La Dictadura de Franco en España: Un Análisis Histórico

La dictadura de Franco se inició en plena Guerra Civil (1936-1939). Durante casi 40 años, España vivió bajo un sistema político que se mantuvo prácticamente sin cambios, a pesar de las transformaciones socioeconómicas y de mentalidad que experimentaba la sociedad española. La muerte de Franco supuso el fin del sistema diseñado y el inicio de la democracia.

El Establecimiento del Régimen Franquista

En los primeros años, el franquismo fue definiendo el sistema institucional de un nuevo estado autoritario. Franco siempre se refirió a la democracia con un término despectivo: “la partitocracia”. Suprimió todos los partidos políticos que consideraba que unían a los españoles (a esto hace referencia el doc.1) para crear un partido único imitando al modelo fascista: “El Movimiento Nacional”, la Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (FET y de las JONS). En él se integraron todas las fuerzas políticas que apoyaron la sublevación del 18 de julio del 36: falanjistas, tradicionalistas y monárquicos.

De este modo, se evitaban las tensiones políticas entre estos partidos, que luchaban por el poder, y se sometía a todas las fuerzas políticas bajo el mando de Franco. Franco se reservó todas las partes del poder: Legislativo, Ejecutivo y Judicial. Era el Jefe del Estado y del Gobierno, además de Jefe Supremo del Ejército.

Franco afirmaba que su figura era providencial y que por designio divino salvaría a España de su destrucción, presentando el golpe de estado del 36 como una cruzada contra el comunismo. El espíritu de cruzada dominó el régimen y justificó cualquier actuación posterior. Además, la Iglesia fue un pilar fundamental del régimen, apoyando y justificando ideológicamente la dictadura.

La Organización Política del Régimen

El resentimiento que tenía Franco a la democracia fue tal que renunció a promulgar cualquier cuerpo legal que pudiese recordar lo más mínimo a las instituciones liberales. En su lugar, fue publicando una serie de leyes fundamentales en las que se definieron los principios antidemocráticos y autoritarios con los que construía el régimen. Este proceso se inició en la Guerra Civil y acabó en 1966, con la publicación de la Ley Orgánica del Estado, que culminaba la organización política del régimen.

El Fuero del Trabajo (1938)

Durante la Guerra Civil, se promulgó el Fuero del Trabajo (1938), en el que se organizaba el mundo laboral y que era la primera ley fundamental del nuevo régimen. Se recogían aspectos como:

  • La prohibición del trabajo nocturno de las mujeres y de los niños.
  • Las vacaciones anuales retribuidas.
  • El descanso dominical y festividades religiosas y civiles.
  • El subsidio familiar.
  • Seguros sociales de vejez, invalidez, enfermedad, maternidad…

El Sindicato Vertical (1940)

El doc. 2 hace referencia a la creación del sindicato vertical en 1940. Con esta organización se pretendía evitar la lucha entre clases. Imitando al fascismo italiano, el sindicato agrupaba a trabajadores y patrones de un modo jerárquico y corporativo.

La Ley Constitutiva de las Cortes (1942)

El doc. 3 alude a la promulgación de la Ley Constitutiva de las Cortes en julio de 1942, que establecía la existencia de una cámara. Su función se limitaba a autorizar todos los proyectos de ley que presentaba el dictador, careciendo de iniciativa legal (doc.3 art.1). Irónicamente, fue llamada con el nombre de “poder resonador”, aludiendo así a los aplausos unánimes con los que eran recibidas las propuestas del dictador.

El art. 2 establece con claridad la composición de las Cortes. Los procuradores tenían procedencia diversa:

  • 50 eran nombrados directamente por Franco entre miembros del clero, militares y miembros de la administración.
  • Otros eran miembros natos: ministros, miembros del Consejo del Estado, el presidente del Consejo del Estado, alcaldes de capitales de provincia, representantes de los sindicatos, rectores de las universidades.

Las Cortes fueron reformadas en el año 1946, en el año 1957, y en 1966 tomó cuerpo definitivo, dándose la entrada a los representantes de las familias (tercio familiar). Así, este sistema de representación restringida, pseudodemocrático, se denominó Democracia Orgánica, a la que Franco puso en contraposición de la democracia liberal, a la que acusaba de culpable de los males del país y la que rechazaba por ser inoperante.

El Franquismo y la Apariencia Democrática

Con el fin de distraer a la opinión internacional en un momento en que se cuestionaba duramente el régimen autoritario franquista por parte de las potencias vencedoras de la 2ª Guerra Mundial, en el año 1945 se promulgó el Fuero de los Españoles, al que se refiere el doc. 4, en el que se presentaban una declaración de deberes, derechos y libertades de los españoles, en los que más bien se reconocían los deberes. Los derechos se recogían sin ningún tipo de garantía democrática, ya que estaban supeditados a las leyes fundamentales.

Con la Ley de Referéndum Nacional de 1945, el franquismo pretendía dar también una cierta apariencia democrática hacia el exterior y se reconocía el derecho de los españoles al voto, que podría ejercerse en consultas electorales sobre determinados asuntos del Estado. Solo en dos ocasiones se hicieron las consultas electorales, pero estuvieron sujetas a todo tipo de manipulaciones propagandísticas y electorales y no se hicieron en un marco de libertad. La primera vez fue en 1947 para aprobar la Ley de Sucesión y en 1966 para aprobar la Ley Orgánica del Estado.

La Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado (1946)

La Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado de 1946 se vio forzada por la ofensiva de las fuerzas monárquicas capitaneadas por el pretendiente al trono español, Don Juan de Borbón, hijo de Alfonso XIII. La ley establecía que España era un reino pero momentáneamente sin rey, ya que el gobierno era de Franco de manera vitalicia y este tenía la potestad de nombrar un sucesor, algo que eligió 20 años después, en 1969, en la figura del hijo de Don Juan de Borbón, Don Juan Carlos de Borbón.

La Represión y el Apoyo al Régimen

El régimen carecía de libertades políticas, no permitía ninguna opinión diferente a la que recogía la única formación permitida, FET de las JONS. La Ley Fundamental de los Principios del Movimiento fue promulgada en 1958. Esta ley permitía la persecución de los que lucharon en el bando vencido. El régimen nunca buscó la reconciliación.

Pero la perduración del régimen franquista no sería posible sin el apoyo totalmente incondicional de ciertos sectores sociales y del poder que están bien analizados en el doc. 5 por un exfalangista, Dionisio Ridruejo.

Los Pilares del Régimen

Así, la Iglesia sirvió de base para justificar el golpe de estado del 36, la guerra y el régimen dictatorial. Consideró la guerra como una Cruzada contra el laicismo y el ateísmo, inevitable ante la desintegración de la nación. La figura de Franco fue presentada como predestinada por Dios.

El régimen duró 40 años gracias a la ayuda de la represión ejercida eficazmente por los medios represivos del sistema, en los que tenía un poder fundamental el ejército, que entró a formar parte de los gobiernos de Franco, a los que les debía obediencia pero del que recibían un gran poder, además de formar parte de sus gabinetes. También era esencial el control del orden público en las calles, por lo que la Policía Armada y la Guardia Civil sirvieron de brazo represor y controlador del régimen perfectamente. España era el país con mayor número de efectivos policiales.

Por otra parte, la Falange y los tradicionalistas fueron grupos políticos que apoyaron el régimen, pero Franco los sometió y los utilizó en su propio beneficio, domándolos a su conveniencia y deshaciéndose de los sectores más opuestos a su poder. Junto con estas fuerzas políticas, Franco contó también con el apoyo de los católicos y los monárquicos, pero también sufrieron la marginación de los sectores más opuestos al régimen. Franco supo jugar con estas fuerzas políticas, sometiéndolas a sus propios intereses y fusionándolas en el único partido político (FET y de las JONS). Intentó que estuvieran siempre presentes en sus gabinetes y su peso fue variando según las circunstancias políticas.

El Apoyo Socioeconómico

El franquismo no sería posible sin los apoyos socioeconómicos con los que contó desde un primer momento: las oligarquías socioeconómicas, descontentas con la política reformista de la 2ª República, apoyaron y financiaron el golpe de Estado y el régimen dictatorial resultante, del que recibieron importantes beneficios económicos y sociales, así como cuotas en el poder. Esto agrandó la fisura entre ricos y pobres.

Pero el régimen también contó con un amplio apoyo de las masas obreras, de los trabajadores del campo, la ciudad y de las clases medias urbanas, manipuladas por los medios propagandísticos del régimen y silenciadas por la represión de toda discrepancia política e ideológica.