La Constitución de 1812
Tendencias Políticas en las Cortes de Cádiz
El texto constitucional fue elaborado por los diputados que representaban a las regiones españolas, reunidos en las Cortes de Cádiz, la única ciudad libre de la dominación francesa durante la Guerra de la Independencia. La ausencia de representantes de las provincias ocupadas llevó a la búsqueda de suplentes en Cádiz, lo que influyó en la composición ideológica de las Cortes. El ambiente liberal de la ciudad, con una burguesía compuesta por abogados, funcionarios, militares y catedráticos, aunque también con presencia de comerciantes, eclesiásticos y algunos nobles, marcó el desarrollo de la Constitución. Es importante destacar la ausencia de representación de las clases populares.
Los diputados se agrupaban en dos grandes tendencias:
- Los Absolutistas: Defensores de la soberanía real y el Antiguo Régimen, eran conocidos como “serviles”.
- Los Liberales: Mayoritarios en las Cortes, defendían la soberanía nacional, una Cámara única y la plasmación de los principios de la Revolución Francesa en una Constitución escrita. Destacan figuras como Muñoz Torrero, Argüelles y Quintana.
Las Cortes de Cádiz iniciaron la revolución liberal burguesa en España. La Constitución de 1812 se acompañó de decretos socioeconómicos que buscaban desmantelar el Antiguo Régimen y establecer un nuevo orden liberal. Entre estos decretos destacan la abolición de los gremios, los señoríos, la Mesta, la Inquisición, los mayorazgos y la desamortización de tierras comunales.
Importancia de la Constitución de 1812
La Constitución de Cádiz, conocida como “La Pepa”, posee una importancia fundamental en la historia de España. Fue la primera Constitución promulgada en el país, a diferencia de la Carta Otorgada de Bayona de 1808. Inspirada en la Constitución francesa de 1791, la Constitución de 1812 se considera más avanzada al reconocer el sufragio universal y una amplia garantía de derechos.
Debido a la Guerra de la Independencia, la aplicación de la Constitución fue limitada. Además, la mayoría de la sociedad española, compuesta por campesinos de tendencias monárquicas y absolutistas, influenciados por el clero y la nobleza, se mantuvo al margen del nuevo orden liberal. Con el regreso de Fernando VII en 1814, la Constitución y la obra de las Cortes de Cádiz fueron anuladas, restaurando el absolutismo.
A pesar de su corta vigencia, “La Pepa” se convirtió en un referente para el liberalismo posterior, influyendo en otras constituciones de América del Sur y Europa, como en Italia y Portugal.
La Crisis del Reinado de Isabel II
Causas de la Revolución
La caída de la monarquía de Isabel II se debió a una compleja confluencia de factores que desencadenaron una profunda crisis en España. Entre las causas principales destacan:
Crisis Económica
La crisis económica que afectó a Europa en 1866 impactó con fuerza en España. Las estructuras agrarias tradicionales, junto con las malas cosechas, provocaron una crisis de subsistencia, generando carestía y hambre. La industria textil catalana también sufrió graves problemas debido a la interrupción del suministro de algodón por la Guerra de Secesión americana. A esto se sumó una grave crisis financiera, con la caída de los valores bursátiles y la quiebra de empresas, lo que agravó la situación de la Hacienda Pública y aumentó la presión fiscal.
Crisis Social
El aumento de impuestos y el desempleo generaron un malestar generalizado, tanto en la burguesía financiera como en los sectores populares.
Crisis Política
Considerada por los historiadores como la causa principal de la revolución, la inestabilidad política se acentuó entre 1863 y 1868, con la sucesión de siete gobiernos. Las contradicciones internas del régimen isabelino, la marginación de los progresistas del poder, las elecciones fraudulentas y el apoyo de la reina a los moderados, que mantenían un sistema que solo beneficiaba a una minoría oligárquica, erosionaron las bases del régimen.
El gobierno moderado, amparado en la Constitución de 1845, se caracterizó por su autoritarismo y represión, limitando la libertad de prensa, la libertad de enseñanza y controlando los municipios. La oposición solo podía acceder al poder mediante pronunciamientos, debido al apoyo incondicional de la reina a los moderados. La muerte de O’Donnell y Narváez, figuras clave de los unionistas y moderados, dejó a sus partidos descabezados y debilitó aún más el régimen.
En agosto de 1866, los partidos de la oposición firmaron el Pacto de Ostende, con el objetivo de derrocar a Isabel II. La Revolución de 1868, conocida como “La Gloriosa”, puso fin al reinado de Isabel II e inició un periodo de inestabilidad política que culminaría con la Restauración borbónica en 1874.