Contexto Histórico: La Guerra de la Independencia y la Crisis del Antiguo Régimen
La Constitución de 1812, conocida popularmente como “La Pepa”, fue promulgada en un contexto de profunda crisis política y social en España. La invasión francesa y la Guerra de la Independencia (1808-1814) no solo representaron un conflicto bélico contra una potencia extranjera, sino que también evidenciaron las grandes debilidades del Antiguo Régimen en España. El rey Fernando VII había abdicado en Bayona a favor de Napoleón, quien a su vez cedió la corona a su hermano, José Bonaparte. Esta situación generó un vacío de poder que fue aprovechado por las juntas locales y provinciales para asumir la soberanía y organizar la resistencia contra los franceses.
La resistencia española fue un fenómeno complejo que involucró a diversos sectores de la sociedad. A pesar de que el ejército regular español, compuesto por unos 170.000 hombres, sufrió importantes derrotas, la guerrilla se convirtió en un factor clave para desgastar a las tropas napoleónicas. Se estima que en un inicio había alrededor de 250.000 personas en el ejército, pero la resistencia popular y la formación de guerrillas fueron cruciales para la lucha contra los franceses. Napoleón subestimó la capacidad de resistencia de los españoles y se vio obligado a destinar un gran número de tropas a la península ibérica, lo que debilitó su posición en otros frentes europeos.
Las Cortes de Cádiz y la Redacción de la Constitución
En este contexto de guerra y vacío de poder, se convocaron las Cortes Generales y Extraordinarias en Cádiz, una ciudad que permanecía libre del dominio francés y que contaba con la protección de la armada británica. Las Cortes se erigieron como una alternativa al gobierno de José Bonaparte y buscaron establecer un nuevo orden político basado en principios liberales. Aunque inicialmente se formó una Junta Central con un carácter conservador, la presión de la burguesía y de los comerciantes extranjeros, muy influyentes en Cádiz, obligó a ceder ante las demandas de un cambio más profundo.
Las Cortes de Cádiz, que iniciaron sus sesiones en septiembre de 1810, reunieron a representantes de diversos territorios de la monarquía española, incluyendo las colonias americanas. Sin embargo, la composición de las Cortes no reflejaba la realidad social del país. La alta nobleza, la jerarquía eclesiástica, los campesinos y las mujeres no estuvieron representados. En cambio, predominaron los miembros de las clases medias, como eclesiásticos, abogados, funcionarios públicos, militares, catedráticos y miembros de la burguesía comercial e industrial.
Principales Características de las Cortes
- Carácter Constituyente: Las Cortes se declararon constituyentes, es decir, con la potestad de elaborar una nueva constitución para el reino.
- Defensa de la Soberanía Nacional: Se proclamó que la soberanía residía en la nación, y no en el monarca, un principio revolucionario para la época.
- Representación Nacional: Se estableció que todos los ciudadanos tenían los mismos derechos, independientemente de su origen o estatus social.
Tendencias Ideológicas en las Cortes
Dentro de las Cortes, se distinguieron dos grandes tendencias ideológicas:
- Liberales: Partidarios de reformas profundas y de la instauración de un régimen liberal basado en la soberanía nacional, la división de poderes y el reconocimiento de derechos individuales. Eran mayoritarios en Cádiz y contaban con el apoyo de la prensa.
- Absolutistas: Defensores del Antiguo Régimen y de la monarquía absoluta. Tenían una fuerte influencia en el clero y utilizaban los púlpitos de las iglesias para difundir sus ideas.
La Labor Legislativa de las Cortes: Decretos y Reformas
Además de la redacción de la Constitución, las Cortes de Cádiz aprobaron una serie de decretos que buscaban transformar las estructuras políticas, económicas y sociales del país:
- Libertad de Imprenta: Se aprobó el decreto de libertad de imprenta, que suprimía la censura previa para los escritos políticos, aunque no para los religiosos.
- Abolición del Régimen Señorial: Se eliminaron los señoríos jurisdiccionales, lo que supuso un duro golpe para la nobleza y un paso importante hacia la modernización de la administración.
- Supresión de los Gremios: Se abolieron los gremios, organizaciones medievales que regulaban la actividad artesanal, con el objetivo de fomentar la libre competencia y las relaciones capitalistas de producción.
- Reforma Agraria: Se impulsó una tímida reforma agraria que incluía la venta en pública subasta de tierras comunales y baldíos, así como la desamortización de algunos bienes eclesiásticos. También se ordenó la supresión de la Mesta, una poderosa organización de ganaderos.
- Supresión de la Inquisición: Se decretó la abolición de la Inquisición, una institución que se consideraba un obstáculo para la libertad de pensamiento y el progreso científico.
El Texto Constitucional de 1812
La Constitución de 1812, promulgada el 19 de marzo de 1812, día de San José (de ahí el sobrenombre de “La Pepa”), fue un texto extenso y detallado que regulaba todos los aspectos de la vida política y los derechos de los ciudadanos. Se inspiraba en los principios del liberalismo político y buscaba establecer un Estado unitario y centralizado que reconociera los derechos de todos los españoles, tanto de la península como de las colonias americanas. Se abolían los privilegios estamentales y se proclamaba la igualdad ante la ley.
Principios Fundamentales de la Constitución
- Soberanía Nacional: La soberanía residía en la nación, y no en el rey.
- División de Poderes: Se establecía una monarquía parlamentaria con un sistema unicameral. Las Cortes, elegidas por sufragio universal masculino indirecto y complejo, tenían amplias facultades legislativas. Se excluía a los jornaleros y a los ciudadanos sin propiedades.
- Derechos Individuales: Se reconocían derechos como la libertad de imprenta, la igualdad ante la ley, la inviolabilidad del domicilio y el derecho de propiedad.
- Centralización Administrativa: Se promovía un modelo de Estado centralizado con una administración uniforme, un ejército nacional, un sistema fiscal único y un mercado nacional libre de aduanas interiores.
El Retorno de Fernando VII y la Abolición de la Constitución
Tras la derrota de Napoleón y el fin de la Guerra de la Independencia, Fernando VII regresó a España en 1814. A pesar de que inicialmente había jurado la Constitución, el rey, apoyado por los sectores absolutistas, la derogó y restauró el absolutismo. Se inició así el Sexenio Absolutista (1814-1820), un período de represión contra los liberales.
En 1820, un pronunciamiento militar liderado por el teniente coronel Rafael del Riego obligó a Fernando VII a jurar de nuevo la Constitución de 1812. Se inauguró entonces el Trienio Liberal (1820-1823), durante el cual se restablecieron las reformas aprobadas por las Cortes de Cádiz. Sin embargo, este período fue breve. En 1823, la intervención de la Santa Alianza, a petición de Fernando VII, puso fin al Trienio Liberal y restauró el absolutismo por segunda vez. Se inició la Década Ominosa (1823-1833), caracterizada por una feroz represión contra los liberales.
Legado de la Constitución de 1812
A pesar de su corta vigencia, la Constitución de 1812 tuvo una enorme influencia en la historia de España y de América Latina. Se convirtió en un símbolo del liberalismo y en un referente para los movimientos constitucionales posteriores. Su legado perduró a lo largo del siglo XIX y su espíritu se reflejó en las constituciones liberales que se promulgaron en España y en las nuevas repúblicas hispanoamericanas tras su independencia.