La Crisis de la Restauración (1875-1923)
La Baja Edad Media: Un Periodo de Crisis
La Baja Edad Media (ss. XIV-XV), se caracterizó por: la crisis agraria, provocada por la presión fiscal y las malas cosechas que causó un aumento de la mortalidad por la peste negra (1348-1351); la crisis política, causada por las revueltas nobiliarias que intentaron recuperarse de sus pérdidas económicas, y las tensiones sociales que provocaron el estallido de conflictos como rebeliones campesinas contra los señores, luchas entre bandos nobiliarios rivales y movimientos antisemitas, ya que se acusó a los judíos de la peste negra (asalto a las juderías catalanas, 1348).
La Corona de Castilla en la Baja Edad Media
En la Corona de Castilla, se produjo la unión definitiva con el reino de León (Fernando III, 1230), la conquista de Murcia y el Guadalquivir, el control del Estrecho y la expansión por el Atlántico y la conquista de Granada (1492), destacando aún así, las derrotas frente a Portugal (batalla de Aljubarrota – 1385). La crisis del siglo XIV, favoreció el descontento popular (revuelta de los irmandiños y pogromos antisemitas -1391-) y nobiliar, que desembocó en guerras civiles entre Pedro I y Enrique de Trastámara, revueltas contra Álvaro de Luna, por su intento de reforzar el poder real frente a la nobleza, o Enrique IV de Castilla, destronado simbólicamente en la Farsa de Ávila.
La Corona de Aragón en la Baja Edad Media
La Corona de Aragón, tras la conquista de Baleares, se expandió por el Mediterráneo (Sicilia, Cerdeña, Nápoles, Atenas y Neopatria). Mantuvo conflictos con Francia y Castilla. La muerte de Martín I sin herederos provocó el entronamiento de la dinastía Trastámara con el Compromiso de Caspe (1412) y Fernando de Antequera. Hubo importantes conflictos sociales, así como guerras civiles como la que enfrentó a Juan II y nobles opositores. En cuanto al reino de Navarra, con el matrimonio entre Juana I y Felipe IV de Francia, colocó a Navarra bajo la dependencia de éste. La situación cambió cuando Blanca de Navarra se casó con Enrique IV de Castilla. Hubo enfrentamientos sociales (entre agramonteses y beamonteses), y dinásticas (entre Juan de Navarra y su hijo, Carlos, el príncipe de Viana), así como guerras contra Castilla.
La Crisis de la Restauración: Factores Determinantes
La crisis de la Restauración se aceleró por varios factores que explican el golpe de estado de Primo de Rivera en septiembre de 1923: la prolongada inestabilidad política, la división interna de los partidos y el auge de los movimientos de oposición; la conflictividad social que derivaba en huelgas, atentados, pistolerismo…; los reveses militares en Marruecos y el propio descontento dentro del Ejército por el Expediente Picasso.
La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)
En septiembre de 1923, el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, perpetró un golpe de Estado mediante una dictadura temporal. El golpe contó con el apoyo del Ejército y la burguesía. El destino de Alfonso XIII quedó ligado al de la dictadura, al aceptar el golpe y encargar a Primo de Rivera la formación de un nuevo Gobierno. La dictadura se dividió en dos etapas:
El Directorio Militar (1923-25)
Compuesto exclusivamente por militares. Puso fin al sistema de la Restauración. Sus primeras medidas fueron el cierre del Parlamento, suspensión de la Constitución de 1876, censura de prensa, centralización del Gobierno, represión del catalanismo, prohibición del uso de la bandera y limitación del catalán al ámbito privado. En los primeros años logró un importante apoyo social gracias al restablecimiento del orden público y por la victoria en la guerra de Marruecos. Los ataques de Abd el-Krim en el protectorado francés, hicieron que Primo de Rivera cambiase su política, acordándose una acción militar conjunta (Desembarco de Alhucemas, 1925), que permitió recuperar los territorios perdidos en el desastre de Annual.
El Directorio Civil (1925-30)
Los éxitos llevaron a Primo de Rivera a intentar perpetuarse en el poder. Para ello, constituyó un nuevo Gobierno formado por civiles. El Directorio Civil persiguió tres grandes objetivos que fueron:
- La Paz social: Primo de Rivera intentó atraerse a líderes sindicales socialistas como Largo Caballero (UGT).
- La Prosperidad económica: la dictadura impuso una política económica intervencionista, los monopolios estatales en sectores estratégicos y la construcción de infraestructuras.
Sin embargo, aunque la economía prosperó favorecidamente, aumentó la deuda pública y se devaluó la peseta. Primo de Rivera creó un nuevo partido, la Unión Patriótica, y un nuevo parlamento, la Asamblea Nacional Consultiva, que debía elaborar una constitución. El resultado fue un fracaso y la Asamblea Nacional quedó debilitada.
El Fin de la Dictadura y el Surgimiento de la Segunda República
La conflictividad aumentó a partir de 1928 debido a varios factores: la reorganización de la oposición donde conservadores y liberales exigieron elecciones. Los partidos republicanos formaron Alianza Republicana apoyados por Ortega y Gasset y Unamuno. El catalanismo reforzó la presión contra la política centralista; el aumento de la movilización obrera (reorganización de la CNT y fundación de la FAI); la división en el Ejército que dio lugar a varias intentonas golpistas como la “Sanjuanada”. Ante la pérdida de apoyos al régimen, Alfonso XIII forzó la dimisión de Primo de Rivera en enero 1930. El rey nombró presidente a Dámaso Berenguer cuyo Gobierno fue conocido como “Dictablanda”, con la misión de volver al sistema de la Restauración, pero fue incapaz por el aumento de la conflictividad laboral y la movilización de los partidos republicanos (Acción Republicana, de Manuel Azaña, Partido Republicano Radical de Lerroux o la Derecha Liberal Republicana de Niceto Alcalá-Zamora).
La Proclamación de la Segunda República
La oposición antimonárquica firmó el Pacto de San Sebastián (1930), que integró a republicanos, nacionalistas y al PSOE. Se creó un Comité Revolucionario, presidido por Alcalá-Zamora, para preparar la proclamación de la Segunda República mediante un pronunciamiento militar. Un grupo de intelectuales (Ortega y Gasset) tomaron partido y crearon la Asociación al Servicio de la República. El almirante Aznar, sustituyó al general Berenguer como jefe de Gobierno en febrero de 1931, y convocó elecciones municipales para abril. Aunque los republicanos obtuvieron menos votos, ganaron en la mayoría de las ciudades, lo que sirvió para proclamar la Segunda República (14 abril 1931). Alfonso XIII partió para el exilio en Italia poniendo fin a su reinado.