Guerra Civil Española
1. Introducción
La Guerra Civil Española, un conflicto que conmocionó al mundo occidental, se extendió desde el 18 de julio de 1936 hasta el 1 de abril de 1939. La profunda división entre las fuerzas de derecha e izquierda generó una violencia que culminó en una sublevación militar tras la victoria del Frente Popular en las elecciones de 1936. Para la derecha, la guerra representaba una cruzada contra el comunismo, mientras que para la izquierda era una resistencia contra el fascismo. La participación de países europeos en apoyo a ambos bandos prolongó el conflicto durante tres años, dejando un saldo de miles de muertos, heridos, refugiados, exiliados y una grave crisis económica. El 1 de abril de 1939, el general Franco inició una dictadura que se prolongó hasta su muerte el 20 de noviembre de 1975.
2. Sublevación Militar e Inicio de la Guerra Civil
La revolución democrática iniciada con la Segunda República puso en peligro los intereses y privilegios de las fuerzas dominantes, incluyendo la oligarquía agraria y financiera, la iglesia y el ejército. Sectores conservadores como los monárquicos, carlistas y parte de la CEDA conspiraron contra la República. Altos mandos del Ejército, agrupados en la Unión Militar, organizaron la sublevación. El asesinato del teniente José del Castillo, seguido del asesinato de José Calvo Sotelo, líder de la oposición monárquica, desencadenó el golpe de Estado del 17 de julio de 1936. El fracaso del golpe dio inicio a la guerra.
La sublevación comenzó en la guarnición de Melilla, extendiéndose al protectorado de Marruecos. Franco lideró el ejército de África desde Canarias. Tras la muerte de Sanjurjo, el general Mola asumió el liderazgo de la sublevación. La indecisión y pasividad del gobierno republicano permitieron a los sublevados consolidar sus posiciones en Pamplona, Sevilla y Zaragoza, mientras que la rebelión fue sofocada en Madrid y Barcelona. La dimisión de Casares Quiroga como presidente de la República llevó a la formación de un nuevo gobierno bajo José Giral, quien armó a las organizaciones políticas y sindicales leales a la República.
3. Dimensión Política e Internacional del Conflicto
España se dividió en dos bandos: el republicano, llamado “rojo” por los sublevados, y el sublevado, autodenominado “nacional”. Los sublevados controlaron las colonias del norte de África, las islas Canarias, Baleares (excepto Menorca), Galicia, Navarra, Álava, Castilla la Vieja, las capitales de Aragón y algunas ciudades de Andalucía. La República mantuvo el control de Madrid, Cataluña, Levante, Asturias, Cantabria, Vizcaya, Guipúzcoa, el centro-sur del país, gran parte de Andalucía y Aragón.
El bando nacional contó con el apoyo de falangistas, carlistas, monárquicos alfonsinos, la mayoría de la CEDA y parte de la Liga Catalana, así como de grupos tradicionalmente dominantes como latifundistas y alta burguesía. Contaban con 14.000 oficiales y 150.000 soldados, incluyendo el ejército de Marruecos. Tras la muerte de Sanjurjo, se constituyó en Burgos la “Junta de Defensa Nacional”.
La República recibió el apoyo de los grupos políticos de izquierda, el proletariado urbano, los jornaleros y la pequeña burguesía progresista. Contaban con 8.500 oficiales y 160.000 soldados, además de gran parte de la Aviación y la Marina. La falta de unidad de dirección política y militar, debido a las milicias populares creadas por sindicatos y partidos de izquierda, contribuyó a la derrota republicana.
Ambos bandos buscaron apoyo exterior. La ayuda de Alemania e Italia al bando nacional fue más regular y eficaz. La República fue perjudicada por la política de no intervención de Francia y Gran Bretaña. La URSS de Stalin apoyó a la República a cambio del oro del Banco de España. Voluntarios extranjeros de unos 50 países, conocidos como las Brigadas Internacionales, lucharon en defensa de la República.
4. Evolución de las Dos Zonas
La República careció de unidad política desde el inicio, con divisiones internas entre partidos políticos y fuerzas sindicales. Los anarquistas promovieron la colectivización de tierras y fábricas, mientras que los comunistas y socialistas priorizaban la victoria militar antes de la revolución. En mayo de 1937, el socialista Juan Negrín formó un Gobierno de concentración que reconstruyó la autoridad del Estado, paralizó las colectivizaciones, nacionalizó la economía y creó una industria de guerra.
Los sublevados, inicialmente sin planteamientos políticos claros, se identificaban con el orden y los valores conservadores. El Ejército fue el eje principal de las operaciones militares y la configuración de un nuevo Estado. Franco concentró el poder político y militar, unificó a falangistas y carlistas, y dio un sustrato ideológico al nuevo régimen, que adoptó rasgos del autoritarismo fascista. En octubre de 1936, Franco fue nombrado Generalísimo y jefe del Gobierno del Estado. En abril de 1937, decretó la unificación de falangistas y tradicionalistas bajo su dirección, creando la Falange Española Tradicionalista y de las JONS, único partido legalizado.
5. Fases de la Guerra Civil
1) Primeros combates (julio de 1936 a marzo 1937). Lucha por Madrid.
Los rebeldes intentaron tomar Madrid con ataques desde el norte y el sur. Las fuerzas del norte, dirigidas por Mola, fracasaron. Madrid resistió gracias a la defensa de milicianos y tropas republicanas, apoyados por las brigadas internacionales y el material bélico ruso. Franco, liderando las tropas de África, avanzó desde el sur y liberó el Alcázar de Toledo. A pesar de varios intentos, Franco no logró tomar Madrid y decidió centrarse en el frente norte.
2) Guerra en el norte (abril a noviembre de 1937). Frente norte.
Franco se centró en el norte, donde la ayuda a los republicanos era difícil. Sus tropas, apoyadas por la Legión Cóndor alemana y efectivos italianos, conquistaron Asturias, Santander y Vizcaya. El bombardeo de Guernica por la Legión Cóndor en abril de 1937 causó la muerte de 200 civiles. Las ofensivas republicanas en Brunete y Belchite fracasaron. La pérdida del norte privó a la República de una región minera y siderometalúrgica vital.
3) Avance hacia el Mediterráneo (diciembre de 1937 a noviembre de 1938). Frente este.
Tras la reconquista de Teruel por los sublevados, Franco avanzó hacia el valle del Ebro, tomando Lleida y aislando Cataluña. La ofensiva republicana en el Ebro, la batalla más violenta del conflicto, no logró detener el avance franquista. La ayuda soviética llegaba con dificultad y las Brigadas Internacionales se retiraron. La República se dividió entre los que querían resistir y los que buscaban una negociación.
4) Fin de la guerra (diciembre de 1938 a abril de 1939).
Tras la victoria en el Ebro, los sublevados ocuparon Cataluña y Menorca. Franco rechazó las negociaciones de paz y exigió la rendición incondicional. Madrid se rindió el 28 de marzo y el 1 de abril Franco anunció el fin de la guerra.
6. Consecuencias y Balance de la Guerra
La Guerra Civil tuvo graves consecuencias demográficas, económicas, políticas y culturales. Hubo numerosas muertes y heridos, se derogaron los avances jurídicos de la Segunda República, y se produjo una profunda división ideológica y moral en la sociedad. La economía quedó destruida y la deuda externa aumentó. Se instauró una dictadura totalitaria que aisló a España internacionalmente. Gran parte de la élite científica, literaria y artística falleció o se exilió.
La Guerra Civil contribuyó a la inestabilidad política europea al enfrentar a las dictaduras fascistas, las democracias tradicionales y el comunismo. Fue considerada un ensayo de la Segunda Guerra Mundial y confirmó la ruptura del equilibrio entre regímenes democráticos y dictatoriales en Europa.
7. Conclusión
La Guerra Civil Española dejó una profunda huella en la historia de España. El triunfo del bando nacional llevó a la instauración de una dictadura franquista que duró décadas. Los partidos democráticos trabajaron en la clandestinidad o el exilio para restaurar la democracia. La Guerra Civil evidenció las dos Españas: una totalitaria y tradicional, y otra democrática y progresista.