La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930): Resumen y Contexto Histórico

La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)

Contexto Histórico y Ascenso al Poder

El nacimiento de la dictadura de Primo de Rivera en España (1923) guarda cierto paralelismo con la dictadura fascista de Mussolini en Italia (1922). Ambos países enfrentaban una crítica situación económica y social, y en ambos casos, el rey consintió y aprobó la liquidación del régimen constitucional previo.

En septiembre de 1923, Primo de Rivera se pronunció contra la legalidad constitucional, exigiendo la transferencia del poder a los militares. El rey Alfonso XIII reaccionó encargándole la formación de un gobierno exclusivamente militar. Primo de Rivera justificó su golpe de estado como una medida necesaria para resolver los problemas del país (indisciplina social, necesidad de orden, amenazas a la unidad nacional), ante la incapacidad de los políticos y la ineficacia de la Constitución de 1876.

El Directorio Militar (1923-1925)

El nuevo gobierno, autodenominado Directorio Militar, comenzó por suspender la Constitución, disolver las Cortes, prohibir las actividades de partidos políticos y sindicatos, y militarizar el orden público.

El dictador intentó demostrar su capacidad para gobernar de forma eficaz. Creó un nuevo partido desde el poder, la Unión Patriótica, como alternativa a los partidos tradicionales. Su objetivo era proporcionar apoyo social a la dictadura. Con la excusa de eliminar el caciquismo, disolvió los Ayuntamientos y los reemplazó por juntas gestoras designadas a dedo, lo que en la práctica significó sustituir un tipo de caciquismo por otro.

La Guerra de Marruecos

En Marruecos, Primo de Rivera logró un éxito importante: el fin de la guerra. Esto se debió en parte a un error del líder rifeño, Abd el Krim, quien tras victorias contra el ejército español, amenazó la zona francesa de Marruecos. Francia decidió colaborar con Primo de Rivera, y mediante una operación conjunta (el desembarco de Alhucemas), derrotaron a las fuerzas rifeñas en 1925.

El Directorio Civil (1925-1930) y la Consolidación del Régimen

En 1925, Primo de Rivera reemplazó el Directorio Militar por un Directorio Civil, con ministros como Calvo Sotelo, provenientes del catolicismo conservador. Intentó consolidar su régimen creando una Asamblea Nacional, una cámara sin capacidad legislativa ni de control del gobierno, de inspiración corporativa y autoritaria, compuesta por personas adictas a la dictadura.

Política Económica

La dictadura coincidió con una etapa de expansión económica internacional (los “felices años 20”). Esta bonanza económica (aumento de inversiones, disminución del paro) llegó a España en 1925 y contribuyó a consolidar el régimen. El Estado intervino en la economía fomentando las obras públicas (carreteras, ferrocarriles) y creando monopolios estatales (Telefónica, CAMPSA). Se aplicó una política proteccionista, con ayudas a industrias nacionales. Este intervencionismo, sin una reforma fiscal, aumentó el gasto público y el déficit, lo que sería un problema para gobiernos posteriores.

Política Social

En el ámbito social, la dictadura también intervino para eliminar conflictos. Se creó la Organización Corporativa Nacional, que promovía comités paritarios (patronos y obreros) para regular las condiciones laborales y mediar en conflictos. Primo de Rivera buscó la colaboración de la UGT, mientras que reprimió a la CNT, que tuvo que pasar a la clandestinidad. En este contexto nació la Federación Anarquista Ibérica (FAI) en 1927.

Centralismo y Oposición al Regionalismo

La dictadura se caracterizó por un fuerte centralismo y un rechazo al regionalismo, especialmente al catalán. Se suprimió la Mancomunidad de Diputaciones (1925) y se prohibió el uso público del catalán y la sardana. Esto le hizo perder el apoyo de la burguesía catalana (Lliga Regionalista) y aumentó el nacionalismo catalán.

Caída de la Dictadura

El apoyo inicial a Primo de Rivera se fue deteriorando. Diversos sectores se opusieron a la dictadura: anarquistas, comunistas, republicanos, regionalistas y nacionalistas, algunos dirigentes conservadores y liberales, militares, intelectuales (Unamuno, Valle Inclán, Ortega y Gasset, Blasco Ibáñez) y el movimiento estudiantil (FUE). El rey Alfonso XIII, temiendo que el desprestigio de Primo de Rivera afectara a la monarquía, le forzó a dimitir en enero de 1930. Primo de Rivera murió en Francia poco después.