El Hundimiento del Antiguo Régimen y la Constitución de 1812
Coincidiendo con la Guerra de la Independencia, se inicia un proceso de hundimiento del Antiguo Régimen en España. En las zonas donde triunfó el levantamiento popular, se destituyeron las autoridades y se crearon Juntas locales y provinciales. La necesidad de coordinación llevó a la formación de la Junta Suprema Central en 1808, que asumió el poder político y la dirección de la guerra.
En 1810, la Junta Suprema Central convocó una reunión extraordinaria de las Cortes en Cádiz. Estas Cortes, representando a la nación y no al rey, rechazaron el absolutismo y reconocieron el poder de formular una constitución. La Constitución de 1812, aprobada el 19 de marzo, estableció una monarquía parlamentaria con soberanía nacional y división de poderes.
Tendencias Ideológicas en las Cortes de Cádiz
- Liberales: Partidarios de reformas revolucionarias, defendían la soberanía nacional, la división de poderes y la igualdad jurídica.
- Jovellanistas: Partidarios de reformas moderadas, buscaban mejorar el sistema político limitando parcialmente el poder del rey.
- Absolutistas: Defensores del viejo absolutismo monárquico, se opusieron a las reformas.
Reformas Liberales y la Constitución de 1812
Los liberales lograron imponer sus propuestas, llevando a cabo una profunda reforma de las instituciones. Se aprobaron decretos y leyes que destruyeron los fundamentos del Antiguo Régimen, como la libertad de imprenta, la supresión del régimen señorial y la abolición de la Inquisición.
La Constitución de 1812 estableció:
- Monarquía parlamentaria.
- Soberanía nacional.
- División de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial).
- Derechos y libertades (igualdad civil, sufragio, libertad de imprenta, etc.).
La Constitución de 1812 fue un hito en la historia de España, pero su vigencia fue corta debido al regreso de Fernando VII y la restauración del absolutismo.
El Reinado de Fernando VII (1814-1833)
Sexenio Absolutista (1814-1820)
Fernando VII, con el apoyo de los absolutistas, restauró la monarquía absoluta y anuló la Constitución de 1812. Se caracterizó por el inmovilismo, la ineficacia y la represión política contra los liberales.
Trienio Liberal (1820-1823)
El pronunciamiento de Rafael Riego en 1820 obligó a Fernando VII a restablecer la Constitución de 1812. Se formaron gobiernos liberales que intentaron desarrollar la obra legislativa de las Cortes de Cádiz, pero la agitación política y la oposición de los absolutistas llevaron a la intervención de la Santa Alianza y al fin del Trienio Liberal.
Década Ominosa (1823-1833)
Fernando VII volvió al poder absoluto y desató una feroz represión contra los liberales. Se llevaron a cabo algunas reformas administrativas y económicas, pero la tensión entre absolutistas y liberales se mantuvo. La cuestión sucesoria tras la muerte de Fernando VII dio inicio a la guerra civil entre carlistas e isabelinos.