La Guerra Civil Española: De la Batalla de Madrid a la Derrota Republicana

Las Operaciones Militares

Después de cruzar el estrecho, las tropas de África, al mando del coronel Yagüe, tenían como objetivo principal el avance hacia Madrid para tomarla, símbolo del poder republicano. En agosto las tropas sublevadas tomaron Badajoz y avanzaron hacia el norte. Franco, convertido en el jefe del ejército del sur tras la muerte de Sanjurjo, decidió desviarse para ocupar Toledo y poner fin al cerco del Alcázar, donde residían unos militares sublevados y a finales de octubre se hallaba ya a las puertas de Madrid. El 29 de octubre se decretó la movilización general para salvar Madrid y miles de hombres y mujeres fortificaron los accesos y el interior de la ciudad. El 6 de noviembre el gobierno republicano se trasladó a Valencia dejando la plaza en manos de una junta presidida por el general Miaja. Madrid resistió el ataque frontal gracias también a la llegada de las primeras Brigadas Internacionales al mando del líder sindical Buenaventura Durruti. La resistencia de la ciudad de Madrid (noviembre-diciembre de 1936) concluyó la fase denominada “guerra de columnas” en la que las tropas republicanas estaban principalmente compuestas por columnas de milicias integradas por voluntarios de partidos y sindicatos.

Fracasado el intento de entrar en la capital, los sublevados emprendieron dos maniobras envolventes para aislar Madrid, con el fin de cortar sus comunicaciones con Valencia. La primera maniobra produjo la batalla de Jarama en la que los sublevados no consiguieron su objetivo. En la batalla de Guadalajara (marzo de 1937) las tropas fascistas italianas fueron derrotadas.

La segunda fase estuvo caracterizada por la regulación de ambos ejércitos con la creación del nuevo Ejército Popular de la República y la militarización o disolución de buena parte de las milicias. Ante las dificultades para tomar Madrid, Franco decidió abandonar el ataque a la capital y concentrar los esfuerzos en la zona norte. Una estrecha franja había quedado en manos republicanas, pero aislada del resto de la península. Los combates principales se produjeron entre abril y octubre de 1937. Los sublevados, al mando del general Mola, desencadenaron un ataque hacia Vizcaya en los últimos días de marzo. El 26 de abril Guernica (pueblo que no tenía intereses políticos), era arrasada por la aviación nazi, por orden del cuartel general de Franco. Bilbao fue ocupada el 19 de junio gracias a la superioridad de los sublevados. La República desencadenó en junio el ataque a Brunete, cerca de Madrid y más tarde a Belchite, junto a Zaragoza pero no consiguió evitar que las tropas de Franco entrasen en agosto en Santander y dos meses después en Asturias. A finales de 1937 los republicanos seguían teniendo la esperanza de ganar, por lo que hicieron reformas en el ejército, como dotar mandos profesionales, integrar cuadros de las milicias, y de las Brigadas Internacionales y se colocó al frente el general Vicente Rojo.

La Ofensiva sobre Cataluña y la Batalla del Ebro

El territorio republicano quedó dividido en dos zonas, aislando Cataluña y continuó la ofensiva hacia el sur combatiendo en Castellón, Valencia… y avanzando hacia Lérida y Tarragona. Los sublevados quedaron detenidos cuando los republicanos, tras recibir un nuevo armamento, reorganizaron desde Cataluña sus unidades y realizaron un ataque sobre el río Ebro en Tarragona. Las autoridades republicanas eran conscientes de que la guerra estaba desfavorecida y solo podían reunir territorios y aunar fuerzas. La batalla del Ebro fue uno de los mayores episodios militares, empezando el 25 de julio de 1938 con un ataque republicano entre Benifallet y Mequinenza, conquistando poblaciones desde las que avanzaron hacia el interior y se fortalecieron en la zona de Gandesa, donde resistieron unos meses. Franco envió refuerzos junto a las aviaciones alemana e italiana y detuvo el ataque; contraatacando a principios de noviembre ocupando todo el sur de Tarragona y cruzando el río en la orilla donde los republicanos se estaban replegando. El 16 de noviembre se dio por acabada la batalla siendo el ejército republicano derrotado. Franco realizó la ofensiva sobre Cataluña entrando en Barcelona el 26 de enero sin resistencia. Muchos exiliados se fueron al norte y al caer Girona huyeron a Francia, entre ellos el gobierno Republicano, con el jefe de gobierno, Negrín y el presidente de la República, Azaña, los miembros de las Cortes republicanas, el gobierno de la Generalitat, sus parlamentarios y el gobierno vasco; antes, el 1 de febrero de 1939 se celebraron las últimas Cortes republicanas.

El Fin de la Guerra

En febrero de 1939 a la República solo le quedaba la zona centro (Madrid, La Mancha, y la región mediterránea desde el norte de Valencia hasta Almería). Negrín había regresado de Francia con el último esfuerzo de resistir el territorio republicano. Pero a comienzos de marzo se produjo en Madrid la sublevación contra el gobierno republicano dirigido por el coronel Segismundo Casado; quien había entrado en espionaje franquista para entregar la ciudad y terminar la guerra con una negociación; pues sabían que Negrín y los comunistas eran contrarios a una rendición y, por ello, con el pretexto de que iban a nombrar en marzo a altos mandos militares comunistas, se sublevó el 5 de marzo. Casado controló Madrid tras una fuerte lucha con los comunistas. Con el apoyo de algunos socialistas, y parte de UGT, creando una Junta de Defensa para negociar con Franco una paz honrosa basada en la generosidad del Caudillo. Franco solo aceptó una rendición sin condiciones y obligó a entregar las armas, entrando en Madrid el 28 de marzo. En los posteriores días, se ocupó toda la zona mediterránea. La escasa resistencia no impidió la ocupación de Albacete, Alicante y Valencia. El 1 de abril Franco firmó en Burgos el último parte de guerra.