La Monarquía Hispánica de Felipe II. La Unidad Ibérica.
Felipe II sólo recibió una parte de la herencia paterna, pues Carlos, consciente de la dificultad de gobernar tan distintos territorios, tras retirarse a Yuste en 1556, dejó el título imperial y la corona de Austria a su hermano Fernando. A pesar de ello, Felipe reunirá en su persona un imperio mayor que el de su padre, porque a los territorios de Castilla, de Aragón con sus territorios italianos y los países bajos, añadió Portugal y su imperio ultramarino, herencia que recibió a través de su madre, Isabel de Portugal.
En 1578 murió el rey de Portugal Sebastián I, sin descendientes directos, el trono pasa a tu tío abuelo, el cardenal Enrique que muere 2 años después también sin descendientes. Siguiendo la línea sucesoria, el heredero legítimo era Felipe II, lo que significa la unión dinástica de ambas coronas y por tanto la unidad ibérica. Parte importante de la nobleza y los grandes comerciantes portugueses pensaban que la unión podría traer importantes beneficios políticos y económicos. Las clases populares portuguesas, sin embargo, no veían con buenos ojos la anexión a España. Finalmente, Felipe II decidió la invasión de Portugal que encargó al duque de Alba. Las tropas castellanas llegaron a Lisboa sin encontrar apenas resistencia. Las Cortes portuguesas proclaman rey a Felipe II en 1581. Tras la abdicación de su padre, asentó su corte en Madrid, poniendo fin a la tradicional corte itinerante. Esto le alejó de sus posesiones europeas y fue dotando a su monarquía de un carácter más hispánico. Sus colaboradores más próximos eran castellanos en su mayoría, y su política internacional y sus matrimonios tuvieron más en cuenta los intereses de Castilla, que era la que financiaba la mayor parte de su política. La política exterior de Felipe II se inspiró en los mismos principios que la de su padre, defensa del catolicismo y lucha contra los turcos (Lepanto 1571). Pero surgieron nuevos problemas como la sublevación de los países bajos (1548-1668) y la rivalidad con Inglaterra que condujo a la derrota de la Armada Invencible en 1588. El escaso éxito de esta política y su alto coste llevaron a Felipe II a la bancarrota en 3 ocasiones. Al finalizar su reinado, España estaba arruinada y exhausta, y su imperio se encontraba al borde de la desintegración.
La España del Siglo XVI: El Modelo Político de los Austrias. La Unión de Reinos
La monarquía hispánica del siglo XVI debía gobernar territorios con diferentes leyes, instituciones y tradiciones, mientras que seguían existiendo poderes paralelos al de la corona como el de la nobleza, la iglesia, las ciudades o las cortes. En ambas cuestiones, los Austrias van a continuar la política de los RRCC, afirmando su autoridad mediante un progresivo control de estos poderes y adoptando un gobierno basado en sínodos (polisinodial) o consejos.
La nobleza será sustituida en las tareas de gobierno por hombres formados en las universidades, y en las acciones militares por ejércitos mercenarios. Ira poco a poco convirtiéndose en una nobleza cortesana. Al mismo tiempo, la necesidad de ayuda militar del Papa permitirá un mayor control sobre la iglesia.
Las cortes dejarán de reunirse a medida que se dispone de otros recursos, como la plata de América o los créditos de los banqueros, y los concejos de las ciudades estarán cada vez más controlados por los corregidores reales.
En cuanto al sistema de gobierno, está constituido por sínodos o consejos:
El Consejo de Estado, presidido por el rey, se ocupa de asuntos de política exterior y cuestiones de estado.
Los consejos territoriales de Castilla, Aragón, Italia, Indias, Portugal y Flandes.
Los consejos asesores: que tenían competencia en todos los reinos como el Consejo de Estado, Hacienda o Inquisición, Órdenes Militares y el de Guerra, separado por Felipe II del Consejo de Estado.
En el ámbito territorial, la diversidad era grande, aunque algunas instituciones eran similares en varios territorios: los virreyes que suplían al monarca en algunos territorios y las audiencias que funcionaban como tribunales de justicia. Pero según el concepto patrimonial de la monarquía vigente en el siglo XVI, cada uno de estos territorios tenía sus propias leyes, instituciones de gobierno, idioma, fronteras, etc.
Economía y Sociedad en la España del Siglo XVI.
A lo largo del siglo XVI se dio en la península ibérica una etapa de crecimiento demográfico y económico. La población se incrementó, alcanzando los 8 millones de habitantes a finales de siglo. Se amplió el espacio de cereales y viñedo a costa de bosques, aunque la ganadería siguió siendo la base de la economía castellana. Las actividades artesanales seguían siendo escasas. La demanda de productos aumentó en parte debido a los colonos americanos, además, la conquista americana permitió el intercambio de productos agrarios. Aunque el oro y la plata fueron las mayores riquezas que se extrajeron de América. Los nuevos territorios supusieron una importante fuente de ingresos para Castilla, y especialmente para la corona. Pero España desaprovechó la buena coyuntura económica y empezó a quedar relegada mientras que otros países como Francia, Inglaterra y Holanda iniciaban su despegue económico. Los gastos de las guerras acabaron provocando la ruina de la hacienda real, el endeudamiento y el aumento de la presión fiscal provocaron la ruina de los sectores productivos. El crecimiento económico se tradujo también en una peligrosa subida de precios. A mediados de siglo comenzaron a aparecer los primeros síntomas de crisis.
En cuanto a la sociedad, se mantuvo la sociedad estamental tripartita de la Edad Media (nobleza, clero y pueblo llano), destacando la diferenciación de un grupo de nobles: los Grandes de España, una élite instituida por Carlos I tras su coronación como emperador, cuyo número aumentó con el tiempo, gozaban de ciertos privilegios y desempeñaban altos cargos militares y diplomáticos. También se generalizó el requisito de la limpieza de sangre para acceder a determinados cargos o instituciones. Esto trajo consigo el rechazo de prácticas fundamentales para el desarrollo económico como el comercio, que eran repudiadas como propias de judíos o conversos. Mientras en los países protestantes mejoraba la consideración del trabajo de artesanos y mercaderes, en España eran estimadas incompatibles con el honor.
Cultura y Mentalidades en la España del Siglo XVI. La Inquisición.
En el siglo XVI España se movió entre el espíritu humanista del Renacimiento y la ortodoxia de la Contrarreforma. Paralelo al desarrollo artístico se produce un desarrollo de la cultura, pasando de la escolástica bajomedieval al humanismo renacentista, en el que tuvo una gran influencia Erasmo de Rotterdam y que se desarrolla en las nuevas universidades como la de Alcalá de Henares, fundada por Cisneros, y la de Salamanca. Creciendo el número de alumnos universitarios. La política internacional de Carlos I y la expansión ultramarina estimularon la atención a los problemas de las relaciones internacionales, destacando el dominico Francisco de Vitoria como uno de los creadores del derecho internacional. Las conquistas también contribuyeron al desarrollo de la navegación, la geografía y las ciencias naturales. Pero el triunfo de la Reforma Protestante en territorios europeos provocó un cambio de actitud mental, coincidiendo con el acceso al trono de Felipe II. La sociedad española se convirtió en la más rígida defensora de la ortodoxia católica. Teólogos españoles que asistieron al Concilio de Trento adquirieron gran protagonismo como Alfonso Salmerón o Melchor Cano. Se fundó la Compañía de Jesús que representó el espíritu combativo frente a los protestantes y que desarrollará una activa labor misionera en América. La Inquisición se convirtió en un instrumento contundente contra el protestantismo. En 1553 la Inquisición publicó el primer índice de libros prohibidos y 5 años más tarde se instauró la censura. Cualquier manifestación de heterodoxia podía llevar a la cárcel. En 1558 surgieron en Sevilla y Valladolid 2 brotes de protestantismo en torno a grupos de intelectuales y nobles. Se detuvo a los sospechosos y los principales cabecillas fueron ejecutados. El mismo Felipe II acudió al Auto de Fe celebrado en Valladolid para manifestar su posición frente al protestantismo. A pesar de todo, la Inquisición era una institución popular y apreciada por el conjunto de la sociedad.