Conquista y romanización: La pervivencia del legado cultural romano en la cultura hispánica
Etapas de la conquista de la Península por Roma
Entre el siglo III a. C. y el siglo I a. C., Roma acomete un largo proceso de conquista de la Península Ibérica, Hispania para los romanos. El interés romano nace del enfrentamiento que mantiene con Cartago por el dominio del Mediterráneo occidental y que se materializa en la Segunda y Tercera Guerras Púnicas. El ataque de Cartago a la ciudad de Sagunto, aliada de Roma, en el 218 a. C. sirve de excusa para iniciar la Segunda Guerra Púnica y con ella las sucesivas etapas de la conquista de la península por Roma.
1ª Etapa
La primera etapa de la conquista se desarrolla desde el 218 a. C. con el desembarco romano en Ampurias, hasta el dominio de la meseta hasta la cordillera Cantábrica y de las islas Baleares, en torno al año 123 a. C. A partir de las primeras conquistas, realizadas por Cneo y Publio Cornelio Escipión, Roma se planteó la explotación sistemática del territorio conquistado. Ocupan las costas mediterráneas incluida Cartago Nova, el valle del Guadalquivir y el valle del Ebro. Los pueblos sometidos pagaban los impuestos que mantenían al ejército romano, que a la vez explotaba las minas con la población indígena que esclavizaba. Pronto se divide el territorio para su mejor control y explotación en dos provincias: Citerior y Ulterior (197 a. C.).
La dureza de la conquista provocó múltiples levantamientos de los pueblos indígenas. Los enfrentamientos más destacados tuvieron lugar contra los Ilergetes (Indibil y Mandonio), Turdetanos, y especialmente con Lusitanos (154 a. C. – 137 a. C.), derrotados y su caudillo Viriato asesinado en 139 a. C., y Celtíberos (154 a. C – 133 a. C.) destacando la resistencia de la ciudad arévaca de Numancia (133 a. C.), símbolo de resistencia frente a los romanos. Desde este momento el dominio de la península hasta la cordillera Cantábrica y el río Miño, es pleno.
Finalmente el 123 a. C. se anexionaron las islas Baleares.
2ª Etapa
Entre el 123 a. C. y el 29 a. C., se desarrolla un periodo de asentamiento, para lo que se crean ciudades con estatutos privilegiados para aumentar la romanización del territorio conquistado. Durante este periodo, especialmente en el sur, se reflejan en Hispania los conflictos internos de la República Romana en su transformación en Imperio.
3ª Etapa
29 a. C.-19 d. C. Los pueblos del Norte son el último territorio por conquistar, pero la dureza de la guerra obliga al emperador Augusto en persona a dirigir la guerra contra cántabros, astures… que fueron sometidos por el lugarteniente del emperador, Agripa. El 15 a. C. las dos provincias primitivas fueron divididas en tres: Citerior o Tarraconensis, Ulterior o Baética y Lusitania. La romanización nunca fue total en el norte peninsular por lo que se fundaron campamentos militares estables para asegurar el dominio romano (Astúrica Augusta, Legio VII).