La Dictadura de Primo de Rivera en España (1923-1931): Ascenso, Régimen y Caída

La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1931)

La quiebra de la monarquía parlamentaria y el golpe de Estado

Entre los factores que desestabilizaron el sistema de la Restauración destacan: la debilidad de los partidos dinásticos, la crisis militar en la guerra de Marruecos y el incremento del descontento social.

A partir de 1917, la crisis política se acentuó de un modo importante porque la monarquía constitucional fue incapaz de atajar el deterioro político del país. Se produjo la ruptura definitiva del turno, por lo que se sucedieron gobiernos de concentración, existiendo 13 cambios de gobierno entre 1917 y 1923.

La crisis colonial provocada por el desastre de Annual generó desconfianza del ejército hacia los políticos, ya que los militares vieron en el expediente Picasso una ofensa al ejército. Además, había una situación general de descontento en el país por el fin de la prosperidad traída por la Primera Guerra Mundial. Los empresarios, ante la disminución de beneficios, redujeron salarios y despidieron obreros. La reacción obrera se tradujo en un creciente número de huelgas y protestas (es el llamado Trienio Bolchevique), entre las que destaca la huelga de La Canadiense. En este periodo existió una gran violencia en Cataluña por la lucha entre los anarquistas y los pistoleros de la patronal.

Los objetivos del golpe militar iban a ser acabar con un sistema político inmoral y corrupto (Primo de Rivera estaba en la línea del pensamiento regeneracionista de la búsqueda de un hombre fuerte), solucionar definitivamente el problema marroquí, garantizar el orden público y terminar con el nacionalismo separatista.

La dictadura: Desarrollo político e institucional

El 13 de septiembre de 1923, el general Miguel Primo de Rivera declaró el estado de guerra en la región militar de Cataluña, triunfando de un modo casi inmediato el golpe de Estado. Ante el éxito alcanzado, el rey Alfonso XIII entregó el poder a Primo de Rivera, nombrándolo presidente. A continuación, se presentó a los españoles como una solución provisional y excepcional que debía devolver al país a la senda correcta. Los principios en los que se basaba la regeneración política (Primo de Rivera se presentaba como un cirujano político) eran el antiliberalismo, el antinacionalismo, el anticomunismo, el partido único y el estado corporativo.

La dictadura se divide en dos etapas:

  • El Directorio Militar (1923-1925): Fue un gobierno formado solo por militares que se marcaron como objetivo imponer la autoridad y el orden público.
  • El Directorio Civil (1925-1929): Su objetivo fue el desarrollo económico, combatir el caciquismo y aumentar la base social del régimen.

Para lograr un apoyo popular, la dictadura creó un partido único en 1924, la Unión Patriótica. Este era de carácter conservador, antiparlamentario, monárquico y católico. Con el mismo objetivo de aumentar la base social del régimen, Primo de Rivera estableció en 1927 la Asamblea Nacional Consultiva, que no tenía capacidad legislativa y cuya función era asesorar al dictador.

Durante la dictadura, para poder restaurar el orden público, se declaró el estado de guerra, suspendiéndose los derechos constitucionales y atribuyéndose a los juzgados militares competencias sobre delitos políticos y el terrorismo. De este modo disminuyeron el número de huelgas y de atentados, en parte por la cooperación de algunos sectores del PSOE y de la UGT con la dictadura. Con respecto al nacionalismo catalán, la dictadura disolvió la Mancomunidad, a la vez que prohibió la lengua y la cultura catalanas en el ámbito público. En la lucha contra el caciquismo, Primo de Rivera emprendió una reforma de la administración local, disolviéndose los ayuntamientos y pasando a estar los alcaldes controlados por delegados gubernamentales.

El aspecto más positivo de la dictadura fue la solución del problema marroquí. La colaboración con Francia condujo a una acción militar conjunta, el Desembarco de Alhucemas en 1925, que supuso la derrota de Abd el-Krim y la pacificación del territorio.

La dictadura: Política económica y social

Primo de Rivera planteó una política basada en el nacionalismo económico, ya que el Estado controlaba todos los sectores productivos buscando un mayor desarrollo. El Estado se ocupó así de la supervisión de todo tipo de actividad económica (se necesitaba su permiso para instalar cualquier tipo de empresa). Para incentivar el desarrollo económico, el Estado concedió ayudas y subvenciones a las empresas y reforzó el proteccionismo arancelario (imponer impuestos a los productos extranjeros) para proteger la industria nacional (España era entonces uno de los países de Europa más proteccionistas).

Durante esta época, se realizaron importantes inversiones públicas en infraestructuras, sobresaliendo la construcción de carreteras, con más de 7.000 km construidos, y de pantanos (se crearon las Confederaciones Hidrográficas en 1926). También se crearon monopolios en sectores clave de la economía, con empresas tan importantes como Telefónica (1924), Tabacalera (1924) y CAMPSA (1927).

Para resolver los conflictos sociales, Primo de Rivera se basó en las ideas del Estado Corporativo, formándose Comités Paritarios, órganos en los que se hallaban representados trabajadores y empresarios. El objetivo del Estado era armonizar trabajo y capital, es decir, los intereses de los trabajadores y empresarios para lograr la paz social. Como consecuencia de estas medidas, se produjeron mejoras en el ámbito del empleo y disminuyó la conflictividad social. Entre las medidas sociales más importantes de la dictadura destacó la construcción de escuelas, lo que tuvo un balance positivo ya que se redujo la tasa de analfabetismo de un 50% a un 40%.

El final de la dictadura y de la monarquía

Durante la dictadura, Primo de Rivera contó con la oposición de diferentes sectores sociales. Entre los intelectuales destacó el Grupo de Acción Republicana, con integrantes tan importantes como Valle-Inclán, Unamuno y Ortega y Gasset. Los estudiantes, por su parte, protestaron contra las restricciones de libertad de cátedra, llegando en un incidente a apedrear la casa del dictador, por lo que la Universidad de Madrid fue cerrada.

Dentro del nacionalismo catalán se desarrolló una corriente radical dirigida por Francesc Macià, que fundó Estat Català. También se produjo oposición dentro del ejército, destacando la Sanjuanada, un intento de golpe de Estado ocurrido en 1926. Por último, dentro del movimiento obrero, la principal resistencia a la dictadura provino de los anarquistas, sufriendo la CNT una escisión que dio lugar a la FAI (Federación Anarquista Ibérica) en 1927.

Durante el último tramo de la dictadura, y coincidiendo con el fin de la prosperidad económica, se produjo un distanciamiento entre Alfonso XIII y Primo de Rivera, que llevó al dictador, enfermo y sin apoyos, a presentar su dimisión en enero de 1930 y exiliarse en París.

Tras la dimisión de Primo de Rivera, Alfonso XIII decidió restablecer el viejo sistema parlamentario de la Restauración, nombrando jefe de gobierno a otro militar, Dámaso Berenguer. Los objetivos del nuevo gobierno eran restaurar el liberalismo constitucional y salvar la figura del rey, buscando evitar que fuese relacionado con la dictadura.

Esta vuelta atrás resultó inviable y favoreció la organización de la oposición republicana. Así, en agosto de 1930, miembros de los partidos republicanos, del nacionalismo catalán y del socialismo moderado firmaron el Pacto de San Sebastián, cuyo objetivo era el cambio de régimen.

Durante 1930 se produjeron dos intentos de alzamiento militar para proclamar la Segunda República (Jaca y Cuatro Vientos, Madrid), pero ambos fracasaron. Entretanto, el rey nombró en febrero de 1931 al Almirante Aznar como sustituto de Berenguer. El nuevo gobierno convocó elecciones municipales el 12 de abril, dando los resultados un triunfo claro para los candidatos republicanos en las ciudades, quedando de este modo reflejado el rechazo de gran parte de los españoles hacia la monarquía. Alfonso XIII descartó la resistencia por la fuerza y abandonó el país. El 14 de abril de 1931 se proclamó la Segunda República, cuyo primer presidente del Gobierno Provisional fue Niceto Alcalá-Zamora.