La Crisis de la Monarquía Borbónica y la Guerra de Independencia en España

Introducción

Durante la edad moderna, el Antiguo Régimen entra en crisis a causa de las revoluciones liberales del siglo XVIII y la difusión de ideas ilustradas, dando paso al liberalismo político y al capitalismo. En España, el siglo XIX está marcado por la invasión de los franceses, la Guerra de Independencia y una lucha ideológica entre el liberalismo y el tradicionalismo monárquico.

Crisis de la Monarquía Borbónica. Monarquía de Carlos IV (1788-1808)

Tras la Revolución Francesa, la monarquía de Carlos IV cierra las fronteras y detiene los programas ilustrados reformistas para evitar la propagación de las ideas revolucionarias. Carlos IV declara la guerra a Francia en 1793 (llamada Guerra del Rosellón), que acaba en derrota española con la Paz de Basilea (1795). Nombra a Godoy como gobernador y España se alía con Francia liderada por Napoleón. Al ser aliado, tiene conflicto con Gran Bretaña y causa la Batalla de Trafalgar, en la cual la Armada española pierde. Esto causa una gran crisis económica y el descontento de la población, la nobleza y Fernando VII hacia Godoy por la subida de impuestos. Esta situación empeora con la firma del Tratado de Fontainebleau, que les permitía entrar en España para conquistar Portugal, aliada inglesa. En 1808 estalla un Motín de Aranjuez (nobleza y el príncipe) en contra de Godoy y Carlos IV. Este pide ayuda a Napoleón, quien se aprovecha de la situación para conquistar. Llama a Carlos IV y Fernando VII a Bayona, donde ambos abdican. Napoleón nombra a José I Bonaparte como rey e inicia una reforma (Código de Bayona) en la cual reconoce la igualdad de los españoles ante la ley, impuestos, etc., y abole el régimen señorial y la desvinculación de mayorazgos. Pero los roces con las tropas invasoras hacen que aparezca un levantamiento popular antifrancés que estalla el 2 de mayo en Madrid.

La Guerra de Independencia (1808-1814)

En 1808, la familia real se prepara para irse a Bayona, ya que la población de Madrid se reúne en el palacio. Los franceses dirigidos por Murat reprimen violentamente el levantamiento, que se expande por toda España y crea unas juntas locales en contra de los militares franceses dirigidas por la Junta Central, que cederá sus poderes a una Regencia y a las Cortes.

Fases de la guerra

  1. 1808. Éxito inicial de los ejércitos españoles e ingleses. La Batalla de Bailén (Jaén) supone tal descalabro que obliga a José I a abandonar Madrid y a aumentar el número de las fuerzas francesas que serán comandadas por el propio Napoleón.
  2. 1809-1812. El ejército napoleónico va venciendo (Paso de Somosierra y Batalla de Ocaña entre los hechos de mayor relevancia) y toda la España peninsular queda ocupada excepto la ciudad de Cádiz. Pero la guerrilla convierte todo el territorio en campo de batalla sin cuartel.
  3. 1812-13. El ejército francés se ve muy debilitado por el descalabro que sufrió en Rusia. Las tropas hispano-británicas comandadas por Wellington consiguen varias victorias. La Paz de Valençay (1813) pone fin a la guerra y abre las puertas al retorno de Fernando VII como rey.

El bando afrancesado

Reconoce el poder francés y a José I como rey. Minoría de reformistas con ideas ilustradas.

El bando patriota

Rechaza el dominio francés, considera a Fernando VII como rey, está dividido en:

  • Liberales
  • Absolutistas

Las Cortes de Cádiz

La Junta Suprema Central se había mostrado incapaz de dirigir la guerra y decidió disolverse en enero de 1810, no sin antes iniciar un proceso de convocatoria de Cortes para que los representantes de la nación decidieran sobre su organización y su destino. Mientras se reunían las Cortes, se mantenía una regencia formada por cinco miembros y se organizó una “consulta al país”, a través de las Juntas provinciales o de los ayuntamientos, sobre las reformas a realizar por las Cortes. Encontraban el poder absoluto del monarca.

Las Cortes se abrieron en septiembre de 1810 y el sector liberal consiguió su primer triunfo al forzar la formación de una cámara única, frente a la tradicional representación estamental.

Constitución de 1812

Se impuso la soberanía nacional y la monarquía constitucional como forma del Estado. En ella se recogía la separación de poderes. El poder ejecutivo quedaba en manos del monarca. El poder legislativo sería compartido en las Cortes con el Rey. Era el monarca el que conservaba el poder ejecutivo, aunque siempre con autorización de las Cortes.

También se recogían en la Constitución cuestiones como la igualdad ante la ley, los derechos individuales, como la libertad de imprenta, el derecho de sufragio para los varones mayores de 25 años. La Constitución de 1812 era confesional, al señalar el catolicismo como la religión de los españoles; el territorio se dividía en provincias, para cuyo gobierno interior se creaban las diputaciones provinciales y ayuntamientos.

El Reinado de Fernando VII (1814-1833)

Terminada la Guerra de Independencia, las Cortes y la regencia del Reino se trasladaron a Madrid, aguardando el retorno del monarca. Este fue a Valencia y diputados absolutistas le presentaron el “Manifiesto de los Persas”, por el cual Fernando VII disolvió las Cortes y anuló la Constitución de 1812 y restablece el absolutismo con el Real Decreto de 1814.

El Sexenio Absolutista (1814-1820)

Vuelve la Inquisición, el retorno a los privilegios estamentales de la nobleza y el clero y la desaparición de las libertades individuales y de los derechos de los ciudadanos, que de nuevo son súbditos.

El Trienio Liberal (1820-1823)

Se volvió a suprimir la Inquisición y los privilegios y se pusieron en marcha medidas desamortizadoras sobre los bienes eclesiásticos (expropiaciones).

En 1823, las potencias absolutistas de Europa, organizadas en la Santa Alianza, decidieron intervenir militarmente en España. Un ejército francés al mando de Angulema, los llamados Cien Mil Hijos de San Luis, resturan a Fernando VII como rey absoluto.

La Década Absolutista (1823-1833)

El rey consideró ilegales y derogó todos los actos del gobierno liberal, abolió nuevamente la Constitución y persiguió de nuevo duramente a los liberales.

En 1830 nace su hija Isabel y modificó la Ley Sálica.

Con la muerte del rey, en 1833, quedaba abierto un conflicto sucesorio e ideológico, que derivó en una Guerra Civil conocida como Las Guerras Carlistas.

Conclusión

La Guerra de la Independencia fue un acto más patriótico que liberal, por lo que no fue difícil para Fernando VII el poner final a la aventura de la Constitución de 1812. Pero a partir de su muerte en 1833, el liberalismo se instauraba de forma definitiva.

En cualquier caso, la Constitución de Cádiz 1812 supuso una gran conquista histórica al poner en sus artículos un modelo de vida político y social que tardaría en hacerse realidad. Con ella, desaparecía el Antiguo Régimen.recía el Antiguo Régimen.