlista (1833-1839), una guerra civil que marcó el inicio del reinado de Isabel II.
La Regencia de María Cristina (1833-1840): El Inicio de la Monarquía Constitucional
Durante la regencia de María Cristina, se sucedieron gobiernos liberales que enfrentaron la inestabilidad política causada por la guerra carlista y la división entre moderados y progresistas:
- Moderados: Defendían el pacto entre la Corona y la nación, el orden y representaban a las clases poseedoras.
- Progresistas: Propugnaban reformas avanzadas, apoyados por las clases medias y la alta burguesía. Defendían la Constitución de 1812 y la desamortización.
El Estatuto Real de 1834: Transición al Liberalismo
La reina regente María Cristina, con el apoyo de los moderados y Francisco Martínez de la Rosa como jefe de gobierno, promulgó el Estatuto Real de 1834. Este documento de transición intentaba conjugar los poderes absolutos de la Corona con ideales liberales. No reconocía la soberanía nacional ni los derechos individuales, pero introducía un sistema representativo bicameral (Próceres y Procuradores). No satisfizo ni a liberales ni a absolutistas.
El Triunfo del Liberalismo: La Desamortización de Mendizábal
En 1835, María Cristina nombró al progresista Mendizábal jefe de gobierno. Su principal objetivo era mejorar la Hacienda y terminar la guerra carlista. Para ello, impulsó la desamortización eclesiástica, precedida por la supresión de conventos. Las propiedades de la Iglesia se vendieron en pública subasta para pagar la Deuda Pública.
El programa de Mendizábal no logró todos sus objetivos. El Vaticano y el sector eclesiástico se opusieron, y los campesinos protestaron por el aumento de los arrendamientos. La nueva ley electoral, que elevaba el número de votantes, creó malestar entre los moderados.
En 1836, el motín de los sargentos de La Granja obligó a María Cristina a restablecer la Constitución de 1812.
La Constitución de 1837
Tras el motín, los progresistas formaron gobierno (José María Calatrava, con Mendizábal en Hacienda y Espartero). Se promulgó la Constitución de 1837, de carácter conciliador, que integraba a moderados y progresistas. Recogía la soberanía nacional, derechos y libertades, y la separación de poderes. Se diferenciaba de la Constitución de 1812 en la adopción del bicameralismo (Senado de designación y Congreso de elección directa censitaria).
La obra legislativa de las Cortes desmanteló el Antiguo Régimen, suprimiendo los gremios, los derechos jurisdiccionales y extendiendo la desamortización. La Constitución de 1837 estuvo vigente hasta 1845.
La Primera Guerra Carlista (1833-1840)
La guerra civil enfrentó a los carlistas (partidarios de Don Carlos) y a los isabelinos (defensores de Isabel II). El conflicto, motivado por la cuestión dinástica, también reflejaba la defensa de un modelo socioeconómico foralista frente al Estado liberal.
- Carlistas: Campesinado, artesanos, parte de la nobleza, clero regular y curas rurales. Zonas rurales del País Vasco, Navarra, Aragón, Cataluña y Levante.
- Isabelinos: Nobleza terrateniente, alta burguesía, clases medias urbanas y la mayor parte del ejército.
Fases de la guerra:
- 1833-1835: Insurrección en el País Vasco, Navarra, Aragón, Cataluña y el Maestrazgo. Éxitos carlistas bajo Zumalacárregui, cuya muerte cambió el rumbo de la guerra.
- 1836: Fracaso carlista en la toma de Bilbao, intervención de Espartero. Fracaso de las expediciones carlistas de 1837.
- 1839: Convenio de Vergara (Maroto y Espartero), reconocimiento de grados militares a los carlistas que se unieran al ejército isabelino. Don Carlos huyó a Francia.
Se produjo una restricción de los fueros vascos en 1839.
La Regencia de Espartero (1840-1843)
Tras la guerra carlista, el general Espartero, de gran prestigio, se enfrentó al gobierno moderado. En 1840, los moderados intentaron aprobar leyes que atentaban contra la Constitución de 1837, como la Ley de Ayuntamientos. Espartero pidió a María Cristina que anulara la ley, pero ella abdicó y abandonó el país.
Espartero asumió la regencia hasta 1843, en un ambiente de inestabilidad. Reprimió duramente los pronunciamientos moderados y se enfrentó a los industriales catalanes, ordenando el bombardeo de Barcelona. Un golpe de fuerza dirigido por el general Narváez en 1843 obligó a Espartero a exiliarse.
La Década Moderada (1843-1854)
El partido moderado, liderado por Narváez, se instaló en el poder. Se realizaron reformas que limitaron el alcance de las reformas progresistas. Se promulgó la Constitución de 1845, que suprimía la soberanía nacional, establecía la soberanía compartida entre el Rey y las Cortes, reforzaba el papel del monarca y establecía un sufragio muy restringido. Se suprimió la Milicia Nacional.
Obra política:
- Creación de la Guardia Civil (1844) para el mantenimiento del orden público.
- Reforma de la administración, centralizada y jerarquizada.
- Reforma hacendística de Alejandro Mon: impuestos directos e indirectos.
- Reforma de la instrucción pública de Pedro Pidal: centros públicos (institutos) y privados.
- Concordato con la Santa Sede (1851): El Estado se hacía cargo de los gastos del clero y devolvía bienes no vendidos. Se reconocía la religión católica como única y se aseguraba la intervención eclesiástica en la enseñanza.
La Revolución de 1854
Los últimos gobiernos moderados fueron acusados de arbitrariedad y corrupción. En 1854, el general O’Donnell protagonizó el pronunciamiento militar conocido como la Vicalvarada, que provocó la caída del gobierno y el retorno de los progresistas. Cánovas del Castillo redactó el Manifiesto de Manzanares. Isabel II llamó a Espartero a formar gobierno.
El Bienio Progresista (1854-1856)
Se formó un gobierno presidido por Espartero, con O’Donnell en el ministerio de Guerra. Apareció el Partido Demócrata (sufragio universal, laicismo) y la Unión Liberal (O’Donnell, reforma política). Se intentó elaborar una nueva constitución, basada en la de 1837, que no entró en vigor.
La Desamortización de Madoz (1855)
Los progresistas impulsaron una intensa labor legislativa, incluyendo la Ley de Desamortización de Madoz (1855), que afectaba a todos los bienes de manos muertas. Las subastas duplicaron las de Mendizábal. También se promulgó la Ley de Ferrocarriles (1855) y la Ley de Sociedades Anónimas. El Banco de San Fernando pasó a llamarse Banco de España.
O’Donnell forzó la dimisión de Espartero, tomando el poder la Unión Liberal.
El Período de la Unión Liberal (1856-1868)
O’Donnell restableció la Constitución de 1845 con modificaciones, impulsó el desarrollo de los ferrocarriles y las obras públicas, continuó la desamortización de Madoz y negoció con la Santa Sede.
Intervenciones Militares en el Extranjero
España participó en iniciativas coloniales promovidas por Francia y Gran Bretaña, incluyendo expediciones a África.
Crisis Económica y Política
A partir de 1866, el moderantismo enfrentó la demanda de participación política, la corrupción, el descrédito de la Corte y una grave crisis económica y financiera.
La Revolución de 1868
Tras la represión de la sublevación de los sargentos del cuartel de San Gil y las manifestaciones estudiantiles, se produjo la alianza de sectores progresistas y demócratas (Pacto de Ostende). El levantamiento de septiembre de 1868 en Cádiz, liderado por Prim, Serrano y Topete, triunfó. El ejército leal a la reina fue derrotado en Alcolea del Pinar, e Isabel II se exilió a Francia.
El Sexenio Democrático (1868-1874)
Gobierno Provisional de Serrano y Constitución Democrática de 1869
Tras el exilio de Isabel II, se formó un gobierno provisional presidido por el general Serrano, con Prim como hombre fuerte. Se inició un sexenio de inestabilidad política en el que se intentó completar la revolución liberal y avanzar hacia la democracia.
El gobierno provisional disolvió las juntas revolucionarias y los Voluntarios de la Libertad, y promulgó medidas liberalizadoras: libertad de expresión, reunión, asociación y sufragio universal masculino.
En las elecciones a la Asamblea Constituyente de 1869, la coalición monárquica gubernamental (unionistas, progresistas y demócratas) obtuvo la mayoría. Se promulgó la Constitución de 1869, considerada democrática: soberanía nacional, sufragio universal masculino, libertad de culto y separación de poderes. Se mantuvo la monarquía como forma de gobierno.
Amadeo de Saboya mantuvo vigente esta constitución hasta febrero de 1873, cuando se proclamó la Primera República Española.
La Regencia de Serrano (1869-1870): Dificultades Económicas y Políticas
España era una monarquía sin rey. Se instauró una regencia presidida por Serrano, mientras que Prim fue nombrado jefe de gobierno. Cánovas del Castillo comenzó a formar el partido alfonsino.
Prim buscó un nuevo monarca. Su candidato favorito era Amadeo de Saboya, pero su matiz anticlerical le restó apoyos. La candidatura de Leopoldo de Hohenzollern provocó la guerra franco-prusiana de 1870. Prim logró que las Cortes aceptaran a Amadeo de Saboya en 1870.
La Regencia elaboró leyes y decretos para desarrollar la constitución e impulsó reformas económicas. Figuerola, ministro de Hacienda, estableció una reducción de las tarifas aduaneras.
El gobierno enfrentó problemas:
- La guerra colonial en Cuba (guerra larga, 1868-1878).
- La insurrección republicana federal.
- La tentativa de insurrección carlista en 1869.
- El descontento campesino y el crecimiento del asociacionismo obrero.
El Reinado de Amadeo de Saboya (1871-1873): Un Intento de Monarquía Democrática
Durante el reinado de Amadeo I, destacaron dos partidos: el radical de Zorrilla (demócratas) y el constitucional de Sagasta (progresistas y unionistas). El reinado fue efímero debido a: el asesinato de Prim, los problemas heredados (insurrección cubana y republicana), la hostilidad de la nobleza y la burguesía, y un nuevo levantamiento carlista en 1872.
Amadeo I abdicó en febrero de 1873, debido al enfrentamiento del gobierno y parte del Ejército.
La Primera República (1873-1874)
La abdicación de Amadeo I llevó a la proclamación de la República el 11 de febrero de 1873. La situación política fue confusa e inestable debido a: la falta de apoyo popular, las divisiones ideológicas republicanas (federalistas y unitarios) y la incapacidad para resolver los conflictos (reivindicaciones sociales, carlismo, guerra en Cuba, rebelión cantonal).
La presidencia de la República fue desempeñada por:
- **Estanislao Figueras:** Elegido presidente de una República unitaria, su gobierno fue desbordado por la presión federalista.
- **Francisco Pi y Margall:** Intentó elaborar una constitución federal, pero la insurrección cantonal lo impidió.
- **Nicolás Salmerón:** Buscó apoyo en los conservadores y recurrió al Ejército para solucionar los conflictos.
- **Emilio Castelar:** Continuó la política de reacción, restableció el orden, sofocó la revuelta cantonal, pero hizo depender la República del Ejército.
En 1874, un golpe de Estado encabezado por el general Pavía derribó la República federal. El golpe de Estado de Pavía dio paso al gobierno autoritario del general Serrano. En diciembre de 1874, el general Martínez Campos se pronunció en Sagunto y proclamó rey de España a Alfonso XII, hijo de Isabel II.