La Crisis del Parlamentarismo y la Neutralidad en la Primera Guerra Mundial (1914-1923)

El impacto de la 1ª Guerra Mundial y la crisis de 1917

Durante la I Guerra Mundial (1914-1918), España se mantuvo neutral. Sin embargo, la guerra dividió al país entre aliadófilos (liberales e izquierdas) y germanófilos (conservadores). Desde el punto de vista económico, la guerra produjo un auténtico boom económico, ya que España se convirtió en suministradora de los países en guerra. Aunque produjo consecuencias sociales muy negativas, puesto que el conflicto social aumentó, ya que mientras la burguesía se enriqueció, la clase obrera se vio afectada por la subida de los precios y los bajos salarios.

En este contexto de fuerte conflictividad social se produjo la crisis de 1917, en la que podemos distinguir tres aspectos:

a) La crisis militar: El descontento entre los oficiales peninsulares ante los rápidos y a veces inmerecidos ascensos de los africanistas culminó con la creación de las Juntas Militares de Defensa. El gobierno conservador de Eduardo Dato cedió ante la presión de los militares y aceptó unas juntas que iban en contra de la disciplina militar y de la subordinación del Ejército al poder civil. b) La crisis parlamentaria: Setenta diputados y senadores de la Lliga Regionalista, republicanos, socialistas e incluso algún miembro del partido liberal constituyeron en Barcelona en el mes de julio una Asamblea de Parlamentarios cuyas peticiones más importantes fueron una reforma de la Constitución para democratizar verdaderamente el sistema político y una plena autonomía para Cataluña. c) La crisis social: la huelga general de 1917. Convocada en agosto por CNT y UGT tuvo un amplio seguimiento en las ciudades y se saldó con un centenar de muertos y miles de detenidos. La huelga general, sin embargo, trajo inmediatas consecuencias. Ante el temor a una revolución obrera, las Juntas Militares de Defensa abandonaron sus peticiones y apoyaron la represión contra los huelguistas. Por otro lado, la dimisión de Eduardo Dato y la formación de un gobierno de coalición con la participación de la Lliga Regionalista trajeron la inmediata disolución de la Asamblea de Parlamentarios.

La inestabilidad gubernamental y la conflictividad social

Entre 1917 y 1923 se acentuó la crisis del sistema de la Restauración. El sistema del turno de partidos dejó de funcionar porque, a pesar del caciquismo, ni conservadores ni liberales lograron reunir la mayoría parlamentaria suficiente para poder gobernar solos. Se sucedieron en esos años más de diez gobiernos.

La conflictividad social aumentó. Crecieron espectacularmente los sindicatos, en especial la CNT, y se multiplicó el número de huelgas. El final de la I Guerra mundial produjo una importante crisis económica. Pero el factor principal fue el ejemplo de la revolución soviética que se extendió entre la clase obrera.

Sus repercusiones más importantes fueron:

a) El trienio bolchevique (1918-1921) en Andalucía. Las malas condiciones de vida de los jornaleros hicieron que estos reclamaran mejoras laborales mediante huelgas, ocupaciones de tierras y destrucción de cosechas. b) El pistolerismo en Barcelona. En 1919 se produjo una huelga general que demostró la fortaleza de la CNT y provocó la dimisión del gobierno. La respuesta de los patronos a las huelgas y a los atentados anarquistas fue el cierre de las fábricas y la creación del Sindicato Libre, grupo de pistoleros que actuó con el apoyo policial. La aplicación de la “Ley de Fugas”, pura y simple ejecución sin juicio de los detenidos, agravó aún más el conflicto. Los pistoleros anarquistas asesinaron en 1921 a Eduardo Dato, presidente del gobierno. Los pistoleros de la patronal asesinaron en 1923 al líder anarquista Salvador Seguí.

En medio de este clima revolucionario en 1921 se creó el Partido Comunista de España (PCE) cuando algunos dirigentes socialistas se separaron del PSOE para crear este nuevo partido sometido al liderazgo de los comunistas soviéticos.

La cuestión de Marruecos

En 1921 el ejército español fue derrotado en Annual por los marroquíes dirigidos por Abd el-Krim. Murieron unos 12.000 soldados españoles y se perdieron gran parte de los territorios conquistados durante los doce años anteriores, llegando incluso a peligrar la ciudad de Melilla. La causa de este nuevo desastre fue la imprudencia de algunos generales como Dámaso Berenguer y Fernández Silvestre. Posteriormente, se inició la investigación de las responsabilidades militares y políticas en esta catástrofe (el informe Picasso), en la que resultaron procesados 39 oficiales por negligencia, entre ellos Dámaso Berenguer. Los militares deseaban paralizar este informe y esta fue una de las razones que llevaron a Primo de Rivera al golpe de Estado de 1923.

1.1. El regeneracionismo o revisionismo político

En 1902, Alfonso XIII alcanzó la mayoría de edad y se inició su reinado, marcado por las consecuencias del “desastre del 98” y por el regeneracionismo. El regeneracionismo es un movimiento intelectual y político que apareció después del “desastre del 98” y que se proponía la modernización de España. Criticaban el caciquismo y el atraso económico y social de España. Entre los intelectuales destacó Joaquín Costa cuya obra más importante fue Oligarquía y caciquismo. “Despensa y escuela” era su lema. Proponía una mejora de las técnicas agrícolas y la alfabetización de la población. Otros regeneracionistas fueron Macías Picavea, Mallada o Silvela. Pero también el regeneracionismo influyó en algunos políticos como Silvela, Maura o Canalejas. Esto dio lugar al regeneracionismo o revisionismo político. Se trataba de una nueva generación de políticos que se habían convertido en los nuevos líderes del Partido Conservador y del Partido Liberal después de la muerte de Cánovas (1897) y de Sagasta (1903). Estos nuevos líderes eran Maura y Canalejas. Sin embargo, los proyectos del regeneracionismo político fracasaron y no pudieron evitar la quiebra del sistema político de la Restauración, que se produjo por los siguientes factores:

  • Factores internos:

    • El intervencionismo político de Alfonso XIII: se implicó en los cambios de gobierno y se rodeó del sector más conservador del Ejército, dejándose influir por sus decisiones.
    • La división de los partidos del turno luchas internas entre los nuevos jefes conservadores y liberales.
  • Factores externos:

    • El debilitamiento del caciquismo, paralelo al desarrollo urbano del país.
    • El fortalecimiento de la oposición al régimen de la Restauración: republicanos, nacionalistas, socialistas y anarquistas.
    • El aumento de la conflictividad social entre patronos y obreros.
    • El antimilitarismo, después del desastre del 98, ya que el Ejército, recibía fuertes críticas de republicanos, socialistas y nacionalistas.
    • El anticlericalismo de buena parte de las clases populares. La Iglesia recibía, además, duras críticas de las izquierdas por su dominio sobre la enseñanza y por el aumento del número de religiosos.
    • La “cuestión de Marruecos”.

El primer intento regeneracionista se debió a Antonio Maura, líder del Partido Conservador. Llegó al poder en 1907 e impuso un programa reformista cuyas medidas más importantes fueron:

  • Se impulsó la economía con la Ley de Protección de la Industria Nacional y el Plan de Reconstrucción Naval.
  • Medidas sociales: se estableció el Instituto Nacional de Previsión antecedente de la Seguridad Social actual y se aprobó la ley de descanso dominical.
  • Se modificó, sin éxito, la ley electoral para acabar con el fraude electoral.
  • Se intentó, también sin éxito, aprobar una tímida autonomía para Cataluña.

La Crisis del 98 y la Liquidación del Imperio Colonial

. Tras la independencia de la mayor parte del imperio español a inicios del siglo XIX, sólo las islas de Cuba y Puerto Rico en América, y las islas Filipinas continuaron formando parte del imperio español a finales de siglo. También las islas Marianas y las Palao en el Pacífico. El origen de la crisis del 98 estuvo a la vez en la mala política colonial de los partidos dinásticos, que evitaron reformas administrativas y económicas dirigidas a conceder cierta autonomía a Cuba, así como a los intereses expansionistas de los Estados Unidos. Cuba era la principal exportadora mundial de azúcar y una gran productora de café y tabaco. Las duras leyes proteccionistas impuestas por el gobierno de Madrid para reservar el mercado cubano a los textiles catalanes y las harinas castellanas perjudicaban claramente a los cubanos que podían encontrar productos más baratos en los Estado Unidos. Los criollos descontentos cada vez más con España veían en la autonomía política la mejor defensa de sus intereses económicos. La hegemonía española se basaba en la defensa de los intereses de una reducida oligarquía propietaria de grandes haciendas trabajadas con mano de obra esclava. La abolición de la esclavitud fue tardía. La política represiva de las autoridades españolas contra las reivindicaciones autonomistas y su negativa a la abolición de la esclavitud favoreció el estallido de varias insurrecciones: la Guerra de los Diez Años (1868-1878), que terminaba con la Paz de Zanjón por la que el gobierno español se comprometía a dotar a la isla de una auténtica autonomía; y la Guerra Chiquita. La esclavitud se abolió en Puerto Rico en 1873 y en Cuba en 1880. Pero el compromiso de dotar a la isla de una autonomía se incumplió. Tras la paz de Zanjón se planteó la posibilidad de conceder a Cuba una autonomía, pero las oligarquías españolistas agrupadas en la Liga Nacional frustraron estas propuestas hasta que en 1893 Maura presentó un proyecto autonómico que no llegó a prosperar. Para entonces el movimiento independentista ya se había consolidado gracias al apoyo de Estados Unidos. En 1892 José Martí fundó el Partido Revolucionario Cubano. La insurrección definitiva se produjo en 1895. Esta insurrección conocida como “Grito de Baire” fue liderada por José Martí, Máximo Gómez y Antonio Maceo. De nada sirvió el intento del general Martínez Campos de llegar a un acuerdo con los rebeldes cubanos ni la dureza de los métodos de su sucesor el general Weyler. En 1897, a la muerte de Cánovas, el nuevo gobierno de Sagasta probó la estrategia de la conciliación. Se sustituyó al general Weyler por el general Blanco, más conciliador. Se decretó la autonomía y una amnistía política. Pero estas medidas llegaban demasiado tarde. La ayuda de los EE.UU. a los rebeldes cubanos condujo finalmente a la pérdida de Cuba en 1898. El objetivo de esta ayuda no era la liberación de Cuba, como oficialmente proclamaba el gobierno norteamericano, sino conseguir dominar la isla. Los motivos principales eran: – El interés económico en el azúcar cubano. Cuba era el primer productor mundial.- El control militar sobre el mar Caribe y Centroamérica. El gobierno del presidente McKinley había intentado comprar la isla a España por 300 millones de dólares. Fracasado el intento de compra, EE.UU. buscó una excusa para declararle la guerra a España. Esa excusa fue la explosión del buque de guerra norteamericano Maine en la bahía de la Habana en 1898. Las causas de la explosión, que provocaron la muerte de 260 marineros, se desconocían, pero EE.UU. culpó sin pruebas al gobierno español presidido por Sagasta. Todos estos sucesos fueron aprovechados, además, por los grandes periódicos norteamericanos para desatar una agresiva campaña de prensa antiespañola y reclamar la entrada en guerra. Por su parte en Filipinas la insurrección comenzó en 1896 liderada por José Rizal. Logró frenarse tras la ejecución de José Rizal pero nuevamente resurgió en 1898 a partir de la entrada de los EE.UU. en guerra con España.

La guerra con los EE.UU. fue breve por la superioridad militar de los EE.UU. La armada española quedó destruida en dos enfrentamientos navales: a) En la bahía de Manila (Filipinas) (“la batalla de Cavite”) en mayo de 1898. b) En la bahía de Santiago de Cuba en julio de 1898. La guerra hispano-norteamericana terminó por el Tratado de París (1898). Por este tratado España cedió a EE.UU. la isla de Puerto Rico (actualmente, estado asociado de EE.UU., Filipinas (que sólo consiguió su independencia en la tardía fecha de 1946) y la isla de Guam en el Pacífico (todavía hoy pertenece a EE.UU.). Por otra parte, Cuba alcanzó la independencia, aunque de hecho quedó bajo protección estadounidense hasta mediados del siglo XX. Las consecuencias del desastre del 98, que es como se denomina a la pérdida de las últimas colonias españolas, fueron: a) La derrota se vivió como un trauma nacional, extendiéndose los sentimientos de inferioridad e impotencia. Además, la guerra causó decenas de miles de muertos y mostraba la injusticia del sistema de las quintas. b) La liquidación del imperio colonial español relegaba a España a un papel secundario en el contexto internacional. El desastre del 98 fue el enfrentamiento entre un imperialismo moribundo, el español, y un imperialismo naciente, el de EE.UU. Otras potencias sufrieron su particular 98: Portugal, Italia e incluso Francia. c) La economía española perdió un excelente mercado para sus productos y unas materias primas (azúcar, café) baratas. No obstante, la repatriación de capitales al terminar el conflicto supuso una reactivación económica en España, sobre todo para la industria. d) La oposición política al sistema de la Restauración encabezada por republicanos, socialistas y nacionalistas vascos y catalanes se acrecentó. e) Surgió la “Generación del 98” (Unamuno, Azorín, Baroja…) en cuyas obras está presente el papel de España en la Historia y su relación con la Europa industrializada. También el regeneracionismo, un movimiento intelectual y político que defendía la modernización de España y cuyo principal representante fue Joaquín Costa. Su obra más importante fue “Oligarquía y caciquismo”. Criticaba el caciquismo y el atraso económico y social de España. “Despensa y escuela” era su lema. Proponía una mejora de las técnicas agrícolas (expansión del regadío) y la alfabetización de la población. Otros regeneracionistas fueron Macías Picavea, Mallada o Silvela. Hubo un tímido intento de reacción política con el gobierno conservador de Silvela, que integraba al popular general Polavieja, que planteaba la necesidad de reformas. Estas reformas no se llegaron a realizar. El regeneracionismo estuvo presente en la política española del primer tercio del siglo XX.