La Cuestión Colonial: Cuba, Filipinas y el Desastre
Entre la Paz de Zanjón (1878), que puso fin a la Guerra de los Diez Años, y el inicio de la última guerra cubana (1895), los gobiernos españoles tuvieron 17 años para introducir en la colonia algunas reformas defendidas por los autonomistas isleños. Sin embargo, la economía cubana y la falta de voluntad política favorecieron el surgimiento de nuevas revueltas que condujeron a la independencia.
A. Planteamientos de la Cuestión: Naturaleza del Problema y Causas de las Guerras Cubanas
Las tres guerras cubanas (Guerra de los Diez Años, Guerra Chiquita y Guerra de Independencia) estuvieron motivadas por la conciencia emancipadora de los isleños. Se trataba de un deseo de libertad y de igualdad, ya que no gozaban de los derechos conseguidos por los españoles en las revoluciones liberales. Cuba y Filipinas estaban sometidos al poder centralista de España, no tenían autonomía administrativa ni derechos políticos de representación.
Cuba tenía un gran interés económico para España por las exportaciones de tabaco y azúcar, muy ligado al mercado de Norteamérica. El factor comercial fue otro desencadenante del conflicto, especialmente el casi monocultivo de azúcar y tabaco. El monopolio que mantenía España se oponía al tratado de libre comercio que exigían los Estados Unidos.
B. La Guerra Cubana y Filipina (1895-1898): Etapas
El líder cubano fue José Martí, que había fundado el Partido Revolucionario Cubano. La guerra se desarrolló en tres etapas:
- Primera etapa: Los rebeldes se sublevaron en la parte oriental de la isla y utilizaron la guerra de guerrillas. La lucha contra los sublevados fue dirigida por el general Martínez Campos, que utilizó métodos apaciguadores, pero los rebeldes se extendieron por toda la isla, hasta La Habana llegó a estar amenazada.
- Segunda etapa: Se impulsó la estrategia dura con parte de la población rural rebelde encerrada en campos de concentración y con el empleo del terror como método de guerra.
- Tercera etapa: El gobierno liberal de Sagasta concedió la autonomía completa de la isla, lo que suponía igualar en derechos a los cubanos y extender el sufragio universal masculino. Era ya tarde y no fue aceptada por los rebeldes ni por los norteamericanos.
C. Intervención de los Estados Unidos y Guerra Hispanoamericana
La causa de la intervención norteamericana en Cuba fue la estrategia del imperialismo comercial. Existían grandes intereses económicos en Norteamérica. Las flotas de España fueron destruidas primero en Filipinas y luego en Cuba el 3 de julio de 1898. Las fuerzas terrestres americanas desembarcaron en las tres islas.
España, derrotada, firmó el Tratado de París en diciembre de 1898. En este tratado, España vende Filipinas a Estados Unidos y le cede la administración de Cuba y Puerto Rico. Además, vendió a Alemania las islas Palaos y Marianas, en el Pacífico.
Las Consecuencias del Desastre: El Regeneracionismo (1898-1902)
A. Las Consecuencias de 1898
La pérdida de las colonias no acarreó las terribles consecuencias que se temían: ni grandes disturbios públicos, ni protestas militares. En parte fue un gran alivio: las masas del pueblo no sintieron la pérdida como algo transcendental. No hubo grandes efectos económicos, salvo en el sector textil catalán y la pérdida de mercados. Al contrario: la bolsa se estabilizó al saberse la derrota de la Bahía de Santiago, y en los tres o cuatro años siguientes la economía española experimentó un notable y especular crecimiento.
Pero sí hubo una gran preocupación nacional por el sentimiento de desastre, tanto en la Generación del 98 como en el Regeneracionismo.
B. Crisis de la Conciencia Nacional: El Regeneracionismo
Las reflexiones frente a los desastres del sistema restauracionista vienen de antes del 98. Se trata de las críticas de intelectuales como Joaquín Costa, Lucas Mallada en Los males de la patria, o en El problema nacional: hechos, causas y remedios (1898).
Joaquín Costa fue el más destacado y activo. Defiende la modernización impulsada por la política educativa, por las transformaciones de la agricultura, grandes planes de irrigación mediante una política hidráulica. Todos tienen en común su crítica al régimen parlamentario caciquil, el deseo de grandes reformas administrativas, el impulso de grandes transformaciones económicas y la europeización. Pero no hicieron crítica política, ni hablaron del desastre, ni aportaron soluciones, hablaron de las tierras de España, descubrieron la esencia de lo castellano. Es una corriente literaria que surge impulsada por los vientos de renovación artística ligado al espíritu de fin de siglo europeo, al Modernismo.
C. La Protesta Social de Comerciantes y Agricultores
Algunas de estas críticas se plasmaron en las protestas de las cámaras agrarias y de comercio. Las primeras llegaron a crear la Liga Nacional de Productores en 1899, que al unirse con las cámaras de comercio crearon la Unión Nacional. Se trataba de defender los intereses de amplios sectores de las clases productoras, entre las que había numerosos propietarios, comerciantes e industriales. Estaban preocupados por la situación de desastre y estancamiento económico de la economía española. Sus planteamientos eran el fomento de la riqueza, las reformas administrativas, la reducción de gastos del estado… El movimiento todavía era débil para enfrentarse al caciquismo y romper con la opinión pública que tenían los dos partidos dinásticos. Pero fue la primera gran advertencia al régimen de la Restauración.