La Constitución de 1876 y el Sistema Político de la Restauración Española

La Constitución de 1876

La nueva Constitución fue promulgada en junio de 1876, tras escasos debates. Sus principales características eran:

  • Soberanía compartida (Cortes con el Rey) en la línea del liberalismo doctrinario.
  • Amplias atribuciones del monarca (convocar, suspender o disolver las Cortes). El rey mantenía el poder ejecutivo, la dirección del Ejército y ejercía un papel moderador.
  • Sistema bicameral: Senado mixto, con miembros de derecho propio y nombrados por la Corona y otros elegidos por las corporaciones; y Congreso, con miembros elegidos por los ciudadanos. La Constitución no determinaba el tipo de sufragio.
  • Declaración amplia de derechos individuales, regulados por la legislación ordinaria.
  • En el ámbito religioso, se optó por la tolerancia del Estado confesional con otros cultos no católicos, aunque reconocía los privilegios tradicionales de la Iglesia católica.
  • El Estado se organizaba de forma centralista. Se controlaban los ayuntamientos.
  • Se establecía la unidad de códigos y la igualdad jurídica de los españoles, quedando abolidos los fueros de las Provincias Vascas.
  • Sufragio censitario: quedaban excluidas las clases populares de la vida política.

Esta Constitución fue la más duradera de todas, permaneciendo en vigor hasta 1931.

El Sistema Político de la Restauración

El sistema estuvo controlado mediante la formación de dos opciones políticas principales: el Partido Conservador y el Partido Fusionista o Liberal, que agrupó a partidarios de la Constitución de 1869 que pedían el sufragio universal. El sistema distaba mucho del británico; había un pacto entre ambos partidos que establecieron un «turno pacífico» para gobernar. Este sistema solo podía funcionar mediante el caciquismo. Los caciques controlaban la vida política, económica y social del país, especialmente en las zonas rurales. Para favorecer al partido al que le correspondía gobernar, se manipulaban las elecciones.

La Oposición al Sistema

2.1. Oposición Fuera del Sistema

Quedaron fuera del sistema los partidos antidinásticos:

  1. Los carlistas, que no aceptaban la dinastía borbónica y habían sido derrotados en la Tercera Guerra Carlista.
  2. El republicanismo, que perdió el apoyo de las clases medias, asustadas por los desórdenes de la Primera República y adaptadas con facilidad a la Restauración. Tras la vuelta a la legalidad en 1881, gracias al gobierno liberal de Sagasta que autorizó la libertad de asociación, el republicanismo se reorganizó, aunque fragmentado.

2.2. El Movimiento Obrero

El movimiento obrero se opuso también al sistema canovista. Con la progresiva industrialización y la consolidación del capitalismo, experimentó un desarrollo, pero sus integrantes conservaban sus malas condiciones de vida y trabajo. Estaba dividido en dos tendencias principales: el anarquismo y el socialismo, ambas revolucionarias. Su ruptura se produjo a raíz del Congreso de Zaragoza de 1872. Esta división fue causa de su debilidad.

Anarquismo

Los ideólogos anarquistas propugnaban la ausencia de todo poder por encima del individuo y la lucha contra el Estado. Criticaban la democracia parlamentaria y rechazaban participar en el juego político de los partidos. Atacaban a la Iglesia y al ejército como bases de la sociedad burguesa; defendían el federalismo y la huelga general revolucionaria.

Socialismo

Propugnaba la creación de partidos políticos de clase que llegaran al poder aprovechando las elecciones en las democracias burguesas. Partía de la lucha de clases y sostenía que, una vez llegado al poder, el proletariado debía establecer una dictadura para controlar el Estado y establecer la sociedad sin clases, con los medios de producción socializados en manos del Estado. La corriente socialista se desarrolló en torno a un partido marxista, el PSOE (Partido Socialista Obrero Español).

2.3. Regionalismo y Nacionalismo

El regionalismo y el nacionalismo fueron movimientos de oposición, potenciados por las burguesías locales. El sistema canovista se mostró incapaz de integrarlos. El regionalismo pretendía la defensa de la región mediante la autonomía administrativa. El nacionalismo sostenía que cada pueblo o nación tiene derecho a ejercer la soberanía sobre su territorio; a cada identidad cultural debía corresponder un Estado independiente. Ambos surgieron, en parte, por el fracaso del liberalismo centralista.

Cataluña

Surgió un movimiento cultural, la Renaixença, que buscaba la recuperación de la lengua y cultura catalanas. Se implantaron los Juegos Florales en 1859. En 1901 nació el primer gran partido político catalán y conservador, la Lliga Regionalista.

País Vasco

Sabino Arana fundó en 1895 el Partido Nacionalista Vasco (PNV). Arana defendía la raza vasca, la lengua (el euskera), el integrismo católico y los fueros tradicionales; reclamaba la recuperación de la independencia de la Nación Vasca. Diseñó la ikurriña (bandera vasca). El PNV osciló entre el independentismo radical y una tendencia más moderada que buscaba la autonomía del País Vasco.

Galicia

El regionalismo fue más tardío y emergió como reacción contra el atraso secular de Galicia. Se inició con el Rexurdimento, movimiento cultural de intelectuales que defendían la lengua y la cultura gallegas.

Otras regiones

En Andalucía hubo un primer intento de regionalismo con Blas Infante, que tardaría mucho tiempo en consolidarse. Lo mismo ocurrió en Valencia, Aragón y Baleares, con menor intensidad durante este periodo.