La Desamortización de Mendizábal
La desamortización, primero de los bienes eclesiásticos y luego de los pueblos, fue la medida práctica de mayor trascendencia tomada por los gobiernos liberales y se desarrolló durante todo el siglo XIX, entrando incluso en el XX. El hecho de desamortizar suponía dos momentos bien diferenciados: primero, la incautación por parte del Estado de esos bienes y segundo, la puesta en venta, mediante pública subasta, de los mismos.
Hubo varias desamortizaciones: la de Godoy (1798), la de las Cortes de Cádiz (1811-1813), la del Trienio Liberal (1820-1823), la de Mendizábal (1836-1851) y la de Pascual Madoz (1855-1924).
La Desamortización de Mendizábal (1836-1851)
La puesta en práctica del decreto de Mendizábal trajo la ruptura de las relaciones diplomáticas con Roma y removió y dividió la opinión pública. Cuando en 1835 llegó desde Londres para presidir el Gobierno, lo que le preocupaba era garantizar la continuidad en el trono de Isabel II. Para ello era necesaria ganar la guerra carlista, que resultaba incierta. Para fortalecer la credibilidad del Estado ante futuras peticiones de crédito a instituciones extranjeras, era preciso eliminar la deuda pública.
El decreto desamortizador, publicado en 1836 en medio de la guerra civil con los carlistas, puso en venta todos los bienes del clero regular. Al año siguiente, otra ley amplió la acción, aunque la ejecución de esta última se llevó a cabo durante la regencia de Espartero.
Objetivos de la Desamortización de Mendizábal
Con la desamortización de Mendizábal se pretendían lograr varios objetivos a la vez:
- Ganar la guerra carlista.
- Eliminar la deuda pública.
- Atraer a las filas liberales a los beneficiarios de la desamortización.
- Solicitar nuevos préstamos.
- Cambiar la estructura de la propiedad eclesiástica, la Iglesia sería reformada y transformada en una institución del nuevo régimen.
Consecuencias de la Desamortización
El proceso de desamortización trajo consigo una expansión de la superficie cultivada y una agricultura más productiva. Otras consecuencias fueron:
- La aparición de un proletariado agrícola, formado por campesinos sin tierra, jornaleros sometidos a duras condiciones de vida y trabajo.
- La conformación de una burguesía terrateniente que pretendía imitar a la vieja aristocracia.
- Apenas varió la situación desequilibrada de predominio del latifundio en el centro y el sur de la Península y el minifundio en el área del norte y noroeste.
La Constitución de 1837
Con lo establecido en la Constitución de 1812, se celebraron en septiembre y octubre de 1836 las elecciones para diputados a las Cortes Constituyentes, las que se convocan para proporcionar una Constitución al país. El clima fue de general indiferencia de acuerdo con el sufragio censitario. Las razones de esta indiferencia influyeron en la preocupación por la guerra civil y la misma desorientación política. Durante cerca de nueve meses, las Cortes fueron elaborando la nueva Constitución, que al fin juró María Cristina el 18 de junio de 1837.
Su promulgación se produjo en un momento comprometido para los liberales isabelinos porque la expedición real se había puesto en marcha desde Navarra para alcanzar Madrid. Esa Constitución resultó ser un elemento de unión de los grupos liberales ante el peligro común. En el preámbulo del texto se sobreentiende que la soberanía nacional reside en la nación.
Principales Características de la Constitución de 1837
- Reforzamiento de la Corona.
- Parlamento bicameral.
- Ley electoral restrictiva (en las elecciones de 1837 fueron llamados a votar el 2% de la población).
- Libertad de prensa.
- Poder otorgado a los ayuntamientos (elegidos por sufragio universal masculino).
- Milicia Nacional dependiente de los ayuntamientos.
El Trienio Moderado (1837-1840)
Las elecciones de 1837 supusieron un triunfo de los moderados. Evaristo Pérez de Castro era el presidente de un gobierno con problemas económicos por la guerra carlista. El moderado Narváez y el progresista Espartero representaban bandos contrarios dentro del liberalismo y su rivalidad era manifiesta.
Espartero ganó predicamento tras vencer en la guerra carlista y firmar en agosto de 1839 el Convenio de Vergara que ponía fin a la misma. La elección de los alcaldes por los vecinos motivó la formación de juntas por todos sitios y una efervescencia social. La reina pidió a Espartero que reprimiera las protestas y este pidió un gobierno progresista y la disolución de las Cortes. La reina le nombró presidente, renunció a la regencia y se marchó a Francia.
El Problema Carlista y la Primera Guerra (1833-1839)
a) Análisis de los Bandos Enfrentados
Fernando VII murió en 1833 el 29 de septiembre. Su hermano Carlos María de Isidro reclamaba el trono desde Portugal. Muchos le siguieron. Otros siguieron fieles a la reina regente y a su hija Isabel.
El Bando Carlista
se encuadraron los absolutistas, es decir, partidarios del Antiguo Regimen, eran partidarios del absolutismo, de la importancia de la iglesia y la defensa de los fueros, esta defensa foral arrastrará a las provincias vascas y a Navarra a la causa carlista. En el carlismo militaban altos funcionarios ultraconservadores, la nobleza, el ejercito, el bajo clero, el campesinado y los artesanos. Las zonas carlista fueron Álava, Guipúzcoa, Vizcaya, Navarra. (SEGUNDA CHULETA)