Introducción
La Guerra Civil Española es uno de los conflictos más documentados de la historia. Numerosos intelectuales internacionales presentes en España durante la contienda dejaron testimonio de los acontecimientos en sus obras. A menudo se considera un preludio de la Segunda Guerra Mundial debido a la similitud de los bandos enfrentados: democracia contra fascismo. Vista desde dentro, la guerra se percibe como el choque de sectores que no lograron un entendimiento durante la Segunda República.
El Golpe de Estado
El golpe de estado se gestó desde las elecciones de febrero de 1936, cuando la derecha no aceptó los resultados. Militares, liderados por Sanjurjo desde su exilio en Lisboa, comenzaron a reunirse clandestinamente en Madrid. La dirección operativa recayó en Mola, con el apoyo de generales como Queipo de Llano (Sevilla), Goded (Baleares), Yaüe (Norte de África) y Franco (Canarias), quien inicialmente dudó en participar. El golpe contó con el respaldo de militares monárquicos, conservadores y la Falange. José Antonio Primo de Rivera, desde la cárcel, mantuvo correspondencia con los golpistas y solicitó apoyo a Mussolini. La diversidad de los grupos que apoyaron el golpe se debía a la falta de claridad sobre el tipo de gobierno que se establecería tras el mismo.
El golpe se inició el 17 de julio en Melilla, extendiéndose a Ceuta y, el 18 de julio, al Norte de África bajo el mando de Yaüe. El 19 de julio, la sublevación llegó a la península. El golpe triunfó en la Meseta Norte (Navarra, Galicia y Zaragoza) tras duros combates, Andalucía occidental y Mallorca. Fracasó en las grandes ciudades, donde la Guardia Civil y la Guardia de Asalto permanecieron leales a la República.
El Caso de Cataluña
En Cataluña, el golpe fracasó gracias a la resistencia obrera. Obreros armados asaltaron cuarteles militares y detuvieron a los golpistas. El general Goded, enviado desde Baleares, se vio obligado a reconocer la derrota por radio. Esta situación generó un clima de violencia descontrolada, con asesinatos de personas consideradas afines al golpe. La desorganización militar era palpable, incluso licenciando a soldados.
El gobierno de Companys, buscando controlar la situación, creó el Comité Central de Milicias Antifascistas. Companys era consciente del poder obrero, pero entendía que la prioridad era ganar la guerra, no la revolución. Se formaron columnas de milicianos que marcharon al frente, logrando estabilizarlo. Se intentó conquistar Baleares, pero solo se logró recuperar Menorca, que había permanecido en manos republicanas.
Colectivizaciones en Cataluña
Durante los primeros meses, se produjeron colectivizaciones en Cataluña. Los obreros, al encontrar sus fábricas abandonadas por los dueños, tomaron el control de las mismas. En octubre, un decreto reguló las colectivizaciones, excluyendo empresas extranjeras, bancos, cajas de ahorro y empresas con menos de 100 trabajadores. Esto generó tensiones con algunos propietarios, aunque las empresas generalmente siguieron funcionando hasta el regreso de sus dueños.
La violencia y el terror se desataron en ambos bandos. En el bando republicano, la violencia fue producto de la desorganización y ajena al gobierno. En el bando nacional, los asesinatos contaron con la aprobación de los mandos militares, que hablaban de “limpiar España” a medida que avanzaban.
Potencial de Apoyo de los Dos Bandos
A nivel territorial:
Los republicanos controlaban las zonas industriales y las grandes ciudades con predominio obrero, mientras que los nacionales controlaban las zonas agrícolas y ganaderas.
A nivel de recursos militares:
Los republicanos controlaban la aviación, aunque obsoleta, frente a la ayuda italiana y alemana recibida por los nacionales. Contaban con parte del ejército, la Guardia de Asalto y soldados y suboficiales de la Marina. Los nacionales contaban con la artillería, la mayor parte del ejército, la Guardia Civil y los oficiales de la Marina.
A nivel social:
Los republicanos contaban con el apoyo de obreros, campesinos, jornaleros, pequeña y mediana burguesía y, en general, los sectores que apoyaban las reformas de la República. Los nacionales contaban con el apoyo del ejército, la Iglesia, los terratenientes, la alta burguesía y las clases medias rurales y urbanas contrarias a la revolución.
A nivel de apoyo internacional:
Los republicanos no recibieron apoyo de las democracias occidentales. La política de no intervención, impulsada por Francia y Gran Bretaña, buscaba evitar un conflicto mundial y temía una revolución obrera en España. Rusia proporcionó ayuda intermitente (aviones, tanques, pilotos y asesores) cuando las fronteras no estaban cerradas. México ofreció ayuda, principalmente acogiendo refugiados. Destacó la ayuda de las Brigadas Internacionales, jóvenes de países democráticos que lucharon en defensa de la democracia contra el fascismo.
Los nacionales recibieron apoyo de Alemania (aviones, material bélico y la Legión Cóndor), Italia (bombas y material bélico) y Portugal (material bélico y paso por su territorio). También reclutaron soldados marroquíes.